Por Magdalena Hermosilla
Entrevistamos a la actriz Claudia Pérez Hernández, sobre su trayectoria como parte de la escena teatral en Chile, su vínculo con Pedro Lemebel y el activismo social y feminista en el teatro, además del nuevo ciclo que emprende la obra de su compañía Chilean Business Una comedia super triste donde retoma el escenario junto a su hija Daniela Muñoz Pérez y el actor Enzo Gnecco Loyola.
Ana y Pablo son dos jóvenes desadaptados que se encuentran en situaciones similares… Bajo la dirección de la renombrada compañía Chilean Business (Claudia Pérez y Rodrigo Muñoz), la obra pone en relieve a quienes no encajan en los moldes predeterminados de un sistema social funcional. La historia se narra a través de un viaje cómico y absurdo, con el lenguaje lúdico y particular que caracteriza a la premiada dramaturga Carla Zuñiga. Un imperdible de una de las dramaturgas más originales del último tiempo. Interpretada por Claudia Pérez, Enzo Gnecco y Daniela Gala Muñoz.
Esto es lo que la actriz nos cuenta al respecto.
Me gustaría hablar sobre tu trayectoria como actriz en teatro, en cine, en televisión y también como parte de esta compañía Chilean Business. Si me pudieras comentar un poco sobre tus inicios en el teatro, ¿Qué te llevó a despertar este interés también por el teatro?, ¿Cómo han sido estos más de 20 años trabajando en la industria? ¿Cuándo miras hacia atrás en tu carrera, qué rescatas? y ¿Qué te mueve a seguir produciendo y actuando en teatro?
Yo siempre vuelvo a la primera pregunta que yo me hice cuando era chica y cuando entré a la escuela de teatro, que en la prueba especial me preguntaron ¿Por qué quieres estudiar teatro? Y yo, desde la ingenuidad más profunda y desde el amor más profundo al arte y a la cultura, dije “Porque tengo cosas que decir” Y siempre vuelvo a esa respuesta, que yo siento que fue súper ingenua pero súper certera también. Me emociona que la Claudia de 18 ó 17 años, que tenía entonces, estaba tan clara de que quería hacer teatro, porque tenía historias que contar, porque me dolía la injusticia, porque me daba rabia e impotencia ciertos espacios sociales que no los encontraba justos o igualitarios o sin equidad. Creo que desde ahí siempre me motivé a crear desde la escuela, desde el Colegio, incluso. Yo siempre en el Colegio fui súper activista. Organizaba distintos espacios para personas que estaban en riesgo de vulneración o también muestras de teatro o de música. Siempre tuve esa inquietud. Me gustaba mucho el arte, me gustaba mucho ir al museo. Me gustaba mucho leer, me gustaba mucho la poesía, pero siempre sentí que como que no tenía «dedos pa`l piano», aunque me gustaba mucho la música. También incursioné un poco en el piano, en la flauta. Pero siento que a lo mejor no tenía mucho rigor, no sé, o a lo mejor no tenía mucho talento tampoco para eso. Y de repente me encontré con el teatro en el colegio y dije, “Esto quiero para mí siempre, siempre quiero estar aquí”. Para sacar la voz, para decir cosas que a mí me parecían que eran importantes. Desde ocupar mi cuerpo y mi voz para expresar alguna reflexión o para visibilizar algo que era invisible. Siempre he sentido que el teatro es una herramienta de cambio social, una herramienta de transformación social y desde ahí siempre he creado, desde los distintos formatos, en cine, en televisión, en teatro. También haciendo talleres en espacios de vulneración, como la cárcel donde también un tiempo hice talleres, en distintos espacios. Siempre ha sido el proceso creativo el que siento que es transformador.
Hay un vínculo muy importante con Pedro Lemebel, por ejemplo con la obra La ciudad sin ti, donde la dramaturgia está basada en los textos de Lemebel. ¿Cómo empezaste a trabajar con las obras de Lemebel? ¿Cómo fue tu experiencia trabajando con él y siguiendo con su legado ahora? ¿Qué te lleva en lo personal a rescatar sus escritos?
