Por Galia Bogolasky
Entrevistamos al director Manuel Morgado, quien junto a la dramaturga Carla Zúñiga responsables de las exitosas Yo también quiero ser un hombre blanco heterosexual y Un montón de brujas volando por el cielo – Premio Mejor Dramaturgia 2020 del Círculo de Críticos de Arte–, quien nos cuenta sobre su nueva creación inspirada en el patrón de abuso emocional en que la víctima es manipulada para que llegue a dudar de su propia percepción.
Protagonizado por Pablo Schwarz y Renata Casale, este thriller con tintes de humor y surrealismo. El particular montaje instala un plato central que hace que el público vaya girando y viajando junto a su protagonista.
Esto fue lo que el director nos contó de esta interesante y potente propuesta teatral.
Como director ¿Cómo fue el proceso creativo de llevar esta puesta en escena a través de la escenografía innovadora y lo que se traspasa a nivel de dirección?
Es un proyecto bastante antiguo, lo veníamos trabajando hace tiempo. Primero tenía otra modalidad, pero después de Yo también quiero ser un hombre blanco heterosexual quisimos seguir trabajando bajo la misma idea de la mentira, cuestionar esta idea de la representación en el teatro. De alguna manera, ya venían algunos temas resonando entre nosotros, con Carla Zúñiga y creo que también ella tiene como una especie de ojo o intuición para poder leer esa puesta en escena y cómo está siendo montada. Yo creo que, en términos de dirección, entiende muy bien lo que me interesa teatralmente, en la praxis. Sus obras me permiten realizar esas ideas con respecto al teatro que yo tengo. Se va conjugando todo, lo escenográfico, el fondo de las obras y los temas, que se vienen repitiendo esas construcciones a través de los temas y las formas, en cómo esos temas van a hacer montados. Siempre trabajamos a partir de conversaciones primero, y también los textos van madurando. En este caso hubo varias versiones de este texto antes, y conforme fueron pasando estos dos años en los cuales se trabajó el texto, la obra también fue madurando, eso fue súper interesante. Hasta que las postulamos al Fondart, la ganamos y la hicimos este año.
La obra aborda una temática super potente y muy actual que tiene que ver con los abusos a la mujer y cuando no sabes lo que es verdad, a través del Gaslighting ¿Cómo fue traspasar las temáticas que aborda la obra a la puesta en escena, junto con los actores Renata y Pablo?
La obra tiene muchas capas y toca muchos temas que todavía no están tan resueltos. El tema del abuso es algo transversal a todos los tiempos y creo que nuestra sociedad no ha evolucionado en aquello, sigue estando y eso, de alguna manera, nos hace cuestionarnos nuestras propias acciones. La cultura de la obra nos traspasa a nosotres como creadores, como intérpretes, actores, directores y escenógrafos, etc. Creo que eso es super bueno, porque la obre en sí mismo va performando cosas a partir de sus temas en su entorno. Es una obra didáctica, en el sentido que nos transforma a partir de cómo nosotros vamos aprendiendo con la misma obra, en el cómo hacer esa obra hoy día, con nuestros temas, nuestros temores y pasados biográficos que se cruzan con la obra y también con nuestros propios micros abusos que a veces hacemos y no nos damos cuenta. La obra nos ha ido transformando a todos. Cada vez que nosotros abordamos una escena, también nos cuestionamos en cómo hacerla para que esté hecha con respeto y no desde el morbo para el espectador. Si lo pudiera resumir en una palabra yo creo que es concientizando, de esa manera fuimos montando el texto, haciéndonos conscientes nosotros mismos, de lo que la obra podría provocar en tanto las decisiones de aquellas acciones que están ocurriendo en el escenario.
Sobre la propuesta escenográfica que es super innovadora, donde el público está situado en una plataforma que va rotando y van pasando las escenas, que están ambientadas en distintas épocas, ¿Cómo fue pensada esta puesta en escena?
Generalmente las escenografías vienen al imaginario solamente y ahí todo mágicamente se va adaptando, esbozando de alguna manera y coincidiendo con la obra. Personalmente me interesa mucho los elementos, que no son actores dentro del teatro. Esa autonomía narrativa o sensorial que tienen los elementos que no son humanos precisamente, como el movimiento de una escenografía, la entrada de una luz o la música. Siempre me imagino una obra primero vacía con el movimiento y luego van apareciendo los temas, etc. Pero igual en este caso, esta escenografía tenía que ver con el tiempo, que era uno de los factores que, en términos de estructura, veníamos trabajando con Carla, cómo el paso del tiempo se volvía más retrógrado a través del sentimiento que tenía esta protagonista de la obra, que sentía que el tiempo se iba retrocediendo. Ahí hay una idea dando vueltas, que se relaciona directamente con el movimiento de la escenografía, con esta idea del reloj que va a la inversa. En algún momento pensé en la idea del encuadre en el cine, en la idea de la captura, esta mujer estaba atrapada en un cuadrado y nosotros como espectadores asistíamos a esta captura, la misma idea del cine, que nos dice lo que nosotros tenemos que ver, también ahí hay un tipo de construcción de la verdad. El encuadre te muestra una verdad, pero no sabemos lo que pasa fuera del encuadre o fuera de campo. Era la metáfora de esta idea de abuso, donde se ve una parte de la verdad, pero esa verdad tiene una multiplicidad de versiones, que muchas veces son anuladas discursivamente.
Respecto al tema de la verdad. Tú dices que en esta obra se pone en cuestionamiento el tema de la verdad, llevado al extremo ¿Cómo fue llevar al extremo esa verdad?
