Crítica de teatro “La tercera hermana”: El teatro necesita tiempo

Por Vale Jauré

Para que el teatro llegue a sus espectadores necesita tiempo. Y el tiempo es un bien de lujo al que las producciones escénicas nacionales les es cada vez más difícil de alcanzar. Tiempo de trabajo y, también, el tiempo entendido como una manifestación de respaldo económico, bajo una estructura estatal y/o privada que permita la creación y la exhibición de obras. Se necesita tiempo para crear un mercado que invite a los espectadores a asistir a ver obras clásicas, o con actores que salgan o no en televisión, e incluso dar una oportunidad a nuevas creaciones.

En una unión entre lo clásico y las novedades de la dramaturgia llega a la cartelera nacional La tercera hermana, que es el primer montaje de la Compañía Sudamerikan Theater. La obra nace a partir de los personajes de la obra de Chéjov Las tres hermanas. En este nuevo universo, las protagonistas se encuentran en Chile en vez de en un pueblo perdido en la gran geografía rusa. Cambio geográfico que no se aleja de ser un lugar en medio de la nada. Es en este contexto en que se ven conmovidas porque algo terrible le ha sucedido a Irina, la menor, por lo que deben encontrar su reemplazo. Así, Masha y Olga comenzarán, en medio de un proceso de incertidumbre, de aspiraciones burguesas, de realidades políticas y un contexto hostil de mucha violencia, la búsqueda de su tercera hermana.

Al iniciarse, vemos en el escenario una ventana con una copa en forma de bulbo, como las que se pueden ver en las iglesias ortodoxas, contra un fondo oscuro. A su lado, un triángulo de madera, que, como una tarima, funciona como un escenario sobre el escenario. Mientras que a la derecha del escenario vemos una alfombra redonda de color blanco. Entre estos tres elementos se mueven las tres protagonistas de La tercera hermana; elementos suficientes y justos para construir las tres partes en que se presenta la obra. Como complemento, además, se integran los objetos que traen y mueven las actrices según la necesidad de lo narrado.

La primera parte, es más bien un acercamiento al texto clásico, a través de un juego entre parodia y actualización que se evidencia con la utilización de la tarima triangular, lugar en que todo se vuelve extremo y declamatorio. Luego, los personajes van moviéndose hacia la alfombra circular, a medida que la historia se va alejando del texto original. En el segundo y, mejor acto, que no se explica, sino a partir de la buena estructura dramática del primero, se juega con la idea de un conversatorio post función. En éste los cuerpos abandonan a los personajes dando lugar a la identificación con las actrices que interpretan a dichos personajes. Y, finalmente, se pasa al tercer acto casi en completa oscuridad, aunque demasiado extenso, en el que los cuerpos se despojan de los personajes, de las actrices, para ser simplemente tres mujeres jóvenes sobre el escenario, en un ejercicio en que se identifican para ser capaces de reconocerse.

La obra ahonda en lo que nos constituye como individuo, sobre lo que nos hace diferente como personas y como sociedad. Por lo que a diferencia de la obra de Chéjov, aquí desaparece la figura del hermano y de otros personajes, solamente queda el padre a quien se menciona, pues ha fallecido hace un año.

Otro elemento que se mantiene es la idea de volver a Moscú, pero ahora desde el punto de vista eurocentrista, a la vez que se reflexiona sobre el proceso social de nuestro país en los últimos años: qué es nuestro presente y qué significa este presente. Porque la urgencia está en eso, en esa posibilidad de dilucidar qué somos, quiénes somos para poder proyectar el futuro.

Así, volvemos a la reflexión inicial sobre el tiempo como un factor primordial. Ver la obra en su estreno, pone de manifiesto que aun carecía de ese tiempo necesario para ajustar la obra, perfeccionamiento que da la práctica donde se aceitan los mecanismos entre escena y escena.

Sin embargo, el tiempo también es necesario para que llegue la audiencia, incluso para que críticos como yo alcancemos a escribir algunas frases antes de que salga de cartelera, puesto que desde su estreno el jueves 6 de julio solamente se extendió hasta el domingo 9 de julio en el Teatro Mori de Recoleta.

Si sirven de algo estas palabras escritas es en la posibilidad de permanecer en el tiempo. Y que, en el caso de la reposición de la obra, estas palabras sirvan para poner en movimiento el boca a boca y, de esta forma, todos quienes se quieran aventurar en nuevas lecturas de Chéjov y de nuestro país, sepan que hay un espacio pensante al cual acudir.

Ficha técnica

Título: La tercera hermana

Dramaturgia y dirección: Sebastián Squella

Compañía: Zudamerikan Theater

Diseño sonoro: Camilo Venegas

Periodista: Francisco Silva

Producción: Macarena Tapia

Diseño integral: Fernanda Errada & Javier Pavez

Fotografía: Nicolás Calderón

Duración: 1 hora 15 minutos

Edad recomendada: + 15 años

Elenco:

Amelia Barrés

Belén Zambeat

Noel Saint-Jean

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