Por Valeria Jauré
Ad Astra: hacia las estrellas, es una película dirigida y escrita por James Gray (The lost city of Z de 2016) y que es protagonizada y producida por Brad Pitt (quien tuvo su último arribo a la pantalla grande con la taquillera Once Upon a time… in Hollywood) con participación de Tommy Lee Jones y Ruth Negga.
La historia se centra en Roy McBride quien fue abandonado cuando niño por su padre al embarcarse en una difícil misión a Neptuno con el fin de encontrar signos de inteligencia extraterrestre más allá de nuestra galaxia. 20 años después, McBride, convertido también en astronauta emprenderá su propio viaje a través del sistema solar para tratar de encontrar a su padre y descubrir qué fue lo que realmente pasó con su misión.
Se le ha definido como un film intimista al tener al centro a este astronauta que es inconmovible, de nervios de acero, que debe lidiar con aquel fragmento de su alma con la que no ha sanado jamás: el abandono y, en consecuencia, con la necesidad de relacionarnos con otros. Al centro y guiando toda la acción está McBride, como un héroe clásico y solitario, en que los personajes secundarios son apenas pequeños detalles que suceden a su alrededor de los cuales podría aprender algo, o no. Es en medio de la inmensidad de las exploraciones interplanetarias, en que lo único que parece tener valor es este hombre con su dolor de niño. Esto no es algo de por sí malo, obedece a la perspectiva desde nos relatan la historia. Sin embargo, como una lluvia de meteoritos (permítanme la figura retórica ad hoc, el argumento principal es traspasado por miles de temas) muchos muy interesantes, sin que se desarrolle ninguno, o sin que tengan relevancia alguna. Sólo se ven y son esquivados.
La producción de sonido y la fotografía impactan, lo que permiten acompañar de manera más llevadera sus dos horas de duración. Es posible perderse entre la maravilla del espacio exterior o la belleza de un rostro conmovido. Una lágrima que no obedece las leyes de la física da igual, es una lágrima perfecta.
Se ha dicho también, por los grandes críticos y de los medios más prestigiosos, que no es una película para todos, porque es de autor. Voy a recalcar lo obvio: ninguna película es para todos. Incluso aquellas que pretenden serlo (superhéroes, a ustedes les hablo, o de animación) no todas les van a gustar a todo el mundo. Y el que sea cine de autor, entendiéndolo como aquel que se rige por reglas propias y trata los temas como una forma particular, no ha impedido que los films encuentren su público aun cuando esto les tome un tiempo. Creo que bajo esa denominación se oculta una justificación de que sea lenta, lo que no es incorrecto de por sí. Pero si quienes estamos frente a la pantalla nos hacemos conscientes del paso del tiempo, no es tampoco una buena señal.
Esta es, por tanto, una propuesta cinematográfica que apunta hacia el interior, sin perjuicio de que pasa demasiado tiempo explicando leyes físicas y tecnologías que luego, al salir de la sala de cine, muchas de ellas no aguantan más allá de un par de reflexiones realizada por alguien que lo que sabe de física fue lo que le enseñaron hasta cuarto medio. Es una producción millonaria, que intenta suplir cualquier duda con una voz en off omnipresente, hasta la saciedad, amiga de recalcar incluso el significado de las metáforas: Un ejemplo de ello, es ver al protagonista nadando en la oscuridad hacia el lugar de lanzamiento de un cohete, preguntándose a sí mismo: “¿Es esta búsqueda de mi padre acaso mi propio descenso a la oscuridad?” Una imagen bella, pasada a llevar por un guion sobre-explicativo, lo que claramente se contradice con que esta no tiene una intención de ser para todos los públicos.
Frente a este film, que no es para nada de mis favoritos del año, siendo, la que suscribe, una declarada fan de la ciencia ficción, crecen todas las películas a las que pueda hacer alusión. Desde 2001: Odisea en el espacio, Gravedad, Interstellar, incluso un poco de Blade Runner, con las continuas revisiones psicológicas. Además, es también un guiño a El corazón de las tinieblas, novela corta de Joseph Conrad, por esta búsqueda mítica y simbólica de un sujeto perdido o que simplemente no quiere ser encontrado. Pero el traer a la memoria obras tan memorables como las señaladas no indica que esta pertenezca al grupo, a pesar de lo que parece decir la crítica especializadísima al respecto. Por mientras, para mí, sentada en un café de Santiago de Chile, es simplemente la terapia más cara en la historia del cine.
Reparto: Brad Pitt, Tommy Lee Jones, Ruth Negga, Donald Sutherland
Director: James Gray
Música compuesta por: Max Richter
Productores: Brad Pitt, Arnon Milchan, Jeremy Kleiner, Rodrigo Teixeira
Productoras: Plan B Entertainment, 20th Century Fox, Regency Enterprises
Fui buscando encontrar representaciones científicas de una película «Del Espacio», encontré mas de un error en la película mientras la veía, hay dos escenas de acción completamente ridículas (Sobre todo la del mono con rabia espacial). Mientras la veía me sentí incluso un poco indignado, pero luego de que terminó y haciendo un poco el análisis, la trama y el objetivo me parecieron interesantes, pero no perdono que haya caído en un par de cosas burdas. No tiene sentido comparar con otras películas del espacio, pero gracias NOLAN por Interestellar.
Interstellar una pelicula donde la ciencia curvaba el tiempo espacio y no tenían malla raschel para evitar el polvo? Donde la teoría de cuerdas eran literalmente cuerdas jajaja película ridícula