Nuestra compañía, principalmente desde que nosotros egresamos con Rodrigo, creamos la compañía con Pablo Macaya, en esa época y Mario Soto, que era un compañero mío de la escuela. Nos gustaba el humor, nos gustaba mucho hacer comedia, pero siempre con un tinte social, con un contenido social y muy chileno. Por eso además nos pusimos Chilean Business también para reírnos un poco del negocio de chilenos, que fue nuestra primera obra, también inspirados en el poema Chilean Business de Redolés. Andábamos en búsqueda de algún contenido que tuviera que ver con nuestra propuesta, y de repente encontramos a Lemebel. Yo iba leyendo en la micro y leí una crónica de él en el diario, de repente yo dije “Esto es, esto es. Tenemos que teatralizar esto” porque además Pedro es muy teatral. Entonces me acuerdo que teníamos un ensayo de taller. Llegué y dije, “Por favor, lean este texto” que era muy teatral y además muy social, y tiene mucho de ironía y además un lenguaje hermoso. Entonces empezamos a leerlo y dijimos, “Esto es muy teatral”. Pero no conocíamos a Pedro. Entonces dijimos, “¿Cómo le pedimos a este personaje, además tan icónico, si podemos hacer sus letras?” y Rodrigo, que es más valiente que yo, dijo, “Busquémoslo, busquemos dónde está”. En esa época estaba trabajando en la Radio Tierra y hacía lectura de sus crónicas. Entonces vimos a qué hora estaban en la radio. Llamamos a la radio y nos sentamos en la cuneta fuera de la radio esperando que saliera. De repente salió con un abrigo negro, con tacos y nosotros como “Uy, hola, soy Claudia Pérez y Rodrigo Muñoz, nosotros tenemos una compañía incipiente de teatro, acabamos de salir de la Católica, y somos marido y mujer…” además súper heteros. “…Y queremos hacer tus crónicas y tenemos un compilado como de 10 crónicas que queremos teatralizar” Nos miró, así como con cara de “Estos cabros chicos… Bueno, hagan lo que quieran, ¿cómo les va en el teatro?” Nosotros como “Estamos recién empezando, no nos va tan bien, igual la gente nos sigue un poco, pero estamos recién saliendo de la escuela” Era el año ‘99. Entonces dijo, “ya, háganlo y cuando ya lo tengan listo me lo muestran y si me gusta lo hacen y si no, fregaron”. Ahí empezamos a ensayar, ensayar, ensayar, ensayar. Lo invitamos a un ensayo y le encantó, dijo: “Me encanta porque ustedes rescataron lo político de mis textos”. Siempre se rescata su activismo del mundo gay, que también tenía algo de eso, pero nosotros, más que nada, nos centramos en sus crónicas políticas. Fue súper bonito, fue súper bonita la relación que surgió ahí. Ahí trabajamos. Hicimos De perlas y cicatrices, después hicimos Tengo miedo torero, nos ganamos un Fondart y nos ganamos todos los premios de toda la crítica. Después hicimos Cristal, tu corazón, que fue una obra feminista y después al último. Hicimos La ciudad sin ti, que fue una convocatoria de él hacia nosotros. Él nos llamó y nos dijo “saben qué chiquillos, estoy muy enfermo. Puede ser que me quede poco y quiero trabajar con ustedes y quiero tener un proyecto”. Ahí hicimos La ciudad sin ti y se murió antes, no alcanzó a verla, pero trabajamos con el proceso creativo.
Si bien no alcanzó a verla, yo creo que todas las personas que la ven pueden ver el espíritu de él ahí. Así que qué es lindo igual.
Totalmente, sí. De hecho, tuvo una transformación. Tuvo una transformación desde que nosotros estábamos trabajando con él y cuando murió, la obra igual tuvo un giro, sacamos 3 ó 4 crónicas de la primera obra de Perlas y cicatrices, que eran las crónicas que más le gustaban a él, y las remontamos, como un regalo para él y fue super bonito porque fue como un homenaje dentro de la creación, no de ir a dejar flores, sino que un homenaje desde el desde la emoción, desde el amor, desde decir sus texto y elegir las crónicas que más le gustaban.
