Entrevista a protagonista de “El Fantasma” Willy Semler: «Soy de los actores que buscan vivenciar al personaje, no actuarlo»

Por Galia Bogolasky

Situada en el año 2006, en pleno apogeo económico, la película El Fantasma explora el género policial con tintes de comedia negra. Retrata el sentir de la sociedad, donde el sistema solo beneficia a unos pocos, pero la astucia latinoamericana aparece para dar vuelta el tablero.

Con las actuaciones de Willy Semler, Néstor Cantillana, Daniel Muñoz, Elisa Zulueta, Claudia di Girolamo y Darío Lopilato.

Mientras el mundo todavía resiente la caída de las Torres Gemelas, en Chile, un gobierno de centroizquierda busca convertir la capital en un polo financiero, con la construcción del edificio más grande de la región, el autodenominado “Jaguar de América Latina”, se expande de forma avasallante en el mercado bursátil, inmobiliario y económico. Muchos quieren ser parte de este prometedor y exitoso escenario, pero sólo algunos podrán lograrlo, aunque implique saltarse la ley…

José Hidalgo (Willy Semler), un chileno promedio, se niega a continuar viviendo una realidad mediocre y de miseria, logrando idear un brillante y valiente plan que lo convierte en un verdadero y exitoso fantasma que le roba una y otra vez a un codicioso sistema financiero. ¿Lo mejor? Sin armas, sin violencia, sin siquiera levantar una sospecha. Inspirada en una historia real, Semler encarna a un ingenioso delincuente que durante el 2006 y 2012 asaltó en reiteradas ocasiones distintos bancos.

Esto fue lo que nos contó acerca de esta cinta chilena que se acaba de estrenar en salas

¿Cómo fue la colaboración con Martín Duplaquet? ¿Cómo fue que llegaste a estar en esta película?

Lo primero fue la primera conexión, cuando nos conocimos, que debió haber sido hace unos 15 años atrás, cuando él hizo su primera película, que se llamaba Dios Me Libre, que se trataba sobre la iglesia evangélica. Él me llamó a interpretar un personaje secundario y, cuando nos vimos, yo te diría que fue amistad a primera vista. De ahí seguimos siendo amigos. Después de eso, un poco antes de El Fantasma, hizo otra película, Cazadora, en la que también me metió en un personaje secundario. Hace unos 10 años atrás, yo le dije: “Hagamos otra película, estamos medios detenidos”. Sí, me dijo, “¿de qué te gustaría?”. Yo le respondí que me gustaría una película de ciencia ficción, una especie de Blade Runner sudaca. Empezamos con esa idea e incluso nos entrevistamos con Jorge Baradit. Pero Martín, un día, estaba esperando en una peluquería para cortarse el pelo y, en una revista, leyó un reportaje sobre el Fantasma verdadero. Me la mandó al tiro y me dijo: “La película es esta”. Yo vi el reportaje y le dije: “De todas maneras, vamos con ello”. Ese fue el punto de partida.

Qué bueno que quedó esta colaboración con todo lo que han trabajado juntos en las películas anteriores. Se nota esa conexión con el director.

Sí, tenemos mucho feeling y Martín es mi mejor amigo hoy en día, entonces compartimos muchas cosas, tenemos una amistad muy profunda, en la que nos conocemos muy profundamente también, entonces hay química al 100%.

¿Cómo fue para ti interpretar este personaje José Hidalgo, que es como un héroe villano que quiere, en el fondo, el bien? La historia se centra en tu personaje, que es el protagonista, un hombre que, al perder todo, decide robar un banco de una manera muy particular y empieza con este grupo de cómplices en el robo. Lo interesante es que es una especie de Robin Hood; quiere robarle al banco y no a las personas. Cuéntame sobre el personaje y cómo lo construiste. ¿En qué te basaste? ¿Tomaste referencias de algún personaje real o fue totalmente una creación tuya con el director?

No, algo nos informamos sobre el personaje real. En algún momento, nos entrevistamos con el fiscal del caso, José Avello. Tuve diez años para estudiarlo. Con Martín aprovechamos mientras estábamos en la preproducción para hacer muchos ejercicios de actuación y de dirección. Por ejemplo, nos citábamos en un café a conversar. Llegaba Martín y yo no llegaba de yo, llegaba de José Hidalgo. Entonces Martín entrevistaba al personaje, y tuvimos tiempo para ensayar, pero siempre supimos que esto era una ficción a partir de hechos reales, lo que implicó una creatividad muy exigente.

