Crítica Teatral: «El Lobby del Odio» Lo que la Ciencia Une, La Política Separa

El Lobby del Odio
Lo que la Ciencia Une, La Política Separa


El Lobby del Odio es una comedia negra escrita por el talentoso dramaturgo chileno Benjamín Galemiri, con las actuaciones de Gregory Cohen y Tichi Lobos.  Se presentó en Matucana 100, bajo la dirección de Rodrigo Bazaes.

La obra comienza con esta pareja sentada sobre una silla de centro de esquí, de fondo se proyecta la imagen del andarivel avanzando, lo que de inmediato llama la atención lo atractiva de la puesta de escena, mezclando perfectamente el recurso audiovisual con la escenografía. Esto es algo que no nos sorprende, si pensamos que la obra es dirigida por uno de los mejor directores de arte de Chile, Rodrigo Bazaes, quien siempre incorpora escenografías y puestas en escena muy atractivas y diferentes.

Tichi Lobos interpreta a una mujer que se dedica a hacer investigaciones científicas en torno a la química. Gregory Cohen también científico, es un objeto de la experimentación de esta mujer. Experimento que se hace en la nieve, aislados, solos.

De a poco vamos descubriendo la dinámica de esta pareja, son un matrimonio, que trabaja en un ámbito parecido, si no juntos, donde tienen muchas interrogantes, y necesitan resolverlas.  Cohen es un exiliado chileno que conoce a esta mujer en Francia. Juntos trabajan por hacer descubrimientos científicos y tienen mucho en común, pero tienen algo que los separa, algo que los distancia y que los pone en lados opuestos en términos ideológicos. Uno es capitalista y el otro es socialista. Ellos están en la búsqueda de una solución a la infelicidad y al dolor. Necesitan descubrir la dosis exacta para lograr la felicidad, mientras sus ideas los alejan cada vez más.

El tono de la obra es en comedia, con algunos momentos bien graciosos, pero que bordean lo ridículo. Es una comedia negra que habla sobre nuestra sociedad actual, sobre los extremos políticos, sobre ideologías fragmentadas en un ambiente contaminante, donde todo es juzgado, y nadie tiene la verdad absoluta. En este ambiente político tenso actual, donde los grandes líderes piensan de manera políticamente incorrecta, esta obra calza perfecto. Todo lo que estamos cuestionando de nuestra sociedad actual, todo lo que nos molesta, ya sea de un lado o de otro, nos enfrente al que opina distinto, y muchas veces esa persona está frente a nuestras narices, incluso puede ser un enemigo íntimo, como lo propone esta obra.

Galemiri pone énfasis en los temas que nos complican hoy en día como sociedad, y eso está muy bien logrado, sobre todo por la contingencia. En un momento político e histórico donde odiamos muchas veces a los que nos gobiernan o amamos al que piensa distinto, enfrentarse a tu opuesto en el día a día es un desafío mayor.  Ese es el gran mérito de la obra.

La dramaturgia con la puesta en escena funcionan perfecto, además podemos agregar el gran aporte de los personajes secundarios, unos narradores/esquiadores/bailarines que son como la explicación necesaria en momentos de dispersión, dónde ciertos elementos son claves para lograr un ritmo, en una obra extensa.

Además tiene un elemento interesante, que lo hace aún más atractivo, que es la música, a través de un “Jukebox” de los 60 enterrado en la nieve, que apenas funciona, suenan canciones clásicas de The Beatles, Rolling Stones, etc. Junto con eso, aparecen unas pantallas donde a través de videos, todo se vuelve más lúdico y entretenido, lo que aporta mucho el desarrollo de la historia.

Dentro de todo es una historia que podría ser bien densa políticamente, con una crítica social bastante potente, pero gracias a la propuesta del director en la puesta en escena, y a elementos que agregan algo de delirio, todo se vuelve más cotidiano y no tan dramático.

“El Lobby del Odio” representa nuestras preguntas y problemáticas actuales, de una manera original y vanguardista, recordándonos lo dramática de nuestra historia reciente, y las razones por las que hay ciertos dolores que ni con una pastilla se podrán solucionar.
Dirección: Rodrigo Bazaes Nieto.
Dramaturgia: Benjamín Galemiri.
Elenco: Patricia Lobos, Gregory Cohen, Nicolás Zárate y Catalina Cruzatt.
Asistente de Dirección: Catalina Cruzatt.
Diseño escenográfico, iluminación y multimedia: Cristián Reyes.
Música y diseño sonoro: Marcello Martínez.
Diseño de vestuario: Loreto Monsalve.

Producción general: M100.

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