Uno puede ver en la trayectoria de tu carrera, en el teatro de la lucha activista, de la lucha feminista. Carla Zúñiga, una reconocida dramaturga, tiene una trayectoria en escritos que tienen que ver con luchas sociales y con el feminismo. ¿Consideras el teatro como una herramienta para la reflexión y el cambio social? ¿Cómo fue trabajar con Carla Zúñiga también, que suele poner en la palestra este tipo de temas?
Totalmente. Yo creo que Carla, (yo se lo he dicho a ella y lo he dicho en muchas entrevistas) es el espacio que dejó Pedro un poquito en nuestras vidas. Siento que coincidimos en muchos pensamientos, en formatos y en lenguajes con ella. La admiramos muchísimo, no solo por su talento y por su escrito, sino porque cada una de sus obras lleva implícito en ellas este contenido social, esta rebeldía, esta rabia desde la belleza, desde el dolor. Yo me siento muy identificada en eso, porque yo también escribo y lo hago muchas veces desde el dolor, desde la rabia, desde la impotencia, y, sin embargo, hay belleza y en eso también. Coincidimos, que donde puede haber mucho dolor, mucha soledad, hay también una belleza estética, una belleza de emoción que sale en sus textos. La conocí, más que nada por mi hija, Daniela, que también es actriz, y que quería egresar con ella en la escuela de teatro y no pudo. Hicimos un taller de dramaturgia. Ella me lo regaló y ahí conocí a Carla y nos hicimos amigas, quisimos trabajar juntas. Ella también conocía mi trabajo, no solamente como actriz, sino que también en el sindicato de actores y actrices en la Comisión de Género, que trabajamos mucho en pandemia. Entonces yo creo que fue una admiración y un cariño mutuos. De querer hacer algo, un Cross Over, algo juntas. Ahí salió la idea de hacer Una comedia súper triste, nosotros llamamos a Carla, la que queríamos escribir. Queríamos que ella escribiera sobre una idea, que teníamos con Rodrigo de hace mucho tiempo, de hablar de dos soledades, de una historia de amor de dos soledades y de personas que son invisibles para la sociedad, o que la sociedad no los ve. Más que son invisibles, es que la sociedad no los ve porque solo son funcionales al sistema y de ahí nació Una comedia súper triste, que yo creo que quedó hermosa. A mí me encanta la obra, la podría hacer siempre, siento que es una obra con tantas dimensiones, que habla de la salud mental también, como que es un cariñito al alma también, de no sentirse tan raro, tan solo. También es un tirón de orejas, en el sentido de que muchas veces nosotros nos comportamos igual que como las personas que criticamos y la obra lo dice, de una forma súper sana en ese sentido. Me encanta Una comida súper triste a mí.
Cuéntame sobre la compañía Chilean Business, con Rodrigo Muñoz, tu hija, Daniela Muñoz. ¿Cómo es el trabajo colectivo colaborativo?, ¿Cómo se toman las decisiones?, ¿Cómo es trabajar en familia?
Esta compañía no nació como familiar, nació porque con Rodrigo éramos compañeros de escuela. Él era ayudante mío él estaba, en quinto y yo estaba en primero. Pero empezamos a hacer esta compañía más que nada porque teníamos motivaciones parecidas. Estaba Mario Soto, también estaba José Luis Aguilera. Nosotros finalmente siempre éramos como los motores, los que se nos ocurrían cosas, los que convocábamos, los que producíamos. Pero esta compañía lleva más de 25 años. De hecho, cuando empezó la compañía, mi hija estaba recién nacida. En la obra que se llama Chilean Business, que es la obra homónima al nombre de la compañía yo estaba embarazada de mi hija cuando empecé a ensayarla, entonces se derivó en algo familiar. Pero la compañía somos muchos más. Ha pasado mucha gente por la compañía. De repente hemos tenido productores que también han hecho producción porque nosotros estamos a veces con mucho, mucho trabajo.
¿Cómo ha sido esta nueva temporada de la obra en el Teatro Finis Terrae? Pedro es brillantemente interpretado por Enzo Gnecco, en vez de Rodrigo Muñoz.
