Entrevista a directora Fidocs, Antonia Girardi: «Es lindo ir diversificando esas imágenes del mundo que habitamos»

Por Galia Bogolasky

Entrevistamos a la directora del Festival de Cine Documental Fidocs, que terminó su 27 versión hace unos días. Esto fue lo que Antonia Girardi nos contó sobre esta exitosa versión del emblemático festival fundado por Patricio Guzmán.

Cerrando el la 27 versión de Fidocs ¿Cuál es tu balance de esta versión?

En verdad estamos muy contentos y sorprendidos de la respuesta del público porque este año, sin darnos cuenta, crecimos bastante. Propusimos muchas más proyecciones que el año pasado, por ejemplo, y era algo que nos dimos cuenta en la práctica, cuando estábamos presentando las películas con el equipo, que no dábamos tanto abasto, y dijimos: “Esto va a ser una apuesta y ver cómo resulta el público”. Porque el festival venía de un proceso de irse achicando para poder concentrar más esa audiencia y tener salas llenas. Es la primera vez que volvimos a abrirnos un poquito, a crecer un poco. El balance para mí es súper positivo, porque en el fondo logramos tener casi todas las salas con súper buen público. Muchas funciones agotadas y las que eran un poco más radicales, más difíciles, igual habían siempre 50 personas, 60 personas, que para nosotros es un súper público. Súper contentas, en verdad, en general.

Pensando en la curatoría de la programación, había hartos formatos híbridos, había mucha docu ficción. ¿Por qué decidieron incorporar ese formato?

Yo creo que también tiene que ver con lo que está pasando en general en el cine. Más que una decisión consciente de nosotros de decir: “Ahora vamos a abrirnos a lo híbrido, o a la ficción, o a la no ficción en los límites”. La curatoría siempre es un proceso que uno va auscultando un poco, y es como una foto del presente, y nos pareció que cada vez más a los cineastas se les olvida esa pregunta. Ellos quieren hacer una película, y buscan metodologías que son del documental, o de la ficción, y transitan a veces con mucha más libertad. Creo que fue bien sintomático en ese sentido. Quizás porque nos hemos ido dando cuenta que el público del festival, el público más fiel, es bastante joven. Entonces pensábamos, a la hora de programar, en películas que despierten cosas en los futuros cineastas también, como imaginar: “Yo también podría hacer una película con una GoPro, también podría hacer una película con archivo de celular. Podría hacer una película donde me embarco en una aventura un poco poética con mis amigos, y es una ficción, pero al mismo tiempo tiene cosas muy íntimas que vienen del documental, de conocer ese grupo de gente de hace mucho tiempo”. Creo que tiene que ver con eso.

La curatoría también tiene mucha variedad, dentro del cine internacional.  Es el año que me ha llamado más la atención la cantidad de países diversos, no los típicos países que siempre están haciendo cine o que uno ve en los festivales. Eso amplía totalmente la mirada. Hay una diversidad de contenidos y géneros de temas. Cuéntame sobre esa mirada sobre el cine internacional que quisieron traer a esta programación.

Creo que ese siempre es un desafío de salir de las cinematografías que son más conocidas por la audiencia local, y en ese sentido, cuando encuentras una película de Estonia, que es alucinante, obviamente uno le pone una prioridad mayor que a películas que dialogan más con los códigos del cine, por ejemplo, francés o español o portugués, que siempre tenemos en el festival y que nos encanta, pero está bueno ir haciendo espacio para otras cinematografías. Este año también hicimos un foco que tenía que ver un poco más con el cine etnográfico, y ahí tuvimos una película muy linda, una ópera prima de Burkina Faso, por ejemplo. Otra película súper interesante es la película vietnamita que ganó la Cámara de Oro en Cannes. Hace bien ir mostrando otros imaginarios, y sobre todo un festival que en su origen tiene la idea del documental, y esta frase que nos encanta de Patricio Guzmán; “mostrar la aventura del hombre sobre la tierra”. Es lindo ir diversificando esas imágenes del mundo que habitamos, al final, es una de las misiones del festival, y si eso puede ir diversificándose cada vez más, nos entusiasma mucho.

En cuanto al cine chileno las ganadoras fueron Malqueridas, como mejor ópera prima, que ya ha venido teniendo una muy buena temporada en distintos festivales, y Muertes y Maravillas. Cuéntame sobre esas películas chilenas que han seleccionado, y las que ganaron.