Yo siempre he creído que la información para construir un personaje está en el libreto. Está en el guion. Ahí está contenido todo lo que uno pueda preguntarse, y en el director. Entonces, como era un trabajo en conjunto con Martín, estudiamos también mucho el guion. Yo soy, un poco irónicamente, pero también bastante verdad, “un actor del método”. Eso quiere decir que soy de los actores que buscan vivenciar al personaje, no actuarlo. No sé si se entiende la diferencia.

El actor que actúa, pero no es de método, se aprende el texto, busca algunos modos y va y lo hace. El actor de método no; busca encarnar el alma del personaje, vivenciarlo, sufrirlo y gozarlo como si fuera uno mismo. Yo me metí a un banco varias veces con el personaje, con toda la intención de robar el banco. Yo hacía estupideces así para poder sentir lo que sentía o lo que siente José en términos de vivencia, de experiencia. Todas esas cosas son muy útiles.

Yo soy un tipo bastante tendiente a lo solitario, pero esta vez me aislé mucho más, como el personaje mismo. En ese momento estaba viviendo con mi hijo mayor y, de repente, mi hijo me dijo: “Papá, me voy a ir de la casa un rato”. Yo le dije: “Pero ¿por qué, Julián, si llevamos una vida tan buena, tan cordial, tan buena onda?”. Me respondió: “Porque estás insoportable. Estás en el personaje todo el día, comes como el personaje, hablas como el personaje y ya no lo soporto más”. Y uno anda transmitiendo todo el día, todo el tiempo, buscando cada vez interiorizarse más en el personaje, que es la experiencia que tuve.

Tú has hecho harto cine en tu carrera, en distintos géneros y con distintos directores, ¿Cómo es para ti haber hecho esta película? que es un género que se hace poco en Chile que es como un thriller policial, pero al mismo tiempo en tono comedia, ¿Cómo fue para ti interpretar a un personaje en este tono?

No me costó tanto porque la primera película que hice fue en el año ’93, que fue Johnny 100 Pesos. Entonces entré por el género, y los toques de comedia uno no los actúa, uno no se hace el gracioso. Pero, si te das cuenta, mi personaje sufre toda la película. Lo pasa pésimo, empieza a disfrutar un poco más cuando le empiezan a resultar las cosas, pero, en general, es un personaje muy solo, muy abandonado por el sistema y por la sociedad. Como tú bien decías, es una especie de Robin Hood, en el que el dinero no es el objetivo principal; el objetivo principal es vulnerar el sistema. Eso es lo que le pasa a Chang, el personaje que hace Daniel Muñoz, que ni siquiera quiere dinero, quiere herir al sistema. Es una película un poco iconoclasta en ese sentido.

En términos de la comedia, uno, como actor, no actúa comedia, no se hace el gracioso. Eso más bien depende del director, de las situaciones en las que pone a estos personajes, que son más bien dramáticos, como lo que hace Néstor (Cantillana), que es este policía obsesivo, pero que es alcohólico al mismo tiempo. Un gallo que lo pasa pésimo, pero nos pone en situaciones que tienen un toque absurdo, lo que hace que todo sea divertido. Pero no hay grandes carcajadas, no es género de comedia, sino que te divierte, que es distinto, pero no está el chiste.

Sí y recae más en otros personajes, no tanto en el tuyo, porque el tuyo es bien dramático. La premisa en el punto de partida es bien dramática pero el personaje del argentino Lopilato es demasiado divertido, y por ahí se dispara mucho más el género, con los personajes secundarios.

Es que Lopilato es un bufón. Cuando me lo presentaron, yo ya me reí, y lo pasamos muy bien. Es un muy buen actor, pero tiene una gama muy amplia. Esa escena en el estadio, cuando lo invitamos a formar parte de la banda y él se emociona, se emocionaba de verdad, y se le llenaban los ojos de lágrimas. Nosotros no podíamos hacer la escena porque nos recagábamos de la risa que lo hiciera así. Elisa también, y está dirigida y puesta en este tono más de comedia para que se logren las variantes, los contrastes de la película, que son las cosas entretenidas que tiene. Pero Lopilato, en su vida es un payaso, un gallo simpatiquísimo y muy, muy divertido. Él viene de Casado con hijos versión argentina.

