Por Victoria Abaroa
A través de tres pinturas inquietantes, Alan Martí establece un ambiente ligeramente perturbador en una de las esquinas del stand del Colectivo Punto Ciego, en Feria Ch.ACO. Empleando recursos plásticos como el chorreo en la pintura, y la intervención de imágenes históricas pasadas por el filtro de un sistema de inteligencia artificial, las obras del artista se presentan como un estímulo para la generación libre de narrativas. Aunque su aspecto sugerente parece anticipar la creación de un relato siniestro.
¿Cuál es tu propuesta respecto al tema del control? Porque pareciera ser un tema recurrente en tus pinturas. Acá en la feria, por ejemplo, podemos ver que una de las escenas se desarrolla al interior de una fábrica, donde vemos gente trabajando, manipulando trenes o computadores.
Sí. En este caso, hay una obra que se desarrolla en un ambiente industrial que está titulada La factoría, el qué están haciendo los personajes exactamente en dentro de ese lugar queda insinuado. Me gusta crear escenas con un relato abierto a la interpretación del espectador, yo me limito a sugerir una temática. La pintura misma y cómo está ejecutada la obra, me parece muy importante para provocar los estímulos narrativos. Me refiero a elementos como la materialidad, las distintas capas de pintura y sus chorreos.
¿Esos chorreos son a propósito?
Sí, son muy intencionales. Le quitan ese aspecto clínico y limpio que puede tener una imagen menos accidental, donde la mano controla mucho. En esa línea, para mí el control pasa por un aspecto temático, pero también tiene relación con la ejecución misma de la obra. Por un lado, como artista, trato de controlar muchos aspectos en el desarrollo de la obra, pero hay otros que trato que sean más azarosos o que el mismo material se descontrole, como en el caso del chorreo.
En términos temáticos, hay dos salas de control inspiradas en las salas de guerra de la Segunda Guerra Mundial, específicamente en las mesas utilizadas para planificar y ejecutar estrategias en ese contexto. Quise adoptar esta estética desde una perspectiva más contemporánea, por lo que se incluyen elementos como computadoras y mesas de trenes, comúnmente asociadas a los hobbies de adultos en garajes de Estados Unidos. Estos elementos representan un juego para personas mayores y no de niños, lo que sugiere un mundo de adultos generando ideas con un objetivo incierto, que podría ser positivo o negativo. Esta representación puede contener una crítica al sistema, al mismo tiempo que busco generar un ambiente de duda. Aunque los cuadros puedan considerarse atractivos, me interesa que la audiencia experimente cierta incomodidad al preguntarse: ¿qué es lo que está sucediendo aquí realmente?
¿La mayoría de las imágenes provienen de la Segunda Guerra Mundial?
No tanto, aunque hay algunas que sí. Los archivos son amplios, pero ya que la fotografía se inventó en el siglo XIX es de allí en adelante. En algunos casos me he ampliado al imaginario de los dibujos medievales o quizás en el futuro podría utilizar pinturas renacentistas, para mí las posibilidades son infinitas.
Los rostros en las pinturas poseen un aspecto algo siniestro: son borrosos y no permiten descifrar qué está pensando la persona. ¿Hay intencionalidad en eso?
Sí, yo trabajo a través de ciertas soluciones plásticas que se relacionan con lo borroso y la síntesis. Yo tengo otras pinturas en las que hay un retrato en las que hay una cara con una forma clara y solucionada en términos pictóricos, pero en esta instancia trato de que quede más abierto. Yo describiría los rostros con la palabra fantasmal o anonimato. Se relaciona con un concepto alemán que he trabajado harto que es un término alemán, unheimlich, que se refiere a lo siniestro. Hay un ensayo de Freud en el que habla de este término. Por un lado, unheimlich, heimlich solo significa “lo familiar” y cuando agregas el um es lo no familiar.
La artista Mariana Najmanovich también se refiere a eso, empleando el concepto de “lo ominoso”. ¿Distingues cierta relación con su obra?
Me gusta su trabajo, y tenemos cosas en común. Al igual que ella, también he estado trabajando con inteligencia artificial.
¿Qué comando ingresaste en el programa de inteligencia artificial para estas pinturas?
Yo utilizo estímulos en formato de palabra y en formato de imagen, con collage digital o fotomontagemente, principalmente utilizando Photoshop. Creo que desde hace unos siete años atrás me puse a trabajar con collage y, por ende, a almacenar muchas imágenes, a través de cuál iba agarrando mis propios intereses y creando mi imaginario a partir de fotografías encontradas en internet, que las iba mezclando de manera de crear mis propias narrativas.
En el stand de Ch.ACO estás presentando junto a un colectivo, pero no están exhibiendo obras colaborativas. ¿Han realizado obras en conjunto?
No, pero para mí en un sentido amplio de la palabra colectivo es cuando gente con una afinidad y objetivo en común se agrupa para lograrlo. En este caso nos juntamos porque somos artistas jóvenes que tienen un interés en la pintura, principalmente, figurativa y que decidimos ser parte de esta versión de Ch.ACO en la sección de colectivos o talleres.
¿Por qué optaron por llamarse Punto Ciego?
Porque muchas de las obras pueden dar con la idea de que hay algo que no se está viendo o está oculto dentro de la pintura. En algunas resulta más evidente que en otras, pero ese fue el concepto que le quisimos dar al grupo.
Feria Ch.ACO
Centro GAM
21-24 marzo