Crítica de cine “Amor a segunda vista”: Frescura francesa

 

Por Javier Salah  

Amor a segunda vista está al borde de ser una copia de muchas películas. De La La Land (2016), por la motivación de sus personajes. Esta no es un musical, pero tiene varios guiños a la historia de Damien Chazelle. A Como si fuera la primera vez (2004), la clásica comedia norteamericana protagonizada por Drew Barrymore y Adam Sandler. O a tantas otras películas donde el protagonista pierde la memoria y trata de recuperar su vida y lugar en el mundo. Un problema existencialista muy bien tratado en algunas comedias. Pero aquí, esta película pasa la prueba de ser una mala copia y se convierte en una simpática comedia francesa.

El filme dirigido por Hugo Gélin, cuenta la historia de Raphaël, quien está obsesionado con escribir su primera novela, y Olivia, una tímida, pero talentosa pianista. Los 15 primeros minutos son muy divertidos, rápidos y un excelente gancho para que el espectador acepte la invitación de la película. Aquí se muestra cómo se conocen cuando jóvenes y que cada uno necesita la confianza del otro para hacer público sus talentos y, por ende, ser exitosos. Pasan los años y arman una vida juntos, hasta que hay un quiebre: la novela de Raphaël se cruza con su vida real. Así, el destino de ambos cambia de la noche a la mañana. Olivia ahora es famosa, y tiene otra pareja. El entorno y los amigos son otros, y Raphaël es el único que recuerda el pasado, así que trata de recuperarlo. Debe conocer nuevamente a Olivia y tratar de conquistarla.

Esta “vida paralela” es una novela de ciencia ficción que está escribiendo Raphaël, un género que queda muy descolgado de la película y sus códigos franceses, pero al mismo tiempo evita que, precisamente, la película no se convierta en un cliché romántico.

En esta “nueva vida” Raphaël ya no es un escritor bestseller, sino un profesor de literatura en un colegio. Aquí está lleno de referencias literarias que pudieron haber enriquecido el guion, incluso más que la novela de ciencia ficción que escribe el protagonista. Aunque ojo, algo de Shakespeare hay.

La relación de Olivia y Raphaël es genuina, hay inocencia y humor. Ambos son muy carismáticos. Los dos actores tienen 25 y 29 años, respectivamente, así que tienen la frescura para llevar a la pantalla esta historia. No son personajes complejos, pero sí creíbles, lo que es un gran valor.

Los personajes secundarios son otro gran aporte: Félix, su partner en ambas vidas, rompe con todos los esquemas del típico mejor amigo, ya que aporta una sensibilidad poco frecuente de este rol en otras películas. Navega por diferentes estados durante la historia, pero en un momento él también se enfrenta a un conflicto amoroso que en la película queda absolutamente demás. Sin embargo, está tan bien interpretado, que su actor, Benjamin Lavernhe, tuvo la única nominación para esta película en los premios César de este año (Mejor actor secundario). También está Gabrielle, la abuela de Olivia, una famosa pianista y referente para la joven. Este personaje, a pesar de tener pocos minutos en pantalla, muestra emotividad y reflexión.

Mon inconnue (Mi extraño) su título original, fue traducido como Amor a segunda vista para España y Latinoamérica. Incluso el nombre de la película parece ser tan visto. Pero el aporte de este filme es la frescura de sus personajes, el carisma de los papeles secundarios y que Francia siempre es un buen paisaje para crear este tipo de historias.

 

 

Título: Amor a segunda vista (Mon inconnue)

Duración: 117 minutos

Año: 2019

País de origen: Francia

Director: Hugo Gélin

Elenco: François Civil, Joséphine Japy, Benjamin Lavernhe, Edith Scob

Género: comedia, drama, romántico

Distribuidora: BF Disponible en VTR, iTunes y Google Play

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