Entrevista al artista chileno Arturo Duclós: “Lo singular del arte tiene que ver con la aparición del fantasma”

Por Marcelo Ruggeroni L.

La última exposición del artista titulada Una vida, ubicada en Lo Matta Cultural de la comuna de Vitacura, mezcla contingencia social con relatos biográficos del autor, logrando así una conjunción de diversos significados posibles que el mismo Duclos alienta a encontrar, porque pueden ser muchos.

En lo particular, Una vida cuenta con quince obras híbridas entre lo análogo y lo digital, en donde pueden verse collages realizados por el artista. Este utiliza materialidades análogas (como manchas de pinturas), y otras propias de la era digital (screenshots de un perfil de la red social X). Llenos de colores y de ensambles pictóricos alocados, ocupan casi el total del espacio del salón.

Pero además de estas, en el medio de la exposición puede hallarse una barricada formada por elementos característicos de las movilizaciones efectuadas durante el denominado Estallido Social: basureros, televisores rotos, cuentas básicas en papel, etc. Y, rodeada de piedras, como postre de un excéntrico restaurant se encuentra una proyección al final del recorrido, inmiscuida entre las sombras.

En total son diecisiete obras realizadas entre 2020 y 2024 en las que la trayectoria de Duclos converge en forma de diálogo entre décadas, entre materialidades, entre distintas técnicas de hacer arte, pero también entre distintas interpretaciones políticas de lo que ha sido el Chile de los últimos años.

En entrevista con Culturizarte, esto fue lo que nos contó

Cuéntanos un poco más sobre esta mezcla entre lo análogo y digital bien presente en la obra Una vida

Desde el 2008 empecé a desarrollar mis primeras obras digitales porque me interesaba mucho las posibilidades que podían entregar, especialmente las aplicaciones. En ese sentido, soy bien «old school» porque comencé a aprender Photoshop y Freehand, aprendí esos programas porque me interesaba el tema del diseño y sobre todo porque tenía que manipular cosas para mi obra, y ahí empecé a interesarme en producir algunas imágenes que venían desde ahí. Pero siempre mi imaginario proviene desde lo análogo, en el sentido que yo fotografiaba e incorporaba elementos, porque, primero que nada, yo tengo mucho respeto por lo digital, en el sentido de lo que circula ahí, porque todo tiene dueño. La diferencia, por ejemplo, que es lo único que copio, por ejemplo, son las imágenes, son pantallas de las plataformas porque las plataformas son como la red pública, es como la cosa pública que circula. Lo mismo que pasa con las imágenes de los medios, al final, por ser noticia y por la contingencia no tienen la misma categoría de utilización como si fuera una imagen creada por una persona. Entonces, por un tema de derechos de autor siempre he trabajado con imágenes que yo he creado. Al final, el resultado, todo es digital. Pero la proveniencia siempre es de lo análogo, en el sentido de evitar lo que son objetos o manchas, o elementos que yo tengo que digitalizar para llevarlo al mundo digital, y no son creados digitalmente como, por ejemplo, con los programas de 3D porque ahí yo creo que ya se pierde también la relación con lo real. Lo que me interesa también, sobre todo en el caso mío ahora, es la relación con lo real. Porque, por último, cuando cito algunas imágenes, por ejemplo, que son imágenes del dominio público, como esa imagen del león aplastándole la cabeza a un ejecutado en la India, es una imagen que, aunque tiene una autoría, es una imagen histórica que está en el dominio público. No tiene derechos de autor, pertenece al colectivo. Entonces, utilizo esas imágenes porque yo también trabajo sobre el tema de estructura, tengo mucha conciencia de eso y soy muy respetuoso de eso.  Voy utilizando estos elementos, y cuando hay elementos que tienen derechos busco, por ejemplo, imágenes de plataformas de venta o imágenes liberadas, como de Freepik o cosas así. Ahí viene como esta mezcla entre lo análogo y lo digital. Al final todo es digital porque sea una mancha que yo hice en análogo, después del traspaso tengo que digitalizarla para introducirla dentro del formato digital.

