Crítica de cine “El último conjuro”: Un buen comienzo al menos

Por Juan José Jordán

Poco tiempo de haberse instalado en su nueva casa, Naoto (Daiki Shigeoka) recibe la catastrófica noticia que su mujer, Miyuki (Shuko Noda) y Haruto, su hijo de siete años, han muerto en un accidente automovilístico. Pero milagrosamente el pequeño vuelve a la vida y, sin que nadie se dé cuenta, se lleva un dedo de su madre para enterrarlo en el jardín e intentar que el conjuro que le había enseñado su padre vuelva a funcionar, como había sucedido con una cola de lagartija que se convierte en un espeluznante ser vivo. A partir de ahí, la vida de esa familia se enrarece con una presencia que comienza a tomar forma bajo tierra. Recurrentes episodios del pasado permitirán ir completando los huecos en la narración.

Miyuki siempre tuvo un aura muy extraña. Nos enteramos que de niña vivió un tiempo en un hogar de acogida, demostrando tener poderes mentales que podían usarse malignamente, algo similar a lo que ocurría con Carrie. Años más tarde, su esposo conoce en el trabajo a Hiroko Kurosawa (Kanna Hashimoto), quien se comienza a enamorar luego que Naoto la defendiera de un jefe acosador. Nunca se declara, pero Miyuki se entera, a lo mejor gracias a sus poderes. Le empiezan a pasar cosas raras y una voz de ultratumba la insta a mantenerse lejos de su esposo y tanto es el acoso que renuncia a la empresa para empezar una nueva vida como camarógrafa para un programa de internet. Es curioso que, en una película con tantas deficiencias, un personaje a cargo de la cámara tenga el apellido Kurosawa, extraordinario director, profundo y con gran intuición estética. Probablemente es un nombre muy común en Japón, pero mejor creer que es un homenaje hecho desde el lugar menos esperado.

Algo a destacar es que se incluye el humor, algo no muy común en películas del género, como cuando el vidente, Kensin Daimon (Shinobu Hasegawa) y su ayudante se detienen en la mitad de la calle después de haber hablado con Kurosawa y se bajan del auto a espantar un espíritu que los siguió, haciendo pasos del estilo de los Power Ranger. A diferencia de otras ocasiones de la película, ahí se utilizó el humor de modo consciente. No se integra bien en el conjunto, pero al menos se puede decir que se atrevió a probar integrar el ridículo al terror, algo novedoso y a lo mejor prescindible.

Hay una interesante integración de distintos registros audiovisuales. Junto al relato de la cámara omnipresente del director aparecen videos en directo tomados con celular o las filmaciones de Kurosawa, ya sea para el programa televisivo en el que trabaja o para sus proyectos personales. Estos registros aportan con una sensación de frescura y fluidez. Hay una escena que me merece mención: Kurosawa llega junto a su compañero a unos blocks de edificios a filmar la captura de un esposo que arrancó de su mujer, gracias a la ayuda de Kensin Daimon. De pronto el vidente recibe la señal que el esposo se disponía arrancar por la puerta trasera y el equipo corre a filmar la huida, que es frustrada por su mujer que se abalanza y le golpea. Cuando vemos la situación a través del lente la cámara en vivo da una sensación de algo que está sucediendo en el momento, como si fuera un trozo de la vida real sin actuación.

La mezcla de tonos no cuaja por ningún lado. Por un lado, es una historia de una persona que, estando viva, tenía poderes de telequinesis que podía utilizar de modo maligno, por otro lado, es una historia de posesión, un espíritu maligno que se apodera de ciertos sujetos cercanos a Kurosawa para asesinarla. Pero no se entiende porqué no la mata directamente a ella o no la posee y se tira de la ventana. Hasta que no se mezclan estos dos registros la película funciona y asusta, luego el relato se vuelve incoherente, con soluciones antojadizas y ridículas.

El último conjuro es una película que entretiene si se mira un poco como si fuera un cómic, sin tomársela en serio. En esto inciden también las actuaciones con una sobre exageración de la emoción, en particular en el personaje de Kurosawa con unas caras de miedo que es difícil que no den risa. Con un comienzo interesante, se recurre sin pudor a los clichés del género y la atmósfera enrarecida que impregna el comienzo se diluye al poco andar. De modo tangencial, la película también es sobre lo necesario que es el olvido y dejar atrás, a pesar del dolor que puede arrastrar.

FICHA TÉCNICA

Título original: 禁じられた遊び (The forbidden play)

Dirección: Hideo Nakata

Elenco: Daiki Shigeoka, Kanna Hashimoto, Shuko Noda

Género: Terror

Distribuidora: BF Distribution

Año: 2024

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