Por Javiera Hojman
El poder del perro (en su idioma original, The power of the dog), aparece como una fuerte contendiente para los premios Oscar 2020, con 12 nominaciones -entre ellas, Mejor Película, Mejor Guion Adaptado y Mejor Directora-. Está basada en la novela de Thomas Savage con el mismo nombre, y ha sido ampliamente alabada por la crítica como un drama psicológico del género western. Como nota para empezar a ver la película para las personas de estómago sensible, es bueno saber que las escenas de violencia animal abundan, tal como en los westerns tradicionales: se golpean caballos, se castran toros y se mueren vacas. La película está dividida en actos, casi emulando una tragedia griega.
La trama sigue a los hermanos Phil (Benedict Cumberbatch) y George (Jesse Plemons), a cargo de un rancho en Montana en 1925. Cada hermano se parece a un estereotipo distinto de personaje western: Phil es el tradicional macho vaquero que obtiene lo que quiere a gritos y golpes y no se baña. George parece ser un hombre sensible y relativamente elegante que toma baños de tina. La trama empieza cuando George anuncia que se casó con Rose (Kirsten Dunst), una viuda del pueblo con un hijo, y nuestro cowboy Phil reacciona a la noticia con un sorprendentemente profundo rechazo. Es difícil describir la trama más allá de lo anterior: la película se trata de cómo las distintas personalidades conviven, construyen y destruyen mientras tratan de habitar el mismo espacio.
La banda sonora de la película merece una mención especial, y es muy posible que gane su nominación respectiva: justamente porque la protagonista solía tocar música en los cines mudos, todas las escenas van acompañadas de un ritmo que combina con el contenido. La música de la película me quedó resonando hasta un rato después de haberla terminado, y eso amerita una mención. Las actuaciones de los tres protagonistas -los personajes de Phil, George y Rose- también son destacables, impecables. Cada una es capaz de llevarnos a la época en que transcurre la trama, y de permitirnos empatizar con roles a los que no nos parecemos.
Pasa también con algunas tomas, en algunas partes de la película, en que se pueden apreciar las texturas, los movimientos y hasta las temperaturas con precisión. El vestuario es excelente. El único gran problema de la película está en la trama: si se pone atención a los diálogos, el final resulta predecible, y quedamos con una postal muy bien hecha de un periodo de tiempo en la vida de una familia, que es difícil separar efectivamente en acciones concretas. La película es una gran imagen de la forma en que personalidades chocan, se juntan y se separan, sin que haya un viaje sustancial.
Todas mis fichitas van para The power of the dog como Mejor Película de los premios Oscar 2022, y no porque sea necesariamente la mejor película del año: el filme tiene todos los elementos que le gustan a la academia. Permite polemizar sobre machismo, homosexualidad, discriminación, adicciones, en fin, agrupaciones humanas que son tratadas injustamente, y en los últimos años esa se ha convertido en la receta perfecta para ser una película ganadora de un Oscar. Los ingredientes están ahí, algunos un poco forzados, algunos que no funcionan bien, pero El poder del perro es una película con más puntos fuertes que débiles y que probablemente va a seguir en su racha de premios ganados.
Ficha técnica
Título original: “The power of the dog”
País: Australia, Canadá, Nueva Zelanda, Reino Unido
Duración: 128 minutos
Dirección: Jane Campion
Elenco: Benedict Cumberbatch, Kirsten Dunst, Jesse Plemons, Kodi Smit-McPhee
Producción: New Zealand Film Commission, BBC Film, Cross City Film, See-Saw Films, Bad Girl Creek, Max Films, Brightstar
Año de estreno: 2021
Plataforma: Netflix