Entrevista a la escritora argentina en Puerto de Ideas Valparaíso  Selva Almada: “Yo creo que al escribir sobre varones de alguna manera estoy escribiendo sobre las mujeres” 

 

En el marco de Puerto de Ideas Valparaíso conversamos con la renombrada escritora argentina quien dio una charla sobre la escritura en Latinoamérica, cómo escribe un escritor hoy en Latinoamérica, interpelados por lo social y lo que pasa en estos países que siempre es complejo.

Cuéntame sobre «El viento que arrasa» ¿Cómo surgió esta novela?

El libro es la primeranovela que yo escribí. La idea que yo tenía era para un relato largo. Yo había escrito otro relato largo antes que se llama «Intemec» que transcurría también en la ruta y demás. Entonces se me ha ocurrido escribir varios relatos, con ese eje, el viaje, la ruta, y algo que pase entre dos puntos geográficos. Cuando empecé a pensar en el segundo relato, ahí apareció la historia de esto que se cuenta después en la novelay pensando qué actividades, que trabajos te podrían poner todo el tiempo arriba de un auto, apareció esta idea del pastor itinerante, que yo había visto mucho en el norte de Argent

ina, en el noreste, que habían muchas iglesias evangelistas, me había llamado mucho la atención, por ahí en las zonas que yo me había criado, en Entre Ríos, todavía el fenómeno del evangelismo no había aparecido, la Iglesia Católica todavía era muy fuerte. Me pareció un lindo personaje, además venía leyendo algunos autores latinoamericanos que tienen personajes de este tipo, me pareció como una linda idea de empezar con esos personajes, sobre todo porque no tenía ninguna relación ni con la iglesia, era como un tema medio,para mi de ficción. No es que vaya a escribir sobre algo, sobre lo que tuviera una experiencia muy propia. Pensé en la idea inicial, es la idea con la que arranca la novela. Ellos tienen un problema, se les rompe el auto y ahí se ven obligados a interactuar con otros dos personajes. El personaje del mecánico esun poco el opuesto del personaje del pastor. El pastor es un creyente, bastante fanático, y el otro es alguien quien no cree en nada. Poner esas dos fuerzas en tensión, la de creer y la de no creer.  Ver que pasaba con eso y después que pasaba con los personajes de los hijos de cada uno, que son dos adolescentes que también, con los problemas que pueden

tener la relación de hijos con sus padres, hijas con sus padres en este caso. Qué podía pasar con esos personajes también en esa especie de lucha de poder de los adultos.

¿Qué temas te interesan? ¿De que te interesa hablar en general en tu obra? 

Nunca pienso mucho en los temas. Después los temas aparecen y los veo una vez que por ahí termine de escribir o que ya está más avanzada la escritura. Me fui dando cuenta de que siempre vuelvo sobre los mismos temas y que uno de los temas más fuertes y más recurrentes es las relaciones familiares. Lo que planteaba la novela, es algo que evidentemente me llama la atención y me interesa, y siempre aparece en los relatos. En la novela siguiente que escribí que se llama «Ladrilleros» hay una relación muy fuerte entre los padres y los hijos, los rencores que se heredan, las familias desmembradas. Así que ese es un tema recurrente. Después un periodista una vez haciéndome una entrevista me hizo reparar en eso, en que mis personajes son del mundo del trabajo. No hay personajes intelectuales en mis textos, ni artistas, sino en general son personajes que vienen del trabajo y del trabajo d

uro. El pastor es quizás el personaje más intelectual que tengo. El mecánico, los ladrilleros en el caso de la novela «Ladrilleros»,después relatos «Intemec», hombres que trabajan haciendo tendido eléctrico, entonces el mundo del trabajo también es algo que me interesa. Los personajes marginales, pero no marginales en el sentido más urbano, que de repente es más abordado por la literatura, sino el marginal de la marginalidad provinciana, que es otro tipo de personaje. Personajes que están un poco medio fuera del sistema, medio corridos, y que abundan mucho en el interior del país, o personajes que tienen estos trabajos, siempre muy precarios, ese tipo de cosas me interesan.

No tienes tantos personajes femeninos. ¿Tu fuerte son los personajes masculinos?