En un principio había pensado que a esta pintura iba a hacer todas esas intervenciones después de forma manual, incluso hice algunas pruebas porque vi como funcionaban, funcionaban bastante bien, pero también para mí era muy riesgoso hacerlo y que no me resultara bien. Tenía muy pocas chances de corregir después de esto, sobre todo cuando son manchas o cosas que uno no controla tanto. Además que también dentro de todas las pruebas que yo he hecho desde que comencé a trabajar con imágenes digitales, me di cuenta que al final lo importante es el resultado que tú haces, esta mezcolanza. Lo importante, lo virtuoso, es el resultado.

En esta exposición hay una narrativa constante que es este tema del fantasma que se mencionó varias veces. Si pudieses ahondar un poco más en eso ¿Qué significa el fantasma?

Para mí el fantasma es algo que siempre está rondando, no solamente dentro del mundo del arte, sino dentro de todos los aspectos de la creación. Es una figura que yo cambié, que para mí fue evolucionando, porque hay una llamada melancolía saturnina que tiene que ver con la forma en cómo el arte se inspira en cierto sentido. Porque la inspiración es una cuestión súper rara. No es que uno tiene que tener ciertas condiciones para hacerlo, sino que de repente son cosas que llegan porque uno está on la cabeza dando vuelta en algo, y salta una reflexión, y se encuentra con eso en la calle.

A mí me pasa eso que de pronto estoy entrampado en una obra haciéndola y no sé cómo la voy a cerrar, y la solución la encuentro en otros elementos externos que de una manera u otra me iluminan. Ese fantasma es algo que siempre está rondando, es como “El fantasma del arte”. Es algo que está entre la realidad y la imaginación. Cuando uno crea, tiene estos elementos a mano: tenemos la realidad como referente. Tenemos la creación como resultado, y entre medio está el procesamiento técnico. Pero ese paso entre el procesamiento técnico y la creación el fantasma interviene, y a veces no interviene no más. Yo diría que muchas veces no interviene y ahí es donde vienen las repeticiones y la artesanía. Lo singular del arte tiene que ver con la aparición del fantasma.

¿Y el fantasma no tendrá relación con la ansiedad quizás? ¿Con alguna presión con uno mismo a la hora de crear arte?

No, porque yo creo que tiene que ser fluido también. Es lo mismo que el fantasma de la revolución el fantasma de la revolución. No es algo impuesto, sino que es algo inherente a los procesos. Entonces si tú tratas de forzarlo para encontrarlo, no lo vas a encontrar nunca. Es algo que fluye porque hay que estar también en un estado para eso. Como hacían los antiguos, que tenían cráneos, y observaban los cráneos. Esas eran formas de inspirarse porque eran pensamientos profundos sobre la vida y la muerte. Siempre hay un misterio en todo, entonces ese misterio es el que todavía nos permite hacer arte, porque cuando resolvamos todos los misterios probablemente el arte o va a existir. El arte existe todavía porque nosotros los artistas y los creadores nos imaginamos cosas que ninguna otra persona se imagina.

¿Y cuál es el rol del arte y del artista en una sociedad cada vez más industrializada, más digitalizada?

Precisamente eso mismo: poder instalar esas visiones que tienen que ver también con lo profundo, con lo sublime y con lo oscuro que forma parte del arte. En la medida en que el arte logra hundirse, sumergirse dentro de esas profundidades sigue siendo arte, porque para nosotros, como seres humanos sentimos miedo a la muerte, sentimos miedo de esa proximidad de algo desconocido que nos puede atrapar y nos puede hacer desaparecer.  Sabemos de nuestra fragilidad, entonces el arte, de alguna manera, te acerca a eso. Te acerca a esas nociones también que tienen que ver también con las formas en que el hombre desarrolló las teorías sobre lo divino porque al final tenían que explicarse las cosas. El por qué del día, de la noche, por qué la oscuridad, por qué la muerte, la vida, qué pasaba cuando te morías, cada conglomerado humano inventó distintas narrativas sobre eso. Los indios hablando de sus antepasados, los mapuches también. El arte también te remite más que a dar explicaciones, a sumergirte un poco. Te invita a sumergirte también en ese territorio que es un territorio más abstracto y más que abstracto, es más incomprensible en realidad, porque se hace comprensible medianamente a través de imágenes.