A uno siempre le entusiasman los premios, y seleccionamos cinco películas que nos enamoraron, que nos encantaban. Cualquiera de ellas hubiera sido muy interesante que ganara, pero creo que en el caso de Malqueridas es evidente que es una película muy relevante, hoy, en Chile, tiene peso. Es una película muy importante que sea vista, eso te pone doblemente feliz, que tenga este reconocimiento, también del jurado joven. Ese jurado lo integran 15 estudiantes de distintas universidades, centros de formación de muchas regiones del país. Es lindo ver cómo conectan los jóvenes con estos relatos que son personales y urgentes. Al mismo tiempo creo que Malqueridas es una película súper pensada en su dispositivo, que es inteligente a la hora de entregarle la co-realización, la palabra, a la misma protagonista y encuentra este dispositivo de problematizar la imagen clandestina del celular, que ya es algo problemático, que las mujeres privadas de libertad no puedan comunicarse con sus familias, y que realmente parte de la condena sea aislarlas del mundo. Es algo muy fuerte, sobre todo en el caso de la maternidad. Por eso sentíamos que era una película muy importante de tenerla en el festival, de que se muestre, y la función que tuvimos fue súper linda, emocionante, tuvo un Q&A muy potente. Se va a repetir, se repiten las ganadoras del festival, así que estas expectantes si va a llegar de nuevo harto público a verla. Tana Gilbert es una realizadora súper joven, es su ópera prima, eso es una obra bastante valiente, es internarse en un proceso bien complejo, denso, con muchas capas, y que ella lo hace con una elegancia, y una sutileza notable.

En el caso de Muertes y Maravillas es una película de un realizador súper joven, que tuvimos en FIDOCS en el 2019 con su corto Cómo llegar a la Alameda, que fue parte de una convocatoria espontánea que hicimos para mostrar los registros y lo que se está haciendo para documentar todo el proceso del estallido social. Diego vuelve con esta película que nos pareció increíble, muy simple y a la vez súper filosófica, poco pretenciosa, y que llega a un lugar de intimidad interesante con ese grupo de personajes que también son sus amigos. Él se embarca en una ficción bastante literaria, estos amigos poetas. Sentíamos que hay muchos gestos que vienen del documental, y es muy interesante ver cómo él lo aplica, y lo trabaja con mucha libertad. Nos gustó mucho ese premio. Es una película quizás más frágil en su construcción, que deja más entrar, la vida, adentro, se pone harto en cuestión. Nos parece lindo que reciba un premio, que es algo que la va, seguramente, a ayudar a llegar mejor representada a otros festivales y empujarla en su recorrido.

Tuvo tantos momentos épicos esta versión del festival, una cosa notable que hicieron este año, y que quedé súper sorprendida es de este visionado, esta función al aire libre en el Paseo Bulnes de la película de Wim Wenders, una eminencia del cine internacional. Cuéntame sobre pensar esas ideas. Además, es gratuito, abierto al público, al aire libre, en pleno centro de Santiago.

La verdad es que es algo que hemos venido haciendo hace un par de ediciones, y creo que esta fue la vez que mejor ha resultado. De hecho, hicimos dos funciones al aire libre. El sábado vimos el Realismo Socialista, de Raúl Ruiz y Valeria Sarmiento, que acaba de ser restaurada por el colectivo Poetastros. El domingo fue Perfect Days de Wim Wenders, y en el caso de Perfect Days lo hicimos en alianza con MUBI. Eso fue importante porque nos ayudaron a hacerlo con las mejores condiciones posibles, también lo hicimos en alianza con el Centro Arte Alameda, usamos su pantalla. Es algo bien colaborativo y algo que como Fidocs nos gusta hacer, involucrar a nuestras distintas sedes y gente con la que trabajamos, hacerlo de manera colaborativa. La idea principal es poder llevar cine de calidad a la calle, pero obviamente era una apuesta. Nosotros tampoco sabíamos cómo iba a conectar el público con estas películas, ya que las dos son muy distintas. Una es una película épica para la historia del cine chileno, una película que estuvo perdida, desmembrada, muchísimos años y que acaba de ser restaurada y acaban de finalizar esta versión con Valeria Sarmiento. Pero que al mismo tiempo es una película súper crítica, súper irónica. Era interesante lo que iba a pasar justamente en la calle. Una película que habla del tiempo previo al golpe militar, que es muy visionaria. Raúl Ruiz tiene esto de entre broma y broma tira lo que se viene en ese momento de la historia y es muy fuerte verla. Pero la verdad es que la reacción del público fue súper impresionante. Yo sentí que estaba todo el mundo muy hipnotizado, cautivado por la película y fue llegando cada vez más gente y gente del mundo, vamos a decir, como del mundito del cine, pero también gente de todos lados, estudiantes, profesionales, gente que iba pasando por la calle con sus familias que se quedaron ahí viéndola y me emociona mucho que eso ocurra.

Con Wim Wenders era una película más pop, era una jugada más a la segura, pero era una película en japonés, con subtítulos, podría haber sido como: “¿Qué es esto?” y no engancho, pero en este caso el público fue súper participativo y lo que hicimos previamente, que creo que fue importante. Tenemos un equipo de mediación que se vinculó antes con los vecinos del Paseo Bulnes, Amigos del Paseo Bulnes se llama, y con la junta de vecinos, contamos que íbamos a hacer esta función, les mostramos la sinopsis de la película, para que no llegara una especie de Ovni a ocupar el espacio en la calle, si no que los mismos vecinos pudieran convocar, hacerlo de manera más colaborativa, e incluso en el caso del Realismo Socialista, nuestro equipo de mediación organizó una especie de recorrido patrimonial por el centro de Santiago que terminó en la película. Esos son gestos que ayudan a acercar el cine a nuevas audiencias y no a sólo hablar entre nosotros, para nosotros, los que amamos el cine de Ruiz, sino que otra gente también pueda encontrarse por primera vez con una película de Raúl Ruiz, interesarse por primera vez, y después querer profundizar más por su cuenta. Ese sería nuestro deseo más profundo.