Si, en los relatos, en los cuentos aparecen más personajes protagonistas femeninas, pero en las dos novelas los protagonistas son los varones y las mujeres aparecen, en el caso del «Viento que arrasa» está Leni, que si es una chica muy plantada, pero después las madres, tanto la madre de ella como la madre de Tapioca, que es el otro personaje, están ausentes por distintas circunstancias. En «Ladrilleros» las mujeres, que también son las madres, creo que son como untipo muy emblemático de la mujer, del interior de Argentina, mujeres que son muy fuertes, que llevan adelante su casa, su familia, que a veces son las que trabajan y las que traen el dinero a la casa pero que por alguna razón paradójica estas mujeres, que si yo te las describo así dirías son feministas, son amazonas, son mujeres que igual necesitan tener la figura del hombre cerca. Como que no han podido terminar de romper el cerco del patriarcado, que es muy fuerte, en Argentina como en Chile, como en los países latinoamericanos. La cultura patriarcal está tan enquistada que es muy difícil de quebrar con eso, y un poco de eso siento que es lo que les pasa a esas mujeres, tienen todo el potencial para poder hacerlo pero algo cultural les impide lograrlo. Aparecen mujeres en los relatos, muy en consonancia con lo que son las mujeres, con lo que las mujeres que conozco de esas zonas y que tienen ese tipo de personalidad. Ahora, en la novela que estoy escribiendo, cierra el círculo de las novelas con personajes varones, la estoy escribiendo ahora y espero que salga el año que viene, y ahí hasta donde estoy en la novela todavía no hay mujeres que tengan un papel muy relevante. Es más una novela de varones también. Yo creo que al escribir sobre varones de alguna manera estoy escribiendo sobre las mujeres.  Que es mostrar a los varones en esos ambientes quiere decir algo. Por omisión o por igual aparecen las mujeres de alguna manera, o se está diciendo algo con eso, se está diciendo por qué son invisibilizadas las mujeres, se pueden hacer lecturas posibles, es verdad que para las novelas he elegido a estos personajes masculinos. Por ejemplo ahora en esta que estoy escribiendo que es sobre unos hombres que van a pescar como pasatiempo. También, como a mi siempre me ha dado curiosidad qué hacen los hombres cuando están solos. Si hablan, no hablan, si hablan de lo mismo que hablamos las mujeres o no, que se yo. Al ponerlos a estos tres hombres solos, un fin de semana en una isla también me da como pie para imaginar que harían y muchas veces me encuentro poniéndolos en situaciones que se las adjudicaríamos más a las mujeres que a los varones, pero me gusta pensar que los varones también hacen cosas así. Hay una escena en la novela; es de noche ya han comida, y están escuchando la radio y empiezan a pasar la radio, y suena una canción entonces uno de ellos empieza a cantar y después se ponen los tres a bailar, como escenas que son quizás más del ámbito femenino pero que me gusta poner a los hombres en esa situación.

La voz de una mujer detrás de personajes hombres. ¿Que tanto hay de tu biografía en tus personajes?

De mi directamente no creo que haya mucho pero si para escribir me nutro mucho de personas que he conocido, de vivencias personales, no de cosas que me pasaron directamentea mi pero si que le pasaron a gente que conozco. Para construir los personajes me parece que siempre empezamos a agarrar una parte de uno y otro una parte de otro. En los personajes, el pastor, siempre digo que es el más literario en el sentido que tiene rasgos de alguien, tiene más que ver con los pastores de las películas o de la literatura, de los norteamericanos por ejemplo. De Flannery O`Connor, de Caldwell, pero el personaje del mecánico pensaba mucho en dos tíos de mi madre que también nunca se casaron, siempre vivieron solos, entonces como que ese personaje tiene muchas cosas de esas dos personas reales. Así me pasa con un montón de personajes que les robo partes a personas reales, eso lo transformo en un personaje. Pero de mi no sé si tendrán mucho. Algo deben tener seguro, no lo quieres ver tampoco.

En el libro de cuentos«Niños» me encantó el personaje del Niño Valor. ¿Todos los personajes tienen este mundo medio desplazado? ¿Cómo llegas a personajes así?

