Por Romina Burbano Pabst
Como no voy a recoger animales,
si me he recogido a mí tantas veces.
– Kiltras
Kiltras, la nueva obra multidisciplinaria de la compañía Danza Jam llega a la MicroSala del Matucana100 para presentar su nuevo trabajo que se inspira en las relaciones que las personas establecen con sus mascotas, sobretodo, con los perros. Dirigida e interpretada por Jenniffer Alegría y Daniella Soto, el montaje nos adentra a un formato fusión donde el cuerpo, el canto, la actuación, la comedia y la tragedia se construyen en distintos relatos escénicos que exploran los vínculos afectivos. Es esta fusión entre los distintos lenguajes (físico y verbal) que hacen de la obra un camino de reflexión que llega al espectador con una propuesta fresca que integra en escena el movimiento, la voz, elementos audiovisuales y la comedia-trágica, a lo que han denominado como stand up dance.
Destacada por el Círculo de Críticos de Arte como mejor montaje de danza contemporánea 2023, TRANS-FUSIÓN. La compañía Danza Jam, se presenta como una propuesta artística que permite crear obras con contenido social y directo. Kiltras, es un proceso creativo distinto, pero, con la misma intensidad. Es un trabajo de 2 años, el cual se exploran nuevas formas de compartir los vínculos, sentimientos y reflexiones de las intérpretes con el público.
Dividida en actos, la obra transita por distintas reflexiones sobre el duelo, el amor, la muerte, la sociedad. La obra se desenvuelve en un ambiente fúnebre, las dos cortinas rojas y grandes al fondo contrastan con las cortinas de plástico negras y brillosas en los costados, creando un espacio que sugiere cierta solemnidad, pero, llamativa. Un cuadro que asemeja el pelaje canino y un pequeño ataúd móvil completan este espacio, volviendo tangible la pérdida y estableciendo la relación íntima que los humanos establecen con sus mascotas. Como público nos enfrentamos ante la vida y la muerte desde un relato íntimo de Jenniffer Alegría y Daniella Soto, que logra llevar al espectador a un espacio tragicómico de reflexión ante el duelo y nuestra relación con las mascotas, específicamente los perros.
En el espacio sollozan las dos intérpretes quienes dan la bienvenida al funeral, el espectador se convierte en un personaje más, un invitado del funeral, lo cual apelaba a empatizar más con la narrativa y las intérpretes. En este espacio y en esta situación, donde convergen distintas emociones, se despliegan historias de amor y duelo teñidas de humor. Se crea una performance interesante donde la escena es triste, pero, la forma en que se crea la narrativa viene de lo cómico, lo exagerado, incluso lo absurdo, lo cual forma un buen equilibrio entre lo trágico y lo humorístico. En esto el duelo se observa como algo que en inicio es doloroso, sin embargo, al final se convierte en una honra a ese ser querido.
Desde un inicio, su tono tragicómico se establece con una performance que combina la danza, la voz y la música para transmitir sus emociones respecto a la muerte de su mascota. Por ejemplo, en el primer acto Perro vuela alto, la pena y tristeza se desbordan entre gritos exagerados y fuertes resonando en la sala, sus cuerpos con movimientos entre cortados y que torpemente se desplazaban por el espacio presentaban el agotamiento y el cansancio de la pena de perder a un ser querido. En un momento tan emotivo, las exageraciones corporales y verbales de las actrices no solo expresan el dolor de la pérdida sino también, otorgan momentos de risa. Es en el equilibrio entre muerte y comedia donde Kiltras encuentra su fuerza, permitiendo al espectador reflexionar sobre el duelo de una manera menos convencional, pero, profundamente efectiva dejando sentir todas las emociones por las que transita el duelo: tristeza, ira, desesperación, felicidad, amor.
La integración del stand up en su narrativa hace de la obra algo único, no solo añade un toque de humor sino, también, rompe con la barrera tradicional entre intérpretes y espectador, creando un ambiente de complicidad y cercanía. Con la asesoría de la reconocida standapera Yolanda Carmín, la obra desencadena una línea cómica propia. En el acto titulado Momentos, las intérpretes interpelan al público directamente, toman el micrófono y comienzan a relatar anécdotas y pensamientos sobre la relación con su perro. Las actrices no se limitan a relatar momentos nostálgicos, utilizan el humor y los chistes para para permitir al público empatizar, logrando que lo cómico se transforme en un camino para explorar en la relación humano-perro. La interacción directa con la audiencia, a través de miradas, palabras y objetos, genera un espacio seguro que convierte cada risa y pena en un acto compartido. Como comentó una de las integrantes de Danza Jam, hacer reír es difícil y esta obra lo ha logrado con naturalidad.
