Entrevista al escritor Boliviano en Puerto de Ideas
Edmundo Paz Soldán: «Siempre me ha interesado explorar la naturaleza de lo político»
Entrevistamos al escritor boliviano en el Festival Puerto de Ideas en Valparaíso. Edmundo es Profesor de Literatura Latinoamericana en la U. de Cornell. Autor, entre muchos otros, de Iris (Alfaguara, 2014), y Los días de la peste (Malpaso, 2017). Sus obras han sido traducidas a once idiomas. Premio Juan Rulfo de cuento 1997, y Premio Nacional de Novela Bolivia 2002. Colabora en diversos medios, entre ellos La Tercera. Esto fue lo que nos contó.
Cuéntame sobre tu proceso creativo al escribir. ¿Como empieza todo? ¿Que te inspira?



¿Este cuento va a estar dentro de un libro de cuentos?
Esa es la idea. Esa es otra cosa que también es importante para mi. Yo había publicado este libro de cuentos «Las Visiones», y después estuve 2 años bloqueado sin escribir. Más que pensar en escribir un solo cuento, pienso en cómo armar un posible proyecto de libro. Entonces, por eso me inspira a buscar nuevas ideas para nuevos cuentos. ¿Que tiene este cuento que podría servir como una especie de modelo? ¿cual es el tema qué me está interesando estos días? ¿el encuentro entre lo real y lo fantástico? yo acabo de publicar un libro de ciencia ficción y me doy cuenta que quiero escribir cuentos mas realistas pero con un toque mas delirante.
¿El libro tiene una temática en torno a la ciencia ficción? ¿Los cuentos pueden ser de distintos temas?
De distintos temas. Hay dos cosas, dos temas que ahorita veo que están apareciendo; nuestra relación exagerada con la tecnología, esta obsesión o la forma en que la tecnología es parte de nuestra vida cotidiana, y la otra, gente «normal», que tiene experiencias no normales. Un cuento que podría llamar realista es con un cierto toquesito fantástico, extraño, pero no necesariamente cuento de ciencia ficción.
Tu dices que te gusta el tema de Orwell, la ciencia ficción con el tema político ¿Te gusta unir la ciencia ficción con el tema político?

Tu escribes cuentos, novelas, columnas, ¿cual es el formato que más te gusta?
Como gustar, gustar, me encanta el cuento. Ahora, cuando tengo una idea para una novela, sé que me voy a perder en ese mundo 2 ó 3 años. Eso me produce mucha paz. Porque digamos me cuesta mucho encontrar temas para cuentos. Pero con una novela una idea la puedo hacer durar, porque tengo que construir todo el mundo, tener más paciencia, me da otro tipo de satisfacción. También hay como una especie de desafío. Es como construir un edificio a lo largo de mucho tiempo, y que todas las piezas encajen, y todas las piezas tardan en encajar, y a veces sin darte cuenta. En cambio con un cuento te das muy rápidamente cuenta de que es lo que no funciona. Entonces, yo te diría eso a grandes rasgos, esos son los géneros que más me interesan, pero los universos, son casi versiones opuestas.
Yo siempre leo tus columnas en La Tercera, ¿que opinas de la columna, como espacio para opinar? ¿Que te gusta de la columna de opinión?
Cuando comenzaba a escribir a los 18,19 años, me interesaban muchos esos desafíos que me decían; escribe un cuento, hace entrar un cuento en una sola página. Había que buscar la forma para narrar un cuento en un espacio muy acotado. Escribo columnas hace casi 15 años ya, de hecho, la columna de La Tercera la comencé el 2004. Cuando yo comencé, había más texto, yo comencé con columnas de 6000 caracteres, ahora son columnas de 3800, y es todo un desafío, que también tienes que aprender a hacer, porque tienes que administrar el espacio. Antes, podía tardarme un buen tiempo tratando de qué iba la historia. Ahora si cuento eso de pronto son 5 párrafos, se me van 2 párrafos y medio y tengo dos párrafos para hacer análisis, y a veces con un autor que no es muy conocido, tardas un párrafo para presentar. La columna no tiene que tener un ritmo solo de ideas sino que un ritmo narrativo para que fluya. Tienes que tener un arco narrativo. No puedes hacer cosas muy experimentales en una columna, tienes que tener principio, medio y final. Es más difícil escribir algo más corto que algo mas largo. Cuando tengo 10,000 caracteres, sé que puedo equivocarme en un par de párrafos y pueden colarse, pero en una columna, de pronto escribo dos párrafos y ya se me va media columna y recién estoy presentando, y tengo que volver a escribir, y cómo hago para escribir esta presentación en 3 líneas. Todo el tiempo me estoy desafiando, esta es de 10 líneas, ¿como lo hago para hacerla en 3? y me interesa cómo contamos, sé que la columna gira, un cuento puede involucrar otras áreas más. La columna tiene que involucrar una idea. Una idea fuerza en torno a lo cual gira. Puede ser una cosa muy básico acerca de tu reacción ante algo, decir algo sobre la cultura contemporánea, ese sería como el desafío porque generalmente escribo algo sobre cultura contemporánea. La idea es cómo hacer que ese libro diga algo, o esa columna, diga algo sobre el autor, desde algún tipo de cambio que está ocurriendo ahí detrás. Lo dejo mucho a la Imaginación del lector, porque hay cosas que se sugieren pero no puedo entrar por falta de espacio. No me quejo, porque, me gusta el desafío de tratar de meter algo que sea sensato, que pueda creerse, que de una idea, no completa, una idea, suficiente para interesar, o desinteresar al lector en un espacio reducido.