En la visita guiada no pude dar una explicación de cada pintura. Yo no pude explicar las partes que las componen, porque en el fondo, si yo tuviera la clave para explicar el total, y si la supiera, no se las transmitiría tampoco, porque la gracia es que quede eso dando vuelta. Porque es como el secreto del mago, y creo que también eso es la poética, esa es la poiesis que está dentro del arte, que es algo que, por ejemplo, la inteligencia artificial no tiene. La inteligencia artificial uno puede decirle que haga un poema, pero ese poema no va a tener poiesis, porque para poder tener poiesis hay que entender también esta otra parte que es algo que yo creo que es imposible para una máquina entender. Mientras para el mundo de las tecnologías sea imposible aprender ese fantasma, va a seguir existiendo el arte.

Con respecto a eso, ¿qué opinas de la inteligencia artificial?

A mí me parece una herramienta maravillosa, creo que todavía es algo que está en sus primeros inicios, porque sabemos que esto va a escalar. Es impresionante, creo que es maravillosa y al mismo tiempo una herramienta bastante catastrófica en varios términos, por ejemplo, de cómo se despoja lo que ya está hecho por el hombre, lo que ya está creado por el hombre, porque necesita ese repertorio para poder crear. Si no existiera la literatura, si no existiera el arte, si no existiera la filosofía, si no existieran los recursos culturales que el hombre ha creado, la inteligencia artificial no podría existir porque tendría que inventarlo: alguien tendría que inventar eso. Me parece un poco catastrófico desde el punto de vista de cómo, sobre todo hoy día, puede destruir todo el tema de los derechos de autor. Por otro lado, también, aparte de eso, tiene otro alcance y que tiene que ver con la forma en cómo también nosotros vamos ablandando nuestro cerebro, cómo cada vez más vamos delegando a funciones en otro tipo de inteligencias, y que nosotros no empleamos.

Por ejemplo, yo soy súper detallista con la ortografía, con que las cosas estén bien escritas. Eso, hoy día, la inteligencia artificial casi te lo reemplaza, igual tienes que hacer arreglos de repente de algunas cosas, yo estoy haciendo correcciones de estilo, etc. Pero en un momento quizás ya sea tan perfecto que ni siquiera lo vas a necesitar, tú le puedes decir: «Escríbeme algo de la manera de Bolaño» y te va a salir una cuestión hermosa. Pero tiene que existir esa referencia, sin esa referencia el prompt no sirve. No puedes pedirle al prompt que te dé un resultado si es que tú no le pones una referencia de por medio.

En la exposición guiada comentaste que te sentías dentro del arte como en una especie de marginalidad. De hecho, te sentías “como en el abismo” ¿Eso es un statement político? ¿Qué significa realmente?

Me he dado cuenta que a pesar de ser súper reconocido y que me abren las puertas en muchos lugares, acá en Chile veo que no hay un respeto por los artistas. Finalmente yo no veo que para la gente tenga un valor. Incluso a mí realmente me sorprende y me produce casi como un olor abismante cuando veo en las redes sociales la furia que tiene la gente contra los artistas. Dicen que son unos flojos, unos tarados, incompetentes, que no hacen nada, una falta, no solamente de comprensión de esto y de entender también el rol que el arte tiene en la sociedad, porque el arte es algo muy antiguo. Los técnicos informáticos existen ahora hace cuarenta años, te fijas. Los artistas, de la época de los egipcios, de los griegos. A mí me parece muy raro esta falta de respeto también que hay. En ese sentido siento esta marginalidad y lo veo cuando veo a otros artistas. Eso me hace sentir marginal a mí también desde ese punto de vista cuando yo veo el respeto que se le tiene a otros artistas y cómo también comienza toda esta suerte de segregación. No sé si es segregación realmente, pero es como un desprecio a los artistas. Creo que Chile es una sociedad que desprecia muchísimo a los artistas. Afortunadamente yo vivo en un medio y me codeo en un medio en donde eso no existe, pero tú sales de ahí y es como que cayeras en un mundo de trolls.

Arturo, ¿qué opinas de esta última polémica pública relacionada con el diputado Araya, que menospreció o habló mal de tu última obra?

Yo creo que eso se explica bastante con lo que acabo de exponer, que tiene que ver con la ignorancia, con no haber visto arte, con no saber lo que es el arte, con no entender lo que es el arte. Lógicamente que cuando se vio con esto, se vio choqueado, encontró que esto era un basural, que yo era un octubrista. Finalmente, lo que explicaba antes, se caricaturiza mucho más con la forma en cómo él y los otros republicanos que interpelaban a la alcaldesa en el Consejo Municipal de Vitacura, dejaron en evidencia, no solamente su ignorancia, sino que también su falta de mundo.

