Rectify es la nueva serie que empecé a ver a través de Sundance Channel.
Es una serie situada en Alabama, ciudad conservadora del sur de Estados Unidos, y se centra en una familia que vive un drama de alto impacto. A los 18 años Daniel fue condenado a la pena de muerte por ser culpado del asesinato de una joven que era su novia en ese entonces. El admitió ser el asesino, se supone por presión, y después de 19 años preso, es liberado por una prueba de ADN que lo exculpa.
La historia comienza cuando sale libre y se tiene que insertar en la sociedad a los 37 años, cuando la última vez que vivió en libertad fue a los 18 años. Por lo que todo es nuevo, y mientras se trata de adaptar a su familia, al entorno, a su ciudad y al estilo de vida que vive un hombre de 37 años, el vive su propio drama interno.
Esta serie cuenta con pocos personajes, pero bien intensos, y la historia está muy bien contada, con una estética y un trabajo audiovisual notable. Son puras delicadezas que van saliendo en cada escena y gracias a esa prolijidad es que podemos engancharnos de una serie de este tipo. Más allá de lo legal, el drama social y moral, es una historia sobre personas, que viven con miedos, incertidumbres y muchas emociones.
La gracia es que la serie lleva al espectador a creer que Daniel es inocente y todo lo que le pasó es demasiado injusto y luego te lleva al otro extremo, situando al protagonista como un ser extraño y con una personalidad agresiva y con un dejo de delincuente, y esa sensación de creer y no creer en él de un minuto a otro es lo más atractivo de la serie. Los realizadores son capaces de jugar con la moral del espectador constantemente llevándote a confiar y a desconfiar constantemente del protagonista y eso es el gran logro de esta serie.