Esta obra en particular, Una comida es súper triste, fue producida por nosotros y dirigida por nosotros también porque es una obra pequeña. Además, siempre hay dos en escena, nunca hay tres, entonces siempre hay uno que puede estar afuera y mirar al otro. Porque también es difícil dirigir cuando estamos todas todos adentro. Entonces, en general, la compañía funciona como que a veces el Rodrigo no actúa y él dirige, o a veces yo no actúo y yo dirijo. Producimos nosotros, invertimos el presupuesto para después recuperarlo. A veces nos hemos ganado a Fondart, siempre es distinto. Siempre nacen de formas distintas. Como es el teatro también, que es tan precario. Todos tienen que echar mano a lo que a lo que conoce, a lo que sabe. También nos pasa que con otras obras haremos una caja para el nuevo montaje. Entonces decimos “ya con esta obra vamos a sacar el 10% de cada función para poder hacer el próximo montaje”. Producirlo sin tener que sacar plata del bolsillo. Así vamos tomando las decisiones. La verdad es que no hay un Excel. No hay un plan, pero nos ha resultado bien y llevamos mucho tiempo trabajando y con muchas obras. Yo creo que más de 15 obras de teatro. Cuatro de Lemebel, Una comedia súper triste, Reversible, Winnipeg, Punto Ciego, Matrimonio sobreviviente… Hemos hecho comedias, también dramas, dramas sociales, hemos pasado por muchos lenguajes y temas.
Creo que ese dinamismo es parte de la gracia para poder tener una compañía de más de 20 años. La idea es cómo poder ir cambiando el repertorio y a la vez siempre manteniéndose fieles con más esencia política y quizás acusatoria social que tiene la compañía.
Sí y también yo diría que como artista, uno también siempre está ahí, rompiendo la zona de confort, como que uno quiere salir de la caja, como “Ya hemos hecho mucho esto, entonces ahora vamos a buscar otra cosa”. El haber incorporado a Carla en nuestro trabajo, también fue super bonito haber incorporado a Daniela en nuestro trabajo, nos da otro aire de juventud. Daniela también es música, entonces también nos llevó a otro espacio que no era conocido por nosotros y que ha sido súper enriquecedor, como otro lenguaje. Con Carla hemos aprendido mucho y de Daniela también. Yo aprendo mucho de Daniela, porque es como una biblioteca musical. Yo soy súper mala para para elegir canciones, entonces siento que con Daniela nos hemos ido complementando. También con la gente que se ha ido sumando a la compañía, y eso es súper bonito, no quedarse en lo conocido, sino que ir buscando otros lenguajes, otros formatos. Hemos hecho también cuentacuentos con la compañía, teatro infantil, que es súper bonito y que también es otro mundo y ha sido súper bonito. Yo escribí un libro el año pasado que es un cuento infantil de neurociencia y también con la compañía hicimos un cuentacuentos con relación a eso y después nos fue bien con eso, hicimos un cuentacuentos con otro texto que teníamos de la compañía. Entonces como que hemos ido ampliando el formato. Eso es bonito.
Una de las cosas que me llamó la atención de Una comedia súper triste fueron aspectos de música y de vestuario en este estilo como sesentero. Es un diseño integral que es como atemporal ¿Cómo fueron tomando esas decisiones? ¿Por qué se dio en ese sentido?
