
En Santiago a Mil entrevistamos a la coreógrafa considerada una estrella internacional de la danza contemporánea, Dada Masilo que visitó por primera vez nuestro país para presentar una versión rupturista del clásico Swan Lake (El lago de los cisnes). Invirtiendo géneros, vistiendo a sus 12 bailarines —todos de origen sudafricano— con plumas y tutús, y reinventado los roles de los protagonistas, la coreógrafa crea una pieza nueva, actual y atrevida, que pone sobre la mesa temas como la homofobia, el SIDA, las raíces africanas y las huellas de la colonización europea en su país, sin perder la belleza y sutileza de la obra original.
Por Fernando Garrido.
Cuando en la rueda de prensa que realizó Swan Lake los bailarines detuvieron sus movimientos, los aplausos fueron escasos (pocos habían llegado a la cita), pero sinceros. La reelaboración que hacía Dada Masilo de la obra Swan Lake (El lago de los cisnes), generaba magnetismo en el ojo del espectador, quizá era la delicada y sutil belleza en la ejecución, la acertada propuesta escénica, la armonía performática del elenco o quizá el exotismo xenocentrista, ese apartado mental en el cual se desarrolla otra de nuestras formas de provincianismo, imagino que no es una la razón, tampoco todas.

¿Tienes alguna expectativa de tu presentación en Chile?
La verdad es que no tengo ninguna expectativa en particular, es la primera vez que estamos aquí. Es hermoso aquí, es distinto a casa, pero es un hermoso lugar.
Para la mayor parte de quienes cubrieron la cartelera de XXVI versión de Santiago a Mil, Swan Lake fue uno de los grandes espectáculos de esta edición, y tuvimos la oportunidad de conversar con Dada Masilo, su coreógrafa, una de las estrellas de la danza sudafricana, y una de las creadoras de mayor renombre en la escena contemporánea. Con sólo dos funciones en el Teatro Municipal de Las Condes, la novedad de su propuesta, así como los conceptos que convergían en ese cuerpo de baile en el que se aunaba el lenguaje de la danza moderna y la africana, marcaron uno de los puntos más altos casi al cierre del festival.
En la relectura de Masilo, el gallardo Siegfried, casado con la princesa Odette, sufre por el amor imposible de un hombre, Odile. Con sus doce bailarines en tutu, revirtiendo roles y rebarajando las cartas de la tradición por medio de su relectura, logró articular una crítica a un mundo que todavía señala la vida de ciertos seres como tragedias biográficas, marcadas por la persecución y la humillación, la enfermedad, la homofobia y la herencia colonial que todavía los considera un sucedáneo de lo humano.
¿Cómo definirías tu trabajo? ¿Qué es lo que encontrará quien venga a ver tu obra?
Básicamente es mi versión de Swan Lake, es una fusión entre el ballet cásico y el rebote africano, influenciado mucho por áfrica y su tradición cultural, en la cual cambio la disposición de los roles y genero un drama homosexual, cambiando las coordenadas del deseo y los problemas que de ahí emana. Es una investigación, pero también es un espectáculo entretenido, que principalmente busca que el público sienta. Que no sólo ponga su atención en que son dos hombres con tutu bailando y sufriendo, sino que fijen su atención en la música, en distintos elementos. Es una propuesta con arrojo y que espero que les guste. Básicamente lo que yo quería generar es una propuesta andrógina. En mundo clásico, es el hombre el que soporta a la mujer, y lo que yo quiero es quebrar ese estereotipo, en el cual el varón se presenta con su fuerza y pasión y la mujer con su ternura y delicadeza, reproduciendo todos los estereotipos que de ahí surgen.

¿Cómo esto habla de tu vida como bailarina? ¿Cuánto de tu historia acompaña esta obra?
Bailo desde que tengo ocho años, mi formación en danza clásica fue hasta los doce años, de ahí luego hasta terminar la secundaria comencé con danza contemporánea, he estudiado en Rusia….Han sido años de mucho trabajo. Pero lo que yo quiero es contar historias, no sólo para expertos sino para una audiencia normal, algo que cualquiera pueda comprender.
¿En cuántos otros lugares se han presentado con esta obra?
Esta es la primera vez aquí, pero ha sido presentada en muchos lugares. Por lo menos unas trescientas veces en los últimos cinco años, por todo el mundo. Ha sido algo muy importante para mí, porque esta obra comencé a planearla el año 2009, entonces ya es una década junto a ella, viendo la respuesta del público, viendo cómo se consolida.

¿Cuál fue tu fuente de inspiración para esta Swan Lake?
Mi principal inspiración fue la música de Chaikovski. Yo tengo formación en danza clásica y contemporánea, así como de danza africana. La música sirvió para aunar estos distintos mundos, mixturarlos y aunar diferentes caminos. Por ejemplo, este espectáculo comenzó con dos hombres, luego pensé en dos adolescentes, la obra ha tenido un desarrollo hasta llegar a lo que presentamos ahora.
¿Tu inspiración ha sido Chaikovski, pero en la obra también son introducidas piezas de otros compositores, de autores contemporáneos: Steve Reich, René Avenant, Camille Saint-Saens, Arvo Part?
Si bien Chaikovski es la primera inspiración, en un punto dejó de funcionar para el tipo de desarrollo que estaba tomando la obra. Así que comencé a seleccionar a compositores que me hicieran sentido para desarrollar dinámicas y generar una completitud del espectáculo, entonces ahí comencé a buscar en Arvo Part, René Avenant y otros que se correspondieran con la propuesta.

¿Por qué demoraron tanto en venir a Sudamérica?
No nos habían invitado. Ahora se dio la oportunidad y ha sido en realidad una coincidencia. Hace poco terminamos otra versión de Swan Lake, pero se dio que aparte de venir con la obra, estoy en el escenario.