Por Paula Frederick
El racismo, así como muchos de los males de nuestra sociedad, sigue siendo una fuente inagotable. De denuncia, de injusticia, de incomodidad. Y también, una razón para hacer literatura, música y cine. Para explorar la naturaleza del fenómeno, buscar nuevas aristas, sutilezas o incluso expiar algunas culpas a través del terreno legitimado del arte. Ivie como Ivie, la propuesta de la directora alemana Sarah Blaßkewietz, es un fresco acercamiento a esta temática tantas veces vista, una poderosa exploración de la mezcla racial que no solo habla de las luchas individuales de la marginalidad, sino que pone de manifiesto la dificultad que ha experimentado Alemania en volverse una sociedad que integra de manera natural su multiculturalidad.
El camino de la narración es también la ruta hacia el despertar que sigue Ivie, joven afro alemana, cuya vida parece bastante normal. Mientras comparte un departamento con sus amigas de la infancia y divide su tiempo en dos trabajos, esperando la oportunidad laboral de sus sueños, la joven presta poca atención a las referencias a su raza, las preguntas que le hacen en las entrevistas respecto a su color de piel o el apelativo con que la llaman sus amigos, Schoko (chocolate). Más allá de esos signos que le da la vida, Ivie parece sentirse integrada, parte de la sociedad alemana, y sus problemas no tienen que ver con racismo, discriminación o marginalidad, sino que son los mismos que padecen sus amigos, sus compañeros, los jóvenes de su edad.
Su vida comienza a tambalear con la repentina aparición de su media hermana, de quien no conocía su existencia y que la busca con motivo de la muerte del padre de ambas. Este encuentro cambia la percepción de sí misma, pone en juego muchos aspectos de su vida que creía establecidos y, sobre todo, le abre la mente en cuanto al racismo cotidiano al que está expuesta como afro alemana. Aunque ambas comparten al padre senegalés, ninguna de los dos lo conoció. Eso hace que, a pesar de lo complejo del encuentro y las diferencias en su historia de vida, encuentren en ese vacío un punto irrevocable de unión.
El debut de la directora alemana no deja de ser significativo, al usar una forma melodramática para explorar temas de identidad, pertenencia y hermandad. Aunque pueda ser una temática densa, Blaßkewietz logra acercarse de manera natural a las escenas cotidianas, los gestos, los momentos externos e internos de ambas mujeres. El desarrollo del efecto espejo, en que ambas comienzan a reconocerse, aceptarse y también a encontrar respuestas la una en la otra, se da también de manera fluida. La idea de que a vece necesitamos de otra persona que nos sacuda y nos incomode, para reconocer y tomar conciencia de las carencias más profundas, aquellas que se pasan por alto en la vida cotidiana pero que, de cierta forma, rigen los caminos y modos de ser. Así como el cine, que funciona como espejo de la experiencia humana y que existe gracias a los contrastes, a la luz y a la sombra, a la contraposición de dos opuestos que al final no son tan distintos entre sí.
Más allá de los actos violentos y deliberados, la película pone bajo el reflector las formas de racismo “positivo”, aquellas sutiles, disfrazadas, que pueden sonar inocentes o pasar desapercibidas pero que generan un daño soterrado en el individuo y en la sociedad, a veces aún más peligroso. Son precisamente estas sutilezas las que descubre Ivie, que la llevan a redefinirse, a deconstruir la imagen que forjó de sí misma y a desplegar otras posibilidades de existencia, de relación con el entorno, con la comunidad e incluso con sus amigos más cercanos. Así, el sobrenombre Schoko ya no le parecerá tan apropiado como antes….
Casi como un acto de valentía, Sarah Blaßkiewitz logra construir un relato que resulta triunfante, por combinar una temática delicada y urgente con humor, liviandad y luz. Su propuesta se transforma en un retrato sutil pero energético, que a través de colores tenues y una iluminación delicada, casi como de ensoñación, resalta una realidad dura y latente que aun no erradica sus cimientos en nuestra sociedad. Esto junto a dos grandes actuaciones que, al igual que los personajes que representan, combinadas alcanzan su máxima expresión.
Título original: Ivie wie Ivie
Dirección: Sarah Blaßkiewitz
Guion: Sarah Blaßkiewitz
Fotografía: Constanze Schmitt, David Schmitt
Reparto: Anne Haug, Lorna Ishema, Haley Louise Jones, Tina Pfurr, Max Riemelt, Anneke Kim Sarnau, Falilou Seck, Fabian Stumm, Burak Yigit
Productora: Weydemann Bros
Año: 2021
Duración: 117 min.
País: Alemania