Por Ana Catalina Castillo I.
Hay películas cuyas historias nos atrapan por sus personajes; otras, por sus temáticas, y están también las que nos sumergen en un paisaje que, si bien conocemos, aparece resignificado y más potente en la pantalla grande. Y es que el desierto no es simplemente un escenario. Así ocurre con el pueblo casi abandonado del norte chico de Chile donde transcurre la ópera prima de Laura Donoso, Sariri, estrenada para Latinoamérica en Sanfic20.
En el ficticio pueblo minero de La Lágrima, aferrado a sus tradiciones, creencias y supersticiones, vive la niña Sariri (Martina González). Tiene 11 años y le ha llegado la menarquia. “¿Cuántos días durará?”, pregunta con inocencia. Necesita saberlo, pues mientras sangre no podrá regresar al pueblo; la mina podría enojarse y provocar una desgracia. Sariri siente miedo, y no solo porque tendrá que pasar sola unos días en el desierto, sino también porque “hacerse mujer” la obligará a juntarse con un hombre y ella no quiere eso.
Su hermana Dina (Catalina Ríos) también tiene miedo: por la salida de Sariri y porque sus sueños se ven amenazados por un embarazo no deseado. Con pocos años más que su hermana, Dina anhela irse del pueblo y cumplir lo que quiere: romper con el destino trazado de las mujeres de su entorno y abrazar de algún modo la libertad.
Así, los desafíos de las hermanas avanzarán en paralelo. Cada una transitará su camino de crecimiento. Sariri partirá sola al desierto con la confianza en la promesa de su hermana: irá a buscarla al cuarto día y juntas se aventurarán a salir de La Lágrima. Dina, por su parte, deberá resolver el peso de lo que la aqueja, también en soledad, aquella inherente del ser mujer.
Ya puesta en camino, la niña Sariri recoge piedras y las va guardando en su mochila. ¿Qué significa ese pequeño ritual? ¿Es su forma de conectar con el lugar al que pertenece? ¿De entender quién es?, ¿de encontrar en ese reconocimiento fortaleza? En el imaginario universal, el desierto es un lugar de pruebas, riesgos y penitencias; el espacio donde probarse a sí mismo. También es el lugar propicio para la trascendencia y la purificación con la presencia del sol que ciega y que nos recuerda la pequeñez de nuestro ser ante la inmensidad de la naturaleza.
Esta dimensión humana se amplifica con los planos abiertos de una propuesta visual tan pulcra como poética, con encuadres que incorporan el paisaje desértico como un personaje más, uno en el que se mezcla la aridez mineral con la belleza de unos cielos límpidos e interminables.
Entonces, mientras Sariri se aventura en su camino, Dina busca solución a su problema en las conversaciones más privadas o en aquellas incluso ocasionales –mientras realiza las tareas hogareñas, por ejemplo–; pero no por ello menos cómplices.
Como se aprecia, la película Sariri presenta una historia tan profundamente chilena como universal. Esto, porque si bien nos resultan reconocibles las formas de habla, el tipo de interacciones familiares y las creencias ligadas a las leyendas populares, también resuenan más allá de nuestras fronteras las problemáticas femeninas, cuando imperan los códigos masculinos.
Por lo anterior, esta película de egreso de Cine UDD, con una interesante y exitosa ruta por festivales en el extranjero, relata una historia orgánica. Sus personajes, genuinamente interpretados tanto por Catalina Ríos como por la debutante Martina González, las problemáticas abordadas y el entorno escogido consiguen una pieza armónica, sensible y de excelente factura. Se suma a ello el impecable trabajo de sonido y la banda sonora, que fluye de manera natural y congruente con la propuesta visual, consiguiendo darle consistencia a la propuesta narrativa.
Ficha técnica
Título: Sariri
Dirección: Laura Donoso
Año: 2024
Guion: Carolina Merino, Francisca Durán, Javier de Miguel, Laura Donoso, Sofía Pavesi
Elenco: Catalina Ríos, Martina González, Paola Lattus, Mauro Flores, Luis Jiménez, Claudio Navarro, Emilia Colivoro, Catalina Vásquez, Enzo Escobar, Belén Herrera Riquelme, Paula Dinamarca, Camila Vega, Muriel Piña, Rafael Cerda y Gabriel Torrejón.
Producción ejecutiva: Daniel Quintana
Producción general: Isidora Thiele
Asistente de dirección: Sebastián Valdebenito, Sofía Pavesi
Dirección de fotografía: Raimundo Naretto
Cámara: Sebastián Bahamondes
Montaje: Antonio Oyarzún
Dirección de arte: Vicente Romero
Sonido: Claudio Carrasco, Jorge Muñoz Pimentel
Música: Milton Núñez Mora, Rosario Correa
Duración: 87 minutos
Programación oficial SANFIC20