Crítica de Teatro “El Mundo es Redondo”: Resonancias verbales

Por Romina Burbano

El Mundo es Redondo es una obra de la compañía portuguesa Teatro do Bairro. La obra, basada en el cuento infantil de Gertrude Stein, puesta en escena por António Pires, nos narra la historia de Rosa, una niña llena de curiosidad por el mundo que la rodea y una constante reflexión sobre quién es y el lugar que ocupa en el mundo. Con las destacadas actuaciones de Carolina Campanela, Carolina Serrão, Vera Moura y Sandra Santos, nos adentran a un mundo donde el lenguaje, la poesía y la palabra se entrelazan en un constante flujo de significados y emociones.

La Companhia Teatro do Bairro, expone una dramaturgia a partir de un lenguaje que evoca a lo visual. Con más de 40 espectáculos, la compañía ha recibido numerosas distinciones y dentro de ellas en el 2019, El Mundo es Redondo, fue distinguida por la Sociedad Portuguesa de Autores como Mejor Espectáculo de Teatro. Además, fue nominada al Globo de Oro SIC/CARAS. La compañía se caracteriza por retomar obras y llevarlas a una puesta en escena nueva y creativa, fusionando distintos elementos en un todo.

En la obra, cuatro actrices corporizan distintas voces narrativas que, en conjunto, cuentan distintas anécdotas de Rosa. Intercalando el inglés, el español y, por momentos, el portugués; su particular uso del lenguaje, la fusión de figuras retóricas y la poesía, un entramado de significados a partir de la palabra que se enriquecen con esporádicos momentos de comedia; creando una atmósfera única y cautivadora. Entre repeticiones y paralelismos Rosa se adentra a una reflexión de sí misma y su existencia en el mundo.

Soy una niñita y mi nombre es Rosa, Rosa es mi nombre

Por qué soy una niñita

Y por qué Rosa es mi nombre

Y cuándo es que soy una niñita

Y cuándo es que Rosa es mi nombre

Rosa, no solo sugiere un nombre, sino que también conlleva una carga simbólica y representativa mucho más profunda de la persona. La repetición y enfoque en los distintos sonidos y ritmos destacan la multiplicidad de la palabra y la importancia del lenguaje en la reflexión de su identidad y ser. A lo largo de la obra, las narradoras juegan imparablemente con el lenguaje, cantan, producen sonidos, cambian los ritmos y sus tonos. Cada cambio en el entorno narrativo dentro de la obra, interactúa con el espectador generando una variedad de estados de ánimo. Estos cambios, se manifiestan en la evocación de recuerdos e imágenes visuales, que poco a poco aparecen gracias a la palabra, el espectador se deja seducir por el lenguaje en sí mismo.

El montaje posee un enfoque innovador a la hora de explorar temas profundos a través de la evocación de imágenes poéticas la cuales aportan una capa de simbolismo y profundidad narrativa particular. El estilo que desarrollan en base a la inmediatez del lenguaje mantiene la experiencia teatral en el presente, en su aparecer. Así mismo, la habilidad y fluidez de la vocalidad de las actrices contribuye significativamente al desarrollo de la historia. Desde el momento en que entran en escena, cada una transmitía una personalidad, una forma de narrar única que se manifestaba en el uso disruptivo de ritmos y sonidos. Poseen una claridad en la articulación del lenguaje notable, utilizando una palabra como punto de partida exploran entre conceptos e ideas que generan reflexiones mediante juegos lingüísticos capturando la atención del público.

La variedad vocal no solo denota cambios sutiles en el tono, la entonación o el ritmo; sino también, en el juego entre voces. Las actrices narran alternando el habla, o por momentos simultáneamente o completamente desincronizados; una vocalidad coherente que caracteriza cada rol, demostraba el talento y habilidad de las actrices para utilizar su voz como un poderoso instrumento de expresión. Por ejemplo, en varios momentos de la narrativa, las actrices alternan entre tonos agudos y graves, ecos y simultaneidades para representar emociones e ideas experimentadas por Rosa. Notamos, entonces, cómo las actrices utilizan el lenguaje de manera no convencional, rompiendo con las estructuras cotidianas del lenguaje, donde las palabras suelen estar sujetas a significados preestablecidos.

Mientras avanza la trama, surge una reflexión del lenguaje y cómo este crea su propia realidad, el mundo redondo de Rosa. Es interesante que el mundo de Rosa sea contado por cuatro narradoras, que pareciera tener cada una su propia personalidad. Las narradoras nos adentran a una reflexión del lenguaje desligándose de la objetividad, se fusionan características poéticas con los juegos del lenguaje que se dan en ese presente teatral, rompiendo con las convenciones lingüísticas tradicionales, propio del teatro vanguardista. La historia en sí no conduce a nada, son anécdotas de la vida de Rosa, a lo más autoreflexivas. Pero la palabra es un constante diálogo consigo misma, en búsqueda de su propio significado y uso, lo cual convierte al lenguaje en un elemento único para la comunicación y construcción de significados.

La escenografía, a cargo de João Mendes Ribeir, con una estética geométrica y simple que posee una cierta similaridad a los laberintos, logra centrar nuestra atención en las voces y los cuerpos de las narradoras. Caminan por todo el espacio, muy pocas veces están inmóviles, el movimiento es tanto corporal como lingüístico; creando una experiencia teatral que trasciende lo meramente narrativo para adentrarse en un terreno nuevo de lo estético y lo emocional. Una estética simple de escenografía intensifica la cualidad de representación que posee la palabra, adentrando al espectador a una reflexión sobre la experiencia teatral en términos sensoriales.

La música, las coreografía y la escenografía, exploran en distintas formas de elevar la capacidad del lenguaje para resonar en el espectador. Aunque a momentos incomprensible la historia de Rosa, la obra explora la complejidad y la interconexión de la vida a partir de irrupciones en la lingüística tradicional; y esto nos permite pensar en nuevas formas de interactuar con el teatro, tanto como intérpretes como espectadores. Nos invita a repensar y desafiar las convenciones lingüísticas, adoptando una libertad de expresión más ingenua, pero a la vez, reflexiva. Las nuevas dramaturgias, traen consigo una apertura única al teatro, a la composición a partir de la fusión de distintos elementos, una especie de orden caótico del lenguaje, los sonidos, los objetos, etc; que se expresa en diálogos y descripciones detalladas evocando la realidad de los personajes. Es el continuo uso de las palabras y expresiones que tienen un efecto duradero en la obra, son resonancias verbales que marcan una diferencia entre contar una historia y contar una historia reflexionando en el propio lenguaje. Finalmente, la obra logra referir cómo las palabras evocan imágenes y sentimientos, que producen pensamientos profundos o reacciones particulares en los espectadores. 

Ficha Técnica

Título: El Mundo es Redondo

Duración: 90 minutos

País: Portugal

Puesta en escena: António Pires

Texto original: Gertrude Stein

Traducción al español: Ruben Sabbadini

Compañía: Companhia Teatro do Bairro

Intérpretes: Carolina Campanela, Carolina Serrão, Vera Moura y Sandra Santos

Escenografía: João Mendes Ribeiro

Coreografías: Paula Careto

Figuras: Luís Mesquita

Música original: Miguel Sá Pessoa

Fotografías de escena: Miguel Bartolomeu

Sonido: Guilherme Alves

Luz: Alexandre Jeróniimo

Producción y distribución: Federica Fiasca

Comunicación: Maria João Moura

Productor: Alexandre Oliveira.

Edad recomendada: +12

Coordenadas

Desde el 04 al 06 de Abril

Espacio Patricio Bunster, Matucana 100

 

 

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