Esta película es una coproducción con Argentina y los guionistas originales son argentinos y la adaptación la hizo Elisa Zulueta con Paloma Salas que  tienen un humor notable. Eso hace también que tengan un tono mucho más de comedia probablemente que quizás la versión original ¿Tú leíste el guion original de los argentinos?

Sí, leí los dos. El argentino está todo escrito en “che, mirá vos”, y ocupaban todos los modismos argentinos. Lo primero que hicieron ellas fue limpiar eso y ponerlo en un sentido local, pero local neutro latino, te diría yo. Por ejemplo, algo que agrada mucho es que casi no hay garabatos. Los pocos garabatos que hay están muy bien puestos y también son divertidos por lo mismo, pero no somos como las películas locales chilenas que dicen: “oye hueón, ven pa’ acá, trae la hueá”. Los pocos que se ocupan no suenan groseros, suenan divertidos. Ellas, ciertamente, con su personalidad de comediantes, le pusieron el tono local y exaltaron el tono divertido que ya venía de los argentinos. Los argentinos ya la habían concebido con elementos de comedia negra.

La última película que estrenaste fue La Anunciada Muerte de Willy Semler, que también era una propuesta muy interesante. ¿Cómo fue esa experiencia, haber estrenado cuando estabas también después de un mini receso en tu trabajo?

Esa película se filmó entre pandemia. Para hacerte sincero, yo no entendí nada hasta que vi la película. Cuando me dijeron: «Vamos a hacer una película que se llama La Anunciada Muerte de Willy Semler,» yo dije: «Me están hueviando, ¿de qué se trata eso? Es como Quién Quiere Ser John Malkovich«. Y me dijeron: «No, es que sabemos mucho de ti, encontramos que es muy interesante y queremos proponerte algo». Me pasaron el guion, no entendí nada, y lo que me llamó la atención es que, de verdad, sabían más de mí que mi psiquiatra. Tenían detalles de mi vida que yo no le había contado a nadie. No sé si usaron elementos paranormales o telepatía, pero habían averiguado cosas no privadas, sino que, por ejemplo, habían averiguado, de alguna forma, que una de mis obsesiones es montar Drácula, y es uno de los elementos sobre los que gira la película. Se habían enterado de que yo soy antropofóbico, le tengo fobia a la gente, soy de esos a los que les cuesta entrar a un supermercado, y no sé de dónde habían sacado la información. Firmé para actuar en la película sin entender mucho y apoyándome en el director, Benjamín Rojo. Era muy divertido, porque yo le pedía información sobre mí mismo. Además, el gran axioma, te diría, que tenía yo era: «¿Cómo me actúo a mí mismo?» Ese fue el mayor desafío, hasta que descubrí que no me tenía que actuar a mí mismo, sino que tenía que actuar las situaciones. Lo que sucedía sin dejar de ser yo mismo. Así que lo solucionamos por ese lado. Además, todos los personajes se hacían a sí mismos. Cuti Aste, que era supuestamente el actor al que yo había convocado —Cuti Aste, el músico—, y yo lo convocaba para hacer Drácula. Cuti es músico de teatro, pero no es actor; en la película, tenía que ser un mal actor que hacía Drácula, y como no es actor y no sabe profundamente de actuación, lo actuaba mal y resultaba perfecto. A tal punto que, cuando fue el estreno de la película, Cuti no pudo ir porque estaba en Concepción, y yo, cuando terminó la película, le escribí: «Cuti, te felicito, eres el mejor peor actor que conozco».

A propósito de Mejor Actor, ganaste el premio al Mejor Actor por la obra que montaste el año pasado, Lluvia Constante, en Teatro Zoco, que tuvo dos temporadas. La primera fue muy exitosa y con muy buenas críticas. Obtuviste el premio de Mejor Actor del Círculo de Críticos de Teatro. ¿Te marcó ese premio? ¿Te importan los premios, o no mucho, con tantos años de carrera? ¿Esa obra tuvo algún significado especial para ti?