En el caso de esa serie de relatos, esos si son relatos bastantes autobiográficos. Los dos de la primera parte de ese libro que son «Niños», «Chicas Lindas» y «En Familia», son las tres primeras partes del libro de cuentos, y esas tres primeras partes son netamente autobiográficas.

¿Tu eres la niña que está con Niño Valor?

Niño Valor es mi primo. A la hora de escribir tomas el recuerdo y lo transformas en un relato y hay intervenciones de la ficción. Pero todo parte de escenas o situaciones que hemos vivido juntos durante la infancia. Era también una época donde los niños estábamos un poco desplazados de la atención de los adultos. Tengo sobrinos y tengo amigas que tienen hijos, me da la impresión de que ahora, todo el foco todo el tiempo está puestos sobre los niños de la casa, eso cuando era chica no era así para nada. Me parece que también nos dejaban a los chicos en una libertad muy grande, que nos permitía desplazarnos hacia otros territorios que nuestros padres ni sabían ni sospechaban y además sumado a eso el hecho de haberme criado en un pueblo, en una zona, semi rural había un contacto muy grande con la naturaleza, con el exterior, con el afuera. Nuestras vidas casi no transcurrían adentro de las casas si no más bien afuera. Creo que también eso puede dar esa idea de estar como afuera de lugar o pensándolo un poco más con respecto a qué significa ser un niño y que significaba hace 40 años atrás. Creo eso es lo que ves en el libro, lo que te llama la atención tiene que ver con eso, con mi historia personal, que fue así.

Hay ciertas imágenes de ese cuento que me recuerda a la Lucrecia Martel, a «La Niña Santa».

Porque Lucrecia es de Salta y más o menos tenemos la misma edad. Esas infancias tienen puntos en común, las infancias en el interior se parecían mucho. Es verdad que «La Niña Santa» y «La Ciénega», cuando los chicos salen a cazar, medio a la buena de Dios, de poder hacer lo que quieren.

¿Has tenido alguna oportunidad de adaptar alguna de tus novelas o cuentos al cine?

Las dos novelas estás vendidas los derechos hace un montón. No han avanzado mucho los proyectos. Está muy complicado hacer cine en Argentina ahora. Hay intención de llevar al cine las dos novelas por distintos productores, son distintos proyectos. Estoy trabajando con unos amigos que son directores de cine, guionistas, en la adaptación de «Chicas Muertas», como serie de televisión. Eso es un trabajo que estamos haciendo. Lo empezamos hace poco, estamos muy en proceso. A mi me dieron ganas de participar del proyecto porque en el caso de las novelas, me propusieron hacer la adaptación pero no me sentía preparada para hacerlo y preferí dejar que lo hiciera otro. Pero en este proyecto en particular de «Chicas Muertas» estoy súper involucrada y me interesa, porque también me parece que la temática es algo que no quiero dejar librado al azar y que se haga cualquier cosa con el libro. Necesito tener un poco de control sobre eso también. Desde este año empezamos a trabajar.

¿Quién es tu autor favorito, tu referente o alguien que te hay inspirado a querer escribir, que admires mucho en el mundo literario?

Admiro a muchos. Con el tiempo también van cambiando. Cuando yo empecé a escribir a eso de los 20 años, Juan Carlos Onetti fue una figura muy fuerte para mi de: “Quiero ser como este escritor”. Después con los años vas leyendo, vas conociendo otros autores, otras autoras, Flannery O’Connor es una escritora que admiro muchísimo, cada tanto vuelvo a releer sus cuentos, que me parece siempre que son lecciones de escritura, hace relativamente poco descubrí también a una escritora argentina que se llama Sara Gallardo que es una enorme escritora, que admiro mucho. Después hay muchas escritoras contemporáneas que las siento como un estímulo, como interlocutoras, algunos además son amigos y podemos a charlar sobre lo que escribimos, sobre lo que queremos escribir, sobre lo que estamos escribiendo, sobre lo que pensamos de la escritura. Me parece que también los amigos y las amigas escritores son una inspiración. Son como la inspiración más cercana en el sentido de la escritura es un lugar solitario siempre, y tener con quien compartir esa experiencia y sentirte acompañada en esos procesos me parece que es muy importante.

 

 

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