Así como la obra muta constantemente, intensificando la experiencia emocional. El lenguaje corporal y verbal de las intérpretes también cambia, adoptando características más caninas. Por momentos las intérpretes vocalizaban una pluralidad de ladridos, bastante distintos entre sí. En otros, sus cuerpos dejaban de ser bípedos adoptando una postura en cuatro patas, las actrices dejaban de ser humanas por un instante y se volvían perros, cada gesto y movimiento corporal simulaba el de los perros demostrando su gran capacidad de reproducir movimientos y expresión corporal. La precisión de sus movimientos, desde el nervioso temblor hasta la contención emocional de la espera o el sentido de alerta, evoca un entendimiento profundo del comportamiento canino. Esto demuestra una profunda investigación que trasciende la simple imitación de los movimientos de los perros, de su forma de ladrar.
La obra se torna poco a poco un espectáculo dinámico y entretenido, donde las actrices bailan, cantan y trasforman el espacio constantemente. En contraposición a los funerales occidentales, donde prima el sentimiento de tristeza; Kiltras crea un funeral emotivo donde el dolor inicial se transforma poco a poco en una aceptación y celebración de los recuerdos. Mezclando elementos propios de la danza contemporánea como la consciencia corporal, el diseño y uso de piso, el ritmo y la coreografía, junto con elementos del stand up comedy como la relación con el público y contar historias biográficas desde el humor, la obra plantea nuevas formas de transmitir mensajes al público. Logrando entregar una perspectiva fuera del antropocentrismo, donde los perros ya no son mascotas, ni objetos u accesorios, sino que son un integrante más de la familia contemporánea.
Existe, en la obra, una verdad profunda sobre el vínculo entre humanos y animales: el amor. Al cuidar un perro, un gato u otro animal, no solo le damos un hogar y comida, sino que también encontramos en ellos un refugio, donde el cuidado se convierte en un acto de amor. Es en la pérdida donde nos encontramos vulnerables, sentimos que con ello se va el amor y, sin embargo, nos reencontramos con nuestra propia humanidad, sanando nuestras heridas emocionales y redescubriendo la capacidad de amar y ser amados. Kiltras, resuena en cada una de sus escenas la esencia misma del vínculo, mostrándonos que, en cada gesto, en cada movimiento, en cada voz que se despliega en este escenario fúnebre hay una redención personal.
Kiltras, se presenta como una obra que, a través de la tragicomedia y las distintas disciplinas artísticas, ofrece una reflexión sobre el duelo y el vínculo afectivo entre los humanos y los perros, provocando momentos de intensidad y momentos de liberación. El montaje se convierte en un espejo, donde cada espectador puede verse reflejado en sus propias experiencias de pérdida y amor incondicional, invitándonos a una introspección sobre cómo manejamos el duelo y cómo valoramos a aquellos seres que consideramos parte nuestra familia. La obra no ofrece respuestas fáciles ni el puro espectáculo, se abre ante un espacio empático, recordándonos que nuestras relaciones son recíprocas, donde cuidamos y somos cuidados, amamos y somos amados, descubriendo partes que nosotros mismos creíamos que ya no podían ser tocadas.
Ficha Técnica
Título: Kiltras
País: Chile
Produce: Compañía Danza Jam
Idea, dirección e interpretación: Jenniffer Alegría y Daniella Soto
Diseño integral: Eduardo Mono Cerón
Composición sonora y producción musical: Simón Flores
Sonido y composición: Octavio O’shee
Asesoría Stand Up Comedy y acompañamiento escénico: Yolanda Carmín
Ojo externo y asistencia teatral: Javiera Solano
Composición canción “El ladrido Oficial”: Carolina Holzapfel, Daniella Soto y Jennifer Alegría
Producción ejecutiva: Oliver Estuardo
Realización de escenografía: Tobías Díaz
Realización de vestuarios: Marcela Muñoz
Duración: 60min
Edad recomendada: +12
Coordenadas
Del 15 de Agosto al 08 de Septiembre
Jueves y viernes a las 20:15hrs
Sábados y domingos a las 19hrs
Microsala, Centro Cultural Matucana100