Los premios siempre importan porque son un reconocimiento público, y, sobre todo, que viniera de parte de ustedes, del Círculo de Críticos de Arte, que es la institución, más seria en la materia, me honró mucho. Me pilló en los tiempos difíciles de la funa y fue el primer gran apoyo que yo recibí. En Lluvia Constante yo estaba en el método pleno, bajé como 15 kilos. Ahí sí que andaba insoportable porque era un policía neurótico, casi esquizofrénico. Me desgastó mucho ese trabajo, realmente. Que lo hubieran logrado apreciar y que hubieran logrado ponerse por sobre la funa y sobre la denuncia me pareció heroico. Me honró, yo lo dije cuando lo recibí, infinitamente. De la lista de premios que tengo, sin duda, es el más importante.

¿Qué significó ese personaje para ti? que además es como la contraposición del personaje que haces ahora en El Fantasma, donde interpretas a un policía que busca a un asesino. Acá, el antagonista, Néstor Cantillana en El Fantasma, es como su policía que busca al ladrón. ¿Cómo fue interpretar a este policía que está lleno de conflictos y es un personaje dramático?

Más aún, yo te diría que es un personaje trágico, que está condenado a muerte desde el principio, que está en una caída libre de una decadencia; es un gallo que ya no se soporta ni a sí mismo, y que es de esos policías que están fuera de la ética policial, de esos policías obsesivos que, por resolver el caso, son capaces incluso de transgredir la ley. Era un policía que cometía un error detrás de otro, tratando de hacer el bien, a veces pareciendo el policía malo, pero no; era el policía obsesivo, con los tornillos completamente sueltos, muy sufriente. Como te digo, bajé una cantidad de kilos, no porque me puse a dieta, sino porque iba bajando de kilos a medida que iban pasando los ensayos y después las funciones. Fue muy intenso, fue muy desgastador. Por otro lado, muy satisfactorio, porque encontré que había llegado a una profundidad abismal en el personaje, y me marcó completamente en mi carrera también. Creo que es uno de los mejores trabajos que he hecho en teatro.

Uno de los que más me marcó también, Rojo. Yo había visto Red en Broadway antes, y de repente veo la adaptación en Chile con tu actuación y aluciné. ¿Cómo fue esa experiencia para ti? ¿Fue otra de tus obras marcadoras?

Sí, fue bien parecido a esto también, porque me metí en Rothko, con el personaje real, estudié mucho sobre él. John Logan, el autor, los textos que decía yo en la obra, me di cuenta estudiando que eran textos reales, o los había dado en entrevistas, o en publicaciones, o en escritos de él. Eran textos de verdad. Dije: «Wow, esto tengo que hacerlo de verdad,» y le fui encontrando toda esa gama de emociones. Era un tipo que estaba loco por el arte y que es tan sensible, pero tan sensible. Lo que me dio el tiro en la cabeza fue enterarme de cómo murió Rothko. Se suicidó en su estudio, hizo un marco en el suelo de pintura negra, se tomó un frasco de pastillas, se tomó una botella de whisky y se cortó las venas. Quedó él dentro y arriba de un rojo bordeado por negro, porque todas sus pinturas siempre fueron rojo y negro.

Era un personaje del cual me costaba salir de él después de la función. También, como soy del método, sufría todo el día; cada función me daba un poco de pánico entrar porque decía: “¿Hoy día lo podré lograr?” Yo creo que son los dos más marcadores en ese sentido dramático y trágico: Lluvia Constante y Rojo. Porque hay otros personajes con los que pude pasarlo bien. Por ponerte un ejemplo evidente, La Esperanza de la Negra Ester ,que era puro divertimento nomás.

Te quería preguntar sobre el estado de las artes y la cultura en nuestro país en este momento cuando pasan este tipo de situaciones, donde por una denuncia—que ni siquiera ha sido formalizada en un juicio o cargo, o incluso cuando se desestiman—hay una especie de cancelación previa a la investigación. Gente de la cultura, se ve enjuiciada públicamente, y sus carreras sufren por estas situaciones. ¿Cómo lo ves tú y qué solución ves al haber pasado por una situación así?

