Entrevista a director y actriz de “Un lugar llamado Dignidad” Matías Rojas: “Es una película que invita a la reflexión”

Por Galia Bogolasky 

Entrevistamos al destacado director chileno Matías Rojas Valencia y a la actriz Amalia Kassai para que nos contaran de su nueva película Un Lugar llamado Dignidad.

La película tuvo su estreno mundial en la competencia del prestigioso “Tallinn Black Nights Film Festival” de Estonia, uno de los eventos más importantes del norte de Europa. Además, participó en la competencia internacional del Festival SANFIC 2021 y este año se presentó en la versión 45 del Festival de Cine de Gotemburgo, Suecia, el más grande y prestigioso de Escandinavia.

La historia se centra en Pablo (Salvador Insunza), un niño de 12 años, que recibe una beca para asistir a una escuela misteriosa y aislada fundada por inmigrantes alemanes en Chile, llamada Colonia Dignidad. Rápidamente se convierte en el favorito a los ojos del líder de la colonia, el Tío Paul. Con el paso del tiempo, Pablo es testigo de abusos, personas desaparecidas y criaturas demoníacas utilizadas para asustar a los niños. Sin embargo, bajo la superficie de este mundo perverso, se está gestando una revolución que podría ser su única escapatoria.

Esto fue lo que nos contaron sobre la película. 

Matías ¿Cómo surgió la idea de realizar esta cinta? ¿Cómo nació el proyecto?

La intención de adentrarme en Colonia Dignidad partió en 1996, cuando fui al casino familiar de Bulnes, un restaurante que tenía Colonia Dignidad abierto al público. Estaba con una cámara y le saqué fotos a algunas colonas y colonos. Nunca se me fue esa imagen de la cabeza, de esa experiencia en ese lugar. Después de hacer la película Raíz, que fue mi primer proyecto, estábamos Amalia y yo, y le dije que me interesaba hacer esta película. Empecé a buscar información, y el primer libro que usé para la investigación, me lo regaló la Amalia. Desde allí comenzó una investigación, que era leer y ver de todo. Después se vinculó a testimonios, viajes, y esto empezó a crecer, mientras que en paralelo se empecé a trabajar en el guion de la película. Fue un proceso muy extenso.

Amalia ¿Cómo fue para ti, como actriz, trabajar en esta película, con este elenco diverso e internacional?

Soy bilingüe, hablo el alemán como hablo chileno, entonces mi carrera ha estado vinculada a varios proyectos relacionados a Colonia Dignidad. El primer proyecto que hice fue con Cristián Plana una obra que se llamaba Comida Alemana, que hicimos en Teatro La Memoria con la cual giramos mucho por el mundo. Después me llamó Cristóbal León y Joaquín Cociña para ser la voz de La Casa Lobo, que también es una película vinculada a Colonia Dignidad. Con Matías, en paralelo a ese proyecto, nosotros ya estábamos hablando de este proyecto. Lleva un montón de tiempo de proceso de investigación, de conversación. Para mí hacer esta película con Matías fue un desafío grande, porque era ficción, pero, además porque lo filmamos en la misma colonia, entonces era revivir todo desde un punto de vista racional, desde una investigación previa, desde los videos que habíamos visto, estar en ese lugar y filmar la historia ahí tenía una connotación mucho más potente y removedora. Estuvimos ahí en catarsis varios días. A la vez compartí con Hanns Zichler, que es un gran actor alemán, pura admiración para él, y con otros actores que habían llegado de Alemania para mí fue súper importante, porque era a través de ellos, personas que viven en Alemania contemporánea, que ellos vienen para acá a la ex Colonia Dignidad. Había un cruce cultural también, porque la Colonia Dignidad sigue estando como en un tiempo otro, no al de ahora. El cruce de «alemanidades» era interesante de observar.

Matías ¿Cómo fue el proceso de llegar a este elenco internacional? ¿Cómo encontraron a este niño que interpreta a Pablo? ¿Cómo fue el casting para este elenco?

El proceso de casting fue bien «dividido». Por un lado, la primera actriz en vincularse al proyecto fue Amalia (Kassai), quien no solo trabajó como actriz, sino que también aportó mucho en términos de guion, de investigación, etc Luego el siguiente actor al cual nos acercamos fue Hanns Zichler. Fue complejo, tuvimos la ayuda a través de los productores alemanes de llegar a él. Tenía muchas ganas de trabajar con él, lo había visto y pensaba: él puede ser un muy buen Tío Paul. Hans había trabajado como protagonista de Steven Spielberg, Wim Wenders, etc. Entonces leyó el guion y le gustó mucho la perspectiva y también lo tomó como una aventura – me lo dijo en la primera reunión – y aceptó. El niño fue a través de un casting dirigido por Moira Müller, como directora de casting. Vimos muchos niños, los citábamos, hacíamos pruebas… hasta que un día llegó Salva (Salvador Insunza) y desde que entró lo miramos y tiene una mirada muy interesante. Tiene una expresión muy particular. Detrás de cámara lo vimos por el monitor y se exacerbaba. Aparte, nos decía que quería ser actor, tenía muchas ganas. Sus padres son actores y él había crecido en el teatro. Manejaba muy bien la diferencia entre ficción y realidad. Lo hizo muy bien, trabajó de una manera muy profesional y muy madura. A mí me ayudó mucho su trabajo y creo que lo hizo super bien, estoy muy contento con él.

¿Él estaba al tanto del contexto y la profundidad de la historia que estaba interpretando o no?

M.R: Sí, de hecho, tuvimos varias reuniones con su mamá y su papá, él manejaba perfectamente el tema y conocía la existencia de Colonia Dignidad.

A.K: El trabajo que hicieron con Salva (Salvador Insunza) fue muy particular, muy específico, porque yo estaba muy sorprendida con su madurez, desde dónde enfrentaba la actuación y de lo claro que estaba en este contexto y de lo claro de lo que su personaje representaba en la película. La construcción corporal que hizo intuitivamente, me saco el sombrero ante sus padres y también a la coach que estuvo con nosotros que es la Macatena Teke. Ellos lograron como guiarlo y también sacarle peso. Porque él se plantaba ahí y lo hacía cómo de una manera muy orgánica pero tampoco subrayando el rol de víctima, para nada. Lo entendía, lo ejecutaba y después seguía su vida y se iba a escuchar su música. Lo otro que encuentro muy lindo, es que Matías captó en la película, un momento de su vida, de niño, de su apariencia, que ahora ya no está, ahora ya es un preadolescente precioso, pero Matías alcanzó justo a agarrar al niño Salva, porque ahora ya está más grande. Ya cambió.

¿Cómo fue decidir contar esta historia desde el punto de vista de un niño? Pensando que hay varias películas que han contado la historia de Colonia Dignidad

M.R: Surgió desde el inicio. El proyecto estaba planteado para hacerse mucho antes, pero lamentablemente, y por cosas de la estructura de un proyecto largo, las cosas se demoran mucho más. A este proyecto le tocó salir al final. Pero la selección del punto de vista de un niño está desde un inicio porque está vinculado a algo que yo manejaba, lo cual me ayudó a escribir desde un lugar que, de cierta forma, conozco. Cuando yo tenía entre 12 y 14 años, en los 90, escuchaba muchas noticias sobre Colonia Dignidad, sobre el escape de Zalo Luna y Tobías Müller. Este lugar me provocaba mucho interés y expresaba misterio, entonces me hacía tantas preguntas, que cuando comencé a escribir y a investigar, me topé con estos testimonios de niños que salieron de Colonia Dignidad y que ahora son adultos. Me imaginaba qué debe haber pasado por la cabeza de ellos, y sus emociones, cuando comenzaron a ver que todo este lugar era diferente a lo que ellos creían, cuando estaban en el exterior. Yo conozco al primer niño que fue secuestrado por parte de Colonia Dignidad, a través de este ofrecimiento a las familias de un mejor futuro, educación, salud, y nunca volvieron a ver a su familia. Obviamente, nunca más volvió a ver a su familia. El proceso del exterior hacia el interior me llamaba mucho la atención. También para expresión hacia Chile, cómo nosotros nos planteábamos viendo este lugar, pero realmente cómo fue. Creo que el trabajar desde el punto de vista de un niño, nos entregaba esa posibilidad narrativa de un personaje exterior que ingresa, observa las cosas, empieza a sentir cambios externos e internos, y luego ¿Qué ocurre? ¿Qué ocurrirá cuando salga de ese lugar? Ese el tipo de preguntas que me interesaba plantear en la selección de a través del punto de vista de un niño.