¿En Bolivia también escribes columnas en algún medio?
Si, tengo una columna política. También muchos me piden sobre Estados Unidos, como vivo en Estados Unidos me piden muchos sobre la evaluación de algo que ha hecho Trump, ó Trump y la inmigración. Hoy justo sale una columna que era sobre la ultimas matanzas, la masacre en Estados Unidos. Texas y la de Las Vegas. No es exactamente sobre Trump, pero es sobre como conectar con la cosa política, el tema de las armas en Estados Unidos, y todo. Es un tema cultural pero no tan específicamente sobre una película, sobre algún fenómeno, algo político, social, algo que ha tenido alta repercusión en las ultimas semanas. Sobre todo me piden de Estados Unidos pero si estoy un tiempo en España, escribo sobre España o sobre.
¿Estás viajando todo el tiempo?
Si, y trato de estar muy al día con lo que está pasando en Latinoamérica sobre todo, Bolivia también.
¿Cuáles son tus escritores favoritos?
Depende de épocas. Yo tenía dos influencias que eran como opuestas. Cuando comencé me interesaba muchísimo Borges. Cuando tenia 14 años descubrí «Ficciones», era lo máximo. Si esto se puede hacer en la literatura, yo quiero. También ese mismo año leí «La ciudad y Los Perros» de Vargas Llosa, novela realista social, además una novela que hablaba de las diferencias sociales, en Perú muy parecido a Bolivia. Por otro lado esa cosa mas fantástica, más como planteamientos metafísicos sobre el tiempo, sobre la realidad, esas influencias fueron claves. Ahora lo que yo noto, ya con los años, es que ya las influencias no son tan marcadas como al principio, porque al principio te gusta un autor, lo absorbes, está todo muy fresco, todo te entra de una forma muy, por ejemplo leía las alegorías de Kafka, “La construcción de la muralla china”. Eran libros de cuentos muy breves, que trataban de ser alegorías, que se notaba que estaba atrás ese fantasma. En cambio ahora, por ejemplo, es mucho más específico. Por ejemplo, la última novela que he publicado, que todavía no está distribuida en Chile, «Los días de la peste», es una novela ambientada en la cárcel. En el momento que pienso en cárcel, lo primero que hago como ejercicio es buscar películas, novelas, ambientadas en cárceles. A partir de ahí voy leyendo, y voy viendo y encontrando cosas que me interesan y que me puedo apropiar para mi propio estilo. Por ejemplo te puedo decir que esa novela en la cárcel, tuvo dos libros que fueron fundamentales; «El diario del año de la peste» de Daniel Defoe, y «La peste» de Albert Camus. Ahora, esta novela mía, que está ambientada en una cárcel, en la cárcel ocurre una plaga. Estas dos novelas, no son sobre cárceles, son sobre pestes. Busco siempre representaciones cinematográficas o literarias que me pueden servir como punto de partida, para ver como construir un personaje, o construir un ambiente. Por ejemplo en «El diario de la peste» había ciertas imágenes de Defoe que eran tan buenas porque hablaban de las cosas, una plaga, en el siglo 17, y la gente que veía nubes, y al ver nubes, decía que era un mensaje del señor, que se iban a morir, o no se iban a morir. Entonces ahí me inventé un personaje que está ahí en la cárcel y viendo todo el tiempo a través de su ventanita en su celda el cielo, y viendo las nubes y viendo si esas nubes ven algo sobre su futuro. Ahí hay un punto de partida que sería el libro de Defoe, que me sirve de algo. Así que, entonces más que nada, me gusta ahora, son como influencias más acotadas, que tienen que ver con el proyecto en el que estoy involucrado, pero siempre hay detrás las primeras influencias, que son Borges o Vargas Llosa, o Kafka.
