Crítica de Teatro “Sentimientos”: Tragicomedias de una Niña Horrible

Crítica de Teatro

“Sentimientos”: Tragicomedias de una Niña Horrible

Por Jorge Letelier

 

 

Ver por primera vez la obra debut de una compañía destacada, a varios años de su aparición y después de los otros montajes que han armado un corpus propio, permite apreciar la evolución estilística así como los elementos que se fueron perdiendo en el camino (si ese fuera el caso). Mejor aún, da la posibilidad de establecer cómo un discurso propio en un momento específico (la fecha del estreno) dialoga con otros tiempos y contextos.

Todo esto tiene sentido y se convierte en un estimulante proceso para el ejercicio crítico cuando se trata de un colectivo con ideas rotundamente propias como La Niña Horrible, cuya particularísima lectura sobre la representación teatral y una interrogación siempre constante y radical sobre el rol femenino en la sociedad, los ha convertido en una de las agrupaciones más destacadas de los últimos años.

“Sentimientos” fue estrenada originalmente en 2013 y su punto de partida es el bullado caso conocido como “Wena Naty”, cuando una escolar fue grabada haciéndole sexo oral a un compañero y luego el video fuera difundido por internet. Si ya la resonancia del caso ocurrido en 2007 tuvo un contexto distinto para el momento del estreno (incluso con un intento de prohibir sus funciones en el Festival Santiago a Mil 2014), hoy puede verse como una alegoría de la sexualidad entendida como una prácticade autonomía y libertad más que en la discusión entre las fronteras de lo público y privado.

La primera asociación entre el director Javier Casanga y la dramaturga Carla Zúñiga establece acá la base de sus preocupaciones formales: un tratamiento de la comedia negra asociado al grotesco, donde los elementos de realidad se muestran exagerados y ridículos, pero que reafirma una crítica aguda a los roles culturalmente construidos respecto a lo femenino. Es la historia de Antofagasta, una colegiala que vive con una madre obsesiva pero poco conectada a la realidad, y a quien le han grabado un video teniendo sexo con nueve compañeros. El video se ha viralizado y es tema de dominio público salvo para su madre, quien desconoce las andanzas de su hija.

Van apareciendo otros personajes que encarnan diversas problemáticas del rol de la mujer en la sociedad, todos hilarantes y esperpénticos: la amiga de la madre insatisfecha sexualmente que tiene un amorío con el sicólogo de su hijo, la profesora cruel y controladora, la amiga fiel devenida en novia y travestida en hombre para no despertar sospechas, y la vendedora de productos de belleza que naturaliza la violencia en la pareja.

La estructura narrativa se inspira en el subgénero del folletín, enfatizando la ironía a través de un argumento simplificado, con poca profundidad sicológica y sucesos poco verosímiles. Es un tratamiento un poco almodovariano (el de los orígenes) y cuya comicidad está puesta en la exageración del texto y el gesto. La puesta en escena, con un decorado en fuga que refuerza la noción de prisión de estas mujeres resulta interesante en sus contornos absurdos (el refrigerador) pero no le saca todo el partido posible a las opciones de imaginería más posmoderna que el dúo Casanga/Zúñiga comenzó a explorar en sus posteriores montajes, como en “Historia de la amputación a la hora del té” y “La trágica agonía de un pájaro azul”.

La tensión política inherente a la idea de género está en modo larvario en “Sentimientos”, pero su cuestionamiento deja entrever el desarrollo en las futuras obras del colectivo, donde el rol travestido de ciertos personajes cuestiona la dominación patriarcal de la sociedad. La puesta en escena es también interesante de ver en función de las obras sucesivas, puesto que ciertos elementos cuasi expresionistas (la puerta, el uso del color) se fueron complejizando con el tiempo, hasta llegar a la idea del pastiche en el sentido posmoderno, a la canibalización de estilos del pasado y a la noción de que la realidad es más bien un mundo de imágenes.

Es interesante de ver cómo los roles de género planteados por la obra se han ido tensionando radicalmente. Desde la colegiala explorando su sexualidad y a su polola travestida de hombre (Pato Piñata) para no despertar sospechas, al ideal de belleza asociada a la sumisión machista y el canon estético (la promotora golpeada por su pareja), la contingencia actual le da una densidad especial a la obra y logra dialogar de manera muy coherente con el trabajo posterior de Casanga/Zúñiga, y agrega nuevas lecturas políticas a una obra que si algo la distingue, es un potente sentido político a través del gesto y la imagen, y a la exploración de las contradicciones asociadas a los conflictos de género y a un sentido a la vez trágico e hilarante.

“Sentimientos”
Dirección: Javier Casanga
Dramaturgia: Carla Zúñiga
Elenco: Viviana Basoalto, Coca Miranda, Loreto Araya, Carla González, Fernanda Pozo, Elisa Vallejo, Carla Gaete.
Diseño escenográfico: Sebastián Escalona y Elizabeth Pérez
Diseño de iluminación: José Miguel Carrera
Diseño de vestuario: Elizabeth Pérez
Música: Karla Schuller
Teatro Sidarte, hasta el 4 de agosto, jueves a sábado 20:00 hrs.

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