A.K: Da una libertad que se desprende de lo documental. La cabeza de un niño, en los procesos cognitivos es totalmente distinta a los de un adulto. Matías, en esta película, lo que tiene es el espacio del simulacro dentro de la película, la facción dentro de la ficción. Yo creo que, a través de los ojos del protagonista, se subrayan, para ver hasta dónde llega esa ficción.

¿Cómo fue para ti plantear esta temática del rol de Paul Schafer como abusador de menores y pedófilo? ¿Cómo abordas las temáticas que tienen que ver con la infancia y el abuso de menores?    

M.R: La abordo teniendo en cuenta que tuve que investigar mucho. Eso es primordial. Para mí, una de las cosas principales, era entender muy bien qué había ocurrido, cómo habían ocurrido las cosas, porque esta no es una película basada en hechos reales, sino inspirada en hechos reales. Se mezclan tiempos, los eventos ocurrieron en un año y no en otro, etc. La intención nunca fue hacer una película que mostrara o diera cuenta cronológica de la Colonia desde un punto de vista histórico, sino más bien, de lo que le va ocurriendo a este niño desde que ingresa. Lo mismo que les ocurre a los colonos y colonas, como, por ejemplo, el personaje de Amalia, cómo se va transformando todo con este elemento que ingresa. Me parecía super interesante. Desde ese punto la temática es coherente a la historia que nos inspiramos. En ese sentido creo que es importante mantener esa perspectiva para plantear preguntas; ¿Esto ocurrió hace más de cuarenta años sin que nadie hiciera nada? Esa frase fue una que leí en uno de los libros de investigación que revisé durante todo este tiempo, que me llamó mucho la atención. El texto decía algo así; “Cada vez que las personas escuchan la historia de Colonia Dignidad se preguntan de inmediato ¿Cómo es que ocurrió todo esto durante cuarenta años sin que nadie hiciera nada?” Eso es algo que me quedó dando vueltas mucho tiempo. Cuando leí en otra investigación, el fin de Colonia Dignidad era proveerse de niños casi a nivel industrial. ¿Cómo el país se estructuró? o ¿Qué cosas ocurrieron? para poder llegar a esos lugares. Siento que las películas no tienen que hacerse cargo de todas las aristas que ocurrieron, cuando se toma un hecho histórico para construir ficción. Se elige un punto de vista, claramente. El punto de vista que tomé era presentar estas escenas seleccionadas, estos momentos, inspirados en hechos reales para que también así los espectadores se preguntaran; ¿Qué está ocurriendo hacia abajo? Nuestra búsqueda tenía que ver con que el proceso interno, se expresara a través de forma de preguntas.

¿Cuál fue el mayor desafío para ustedes durante el rodaje en Villa Baviera? ¿Cómo fue filmar en esa locación y el proceso de rodaje?

A.K: El mayor desafío fue filmar en esa locación, pero lo terrible que tenía filmar ahí, también era muy positivo para el proyecto. Generaba en sí mismo una cuota de horror y vértigo que solo ayudó al proyecto. Es un espacio detenido en el tiempo, hay ciertas personas que siguen viviendo ahí, hay personas que trataron de rehacer su vida, ex colonos que siguen manteniendo este espacio. Conversar con ellos y estar alojando ahí, sirvió para el proyecto. Para mí, es una película que tuvo la fortuna de que tuvimos mucho tiempo de preparación previa. En términos actorales significó tener una mochila gigante con la cual enfrentarme a este desafío, y, por otra parte, el trabajo con Matías siempre es equitativo y nos intercambiamos constantemente todo. Es gratificantemente siempre, y me sentí muy desafiada actoralmente porque es un personaje difícil, es un personaje que funciona en dualidades, es un personaje que para mí es como el ser humano, complejo, y tiene muchas capas de lecturas y mi personaje con el que más tiene relación es con lo otro, el outsider al que están castigando constantemente de la colonia, pero a la vez el deseo profundo de ser madre a pesar de que sabe que va a traer a un ser humano a ese mundo, lo hace complejísimo. Para mí fue un gran desafío y estoy muy orgullosa del trabajo que hice con Matías.

