Crítica de teatro “El gran silencio”: Abducidos por un futuro incierto

Por Galia Bogolasky

El gran silencio es una obra de las compañías Terrícola y Circo Virtual, que se centra en una familia, y está narrada en el género de ciencia ficción, cargada de humor negro.

Es un montaje interdisciplinario que mezcla elementos de la puesta en escena que provienen de las artes mediales, a través de las esculturas lumínicas de Dimensión Humana, del colectivo artístico Circo Virtual, con la música y sonido que nos transporta a este ambiente de ciencia ficción en el que se contextualiza la obra.

Son tres historias, donde se habla del concepto del gran silencio, que tiene que ver con el universo en el que cohabitamos los seres humanos junto con los Aliens. El texto dramático de El Gran Silencio es de la compañía Terrícola, que se caracteriza por este tipo de humor, y un estilo narrativo bastante particular, con lo que se han hecho conocidos en la escena teatral nacional.

La historia principal es sobre una pareja que es abducida por extraterrestres, y se convierten en una especie de robot que tienen un chip donde aplican emociones insertas pero que no surgen de manera natural. Gabriel Cañas interpreta de manera notable a Galileo y Paulina Giglio es Estela, donde se despliega en un trabajo sólido. Ellos conforman una pareja bastante especial, que quieren adoptar a un hijo, pero no saben cómo enfrentar este hecho, sin tener reales emociones. A ellos se suma la nana/asistente social interpretada por Jacinta Langlois, que funciona perfecto en ambos personajes, generando la disrupción de esta pareja, logrando momentos totalmente hilarantes. También aparece la vecina (Daniela Castillo) a quien se le ha muerto el hijo y junto a su marido están viviendo un drama, que inserto en este tono de comedia, genera un contraste bastante interesante a nivel dramatúrgico y estilístico.

Toda esta historia familiar es ambientada en una época que podrían ser los años 80, y se puede identificar por el vestuario y elementos como un teléfono fijo. Lo que hace que el contexto que rodea la obra, con presencia de elementos futurísticos, pero ambientado en el pasado, funciona mejor aún.

Por otro lado, en el otro extremo del escenario, tres científicos (los mismos actores) tratan de abrir un código y entender el mensaje que les manda el universo. Ellos visten delantales blancos y utilizan una placa en la boca, lo que los hace ser personajes que exageran el estereotipo del científico nerd.

Durante todo el transcurso de la obra presenciamos la incorporación de una pareja de viajeros intergalácticos que visita la tierra en distintos momentos de la historia de la humanidad, y todo esto a través de la presencia de luces y sonoridad que nos llevan a este espacio exterior.

Daniela Castillo y Juan Pablo Corvalán logran una co dirección impecable, generando en casi dos horas de duración, una obra compacta, con mucho ritmo, intensidad, profundidad y sarcasmo. El texto tiene una solidez a nivel de relato que funciona muy bien, manteniendo el estilo y humor de la Compañía Terrícola, donde uno termina riendo a partir de escenas trágicas y llorando en escenas cómicas. Eso es un gran mérito, y sobre todo pensando que el ritmo es intenso y prácticamente no decae durante todo el montaje.

De todas maneras, la historia de la familia es demasiado más potente e interesante que las otras, las que terminan siendo casi como una cortina y un descanso de la historia principal, ya que distrae del centro, que es lo que realmente nos interesa, que es el tema de las reales emociones de los seres humanos y cómo afectan nuestras vidas las decisiones que tomamos.

La obra abre muchas preguntas, ya que plantea situaciones incómodas que producen cuestionamientos valóricos, que, personificados por extraterrestres, nos hacen observarnos con mayor detención y comprender lo que realmente significa ser una persona sintiente.

El gran silencio es un concepto que cobra un sentido bastante amplio, sobre la presencia de vida en otros planetas y lo que existe en el universo, y al mismo tiempo, tiene que ver con la historia personal de esta familia, que tienen a un hijo que no habla, generando un gran silencio inentendible. La poca comprensión que hay en este espacio silente es el que la obra trata de descifrar, y lo que hace que la temática sea tan interesante.

Este montaje plantea temas que son muy actuales, que tienen que ver con lo que está pasando con la inteligencia artificial, y las dudas sobre el aporte de la tecnología y la ciencia en nuestras vidas. Al mismo tiempo, nos hace pensar sobre cuestiones valóricas relevantes y observar lo que estamos haciendo como humanidad con nuestras vidas y nuestro entorno. El gran silencio es una obra contundente que aporta reflexionando sobre el presente y el temible futuro.

Ficha técnica

Título: El gran silencio

Codirección: Daniela Castillo y Juan Pablo Corvalán

Elenco: Jacinta Langlois, Gabriel Cañas, Paulina Giglio y Daniela Castillo

Diseño de vestuario: Paulina Giglio | Mapping: Cristián Canto y Camilo Ramírez

Diseño lumínico: Pablo Mois y Julio Escobar

Producción: Inés Bascuñán

Universo sonoro: Ricardo Zavala y Gabriel Cañas.

© Moisés Sepúlveda

Centro GAM

22 Jun al 9 Jul, 2023

Ju a Sá — 20.30 h

Do — 19 h

Sala N1 (Edificio B piso 2)

$ 7.000 Gral.

$ 5.600 Personas mayores.

$ 3.500 Estudiantes.

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