Sofía Brito, poetisa: «La poesía es una especie de traguito corto y amargo que permite remecer las estructuras en que estamos acostumbrados a vivir»

 

Por Fernanda Martínez Leal

En un café del barrio Lastarria, media hora antes del lanzamiento de su nuevo libro, conversamos con Sofía Esther Brito sobre su reciente apuesta y los orígenes de Bestialidades.

Poetisa, feminista y egresada de derecho de la Universidad de Chile, Sofía publicó su primer poemario en 2017, Furias callejeras. Ahora, acompañada por la misma editorial de ese entonces, Escafandra Ediciones, lanza una nueva propuesta inspirada en su experiencia durante las movilizaciones feministas del 2018.

Mientras sigue ingresando gente hacia el segundo piso del café, la voz y guitarra de Rosario Alfonso dan inicio al lanzamiento de Bestialidades. La escritora y editora, Camila Valenzuela, junto a Nona Fernández, son las invitadas para conversar sobre el poemario, sus letras y el feminismo.

“Recoge la voz de las bestias, se hace cargo de ellas, es la representante de este coro desacomodado del que es parte. Con su propia voz lidera el conjunto de aullidos que se revela al diseño que ha sido trazado históricamente para elles”, señala la actriz, escritora y guionista chilena, Nona Fernández, mientras se refiere a la obra de Sofía Esther Brito.

Son cerca de las 20:30 horas y es el turno de Sofía Brito. El resto de los asistentes guardan silencio antes de oír la voz de la reflexión. Fiel al feminismo, comienza recordando que hace exactamente un año, a lo largo de Chile, se realizaba la segunda marcha por una educación no sexista. Un hecho importante dentro de las luchas sociales que también se refleja en su libro.

¿Cuál es la relación que existe entre Furias callejeras y Bestialidades?

Hay una relación de temática, las dos tienen que ver con la problemática mujer, con el feminismo, con cambios políticos y luchas sociales que están inmersas en eso. Furias callejeras tiene una lógica más íntima, y Bestialidades una poco más pública, de denuncia. Tiene una línea media continua de ese modo, pero Bestialidades es más obra, es más un libro completo en ese sentido.

¿Por qué decides sacar Furias callejeras como un fanzine y ahora saltar a un formato más de libro con Bestialidades?

Furias callejeras era como un discursito, como una pequeña intervención con respecto a un despertar feminista muy venido desde el mundo de la izquierda y la crítica de la política. Bestialidades tiene la propuesta de ser más obra, con respecto a diferentes temáticas y vivencias que están inmersas en un continuo, pero que a la vez muestran aspectos distintos de un mismo sentir feminista. Tanto con las denuncias que se producen con esto como con las contradicciones que emergen a través del feminismo también. Con la relación que una tiene con una misma, con esa supuesta ética feminista con que uno se envicia de repente, también con las relaciones amorosas; con la posibilidad de denunciar cosas que antes no eran posibles, etcétera. Tiene una especie de propuesta más amplia, más ambivalencias presentes, en cambio Furias callejeras fue como un primer acercamiento a eso.

¿De qué manera buscas canalizar ese ámbito de denuncia?

Creo que la poesía es bien potente como discurso para generar transformaciones en la forma en que vemos ciertas cosas, porque permite decir con figuras e imágenes cosas que no son capaces de decirse con el lenguaje literal. Eso permite la poesía y, claro, de alguna manera permite también que esa denuncia no sea algo tan directo, sino algo reimaginado desde la constitución de una nueva subjetividad, desde la forma en que lo sentimos, la forma en que lo vivimos.

¿En qué momento se cruza el derecho con la poesía?

La poesía permite evidenciar las injusticias propuestas en nuestro sistema jurídico y en ese sentido dar cuenta de la serie de ficciones que existen en el derecho. Lo que yo intento hacer con Bestialidades es poder dar cuenta de eso. Cómo al final la burocracia, las formalidades, nos inmiscuyen en una especie de situación de desigualdad, que es super compleja y que está enmarcada en la ficción que “somos todos iguales ante la ley”, que todos tenemos los mismos derechos, puras declaraciones de principios que en realidad, en la práctica, no se cumplen.

¿Por qué decides canalizarlo a través de la poesía?

Para mí la poesía es una especie de traguito corto y amargo que permite remecer las estructuras en que estamos acostumbrados a vivir. Nos permite ver con imágenes distintas las cosas que a lo mejor son super cotidianas. Nos permite denunciar de otro modo lo que tenemos al frente, las cosas que hemos vivido y las cosas que nos imaginamos también.

¿Cuál es la fuente de inspiración de “Bestialidades”?

Bestialidades fue escrito el 2018, en medio de las movilizaciones feministas, sobre una emergencia feminista que venía gestándose hace un tiempo, que también tiene una historia en Chile. Fue un año super decisivo en mi vida, cambiaron muchas cosas, me hizo pensar mucho desde cómo salir a la esfera pública hasta cuestionarme si quería seguir estudiando derecho por la situación que había vivido. Un montón de temáticas que fueron super estremecedoras para el momento en que estaba, ahí se gesta y termina de escribirse cuando baja toda la ola, por así decirlo, bajo toda la movilización más fuerte y ahí, estando muy enferma, terminé el libro.

¿Hubo algún hecho en particular que te impulsara a sacarlo?

Creo que más que un hecho puntual, fue el proceso de no entender muy bien qué es lo que venía después de Furias, tenía, de hecho, pensado otros proyectos que quedaron un poco postergados por esta necesidad actual, de la coyuntura, que viví el año pasado y todo lo que pasó.

¿Cómo relacionas la poesía con el feminismo?

El feminismo es una forma política múltiple entonces tiene múltiples vías de expresión. Creo que este tiempo ha sido super importante en Chile, se han revitalizado organizaciones de las más diversas áreas: escritoras, profesoras, abogadas, periodistas hasta no sé, Whatsapp de mujeres en los trabajos. En particular, me parece que es necesaria la poesía en el feminismo porque nos permite evidenciar ese remezón, porque tiene un poder de síntesis, de expresión en imágenes, que no tiene otra figura literaria, aunque, claro, en este momento no solo en Chile, sino que en el mundo se está escribiendo.

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