Entrevista a la actriz de «Los Despertares de Marín» Alejandra Oviedo: «Gladys Marín es mi heroína»

Por Galia Bogolasky

Entrevistamos a la protagonista de la obra Los Despertares de Marín. Dirigida por Bosco Cayo, la puesta en escena abre la temporada de teatro 2021 del Centro Cultural y recuerda la imagen de Gladys Marín y su legado.

Alejandra Oviedo es acompañada en escena por los actores Verónica Medel, April Gregory, Jaime Leiva y Felipe Zepeda. La obra cuenta la historia de una mujer que en pleno delirio cree ser Gladys Marín mientras permanece en el hospital psiquiátrico de la ciudad de Calama. La cronología de la historia política de la dirigenta se confunde en arterias y nudos del encéfalo de ese cuerpo que no es su cuerpo. En paralelo, un joven comunista se cuestiona su militancia y la pertinencia de las causas que la sustentan. Mientras crece la alucinación de la mujer, aumenta la esperanza en el joven. En este texto de vuelo poético, se mezclan las referencias a la vida política de la máxima referente de la izquierda en las décadas de los 80 y 90, con discursos imaginarios extraídos de noticias y redes sociales. Este encuentro inesperado en el desértico norte chileno puede salvar el espíritu de un joven que dejó de creer. 

Tú llevas un tiempo trabajando con Teatro Sin Dominio ¿Cómo fue que crearon esta obra? ¿Como actriz participaste en el proceso de creación o te incorporaste una vez que ya estaba listo el personaje?

A mí, me entregaron la obra ya escrita. Bosco Cayo venía trabajando hace un rato con parte del equipo de esta obra, y me invitó a mí con Felipe Zepeda a formar parte de Teatro Sin Dominio y la obra ya estaba escrita. Entonces, yo siempre supe el rol que iba a desempeñar en la obra. Desde algún lugar era medio difícil de entender, pero Bosco fue siempre súper claro sobre qué era lo que teníamos que hacer como grupo. Esta cosa coral de contar una historia entre todos, como un flujo colectivo que, de alguna forma, quería levantar la imagen de Gladys Marín, sin la necesidad de ser una obra biográfica, porque no lo es, pero sí es levantar esa imagen para recordarla, para sacar conclusiones en torno a ella, para pensar en torno a ella, para reflexionar en torno a ella. Esa fue la invitación que recibí cuando Bosco me llamó.

¿Cómo fue meterte en la falda de Gladys Marín?

En ese sentido, fue súper inteligente desde la dirección, porque el Teatro Sin Dominio, a diferencia de la Compañía de Teatro Limitada, donde también trabaja la mayoría de los chicos, acá la dirección y la escritura es de Bosco (Cayo) y él siempre tuvo bastante claro lo que quería hacer y había mucha libertad artística en eso. Finalmente, en mi caso, yo no tenía que necesariamente representar a Gladys Marín, sino que lo que yo tenía que hacer era hacerme cargo de la claridad y la fortaleza de ella, porque, finalmente, lo que yo hago en la obra, a veces opera de narradora o de figura que transita en toda la obra, desde un lugar distinto. Lo que importaba era una claridad política. Esa claridad política, que está en los gestos que uno repite en la obra, era importante rescatar de esta imagen de Gladys Marín. No así por ejemplo en el caso de Verónica Medel, que sí tiene una personificación más mimética con la imagen de Gladys y tiene discursos que tienen que ver más con la política directa de Gladys. Finalmente, éramos tres mujeres que veníamos a representar cosas distintas de esta imagen, de este ícono. A mí me tocó la claridad política, la franqueza, la fuerza, el gesto categórico, que para mí fue súper claro. Cuando me pasaron el texto y me explicaron eso, entendí bastante -o creo haber entendido- lo que me estaban pidiendo desde la dirección.

Como actriz ¿Cuál fue el mayor desafío de interpretar este personaje?

Yo creo que tiene que ver con que uno tiene mucho respeto a esa imagen y, quizás, a mí me daba miedo en primera instancia, de decir: “¿Cómo? ¿La imito o no la imito?”. Entonces, tenía ese tipo de preocupaciones: “¿Cómo podemos hacerlo? ¿Tengo que cambiar la voz o ser más pequeña o ponerme otra ropa?”. Bosco siempre lo tuvo claro, tuvo claro el casting que eligió para levantar esta imagen. Por ende, cada una de nosotras tenía un rol súper específico en la puesta en escena, entonces disipó mis dudas y preocupaciones, porque finalmente me transformé en un rol absolutamente práctico desde la escena y me di cuenta de que lo más importante de esta obra en particular, es narrar en colectivo. Eso te saca de la preocupación personal y empiezas a poner la energía en donde tiene que ir, que es en el otro, en tu compañero, en el texto.

Bosco Cayo dice que Gladys Marín es una mujer inspiradora ¿Qué te parece el personaje de Gladys Marín? ¿La consideras una mujer inspiradora? ¿Qué representa para ti?

