Por Paula Frederick
La vida no siempre es color de rosa. Y la heroína de esta historia, Rosa (Candela Peña, Todo sobre mi madre) lo tiene muy claro. De todas formas, su día a día podría parecer el inicio de un cuento de hadas. Una costurera taciturna que se esconde en la sombra de otros, entre maniquíes, géneros, agujas y costuras. Que sueña despierta y crea a su alrededor una dimensión onírica para llenar de color los tonos grises que la rodean. Que vive en espera de la figura del príncipe azul, o algo que se le parezca. Mientras su padre, hermanos y amigos la atosigan, abusan de su confianza y delegan todo en ella, Rosa imagina e hilvana en silencio una vida distinta, un reino donde ella es la soberana absoluta, donde finalmente puede mirar el mar y respirar tranquila. A los 45 años, ha descubierto que el tiempo se le ha ido en complacer a los otros y que, al final, el único compromiso que vale es el que haga con ella misma.
En La boda de Rosa, ganadora de 2 premios Goya, la directora española Icíar Bollaín sigue explorando los matices femeninos y las luchas de sus heroínas que, aunque cambien las historias y contextos, son transversales en su cine. Entonces, la figura de Rosa se vislumbra como una continuación de los personajes que la antecedieron, como la Pilar de Te doy mis ojos, la Verónica de Katmandú, un espejo en el cielo o la Patricia de Flores de otro mundo. Todas protagonistas de batallas, internas y externas, en una dimensión adversa que intenta cortarles las alas y dificultarles el camino.
Así, el cuerpo cinematográfico de Rosa se despliega y hace confluir a todas las mujeres en su propio camino. Esta vez, en una atmósfera distinta, siguiendo el hilo de una narración fluida y liviana, con aires optimistas, momentos felices y ribetes de fábula. Un relato sin grandes postulados, problemáticas sociales o viajes a culturas lejanas, que se desenvuelve tal como su protagonista: de manera simple y sorpresiva. Que se reinventa en cada escena y es capaz de pasar del drama a la comedia con completa naturalidad, sin perder su norte ni esencia.
Basada libremente en hechos reales, La boda de Rosa gira en torno a una premisa que en un principio podría parecer demasiado inverosímil, new age o peligrosamente cercana a un libro de autoayuda: una mujer que descubre que el amor propio es la única garantía para ser feliz. Es ahí cuando el trabajo de Candela Peña se vuelve fundamental, porque permite que el relato no caiga en el lugar común y se transforme en una historia graciosa y fresca, que genera empatía, saca sonrisas e invita a entrar con gusto, sin culpas, en la dimensión de una feel good movie.
La película de Bollaín se sostiene en varios niveles: en su honestidad, en la frescura de su protagonista, en la potencia de los personajes secundarios que tras su efervescencia y aparente seguridad esconden un mundo interno turbulento y fragmentado. La interacción entre Rosa y quienes la rodean habla de una dialéctica familiar y social que puede replicarse en distintas realidades. Así, además de centrarse en el desarrollo personal de Rosa, la narración roza temas como la dependencia emotiva, los roles que definen un destino y la capacidad de movilizarse hacia una vida distinta de las que otros imaginaron para ti. Todos estos elementos combinados le otorgan una profundidad distinta e inesperada, que despliega muchas posibilidades de reflexión.
En momentos como los que vivimos, donde el optimismo es casi un acto de valentía y las historias felices se vuelven una necesidad vital, La boda de Rosa puede ser un regalo, si se la toma como tal. Un acto de liberación que, legitimado dentro del universo cinematográfico, permite disfrutar de un mundo paralelo donde hasta el personaje más errático y la idea más descabellada pueden encontrar un final feliz. Que instala en su centro a una mujer que descubre la vida tarde, pero no por eso con menos intensidad o proyección. Es además una propuesta valiente, al plantear como principio una manera inusual de concebir el amor, que tiene más que ver con algo individual que compartido.
Por sobre todo, La boda de Rosa te hace estar alerta. En espera del próximo mundo, íntimo y universal, que Icíar Bollaín nos quiera regalar.
Título original: La boda de Rosa
Dirección: Icíar Bollaín
Guion: Icíar Bollaín, Alicia Luna
Música: Vanessa Garde
Fotografía: Sergi Gallardo, Beatriz Sastre
Reparto: Candela Peña, Sergi López, Nathalie Poza, Paula Usero, Ramón Barea, Xavo Giménez, María Maroto, Eric Francés, Lucín Poveda, María José Hipólito
Productora: Tandem Films, Turanga Films, Setembro Cine, TVE, Movistar+
Año: 2020
Duración: 100 min.
País: España
Plataforma: FEMCINE 2021 www.femcine.cl