Por Javiera Hojman
Septiembre es una película rápida, amable, simpática. Es una comedia romántica que propone diferentes aproximaciones al amor y a las relaciones de pareja, con personajes de edades distintas que tienen en común que exploran formas distintas de acercarse al afecto. Muchas películas románticas han intentando usar el recurso de usar las historias paralelas, y suelen fallar en que muestran demasiado y profundizan muy poco; Septiembre, sin embargo, tiene diálogos potentes y bien armados, buenas actuaciones y excelentes desarrollos de personaje, y cumple muy exitosamente con lo que busca.
La película sigue tres historias al mismo tiempo: primero, está la protagonista, Francesca, una mujer que es infeliz en su matrimonio, y que a partir de la soledad y la falta de amor, empieza a tener sentimientos románticos hacia su mejor amiga -también casada-. Segundo, está la historia de Sergio, el hijo de Francesca, que le enseña a su compañera de curso Simona las estrategias para acercarse a su primera experiencia sexual. Finalmente, aparece la historia de Guglielmo, el ginecólogo de Francesca, Ana, la prostituta joven que él frecuenta, y Matteo, el panadero del que ella se enamora. Son todos personajes de distintas edades, que interactúan entre si y son testigos de cómo avanzan las historias de los demás.
El filme parte con Francesca y su esposo acostados. Él ronca, ella lo mira con amor, él despierta, le pregunta “¿qué estás mirando?” agresivamente, se da vuelta y sigue durmiendo. Solo con esa escena nos muestran rápidamente el tono de lo que viene a continuación: Hay un juego constante con lo cotidiano, nos acercan a la vida íntima de los personajes y nos dan un permiso instantáneo a ponernos en su lugar. Francesca mira enamorada a su pareja, y nosotros sonreímos por lo privado del momento, y cuando él responde molesto, nos choca y nos incomoda. Esa es la tónica a través de toda la película: el espectador se preocupa por los personajes, termina queriéndolos y sintiendo con ellos.
Uno de los grandes méritos de Septiembre es que las actuaciones nos permiten entrar en cosas profundamente íntimas. Hay una escena, cerca del principio, en que la protagonista y su amiga están en la cocina, y empiezan una guerra de agua espontánea. Ambas se ríen, se miran con cariño, y la imagen está tan cargada de intimidad que me sentí como una voyerista presenciando algo solo de ellas, que no me correspondía mirar. Es interesante, y muy poco común, que una guerra de agua, dos personas regaloneando en un sillón o una conversación tomando café resulten más íntimas que las escenas explícitas de sexo, que en esta película no son necesarias.
Temas profundos y duros son tocados son delicadeza y con simpatía. Una adolescente descubriendo el sexo, una joven que tiene que prostituirse para salir adelante, la infidelidad, la complejidad de explorar tu propia sexualidad, son todos tópicos que se analizan de forma dulce, que en algunos casos generan cierto pudor, pero se muestran como parte de lo cotidiano. En Septiembre, el guion, la música y las actuaciones son un acierto. Aquí se resuelve, de muchas formas distintas, la pregunta que todos tenemos en algún punto: ¿Cómo enfrentamos la falta de amor?
Ficha técnica
Título original: Settembre
Directora: Giulia Strigerwalt
Estreno: 2022
Duración: 110 minutos
Elenco: Barbara Ronchi, Tesa Litvan, Fabrixio Bentivoglio, Enrico Borello, Luca Nozzolo, Thony
País: Italia