Crítica de cine “The African Desperate”: La insoportable meta de ser artista

Por Coté Álvarez Franco

Detrás del rostro suspicaz de Palace (Diamond Stingily), hay una mente que reacciona en formato meme a una de las intervenciones durante la defensa de su tesis de MFA (Master of Fine Arts) en una salita ordinaria. El momento no es solemne, la retroalimentación es pretenciosa con tintes racistas y los profesores parecen solo querer terminar con el trámite e irse. En The African Desperate, el panorama universitario artístico es un sinsentido donde todo puede significar cualquier cosa, siempre y cuando se tenga la labia suficiente para justificar las proyecciones personales. Palace está hastiada de ese ambiente, pero ella, de alma descuidada, errática y vividora, no puede evitar girar en la misma cursi y vieja espiral.

En plan sátira experimental, con todos los guiños e imperfecciones de dudosa comprensión que eso conlleva, la película sigue los pasos de Palace en las horas siguientes a su graduación hasta el otro día, cuando se mude a otra ciudad a empezar su vida profesional. De esta forma, la historia trata de nada más y nada menos que el último día de la chica navegando espacios y personas del campus en espíritu de despedida. El resultado es tan trivial como suena, no sin elementos peculiares que se alinean con la identidad curiosa de su directora Martine Syms, artista visual que mezcla lo conceptual, el humor y comentario social en sus propuestas.

Efectivamente, no tan avanzado el reloj ya se olfatea la intención rupturista de su autora, pero mesurada, cual resultado de la ley del mínimo esfuerzo para que no se note que le importa. Afín a la personalidad de su protagonista, la cinta es creativa al tiempo que pretende desmarcarse de la venta de humo tan propia del círculo intelectual-artístico, propósito que logra a medias ni siquiera por falencia propia, sino porque es un propósito desafiante de alcanzar. Se es disruptivo o no se es; el punto medio demanda una postura segura que aquí no se percibe.

Esa disyuntiva identitaria es la principal objeción reconocible de un trabajo que no deja de exhibir cualidades, en especial cuando se trata de encapsular cuestiones inherentes a la juventud —y no necesariamente coherentes entre ellas— como el aplomo, el hedonismo, la apatía y la desorientación en la época actual. El plano virtual, con sus códigos y características, ya no complementa quién somos: es también quién y cómo somos, lo que no siempre se traduce bien en la realidad, conjunción representada en esa actitud de Palace que varía de persona a pantalla y que siempre pareciera tener un emoticón o meme reaccionando por ella en su cabeza.

Desde esa lógica que cuestiona el sentido de todo esto que compone la vida, sensación normal durante la veintena, The African Desperate se presenta escéptica y pesimista, al igual que resignada a seguir la corriente e inventarse un objetivo por el cual avanzar. Sí, nada ni nadie en ese círculo de iluminados es muy agradable; ni la gente, ni las conversaciones, ni las fiestas ni el horizonte. Pero solo resta ser pragmático conforme forjamos un camino que podría valer la pena, conclusión reflejada en Palace, que está la mitad del filme negándose a todo y cediendo al final porque sí.

Este es el primer largometraje de Syms y se nota, aunque cuesta discernir en qué sentido cuando se planta con autoconciencia de ejercicio. No se toma tan en serio y ese es el punto; su ambigua seriedad es una decisión deliberada que la protege de calificativos —indicar potenciales debilidades sabe fuera de lugar cuando el producto se presenta flexible a interpretaciones. Lo que queda después de ese filtro, entonces, es un proyecto de carácter metalingüístico tan osado como irregular y tan refrescante como presumido. Una rareza que no está demás conocer.

Ficha Técnica

Título original: The African Desperate

Año: 2022

País de Origen: Estados Unidos

Director: Martine Syms

Reparto: Diamond Stingily, Erin Leland, Cammisa Buerhaus

Duración: 97 min.

Phlataforma: Mubi

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