Entrevista al director de El Presidente: Omar Morán: «Los poderosos se van viendo cada vez más acorralados porque el pueblo ha despertado y eso ya no tiene vuelta atrás»

Entrevista al director de El Presidente:

Omar Morán: «Los poderosos se van viendo cada vez más acorralados porque el pueblo ha despertado y eso ya no tiene vuelta atrás»

 

¿Cómo surgió la idea de montar esta obra?

A la obra llegué porque yo soy un fanático del autor. Thomas Bernhard para mi es uno de mis dramaturgos favoritos, contemporáneos, lo siento super cercano. La obra es del año 75, la obra la

conocía. Desde el momento en que la leí dije esta obra algún día la voy a hacer. A veces me demoro muchos años en decidir hacerla, pero cuando surge el impulso empiezo y no termina hasta que la monto. Así que a la obra llegué de manera personal. El año pasado viví en España y tuve la oportunidad de hacer la adaptación del texto con toda la calma del mundo y haciendo una apuesta absoluta. Como siempre este proceso de adaptación y escritura es personal no lo comparto con nadie hasta que está listo.

¿Cómo fue la coproducción con el Teatro Nacional?

A mi se me convidó a presentar un proyecto al teatro para que fuera la primera producción del Teatro Nacional. Yo presenté esta idea y fui súper obsecado en el sentido en que era esa obra o ninguna otra, porque en ese momento, a pesar de que podían haber muchas obras que podrían servir para el Teatro Nacional, yo sentía que esa era la obra que yo quería presentar y que yo confiaba que era un texto que podía perfectamente ser presentado en el Teatro Nacional. Esta obra se ha montado en otros países del mundo, también el Teatro Nacional, en el Teatro Nacional de Catalunya, etc. Esta es la primera producción del teatro que implicaba algunos pies forzados, por ejemplo que implicaba un elenco un poco mayor, que el diseño y la propuesta visual implicara un trabajo, que involucrara al teatro, a los técnicos, a los tramoyas, que involucrara al teatro en si mismo. Obviamente eso da para generar un diseño que tenga que mover al teatro, a lo que está detrás del teatro. Y la obra lo cumple. Es una obra que está con un dispositivo escénico dispuesto para ser presentado en un teatro de esa magnitud. La producción corresponde al teatro en su integridad.

¿Cuál fue el mayor desafío en el proceso de trabajo?

Los desafíos son bastantes. Un desafío era poder trabajar con un teatro para generar una producción. Porque siempre mis producciones las llevo yo. Surgen de mi, yo las financio a través de Fondart u otros. El primer desafío era poder comunicarme con un teatro, con una estructura que ya venía determinada. Para mi eso fue súper difícil. En términos artísticos,

el desafío era poner en escena nuevamente a un Bernhard, porque yo había hecho la obra “El reformador del Mundo” el 2011 que es una obra que a mi me trajo bastantes regalos. Se presentó en muchos escenarios, viajamos a España de gira entonces mi expectativas eran difíciles de superar, era trabajar con un elenco bastante grande. Yo hice audiciones con actores de la Universidad deChile y fue poner en escena, a través de la comedia, temas súper filudos, que hablan y cuestionan el poder. Era poder hacer que este texto fuera más amable. Porque es un autor complejo, con una manera de escribir muy particular, y lograr generar un interés en un público que a veces no está tan acostumbrado a escuchar tanto.

¿Qué te gusta del género? ¿Cómo describirías el tipo de comedia?