Sí, yo creo que es justamente lo que tú dices, como pensamos en algo vintage, como la idea de personas que no están en la moda, que van tratando de agarrarse de una moda, pero que no pueden, porque el presupuesto les alcanza y tampoco saben cómo. Entonces, llegamos también a lo vintage y fuimos a buscar el vestuario porque necesitábamos otro tipo de telas, como distintas y no íbamos como con una idea muy preconcebida. Nuestra diseñadora Laura Gandarillas nos dio una paleta de colores. Nos dijo: “Busquen en los amarillos, los cafés, como a lo mejor que salga un celeste, de repente un naranjo y busquen como telas con estampados, pero con estampados medios sesentero”. Nos mandó ciertos referentes, en la ropa usada hay mucho de eso. Entonces ahí empezamos a jugar con los colores y con los estampados. Queríamos estampados sobre estampados. Entonces ahí también encontramos la tela del bastidor de atrás, de repente encontramos una tela y dijimos: “Esto es el marco que queremos tener”, entonces llegamos con la tela y después dijimos, “¿qué hacemos con esta tela?”. Ahí Laurita hizo como una especie de proyección. Ella hizo el diseño y el estampado sobre el estampado. Nos gustaba esta cosa media barroca, vintage, que no es de moda, que además no se ve bien. Con el vestido final me veo fatal, pero ella se siente bien y es muy bonito. Los cortes, que no quedan bien, que son incómodos, que tratan, pero en realidad, no lo logran. La música también fue vintage y la bamba fue más que nada por el texto que dice “yo no soy marinero, soy capitán, soy capitán” que fuera como un mantra de Pablo, porque finalmente eso es lo que él quiere ser, quiere ser capitán, pero es marinero. Ni siquiera es marinero y no tiene ni un poco de gracia ni otra cosita. Entonces era muy perfecta la canción para para el personaje. Eso que tú dices que es atemporal, también fue una decisión porque en un momento dijimos. “Hagamos peinados como de los 60”, pero había celulares. Entonces también dijimos, “da lo mismo, si no es necesario que sea de una época determinada esto”. Es gente que no está en la moda, no más. Y que además tuviera una paleta de colores y una belleza estética en sí misma por ser un espacio artístico.
Me gustaría saber un poco sobre la escenografía, el trabajo de Laura Gandallas como diseñadora integral. En la escenografía no hay ángulos rectos, todo está en diagonales o curvas. También es muy sesentero, pero también creo que habla de esta condición de desadaptación de los personajes, como que está todo conscientemente torcido, que de cierta forma no encaja. Eso es como un reflejo de cómo se sienten Pedro y Ana ¿Fue una decisión consciente?
Yo aquí preferiría que hablara la Laura, pero Laura primero hace una teoría de sus diseños. Siempre hace teorías de diseño y en relación a su teoría, llega a un boceto. Después de ese boceto, construye y decide, pero Laura sí es muy teórica. Yo creo que tiene mucho que ver con lo que tú dices, con el que está todo chueco, que no te enmarcas, no hay una armonía. Si bien igual yo creo que tiene una armonía la escenografía. Pero hay trapecios, diagonales, las puertas son extrañas. Yo creo que tiene que ver con el no encajar, son personajes que no encajan. Está el tema de los espacios, como el baño que es un espacio súper personal, pero también sucio, que se ven las costuras. Yo creo que tiene que ver con lo que tú dices. Cuando Laurita hizo su propuesta tenía que ver con que no fuera un espacio balanceado, que fuera ordenadamente no armónico.
Me gusta mucho esta idea de cuestionar la normalidad, porque quizás tenemos pensado que el concepto de lo “normal” es como lo esperable o lo correcto, pero aquí uno se cuestiona que lo normal es al final aquello que se adapta a la norma, a lo que hemos establecido como un comportamiento socialmente aceptado. Estos personajes no se adaptan a esa norma y se odian un poco a sí mismos por ello. Pero también está esta tesis que se propone, de que nadie es 100% normal, de que todos nos salimos de la norma en algún momento. Tenemos a Pablo y a Ana, que intentan interactuar con personajes y se insertan en situaciones en las que se esperaría que actuaran “normal” Pero les cuesta porque no saben cómo hacerlo ¿Crees que existe lo “normal”?
