Por Juan Marín
El 24 de abril en Argentina se vivió la marcha más multitudinaria vista durante el periodo de Milei. Miles de personas salieron a protestar contra su gobierno en defensa de la educación pública. Una de las causas de esta manifestación fue el recorte económico que propuso Milei a la educación superior, a través de su plan “motosierra”. Este inaudito proyecto ha terminado con el despido de miles de funcionarios públicos y con la eliminación de varios programas gubernamentales. Antes y en el transcurso de su mandato siempre ha tenido un discurso que cuestiona la educación pública, bajo el absurdo argumento de que las universidades se dedican a adoctrinar. La película Puan llega en un momento justo para reivindicar la importancia de la educación pública.
El film es sobre Marcelo (Marcelo Subiotto), un profesor de filosofía que hace clases en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Su jefe de cátedra, mentor y colega, muere repentinamente. Después de su muerte, Marcelo asume la titularidad de la cátedra para seguir con su legado. Lo que no se imagina es la llegada desde Alemania de Rafael Sujarchuk (Leonardo Sbaraglia), un profesor completamente opuesto en el método de enseñanza que le complicará el puesto en la cátedra.
Puan es una comedia filosófica bastante entretenida. A pesar de sus varias referencias intelectuales, entre otras, a Rousseau, Hobbes, Kant, Heidegger, Platón, Demócrito y Camus, nunca se rebaja a una pedantería capciosa. No es una película teóricamente compleja de la que solo pueden disfrutar los amantes de la filosofía. Más bien todo lo contrario, es liviana, accesible y fácil de digerir. Nada que ver con la obra maestra filosófica de Bela Tarr El caballo de Turín, una densa película húngara basada en una vivencia de Nietzsche.
Esta película argentina es un claro ejemplo de que se puede hacer comedia inteligente sin miedo de abrazar el absurdo. A través de diálogos creativos y escenas disparatadas logra una simpática película comprometida socialmente, la que es imprescindible para los tiempos difíciles que está viviendo Argentina hoy en día. Muestra la funcionalidad del humor como una arma de lucha para protestar por lo justo.
Este filme de índole político sirve como manifiesto para salvar una educación pública que peligra. Es un cine activista que intenta concientizar a la audiencia sobre una problemática complicada por medio de una tragicomedia de situaciones adversas.
El filme es un sincero homenaje a la docencia. Es una suerte de oda a nuestros profesores por lo importante que son para la formación en el futuro de los jóvenes. Es el reconocimiento que se merecían las universidades públicas para contrarrestar el avance de la extrema derecha. Además, la cinta fue muy fiel a su trama. Filmaron en la calle Puan (donde está ubicada la Facultad de Filosofía y Letras) y también dentro de la misma Facultad en la UBA, donde se pueden apreciar varios afiches con consignas revolucionarias e inclusivas. Da la sensación de que los lienzos que aparecían era totalmente reales.
Las dos actuaciones principales están soberbias, la del protagonista y la del antagonista. Marcelo Subiotto ganó por este filme el premio de mejor actor protagónico en el Festival de San Sebastián junto al actor japonés Tatsuya Fuji por su película Great absence. Su personaje es un profesor sencillo, enamorado de lo que enseña. Un maestro tímido con mucha inteligencia, pero que las cosas no le han salido del todo bien en el último tiempo, además de tener que lidiar con una crisis existencial recurrente que lo tiene al borde de la ruina. En cambio, Rafael, protagonizado por Leonardo Sbaraglia, es todo lo contrario. Un profesor narciso, guapo y pretencioso que habla alemán, toca el piano y que vino desde Frankfurt a Argentina porque empezó a salir con una modelo famosa. Este papel es interpretado por la cantante Lali Espósito, cuya corta aparición es muy simbólica, ya que el presidente Javier Milei se peleó con ella dedicándoles varios tweets y nombrándola despectivamente en entrevistas. En el film Marcelo parece sentir un tipo de envidia frente a este ser supuestamente perfecto y empieza a surgir un choque de egos en esta rivalidad académica. Eso sí, me hubiera gustado ver un poco más en pantalla al personaje de Rafael, su carisma y su vanidosa puesta en escena daban momentos de comedia gratificante en un contexto catastrófico que sufre la educación del país trasandino.
Esta comedia no solo ganó el premio a mejor actor protagónico en San Sebastián, también logró ganar mejor guion, escrito por los mismos directores, María Alché y Benjamín Naishtat. En su discurso de premiación dijeron: “Queremos dedicarles esta película por su particularidad a las y los docentes que nos enseñaron a escribir y a pensar en la educación pública de la República de Argentina”. Un mensaje que reflexiona sobre lo fundamental que es la educación en un país que está en crisis. Incluso la letra de la canción inicial de la película Dos cero uno de Charly García, ya entrega un indicio de lo que se viene.
La educación no es lo único que está viviendo instantes difíciles en Argentina, el cine también está sufriendo. El cierre del INCAA es la señal más clara. Por eso la Red de Salas lanzó un ciclo de películas para apoyar el cine argentino. En diversas salas del país están exhibiendo películas contemporáneas, como por ejemplo Trenque Lauquen, Blondi o la mismísima Puan. Este filme también se encuentra disponible en Amazon Prime. Una comedia recomendable, muy actual y que los hará pasar un buen rato.
Ficha técnica
Nombre película: Puan
Duración: 111 min
Año: 2023
País: Argentina
Dirección: María Alché y Benjamín Naishtat
Reparto: Leonardo Sbaraglia, Marcelo Subiotto, Julieta Zylberberg, Alejandra Flechner, Cristina Banegas, Lali Espósito, etc.
Distribuidora: Red de Salas
Disponible: Amazon y algunas salas de cines