Por Macarena Lira Cabrera
Una obra de danza que relata la historia de la compañía Bayku por medio de 8 episodios coreográficos. Durante la puesta en escena se podrán apreciar distintas coreografías de los 17 años de trayectoria que tiene la compañía, que permiten al espectador crear su propia realidad de lo que está viendo.
Esta es la reseña de la obra de la compañía Bayku, la cuál brilló en su estreno y vuelta a las tablas el pasado sábado 30 de octubre. El trabajo grupal se destacó en cada momento, desde los detalles más mínimos se notaba la preocupación y dedicación por parte del equipo, y eso habla muy bien de la compañía.
Muchas veces se pasan por alto las felicitaciones a miembros de la compañía, que no son tan visibles, pero me quiero tomar un momento para congratular al equipo de vestuario e iluminación. Los cambios de vestuarios fueron impresionantes, y cada uno tenía su aporte a la obra. Y por parte de la iluminación, como se dice coloquialmente, me saco el sombrero por Max Cácares, realizó un trabajo impecable, que cada episodio tuviera un juego de luz distintivo me pareció glorioso e increíble, además utilizar una iluminación que llegue al espectador, al menos a mi, me hizo sentir aún más involucrada con lo que estaba viendo y experimentando, definitivamente fue un plus positivo y que vale la pena destacar.
Por cuanto al elenco de bailarines tengo que felicitar encarecidamente su trabajo y dedicación, las expresiones faciales llevaron la obra a otro nivel, como alargaban sus movimientos hasta el final también era algo que llegaba a ser poético, ver sus salidas de escena, que no rompían el personaje en ningún momento y de verdad… ¡En ningún momento! Aún estando en la oscuridad se podía ver, con dificultad, como alargaban y mantenían su personaje hasta que ya estuvieran cien por ciento tras bambalinas. Sumando a las felicitaciones para los bailarines, mi admiración por el trabajo presentado del coreógrafo Andrés Gutiérrez quien a raíz de obras anteriores pudo crear algo nuevo que habla por sí solo. Las piezas coreográficas me parecieron notables, y sobre todo la forma en que poco a poco se iba llegando hasta el butoh más clásico, con las caras y cuerpos pintados de blanco, cerrar con ese episodio me pareció un acierto porque era una pieza simplemente hermosa, ver a todo este elenco que pasó desde la danza teatro hasta llegar finalmente al butoh, fue realmente ver como se avanzaba en el ciclo.
Pude notar que la música era una especie de hilo conductor, me pareció muy interesante y acertado realizarlo de esta manera, porque ni pareciera que los 8 episodios fueran extractos de obras distintas, parecía todo un gran conjunto, precisamente un collage bien armado. Con esto creo que la obra presentada no quería mostrar episodios aislados, sino que quería demostrar un punto más allá, siento que la compañía logró evidenciar que la suma de nuestras partes puede formar un montaje sensacional y conmovedor.
No me queda más que seguir aplaudiendo tan fuerte como ese día a la compañía y dejar una invitación a que como espectador vivan más la experiencia, desconectarse de lo que pasa alrededor, de los celulares, entre otros y dejarse llevar por lo que nos ofrecen los artistas frente a nosotros. Los invito a que conozcan el trabajo de la Compañía Bayku porque es una experiencia realmente inigualable.
Ficha artística
Elenco: Vania Muñoz, Valeria Morales, Ignacia Tapia, Jonathan Carvajal, Diego Cabrera, Marco Marcel y Andrés Gutiérrez.
Vestuario: Eva Hidalgo, Carola Galaz, Sofía Mac Clairen, Fernanda Arroyo, Paulo Méndez y Ángel Saavedra.
Tramoya e iluminación: Max Cáceres.
Dirección y coreografía: Andrés Gutiérrez.
Compañía Bayku.
Fundación Cultural de lo Prado