¿Qué es ser normal? Si todos tenemos algo de raro, es cosa de indagar un poquito en alguna profundidad de cada uno y cada uno tiene algo que es especial, o anormal y eso nos hace tan únicos, eso es lo entretenido. Yo creo que lo más triste de estos personajes es que solo son funcionales, que están en un sistema que solo los ocupa funcionalmente, pero no hay espacio para sus deseos, para el amor, no hay espacio para el disfrute, para el goce, para el ocio, solamente los ocupan, el sistema los ocupa. Entonces tratan de encajar, pero no lo logran porque finalmente están insertos en un sistema que no los deja tampoco encontrar su espacio, y que también se mueven desde esta autocomplacencia o autocompasión de sí mismos donde tampoco dejan ver al otro. Eso es muy bonito, cuando Rosa le dice: “pues tú te comportas igual conmigo que todo lo que tú alegas”. Y ahí uno dice, “No he escuchado ni visto a otro, ni me he aprendido el nombre de otro porque no me importa, porque yo quiero aspirar allá, no quiero aspirar allá». Porque nos han enseñado que tienes que seguir al exitoso, al que gana, eso es lo interesante. El que no es “exitoso” entre comillas, porque no es atractivo para la sociedad. No, no quiero eso. Muchas veces uno se detiene y dice que es mucho más entretenido estar con esta persona, que parece ser mucho más entretenida, donde la conversación tiene mucho más contenido a lo mejor que la otra persona que yo veo que brilla y brilla. Es como el Instagram, como las redes sociales, vaya a saber uno las vidas que tiene gente que saca fotos hermosas, a lo mejor lo están pasando pésimo, y uno quiere eso, eso que brilla y lo otro no. Yo creo que eso es súper interesante, esa reflexión. También uno se queda en su cuento de “Estoy mal, nadie me quiere” y de repente, también, tú al lado tienes gente que sí te quiere, que tú no quisiste ver.
Rosa tiene esta actitud de que Ana y Pablo se sienten solos, pero ella está en la vida de ambos y completamente dispuesta a ser amiga de ambos y ellos tampoco la ven. ¿Crees que la relación positiva que podamos tener con nuestro entorno y con nosotros mismos tiene mucho que ver con la actitud también con la que nos enfrentamos a esta adversidad del mundo?
Yo creo que es algo dinámico, porque finalmente también este sistema nos hace pensar eso. Entonces vas a conectar poco con la gente, nos mirarnos poco, nos hace tener pocos momentos de placer. Entonces eso finalmente también empieza a provocar en tu cuerpo y en tu cerebro, esta sensación de estrés y de burn out. No sé cómo se dice en términos psicológicos, pero esto de sentirse como autómata, y esa automatización también te hace no ver algunas luces de la vida. Yo creo que el sistema no hace ser así. Porque también es fácil decir “ya, pues sal de la caja, mira las cosas positivas” pero es que no es tan fácil ver las cosas positivas que estén porque muchas veces uno no tiene una Rosa que te lo diga. Una psicóloga amiga, que fue a ver la obra y que me escribió algo muy bonito, dice: “ojalá todos tuviéramos un vínculo tan hermoso, un vínculo seguro que es lo que necesitamos para para salir a flote”. Porque uno muchas veces no es capaz de verlo, no lo puedes ver porque no tienes ese vínculo seguro, no tienes a alguien que te diga «Amiga, ven, yo te ayudo a salir de aquí”. Mucha gente sí tiene esa suerte, yo tuve la suerte de tener a unos padres amorosos, tiernos, que siempre me dieron amor. Entonces no tengo ese problema. Lo tuve algunas veces, obviamente en la adolescencia, en algunos momentos uno tiene esta cosa, que no puedes ver la luz, pero hay gente que no lo tiene. Entonces tampoco es una cosa como “ya pues, una cosa de actitud” No. Somos una sociedad que está enferma, que no se preocupa por la salud mental, que no se preocupa por los vínculos seguros y que no te deja crear espacios amables, donde es todo inmediato, todo tiene que ser altiro, y si tú no marcas rating no existes, no vales. Eso es, finalmente. Yo creo que uno tiene que hacer el ejercicio de darse cuenta, pero también, necesitas ayuda, no siempre se puede solo.
La desadaptación se exacerba positivamente, entendiendo que ser distinto no es malo, sino que puede ser incluso un superpoder.