Sí, fue muy perturbador, porque jamás me imaginé a mí en una situación así. Yo soy un caballero educado en el siglo XX; jamás he dicho un piropo en la calle, ni he sido fresco de ninguna forma. Se me atravesó este otro personaje que me denunció, pero con patrones anteriores. Ella ya había repetido este mismo modus operandi tres veces por lo menos anteriormente. Es como su trabajo, es una estafadora en ese sentido, una estafadora por el lado más hiriente y bastante perturbada, bastante descompensada. Fue una cuestión muy dolorosa, porque habíamos establecido una amistad que yo la sentía profunda, la sentía auténtica, y me dolió, como una traición. Además, esta mujer, desde el principio que nos conocimos, trabajó conmigo durante un año, y desde el principio que nos conocimos, grabó todas las conversaciones, inventaba cosas, me engañaba con cuestiones, y yo, como tonto, ingenuo, pajarón, caí redondito. Al punto que la nombré mi asistente. Ella acumuló una cantidad de mentiras en mi contra que resultó en lo que resultó, pero la Fiscalía se dio cuenta inmediatamente de lo trufa que era la denuncia y la desestimó en cinco meses, hace ya un año, cosa que casi nunca ocurre; demoran un año por lo menos en resolver las cuestiones. Fue perturbador y fue doloroso en el sentido personal también, una desilusión muy grande.

Sobre perder trabajos por esta razón, ¿cómo te sentiste al respecto? Imagino que esa sensación de injusticia debió haber sido terrible.

Terrible. Apenas supe que me había denunciado, yo dije: “Ya, se acabó esto para mí. Voy a probar a ser panadero.”

¿Cómo te reconstituiste después de eso? ¿Cómo volvieron a salir las pegas? ¿Tuviste que salir tú a tocar puertas o empezaron a llegar?

No, yo nunca pido trabajo; encuentro que es indigno. Las cosas han empezado a moverse lentamente. Por eso, La Anunciada Muerte me vino muy bien; por eso, el premio de ustedes me vino muy bien; y por supuesto, El Fantasma me viene muy bien también. Me estoy reconstruyendo de a poco y tengo esperanzas de recuperarme del todo, pero no tengo la certeza tampoco.

En ningún momento me dio rabia. Me dio esta sensación de injusticia, me dio mucha impotencia, me dio mucha pena y una sensación de injusticia que va por el lado, ¿Te has dado cuenta de que en Chile ninguna mujer ha sido demandada por abuso? En ninguna parte, es solo al hombre. Entonces uno dice: “¿Aquí hay una venganza de siglos de machismo, o qué es esto?” La otra vez escuchaba a una actriz en un programa de televisión que decía: “Yo soy re fresca, a mí me gustan tanto los hombres, me gusta pinchármelos, y cada vez que escojo a un hombre le miro el poto, le miro la pinta, y bla bla bla.” Yo decía, si un hombre hace esa declaración, se va preso hoy día. En cambio, aquí rebotaba y aparecía con mucha gracia y mucha picardía. Hay una cuestión que está muy desproporcionada en ese sentido.

¿Qué le podrías decir a la gente para invitarla a ver El Fantasma, que está en cartelera?

El Fantasma está en cartelera en varios cines, como en 50 cines de Arica a Punta Arenas. Yo le diría a la gente que vaya a ver una película muy entretenida y muy original, por lo que hablabas tú antes del género, este compuesto que casi no se hace en Chile. Es una película que no se trata ni de Pinochet, ni del golpe de Estado, ni de los detenidos desaparecidos, sin desestimar todo ese tipo de cuestiones, pero que son temas sobre los que han girado el 80% de las últimas producciones de los últimos años. Se van a entretener mucho y les va a dar muchos temas de conversación sobre los personajes, sobre cuáles son los bordes de la ética, y sobre quiénes son los malos y quiénes son los buenos.

Un dato curioso, y que es del método también, es que cuando uno ve al personaje de José, uno si lo ve así a simple vista dice: “Este hueón es bueno, es una buena persona, se está yendo contra el sistema. Está en un acto de rebeldía más que nada” Porque la motivación de los personajes no es el dinero, es dar el golpe. Herir al otro. Yo invitaría al público a pasarlo bien. Es larga pero a la gente se le pasa volando. Me gustaría invitar a la gente que vaya a pasarlo bien y que lo disfrute y que le de tema de conversación para rato.

Ficha técnica

Título: El Fantasma

Dirección: Martín Duplaquet

Elenco: Willy Semler, Daniel Muñoz, Néstor Cantillana, Darío Lopilato, Elisa Zulueta y Claudia di Girolamo 

Guion: Juan Pablo Domenech y Emanuel Diez 

Adaptación: Elisa Zulueta y Paloma Salas.

Distribución de NC Films

Coordenadas

Estreno: 15 de agosto

Salas de cine

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *