“ENDURANCE”
Francisco Gazitúa
23 noviembre al 13 de enero
“El navío comandado por el explorador antártico Ernest Shackleton, atrapado en el hielo y hundido en el mar de Weddell, en 1915, ha sido localizado a 3.000 metros de profundidad por una expedición que partió de Ciudad de El Cabo, el 5 de febrero de 2022.”
El párrafo anterior, publicado por National Geographic, me motivó retomar el tema de la navegación en los mares del Pacifico Sur y Antártica.
Veintitrés años atrás comencé con el tema de los buques emblemáticos del Pacifico Sur, expuestos en galería, Artespacio en la exposición “Buques de Acero”.
Esta exposición, lleva el nombre del buque “Endurance” y cuenta con esculturas la historia de su naufragio y reencuentro. Muestro tres momentos del buque, junto con algunos fragmentos fotografiados a profundidad a tres kilómetros bajo los hielos antárticos: Rueda del timón, proa, arboladuras y bauprés, entre otros.
La exposición es un homenaje al más brillante naufragio, entre todas las expediciones antárticas y el rescate de su tripulación por el piloto, Luis Pardo Villalón, de la Marina Chilena.
Mientras trabajaba construyendo mis buques escultóricos, con piedras de mi cantera y acero forjado, recordé que mi primera escultura fue un bote de madera que tallé con una corta pluma, “Arbolito” muchos años atrás. Una barca blanca de madera de álamo, de borda muy baja, sin quilla ni mástiles, de quince centímetros más o menos, cuyo fin era hacerlo navegar en las aguas de las acequias del canal Eyzaguirre- La Granja. Tenía siete años.
Había que conocer el agua, para eso empecé una exploración de la corriente, aguas arriba, revisando, compuertas, marcos partidores y bocatomas, hasta que un día, mucho después, llegué al Río Maipo, que sigo explorando hasta hoy y que miro a lo lejos mientras escribo. Comencé también a explorar los materiales. Agregué metales y ligaduras, porque en ese desdoblamiento, por voluntad e imaginación, tripulaba un pequeño bote, mutando mi tamaño y peso a unos diez ó veinte centímetros y 200 gramos de peso, navegando en las aguas de un zanjón con mi barca “bien hecha” o me hundía. Generalmente, me hundía.
Mi carrera de escultor comenzó con mis naufragios.
La traducción de “Endurance” es: Resistencia, aguante, paciencia, tesón, estoicismo, entereza, fortaleza o autonomía. En 1907, Ernest Shackleton publica el siguiente llamado en el Times de Londres, a fin de reclutar a la tripulación para su expedición, solicitando:
«Se buscan hombres para viaje peligroso. Sueldo escaso. Frío extremo. Largos meses de completa oscuridad. Peligro constante. No se asegura el regreso. Honor y reconocimiento en caso de éxito».
Ese anuncio debería estar a la entrada de todas las escuelas de Bellas Artes, Sección Escultura. Lo leí en Londres 30 años y me acompaña en mi taller hasta hoy.
De la navegación me traslado a nuestra historia de escultores. En ese preciso momento del siglo veinte, la escultura chilena navegaba con el mismo generoso espíritu común a las artes y a las grandes empresas de exploración. El escultor Samuel Román, en su discurso, “Homenaje a sus maestros”, ambos contemporáneos de Ernest Sackleton (1858-1927).
“Con mis palabras rindo un homenaje a los estatuarios de antaño. Ellos sufrieron toda clase de miserias, sus vidas fueron selladas por el olvido y la muerte. Singularmente, dedico este galardón a mis maestros Carlos Lagarrigue (1855-1941) y Virginio Arias (1874-1922), estatuarios de vida heroica”.
También Dedico esta exposición a tres maestras: Rebeca Matte, Marta Colvin y Lily Garafulic, escultoras de vida heroica.
Inauguración: jueves 23 de noviembre, 18:30 hrs.
Alonso de Córdova 2600, Vitacura, Santiago de Chile.
artespacio@artespacio.cl / www.artespacio.cl