Por Gabriela Bravo
Tres años después de que la directora francesa Justine Triet estrenara en la Semana de la Crítica su exitosa Victoria, hoy vuelve al Festival de Cannes como parte de la selección oficial en competencia por la Palma de Oro con la cinta Sibyl.
Encarnada por Virginie Efira (Le grand bain), Sybil es una escritora que dejó su carrera para dedicarse al psicoanálisis y que desea volver a retomar las letras. Poco a poco comienza a dejar a sus pacientes para dedicarse únicamente a la escritura. Sin embargo, la llamada desesperada de una joven mujer en altas horas de la noche hará que deje de lado sus planes, y tome a esta nueva paciente. Margot, interpretada por Adèle Exarchopoulos (La vida de Adèle), es una actriz en medio de una crisis amorosa, y existencial, que debe ir a rodar una película a Italia, y que necesita la ayuda de una terapeuta para poder tomar cualquier decisión. Sibyl, que no encuentra inspiración para escribir su libro, se involucra en la historia de Margot, violando todos los códigos éticos de la profesión, transformándola en la heroína de su libro.
Sin embargo, la apasionada historia entre Margot e Igor, el coprotagonista de la película que deben filmar, interpretado por Gaspard Ulliel (Juste la fin du monde), hace rememorar a Sibyl su propia vida, en especial una historia de amor que en el pasado la devastó e incluso la llevo al alcoholismo.
Y es que la pasión es mostrada casi como un animal salvaje que ataca a sus protagonistas, y frente al cual todos sucumben. Es un torbellino inexplorable que desbarata todo a su paso y los deja desarmados frente a la realidad. Poco importa cuál es su rol en la vida: directora, actor principal, actriz secundaria o psicoanalista, nadie puede resistirse al deseo, ya sea viviéndolo en carne propia o como un simple espectador.
Resulta importante destacar la impronta femenina que Justine Triet le da a ciertas escenas de sexo y a situaciones como la de Margot, que, pese a tener un affaire con Igor, la pareja de la directora de la película que tienen que filmar, no puede abandonar el rodaje ya que está segura de que eso destruiría su carrera. Por otra parte, la pareja de Igor, y directora de la película, no puede despedir a Margot, ya que ella tiene que mantenerse en los límites profesionales y respetar un presupuesto que ya ha sido asignado. Sin embargo, Igor no se interroga en ningún momento si haberse acostado con las dos mujeres al mismo tiempo le podrá traer alguna consecuencia negativa en su carrera.
La cinta transita, como un equilibrista en la cuerda floja, entre la comedia y el drama, lo que permite abordar situaciones sórdidas de manera más relajada, lo que le entrega una cierta ligereza que se agradece. Justine Triet le regala a Virginie Efira un personaje potente y complejo que, al igual que la película, también está pendiendo de un hilo: una psicoanalista que lucha por mantenerse sobria y que, a su vez, sigue una terapia para sobrellevar los dolores y traumas que ha vivido en el pasado. Una profesional que es capaz de escuchar y analizar a los otros, pero que hace oídos sordos a sus problemas y deseos. Una interpretación sólida y potente de Virginie Efira como de Adèle Exarchopoulos, pero que se ve opacada por una cantidad de personajes secundarios que, más que aportar profundidad a los personajes centrales, los parasitan y le quitan ritmo a la película.
Título: Sibyl
Duración: 100 minutos
Año: 2019
País: Francia
Director: Justine Triet
Reparto: Virginie Efira, Adèle Exarchopoulos, Gaspard Ulliel, Sandra Hüller