Por Pilar Alcántara
Proyecto Hemin nos recibe en una sala con características muy particulares que nos sitúa en un espacio no convencional, siendo desde el inicio una experiencia, Espacio Diana.
Hemin es un monólogo de dramaturgia y dirección de Montserrat Cabrera Lucero e interpretado por Federica Larraín Matte. Consiste en un montaje interdisciplinario donde se fusionan propuestas desde lo visual, la danza, el teatro, la música y la performance.
Plantea temáticas como el miedo, el poder del amor romántico, el machismo, la violencia doméstica, la figura paterna, la fidelidad, los pederastas y abusadores.
Si bien, se entiende que la propuesta es disruptiva, es necesario desde los axiomas de la comunicación, considerar ciertos elementos para lograr el objetivo que es comunicar, el exceso de espalda al público pasa de ser una propuesta interesante a una incomodidad porque el espectador se percibe excluido. El exceso de energía es algo que sucede con frecuencia en propuestas que poseen una carga emocional o político social importante para los realizadores, pero no se debe olvidar que también es parte del quehacer artístico la formación de audiencias y en un mundo diverso también debemos pensar cómo utilizar los estímulos, ser cuidadosos con el espectador, no es tan importante lo que nosotros digamos sino la interpretación que se hará en las butacas porque será el mensaje que se masificará como legado cultural.
La información es confusa, a momentos los aspectos visuales debilitan al texto, declamado e intervenido por un sonido sucio y movimientos pesados, poco definidos. El escenario se desgasta y no se percibe si es falla de sonido o parte de la propuesta. Pero se logra hacer la analogía que ese espacio confundido y perturbadores es el campo mental y emocional de su protagonista, Alegranza. Donde se destaca el riesgo actoral de Florencia, que interpreta una carga considerable de elementos y contenidos que transmitir y vivenciar durante la obra.
Situaciones cotidianas de los abusadores como es el amedrentar y amenazar, su clásica cobardía frente a las madres o amigos de sus víctimas y los efectos en estas como el constante miedo, la promiscuidad, los excesos y daño emocional que una vez más válida lo miserable que fueron son y serán.
El daño que se ha causado de forma sistemática por parte de hombres por el hecho ser hombres hacia quienes nos sentimos mujeres, es incalculable y esta propuesta refleja ese caos interno, dolor insaciable que desordena el mundo y lo mantiene en un caos constante, impredecible y egoísta donde solo se piensa en la venganza, porque como Alegranza dice “nunca me voy a acostumbrar al dolor”, “mi deseo es el que orbito, justicia”.
La propuesta visual sorprende con algunos elementos novedosos en las tablas nacionales, desde el vestuario como el maquillaje.
Finalmente, el montaje nos perturba y sitúa en espacios incómodos, lo que se aprecia como parte de una interesante propuesta, pero debe ser para públicos transversales. La propuesta posee un sesgo al centrarse mucho en el sexo biológico, más no, en el género como una construcción social de mujer que no tiene que ver con la genialidad, excluyendo a las mujeres transgéneros quienes también han sido violentadas por el patriarcado.
FICHA TÉCNICA
Título: Hemin
Dirección y dramaturgia: Montserrat Cabrera Lucero
Intérprete: Federica Larraín Matte
Voz: Paula Zúñiga Yáñez
Diseño sonoro: Francisco Sánchez Villagrán
Diseño iluminación: Juan Osorio Negrete
Realización escénica: Norma Lucero Rambaldy, zapatero Sergio Mora, Suelería Don Álvaro, Lady Vagina Pvssy Lips Store, Asesoría Tienda Antítesis, Rayen Morales Cayupan
Coreógrafa: Ámbar Díaz Habib
Gestión y Producción: Montserrat Cabrera Lucero
Prensa: Claudia Palominos
Fotografía: Lorenzo Mella Ruiz
Registro Audiovisual: Valeria Fuentes Briones
Tráiler: Carolina Moscoso Briceño
Colabora: CapaNegra
Canción “Ella fuma” de Vlntna B, KYA & Cheskv Liz