Crítica de Libro: «Memorias (1873-1964) de Alice Guy»: “Una bocanada de aire fresco traído desde hace más de un siglo de distancia.”

 

Por Valeria Jauré

Chile, agosto de 2021. ¿Qué hace una editorial pequeña como Banda Propia publicando un libro sobre una mujer francesa que falleció en 1968?, o más bien, la pregunta sería ¿Qué hay de actual en las vivencias de Alice Guy que puedan resultar de interés a lectores que conviven entre celulares y computadores, mientras se preguntan por el destino de la pandemia o de nuestra Convención Constituyente?

Veamos, Alice Guy es la primera directora de cine, no por cuanto ser la primera mujer que dirigió películas sino por cuanto ser el primer ser humano que entendió el proceso cinematográfico en los términos que sirven de base de esta disciplina hasta el día de hoy. Fue directora antes que el término siquiera existiera. Fue entonces, una realizadora. Que llegó por el camino largo a encontrar su pasión, aunque tras leer sus Memorias, es más adecuado indicar que llegó a través de una ética laboral incuestionable a construir un oficio, allí donde otros no veían más que un invento científico o una atracción de circo, ella vio potencial.

Una vida dedicada al cine, en esa época en que era todavía silente, y que a consecuencia de la vulnerabilidad de sus contenedores se perdió en su mayoría entre incendios y reconversiones en elementos más “útiles”. Sin embargo, más dañina que lo explosivo de las cintas en que se guardaban las imágenes, fue la misoginia que sumió en el olvido a su figura. Lumiére, Griffith, Chaplin, Meliére, se nos vienen a la mente sin tener que ser necesariamente expertos. Alguna imagen, algún recuerdo de esos grandes aparece en blanco y negro, pero no hay lugar para Alice Guy en el altar de los pioneros. Los historiadores y eruditos del tema no la vieron o no la quisieron ver, hasta ahora. No se me mal entienda, el cine nunca le dio la espalda, no podría, el cine narrativo es una criatura modelada en sus manos. Ella era su devota, así lo señala en el prólogo de su primera edición de 1974:

“Antes de iniciar el relato anecdótico de mi vida como directora, permítanme que les presente al que colmó mi existencia entera, mi “príncipe azul”: el cinematógrafo. Es un viejo caballero, como verán. Si estos detalles técnicos los aburren, siéntase libres de saltarse estas pocas páginas.”

Ha existido en los últimos años un redescubrimiento de esta directora, para reposicionarla en el lugar que se merece, a través de documentales, republicaciones y estudios. Como elemento a señalar es que existen varios cortometrajes de su época en Francia que se pueden ver gratuitamente en Youtube. Por otro lado, de su época en Estados Unidos, es más difícil, todos sabemos lo mucho que ama ese país cobrar por derechos lo más que pueda.

Si bien el corazón del texto son las Memorias, que con una prosa sencilla y rápida nos da cuenta de un momento en que el mundo estaba cambiando por completo, y en que su capital era París, la vemos a ella entre inventores, políticos, científicos, y nobles. El libro está compuesto también por una carta de su hija para la primera edición del libro, el prólogo original escrito por la misma Alice Guy, un prólogo escrito con admiración de Tiziana Panizza, cineasta chilena, una línea de tiempo de su vida y obra, además de un listado con toda su filmografía. Un poco más de 292 páginas que permiten conocer al personaje, entender la relevancia de su trabajo y contextualizar los pasos de su vida.

Se podrá leer sobre situaciones icónicas, pero nada mejor como una crónica o un relato en primera persona para transportarnos:

“Quedamos a oscuras y vimos aparecer, en esa pantalla improvisada, la fábrica Lumiére. Las puertas se abrieron, el flujo de obreros salió, gesticulando, riendo, yendo hacia algún restaurante o a su hogar. Y luego aparecieron una tras otras las películas hoy clásicas: el tren que llega a la estación, el regador regado, etc. Simplemente, habíamos asistido al nacimiento del cine.

Lo atrapante de esta historia es la autoconsciencia de la narradora, que se siente testigo de todos estos cambios, y no se observa como un personaje principal. Quizás esto trae la ventaja que se quita así misma de solemnidades, y es abierta en hablar de sus fallos y dudas. Cuestión especialmente atractiva es la transcripción de sus diálogos, que nos permite extraer la naturaleza de su carácter, y de cómo enfrentaba los conflictos, ya sea pequeños o enormes. Alice Guy evidencia su crecimiento al hacer un relato lineal y abiertamente parcial de su vida, de afuera podemos entenderla como un personaje que crece en razón de su espíritu y de su mente flexible.

Inteligencia y humor parecen estar siempre de la mano, no tengo pruebas ni tampoco dudas. Para esto un botón: en 1907 dirige un cortometraje de siete minutos llamado Las consecuencias del feminismo en que se subvierten los roles de géneros, por lo que las mujeres adquieren un papel dominante y los hombres se encargan de las tareas domésticas. Hablemos por favor de formas modernas de abordar las desigualdades por medio de la parodia.

El libro está lleno de momentos como el descrito, que traen a la palestra no solamente cuestiones de género, sino que también de una mujer que no se dejó llevar ni por la educación religiosa para juzgar a otros, ni por su lugar en la sociedad al momento de nacer. Quizás el viajar desde pequeña, estando fuertemente vinculada con Chile, como el perder su estatus, viéndose obligada a trabajar le permitieron entender que no todos nos medimos por las mismas reglas, y que no todas las reglas son para seguirse ciegamente.

Una bocanada de aire fresco traído desde hace más de un siglo de distancia. Un libro que es un trabajo pensado y realizado de manera colaborativa, ya que vemos que existe una labor de redacción de prólogo, de traducción, de elección y selección de textos, además del diseño de tapa, que le otorga cierta vanguardia, permitiendo que llegue por la vista a quienes todavía el nombre de la realizadora cinematográfica no les diga nada.

Tras esto, la interrogante no es qué hace una editorial nacional pequeña trayendo estas Memorias, sino que, cómo es posible que las editoriales grandes e internacionales, que, con grandes presupuestos, no vieron esta joya antes. O no la quisieron vieron.

He aquí entonces, una obra que bien vale visitar, si te interesa el cine o si te interesa el rescate de mujeres que transformaron al mundo, o ambas, y un poco más. Siempre es necesario detenerse a observar la belleza que existe en la pasión de una creadora.

Título: Memorias de Alice Guy 1873-1964

Autor: Alice Guy

Traducción: Pablo Fuentes

Año: 2021

Páginas: 292

Editorial: Banda Propia

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