Hoy día hay mucha gente que ni siquiera son ricos, pero es gente que culturalmente es muy pobre, hay gente que incluso tiene un negocio propio y que gana mucho dinero y culturalmente son muy pobres. Ese es el gran problema que tenemos acá, y eso yo me daba cuenta, aquí hay una pamplonería instalada dentro de nuestra cultura y que viene desde el colegio, viene desde el uso de garabatos, viene desde el habla, viene desde el menoscabo a lo que va, desde el bullying, del desprecio, de lo mismo que yo ponía la imagen del niñito muerto en mi pintura. Al final todo esos epítetos, todos esos adjetivos que usaba ahí, finalmente se refieren a eso, se refieren al desprecio, al menosprecio, que yo creo que es propio también de los países americanos por el hecho de ser colonia. Los gringos también son iguales o eran iguales. En Nueva York, Los Ángeles, tal vez son un poquito más refinados. Pero, por ejemplo, yo conozco muchas ciudades en Estados Unidos.

Me acuerdo una vez que me hice un amigo en Houston de un millonario del petróleo, tipo joven, y el tipo estaba admirado que yo hablara inglés. Me decía: «¿Usted tiene otro idioma?, yo lo único que hablo es inglés”. En realidad te das cuenta que Chile ha imitado desde los años 70, después del Golpe en adelante, esas mismas características, como el modelo norteamericano estadounidense, y así el americano, norteamericano, porque en Sudamérica somos todos, incluso también toda esa pamplonería, esa ignorancia, e incluso como casi si fuera haciendo gala de que esa ignorancia está bien. Es así de triste, te das cuenta que al final estamos llenos de gente que tiene mucha plata, pero que lo único que con suerte leen el diario.

Arturo, tú tienes 65 años, que es la edad de jubilación en Chile para los hombres, ¿Te sientes en edad para jubilar?

Para un artista es un poco difícil eso. Porque imagínate, si yo me tuviera que retirar, si ya me voy a retirar, ¿qué voy a hacer ahora? Primero que nada, no me alcanzaría la plata de mi jubilación. Y segundo, yo encuentro lo más entretenido hacer arte, aunque sea viejo. Entonces yo pienso que ese concepto de jubilación es para gente aburrida y que no tiene otra cosa que hacer. Freud decía, ”para los que no tengan arte ni ciencia, tengan religión”. Yo creo que es un fenómeno difícil de asociar con el artista.

¿Mantienes esa misma energía de los años 90, quizás cuando más joven?

Sí, totalmente, quizás ahora soy más cauteloso y tengo otras experiencias que me llevan a encarar esto de otra manera, pero a nivel de energía sigue siendo lo mismo. En realidad creo que es una cuestión innata de las personas también. Es cierto que hay artistas que son menos energéticos, yo no sé qué harán esos artistas, no me interesa tampoco saberlo. Pero a mí me llama mucho la atención, por ejemplo, uno de mis ex-profes, Jaime Cruz, que tiene 94 años, de la Católica, jubilado. Él sigue yendo a su taller, hace grabado. No sé cómo será su negocio, pero él tiene un buen pasar, porque él fue profesor durante toda la vida y sacó una buena jubilación y puede dedicarse al arte, puede hacer esto. Tiene 94 años, lo veo un poquitito más lento y todo, pero a mí lo que más me encanta es que todavía me dice: Yo voy al taller y hago cosas”, va al taller a sentarse. Pero creo que esa motivación es algo que es propio a los artistas también, y sobre todo cuando tú has desarrollado algo que no tiene que ver solamente con el mundo del negocio o del arte, que es de lo que hablábamos antes. Cuando algo para uno tiene más un sentido en términos de andar pillando todos los fantasmas, que es lo que también te posibilita hacer las cosas. Si tú no tienes ese fantasma dando vueltas en tu casa, escucha, seguramente ahí me habría jubilado ya.

Coordenadas

Exposición «Una vida»

de Arturo Duclos

4 MAY AL 30 JUN 2024 / 10:00 A 19:00 HRS 

Para más información, puedes llamar al teléfono 222 403 610 o escribir al correo lomattacultural@vitacura.

Lo Matta Cultural

Av. Presidente Kennedy 9350

ENTRADA LIBERADA

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