Exacto, creo que esta idea de la obra donde queríamos que tuvieran superpoderes, y cada uno tiene un superpoder, se refleja en que todos tenemos talentos y eso se traduce en la obra como un superpoder. Entonces yo encuentro que es súper bonito que, a pesar de todo, a pesar del río, el río igual te dio un superpoder. A pesar de lo terrible a lo que llegaste, a lo más bajo en tu depresión cuando tomaste esa decisión, la vida igual te dio un superpoder y eso es muy bonito de la obra, que tiene un mensaje súper positivo sin ser bobo o mensajoso, tiene un mensaje de autoayuda, de autorreflexión, de entenderse y de quererse también. Cuando Rosa le dice “pero quiérete, date un beso” y Ana le responde “Ay, como me voy a andar dando besos” y Rosa le responde “Date un beso a ti misma, quiérete, date cariño, mírate al espejo, encuéntrate linda”. También siento que tiene un trasfondo, súper importante. Sobre todo, con las mujeres que siempre es como “Me siento fea, me siento gorda, estoy vieja”. Todo el día una está diciendo eso porque el sistema te muestra todo el día la belleza, la mujer hermosa, tienes que ser hermosa, si no, no vales. Entonces eso mismo hace que uno todo el día se esté diciendo “Estoy fea, estoy gorda” Entonces también ese mensaje que da Rosa tiene que ver con esto.
Siento que hay un trasfondo muy oscuro en la obra, pero que está abordado desde esta comedia y creo que eso también resuena harto con las audiencias.
Yo creo que la comedia es una herramienta super poderosa de cambio. Es como Chaplin. Charles Chaplin hace unos dramas terribles donde hablaba de la orfandad en El pibe, de los niños de la calle. En en El gran dictador habla de la Segunda Guerra Mundial y todo desde la comedia. Yo creo que la comedia tiene ese poder porque el drama muchas veces te separa, tú no quieres ver drama muchas veces porque ya la vida es muy dramática. A mí me gusta hacer dramas, pero ya estamos en una sociedad donde prendes la tele y ves la guerra, la delincuencia, es todo terrible. Ir a ver una obra que te haga reír, pero que además toque un tema súper sensible como la salud mental o la soledad, que es una crítica social, la gente no se da ni cuenta, pero después se va, habiéndose reído todo el rato, y dice “oh, chuta, de lo que me reí”. Haces la reflexión después. Entonces yo siento que la comedia te abraza y te atrapa. En una carcajada, te tragas una reflexión sin darte cuenta y después te vas pensando. El drama no. El drama se distancia un poco de eso. Claro que me refiero a la comedia bien hecha, que tiene ese esa ironía, esa cosa bizarra, que te hace reír de tu propia ridiculez, de tus propios errores, me encanta. Encuentro que si uno lo logra, sembraste una semillita ahí en esa persona que se va pensando, va reflexionando y, además, lo pasó muy bien.
Me gustaría cerrar con dar un espacio para que les des a nuestros lectores y espectadores de Culturizarte una súper invitación a ver Una comedia súper triste en el teatro Finis Terrae.
Quiero invitarlas, invitarlos, invitarles a ver la obra Una comedia súper triste, obra escrita por Carla Zúñiga, actuada por Daniela Gala, Enzo Gnecco y Claudia Pérez. Es una obra que habla de la salud mental, de dos personajes que se encuentran y que conocen un vínculo seguro que los ayuda a salir de este de este pantano donde no pueden ver sus vidas. Van a pasar un momento grato, van a ver magia. También hay mucha magia en la obra. Ojalá que no le hayamos hecho tanto spoiler. Así que vayan Una comida súper triste. Vamos a estar en el teatro Finis Terrae jueves, viernes, sábado y domingo. Jueves y viernes a las 20:30 hrs. Sábado y domingo a las 19:00 hrs, en la sala de teatro de la universidad Finis Terrae, en Pocuro, 1953.
Ficha técnica
Título: Una comedia súper triste
Compañía teatral: Chilean Business
Elenco: Claudia Pérez, Enzo Gnecco y Daniela Gala Muñoz.
Dramaturgia: Carla Zuñiga
Dirección: Chilean Business
Diseño integral y técnica: Laura Gandarillas Acosta
Fotografía: Camilo Arentsen Eyzaguirre y Nicol Salamanca Murgas
Producción Chilean Business.
Coordenadas
Desde el 2 al 18 de agosto
Teatro Finis Terrae
Av. Pocuro 1953, Providencia
Funciones los jueves y viernes a las 20:30 hrs. Sábado y domingo a las 19:00 hrs.
Entradas disponibles en: https://ticketplus.cl/events/una-comedia-super-triste