Crítica de cine “Madre”: Lo que no tiene nombre no tiene sentido

Por Coté Álvarez Franco 

Hay dolores que solo habitan quienes los sufren. Ver Madre es entender que esos dolores son intransitables en las artes de la representación. Jamás una obra abarcará su dimensión —jamás nada, ni una expresión ni menos una palabra—. Que la realidad supera la ficción late con especial vigor en estos casos. Cuando es verdad, el sufrimiento de un corazón destruido no conoce escapatoria. Cuando es película, en cambio, es mentira y termina y ya está.

Perder a un hijo, por ejemplo. Cómo se representa eso. Cuando el hijo tiene seis años y queda solo en una playa extranjera por una negligencia inexplicable del padre y, asustado, llama a la madre quien ha confiado el cuidado del niño en el hombre. El niño en Francia, ella en España. El maldito celular de él sin datos y corto de batería. La noche pronta a caer en una playa solitaria donde la única persona cercana es un viejo sospechoso. La desesperación. El horror. La desolación.

Rodrigo Sorogoyen, el realizador y guionista español responsable de impresionantes thrillers modernos como Que Dios nos perdone (2016) y Las Bestias (2022), el 2017 se atrevió a agarrar entre sus manos semejante tragedia inclasificable y armar un cortometraje en base a ella. El resultado es un plano secuencia cuya tensión crece peligrosa e imparablemente cual bola de nieve en una avalancha y cuyo desenlace en puntos suspensivos arrebata un aliento que apenas hemos notado sostener. Su actriz protagonista, Marta Nieto, dicta una clase sin cortes de interpretación. La obra es ganadora del Goya y nominada al Óscar.

Dos años después, Sorogoyen determina que esos puntos suspensivos, esa continuación que no es sino el más absoluto, inhóspito e inabarcable vacío, pueden dar pie a la exploración de los restos que quedan de un ser humano roto. En qué estado sobreviven esas ruinas. De esta manera, la cinta salta diez años hacia adelante para esbozar el después de la madre, Elena, que se ha mudado al balneario donde queda aquella aciaga playa y permanece estancada ahí, como un espectro testarudo, por una razón que es incapaz de vocalizar con coherencia y, a lo mejor, ni siquiera ha asimilado en primer lugar.

Es inevitable, tal vez, el sentirse cercana a lo que fue de su hijo, sensación que acaba personificándose en un chiquillo adolescente turista, Jean. Solo Dios sabe qué le atrae tanto de él, pero el asunto es que le atrae, intriga y empuja hacia él bastante más de lo que —¿moralmente, legalmente? — debiera. La simpatía es mutua, y a ratos es tan incómodo que nuestra solidaridad con el duelo irresuelto de Elena pasa a segundo plano. En cambio, es tentador fruncir el ceño ante esta errática mujer. Qué demonios sucede aquí.

Quien espera un El lado profundo del mar (1999) dará un paso en falso. Aquí, la temática no es la potencial reunión emotiva con el hijo extraviado, sino las capas atrofiadas de una mente que ha experimentado trauma tal, que simplemente ha cesado de funcionar según el paradigma que rige lo aceptado y lo que no. En sus contemplativas dos horas de duración, Madre duele aún más que el cortometraje que le vio nacer, porque Elena, como el espectador, tampoco sabe qué la une en exactitud a Jean. En ese estado de ruido blanco que perpetró el shock, no logra saberlo. Solo sabe que la compañía de este chico, que tendría la edad de su hijo y seguramente refleja de muchos modos la vida que el niño tendría hoy, logra algo que ella había olvidado: sentirse bien.

Aunque dispares, Madre y Fragmentos de una mujer (2020) colindan en una introducción demoledora que no respira al tiempo que se adentran en el origen de un sufrimiento intratable. La pregunta existencial a posteriori será siempre absurda. ¿Qué pasa después? Pues quien no lo ha vivido, solo lo imaginará en un intento fútil por aproximarse. Quizás a una pregunta absurda le corresponde una respuesta ídem. El gigantesco sinsentido que supone el vínculo entre Elena y Jean serviría de ejemplo.

Ficha Técnica

Título original: Madre

Año: 2019

País de origen: España, Francia

Director: Rodrigo Sorogoyen

Reparto: Marta Nieto, Jules Porier, Alex Brendemühl

Duración: 129 min.

Plataforma: Mubi

 

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