Creo que es una heroína. Es una heroína moderna. Si yo tengo algún referente que vi, que pude espectar, porque hay otros referentes que cuando yo nací estaban muertos o muertas. Gladys Marín es mi referente de una mujer admirable en todo sentido. Es mi súper heroína, la admiro profundamente. Tuve la suerte de estar viva cuando ella también estaba viva y pude verla obrar políticamente de una forma absolutamente coherente y revolucionaria. Yo te diría que es la persona que más admiro en la política chilena reciente, junto con Miguel Enríquez. Con Gladys Marín para mí son bastante cercanos en admiración. Yo creo que es una mujer absolutamente inspiradora, admirable, digna de tener siempre muy presente como referente de vida.

Ustedes como la compañía Teatro Sin Dominio siempre han abordado temáticas sociales y también es un momento álgido socialmente, con todo lo que está pasando en el país ¿Cómo ves la bajada, de ustedes como compañía, a lo que está pasando a nivel social en Chile?

Esta obra la hicimos antes del estallido social y, por ende, fue muy premonitorio para nosotros trabajar esta obra justo antes de eso. Sin duda, era una bomba de tiempo. Todos estábamos presionando desde algún lugar, no solo desde nuestro oficio, a que esta olla se destapara. Cuando ocurrió el estallido social, recuerdo haber comentado con todos mis compañeros, no que nosotros habíamos sido premonitorios de esto, evidentemente, pero sí que las temáticas de la obra y los discursos que aparecían en la obra, tenían mucho que ver con el contexto que sucedió después. Yo creo que es una gran ola social y política que fue presionando de todos los lugares y el teatro no se quedó afuera, evidentemente. Todas las obras tenían un contenido político hace mucho rato, pero debo decir que en este presente más cercano, había una presión del medio completo a generar una respuesta ya más social, a movilizar más. Nosotros, en el teatro, hace rato que creemos en el poder del colectivo. Creo que fue como importar nuestra creencia y nuestra fe, casi religiosa, a ratos, en este arte, e importarlo a la comunidad y, de alguna forma, fue hermoso ver que lo que nosotros hacemos siempre, que tiene que ver con esta idea de comunión, se empezó a masificar en las personas. Una empezó a sentirse más en casa.

Esta obra se presentó online, porque es una versión grabada que se presentó en M100. ¿Cómo es para tí este formato de teatro online?  Pensando en el contexto de la triste noticia de Orquesta de señoritas en la que cuatro actores se contagiaron de Covid y uno falleció ¿Cómo ves la vuelta al teatro presencial?

Después de que pasó lo de Orquesta de señoritas, como dijo un amigo mío, Felipe Zepeda: “El escenario se alejó cada vez más”. Teníamos la idea de que podíamos volver a actuar presencial este segundo semestre y ahora eso también está en “veremos”. Es súper difícil analizar lo que pasó. Hay gente que apoya, gente que no apoya, gente que respeta, gente que acusa… Es muy difícil. En mi caso, con Los despertares de Marín, estuvimos dos veces a punto de estrenar y las dos veces nos dieron cuarentena antes de estrenar el año pasado. Es una sensación bastante frustrante, porque, de acuerdo con mi percepción, finalmente, los que hacemos teatro y los que consumen teatro, son gente que ama el concepto de lo análogo, a mi parecer. Entonces, cuando tú les ofreces la posibilidad de ver algo en línea, sin duda hay algo que se asemeja al real, al presencial, pero yo te aseguro que, en mi caso y en el caso de personas que yo conozco que consumen teatro, la presencialidad es vital para una obra de teatro. Es súper difícil. Yo prefiero hacer de forma virtual, antes que no hacer, pero estoy convencida de que va a haber que volver a la presencialidad a como dé lugar, porque si no, el teatro no va a sobrevivir, porque el teatro es un fenómeno análogo, es un fenómeno romántico, y la gente que hace esto y que consume esto, no va a cambiar el teatro por lo virtual, no creo. No tengo ninguna duda de que eso vaya a ocurrir.

¿Qué le dirías a la gente para invitarla a ver la obra que aún está en cartelera? ¿Por qué no se la pueden perder?

No se pueden perder esta obra, chicos y chicas en sus casas, porque cualquier instancia que pueda volver a poner en escena, volver a recordar, a levantar la imagen de Gladys Marín, me parece que es digno de ver. Más allá de que yo crea que es todo un resultado hermoso y amo la obra y encuentro que es un producto artístico de muy buena calidad, si yo estoy en mi casa y veo una obra que tiene que ver con Gladys Marín, yo la vería sin falta. No se pierdan la oportunidad de volver a recordarla, de volver a traerla a la vida y de poder espectar sus palabras, su energía, su claridad, su fuerza, su revolución. Vayan a ver a esta heroína. No se la pueden perder.

Título: Los Despertares de Marín

Fechas: Entre el 4 y 28 de marzo

Plataforma: Web Matucana 100

Funciones: De jueves a domingo a las 21:00 hrs                              

Entradas: Sistema Paga lo que puedas $2.000 $ 4.000 $ 6.000               

Duración: 1 hora

 

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