Tus grandes temas son la ciencia ficción y la política. ¿Hay algún concepto que atraviese toda tu obra? ¿algún personaje o algo que siempre esté en tu trabajo?
Yo creo que son épocas. En la época más ciencia ficción me interesaba preguntarme por la naturaleza de la realidad misma, y ahí creo que me cabía la presencia de Philip K Dick, de Blade Runner, y de toda esa cuestión metafísica, dentro de tramas de la ciencia ficción. Lo último que he escrito creo que me interesa de diversas formas. Siempre me ha interesado, no tanto en cuentos, pero sobre todo en las novelas, explorar la naturaleza de lo político. Por ejemplo como lector me interesaba un género latinoamericano de la novela del dictador, la novela del caudillo, la figura autoritaria que rige los destinos de un país, como «El otoño del patriarca». Pero a mi me interesa más que pensar en como se concentra el poder en un solo hombre, en un solo individuo en Latinoamérica, me interesaba explorar como circula el poder a través de diversas jerarquías. Veo el poder como una cosa que está siempre en movimiento. Eso creo que, por ejemplo en esta ultima novela, en «Los días de la peste», me interesaba mucho ver como en una cárcel se crean diversas jerarquías de poder. Los presos tienen sus autoridades, las autoridades tienen que negociar con los oficiales, los soldados, los guardias, los guardias también tienen sus pequeñas parcelas de poder, tienen oficiales que los controlan, pero los guardias también están haciendo pactos con los presos para hacer meter contrabando a la prisión, o recibido un pago a cambio de mirar a otra parte. Luego las autoridades, los oficiales de la cárcel son pagos también políticos, porque el gobernador depende de un partido, puede ser en diálogo o en conflicto con el prefecto de la provincia, entonces ahí entran en juego otro tipo de intereses políticos, que los partidarios acerca de como manejar esta cárcel en medio de una provincia, luego pienso, la provincia está alejada de la capital, entonces hay una tensión muy Latinoamericana, la relación capital provincia, como se presentan las autoridades. Todo eso son como capas y capas y capas en las que todo el tiempo hay negociación, conflicto, componenda y juegos de poder constantes. Esos son los temas que más me interesan en los últimos tiempos. El otro tema que creo que aparece, o reaparece es la representación de lo que yo llamo, en corto, estados alterados de conciencia. Cuando digo estados alterados de conciencia, hay gente que de pronto con una u otra situación están en un estado mental que los lleva a hacer cosas que son diferentes a los de su vida cotidiana, con muchos temas, aparece mucho el tema de la violencia. En el norte unos personajes, un asesino serial, pero otro está loco, es un tipo que está en psiquiátrico pintando, porque su forma de comunicarse es a través de la pintura. Los dos personajes para mi tienen estados alterados de conciencia. En estas novelas, «Iris» hay varios soldados, o varios, gente de la comunidad que toma drogas, como forma de trascendencia, para encontrarse con sus dioses. Son diversas formas en que los personajes salen de su cotidianidad, y a través de ese cambio en su estado mental, llegan a otro tipo de relación con la realidad intensa que a uno lo lleva a pintar, a otro lo lleva a matar, a otro lo lleva a trascendencia a si mismo, y tener otra noción del cosmos.
Aparte de ese cuento, ¿hay algún otro proyecto en el que estés actualmente?
Hace unos 6 meses terminé una novela corta, ambientada en la frontera entre Bolivia y Brasil. Es la historia de un siquiatra, que lo llevan ahí para ser observador porque están haciendo un laboratorio farmacéutico, están haciendo experimentos, para introducir una nueva droga al mercado con unos voluntarios que tienen reacciones sicóticas, y el siquiatra está ahí para controlar, para ver que no se salgan del mando. Pero la dejé hace 6 meses porque creo que siempre necesitas tener cierta distancia. Yo la había terminado, la leyó una amiga, me dijo que la ultima parte había que ajustarla, de las 120 paginas, 80 funcionaban bien pero en vez de ponerme a reescribir en ese momento, dije voy a dejarla descansar un par de meses. Lo que pasó es que me puse a escribir cuentos. Justo ahora que vine a este viaje, en el avión se me ocurrieron cosas, y dije creo que hay es hora de volver a leer la novela y darle una ultima vuelta. Se llama en este momento «La voz de las plantas» porque la parte de los experimentos tiene que ver con plantas medicinales en la selva.