A mi hay cosas que me interesan en la dirección. La comedia a mi me gusta y es un lugar donde me siento cómodo. Yo soy una persona súper irónica y que el humor lo acompaño siempre. En mis obras siempre están cargadas de humor y drama y aquí es una tragedia y una comedia absoluta. Es una comedia negra, irónica, sarcástica, violenta. Si Bernhard se le ha catalogado un poco desde lo absurdo en su manera de ser repetitivo, monocorde, sus personajes son hilarantes, verborreicos y a mi me gusta la verborrea en el teatro. Es una cosa que he investigado bastante y la manejo creo yo. He tenido experiencias con autores que trabajan mucho desde la verborrea como Barrales, Cocteau y el mismo Bernhard en otra ocasión. Pero mi trabajo no tiene que ver mucho con la comedia del absurdo. Es bastante coherente. Si sus personajes que hemos construido, son personajes paranoicos,

enfermos, delirantes, maltratadores, y eso lo vuelve bien delirante, expresionista. Pero a mi la comedia es un género que me permite decir con violencia e ironía las cosas más horribles pero como viene acompañado del humor genera una distancia que siempre finalmente acerca al que ve. 

¿Cómo ha sido la reacción de la gente? ¿Se han cumplido las expectativas esta primera semana de funciones?

La reacción de al gente el día del estreno para mi fue súper bonita de ver porque la gente lo pasó súper bien. Creo que la obra se escuchó, se entendió, la obra todavía está en un proceso de desarrollo para que sea cada vez mejor. Pero la reacción de la gente fue absoluta. Hay un aplauso redondo para los actores y para el diseño de la obra que se lo lleva con aplausos de pie la Rocío Hernández y la Elizabeth Pérez. También hay una investigación musical muy particular. Hay un cruce con una sonoridad mucho más chilena, y ahí está algo interesante porque uno ve una apuesta de un autor europeo con una puesta en escena absolutamente latina y una música enraizada en nuestra cultura. Y eso se reconoce cuando la escuchas.

¿Qué le dirías a la gente para que venga a ver la obra?

Le diría a la gente que venga a verla porque es una obra que reflexiona con temas ya no locales solamente sino que con un cuestionamiento de una problemática mundial, que tiene que ver con la aparición del miedo, la pugna del poder, la posibilidad de un cambio a través de una revolución y cómo los poderosos se van viendo cada vez más acorralados porque el pueblo ha despertado y eso ya no tiene vuelta atrás. Invitaría a la gente también a que puede reírse en el teatro con cosas interesantes. No con una obra de teatro comercial, que la gente siga creyendo en el teatro y en el arte y que lo va a pasar súper bien y va reflexionar también.

Se van a encontrar con una puesta en escena de proporciones, de un Teatro Nacional, que eso es súper importante, porque, en nuestra cotidianidad, estamos acostumbrados a montar y a desmontar todos los días, entonces la visualidad se ve mermada, se ve condicionada, y en esta posibilidad es un lujo para el que ve y es un lujo para nosotros poder estar con una obra que se monta para la obra, entonces eso no se ve todos los días y eso es lo que la gente va a encontrar.

 

Ficha:
Dramaturgia: Thomas Bernhard
Dirección: Omar Morán
Elenco: Catalina Saavedra, Víctor Montero, Guilherme Sepúlveda, Carolina Jullian, Daniela Castillo, Gabriela Basauri, Octavio Navarrete, Astrid Roldán, Juan José Acuña.
Asistente de dirección: Felipe Zepeda
Música: Gepe
Escenografía e Iluminación: Rocío Hernández
Vestuarios: Elizabeth Pérez
Asesoría de peinados: Franklin Sepúlveda
EL PRESIDENTE de Thomas Bernhard
Teatro Nacional Chileno, Sala Antonio Varas (Morandé 25, Metro Universidad de Chile).
Hasta el 29 de septiembre. Jueves a sábado, 20 horas.
Entradas: $7.000 general, $4.000 estudiantes y tercera edad. Jueves popular: $3.500 (precio único). Venta de entradas en boletería del teatro. Horario de funcionamiento: lunes a viernes desde las 15.00 horas. Sábado desde las 16.00 horas. Reservas al fono (2)29771701. ENTRADAS A LA VENTA A PARTIR DEL 30 DE JULIO EN BOLETERÍA DEL TEATRO.
 

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