Este año cerraron con la película El Primer Año de Patricio Guzmán, que es el fundador de Fidocs. Eso es algo que obviamente es un gran homenaje para él ¿Cómo se gestó esta idea?

Esa es una idea que el festival viene teniendo hace muchos años. Cuando empecé a programar en Fidocs, cuando dirigía el festival Carlos Flores, siempre era: “Este año van a terminar la restauración de El Primer Año y la vamos a poder tener en Fidocs”. La restauración de esta película tomó mucho más tiempo. Fue un proceso súper complejo, laborioso. Cuando supimos este año que iba a estar terminada la restauración, en consonancia con los 50 años del golpe, sentimos que era muy evidente que teníamos que tenerla y nos pareció que la clausura era un lugar súper lindo, simbólico el hacerle un homenaje a Patricio Guzmán, que este año fue homenajeado con el Premio Nacional de las Artes Audiovisuales. Es una pieza clave del cine chileno que nos faltaba. Son imágenes que son la pieza que faltaba antes de La Batalla de Chile. Es muy lindo que en estos momentos tan fuertes. Uno pensaría que quizás a los 30 años del golpe se habló más de las violaciones a los derechos humanos, de la problemática de encontrar detenidos desaparecidos, que incluso ahora a 50 años, que hay un clima en que a veces uno sentiría es más de negacionismo y relativismo, incluso. Sentíamos que era lindo volver a “¿Cuál era el proyecto de la Unidad Popular?”. Cuando hicimos este año, la memoria era una de las temáticas importantes para el festival y quisimos enfocarnos bastante en este proyecto colectivo. Por eso nuestro afiche este año tiene la imagen de la chimenea de la UNCTAD, que aparece en una película muy emblemática que es Escape de Gas, pero porque queríamos complejizar esa mirada de proyecto colectivo que ponía la cultura en el centro, donde un obrero, un artesano y un artista podían convivir en un mismo espacio, colaborar en un proyecto, y ganar lo mismo, por ejemplo, como fue el caso de la construcción de la UNCTAD. Eso es algo que se siente mucho en la película de Patricio Guzmán, en El Primer Año, ese involucramiento de los trabajadores, de la preocupación por seguir produciendo. Por eso era algo muy emocionante para nosotros, y que lo vean las nuevas generaciones. Aprovechar que el Fidocs hoy día se ha transformado en una plataforma que le interese a los futuros cineastas, a los estudiantes de cine. Es lindo reconocer la historia del festival, y aunque nos estemos abriendo a cosas más híbridas, más experimentales, a los cruces interdisciplinarios, también entender la historia de donde viene el festival, y en ese sentido Patricio Guzmán es una figura súper importante.

¿Algo más que quieras agregar para hacer un gran cierre de lo que ha sido esta versión de este festival?

Como equipo, siento que nos estamos afiatando mucho, éramos un equipo nuevo que ya no es tan nuevo y eso se empieza a notar. Hay programadores que se han ido sumando, pero siento que estamos más coordinados y me gusta mucho que trabajamos siempre de manera muy colaborativa. También este año asumió la dirección de programación Francina Carbonell, que es una gran realizadora, docente, y ha sido lindo ir compartiendo esas miradas sobre el cine durante todo el año con el equipo de programación. Todos trabajamos de una manera muy involucrada.

¿Cuáles son los próximos pasos para el festival?

Los próximos pasos para el festival son conseguir mayor financiamiento para poder trabajar todo el año. Yo como directora, Fernando Bascuñán, el productor ejecutivo, seguimos vinculados al festival todo el año, porque somos el sostén, pero nos gustaría tener financiamiento para poder tener una oficina, para poder reunirnos más periódicamente, que no sea un trabajo tan titánico de la última mitad del año, que igual es bien loco, todos paramos nuestras vidas. Ahora que sabemos que hay una audiencia que está esperando el festival, que quizás, el Gobierno Regional quisiera colaborar con nosotros, quizás conseguir algunos auspiciadores, seguir haciendo alianzas con universidades, que nos parece súper relevante. Otra cosa importante es que por segunda vez invitamos a estudiantes de regiones a la escuela FIDOCS, y esa es una comunidad que ha ido creciendo y que me parece que son clave. Son ellos los que después llenan la sala, y que vuelven año a año, que se interesan y nos piden: “Yo fui a la escuela Fidocs el año pasado, vi que tienen este realizador y me encantaría ir a esa charla”. Siento que eso es muy lindo, ver que realmente estamos construyendo un espacio de formación informal que es intergeneracional, a veces este año también vinieron, por ejemplo, integrantes del Sinteci a la escuela Fidocs, o de Nosotras Audiovisuales, era lindo lo que se daba ahí, estudiantes de primer año, con una realizadora que tenía 40 años, con alguien que se forma autodidactamente, con alguien de la Universidad Austral de Valdivia. Hay una comunidad que se va formando y eso nos parece muy valioso.

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