M.R: El proceso de rodaje fue difícil, me linkeo mucho de lo que dice Amalia respecto a haber filmado en locaciones reales. Casi toda la película está filmada en la Villa Baviera real, en la ex-Colonia Dignidad, donde los lugares han sido intervenidos muy poco. La playhouse, la casa principal o los diferentes espacios siguen intactos. Había una carga, no solo de recuerdo, sino también emocional constante para todo el equipo. Terminábamos de filmar y todos quedamos en silencio. Había una energía que se creó, muy particular, del recuerdo de lo que allí ocurrió. En alguna oportunidad, los colonos que siguen viviendo ahí, se acercaron muy respetuosamente, para ver cómo trabajamos, cerca del monitor. Me dijeron que quedaron muy impactados y agradecían mucho el hecho de que se sintiera real, sabiendo que era ficción, y que se expresara lo que ellos vivieron. Eso fue súper potente para nosotros. Por otro lado, tuvo algo muy bonito que fue trabajar con profesionales chilenos y alemanes. Se generó este intercambio que fue super interesante. Yo no hablo alemán, por más que lo intenté no pude, entonces había todo un flujo de trabajo, de rodaje en inglés para las actrices y actores alemanes, con los actores de español. En ese sentido, nos fuimos apoyando, nos fuimos ayudando. Amalia fue muy clave en ese proceso, me ayudó bastante, creo que se formó un equipo que estaba muy consciente de lo que estábamos contando, de lo que estábamos filmando y del lugar en el que estábamos, y eso se transmitió a la película, creo que quedó esa carga.

¿Por qué la gente debería ver Un lugar llamado Dignidad?

A.K: Mientras que no haya justicia y no haya sabiduría popular con respecto a todas las cosas que han sucedido en este país, todos estos proyectos son fundamentales para reconstituir la memoria, aunque sea un proyecto de ficción, para seguir cuestionándose y pensando acerca de los temas que son importantes a nivel país. Estoy muy contenta por el cambio de mando, tengo muchas esperanzas que con el próximo período de gobierno haya más claridad con respecto a estos temas también. Creo que la película, si bien no es un documental, si revive ciertos horrores y terrores de ese momento. Trata de hacer una reflexión, desde un punto de vista artístico, sobre muchas cosas que siguen estando en esta sociedad chilena.

M.R: Es una película que invita a la reflexión, por lo que dura el minutaje del metraje al adentrarnos a este lugar, a las sensaciones, a los horrores, a los momentos donde esos mismos personajes intentan ver la luz, buscar lo bueno dentro de esta pesadilla. Se forma una analogía muy directa a lo que es, no solo el ser humano como contradicción, sino también con la historia reciente de Chile. Es importante que demos vuelta la cabeza hacia atrás constantemente y revisemos nuestra historia reciente porque ahí están las claves para entender dónde estamos y hacia dónde vamos. En ese sentido, no solo el cine, sino también el arte tiene una potencia muy rica para adentrarnos en eso.

FICHA TÉCNICA

Título: Un Lugar llamado Dignidad

Elenco: Salvador Insunza, Hanns Zichler, Amalia Kassai, Paulina Urrutia, Alejandro Goic, David Gaete

Dirección: Matías Rojas Valencia

Producción: Giancarlo Nasi

Guion: Matías Rojas Valencia

Dirección de fotografía: Benjamín Echazarreta

Montaje: Andrea Chignoli

Países: Chile, Francia, Alemania, Argentina, Colombia

Duración: 98 minutos

Distribución: Storyboard Media

 

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