Se lleva a un cuestionamiento, más que de un lugar concreto, la verdad se pone en cuestionamiento desde una pregunta más filosófica y existencial. A veces no sabemos si realmente esto que estamos viviendo es una realidad o lo estamos soñando o imaginando. A partir de eso hay una serie de constructos discursivos, sociales, políticos, e ideológicos, que se fundan en base a mentiras. Más que poner en cuestionamiento la idea de la verdad, yo creo que la obra también se pregunta por la idea de lo relativo, que es tan vigente hoy día el discurso relativo, sobre todo en lo político. Un día todos queremos algo y al siguiente todo votamos lo contrario, por ejemplo. Eso nos hace cuestionarnos inmediatamente, de que las verdades y los discursos cambian a nivel social. A eso me refiero con que la obra plantea este cuestionamiento, en el sentido de cómo se construyen las realidades, del cómo uno puede generar una verdad a partir de un cúmulo de ficciones.
La obra recae sobre el personaje de la protagonista Renata Casale y Pablo Schwarz. Al comienzo de la obra ustedes advierten una escena de abuso y es muy potente, a pesar de que no la vemos. ¿Cómo fue crear esa escena?
Para mi fue vital el trabajo reflexivo que hicimos con Carla, que es la autora de todo esto. Esa escena siempre conlleva un riesgo. Yo creo que es una de la escena más difíciles que me ha tocado montar, y para los actores yo creo que también, sobre todo por el tiempo en el que ocurre la escena. Hoy día esa escena toca lugares muy sensibles, porque nos hemos permitido hablar más de lo que nos pasa. Hay una mayor apertura, de parte de las mujeres y de todo el mundo, de evidenciar cuando hemos sido abusados o cuando estamos sufriendo violencia, en muchos casos no, y uno lo lleva en silencio. La escena abre esos lugares, por eso nos parecía importante advertir, porque puede haber alguien en el público que le afecte esa escena. Ha pasado también, en el público, que es incómodo, que se abren lugares que pueden ser emocionales y también reflexivos. Hay un largo momento de silencio en el cual no escuchamos y no vemos nada, pero que sin duda nos lleva a pensar acerca del abuso y a veces no necesariamente necesitamos verlo para entenderlo. Creo que es una escena que está trabajada con mucho respeto, con mucho cuidado. En cada función le hemos ido agregando elementos, precisamente para hacerla menos invasiva y evidente y que se entienda el discurso de la obra. En ese sentido, con Carla, siempre le estamos dando vuelta a la escena, porque es muy viva en tanto a realidad, en cómo la vamos haciendo. Es una escena compleja y que hoy día tiene una gran responsabilidad de que exista en el teatro. Yo me acuerdo hace mucho tiempo fui a ver una obra de teatro, que tenía una violación y era explícita, pero también era otro momento histórico en donde las violencias en el teatro muchas veces tenían una especie de morbo o se exotizaba ese tipo de escenas, pero hoy día los tratamientos hay que pensarlos un poco más. Creo que los creadores estamos llamados a eso.
¿Qué le podrías decir a la gente para invitar a ver la obra con las funciones que quedan?
Las funciones que quedan están agotadas, pero vamos a volver en diciembre. Los invito para la temporada que tendremos en Matucana 100 en diciembre, que serán dos semanas, a partir del 7 de diciembre. Producto de la puesta en escena, no es que estemos con entradas agotadas porque entre mucha gente, es que cabe poca gente, por la naturaleza de la escenografía, solo entran 50 espectadores, y queremos que mucha gente la vea y por eso decidimos hacer esta nueva temporada. Les diría que es un trabajo que está hecho con mucho respeto, es una obra fuerte que nos invita reflexionar y que lo van a pasar bien. Tiene mucho humor. Los invito a seguir las redes del Teatro del Antagonista y de Matucana 100. Ahí se pueden enterar de las nuevas funciones.
FICHA ARTÍSTICA
Título: Retrato de una mujer que un día miró la luna y le pareció que era falsa
Dramaturgia: Carla Zúñiga.
Dirección: Manuel Morgado.
Elenco: Renata Casale, Pablo Schwarz, Nicolás Venegas, Cristóbal Manríquez, Byron Ahumada, José Hernández, Alejandro Yamil, Sebastián Rubio, Camila González, Valentina Magnere, Claudio Gatica, Catalina Garrido, Javiera Muñoz, Yalile Yusef, Danicza Espinoza y Ángela Ávila.
Producción general: Kristopher Gómez.
Diseño vestuario: Daniela Vargas.
Realización vestuario: Javiera Labbé.
Diseño escenográfico: Manuel Morgado.
Realización escenografía: AmorEscénico.
Diseño sonoro: Gonzalo Hurtado.
Diseño iluminación: Daniela Valenzuela.
Peluquería y maquillaje: Franklin Sepúlveda
Asistente peluquería: Isabelle Lastra.
Prensa: Claudia Palominos.
Tramoya: Claudio Quilodrán.
COORDENADAS RETRATO…
22 de septiembre al 9 de octubre
miércoles a sábado, 20 h; domingos, 19 h
*Funciones del 30/09, 01 y 02/10: 19:30hrs
Gral. $7000, estudiantes, personas mayores, miércoles y jueves popular $5000
Sala Patricio Bunster
Centro Cultural Matucana 100
Duración: 80 min
mayores de 18 años
https://ticketplus.cl/events/retrato-de-una-mujer-que-un-dia-miro-la-luna-y-le-parecio-que-era-falsa