Entrevista a directores de “Los afectos” Aníbal Jofré y Diego Ayala: «Siempre nos ha interesado el cine desde el conflicto de clases»

Por Galia Bogolasky

Santiago de Chile, 2018. En medio de un clima de manifestaciones estudiantiles, Benjamín (35), inspector de colegio, ve cómo su hija Karina (16) sufre un brutal ataque por parte de la fuerza policial a las afueras del liceo. En este drama musical, Benjamín debe lidiar con su desconsuelo y sus afectos, mientras las protestas continúan escalando.

Protagonizado por Gastón Salgado y el cantante Gianluca, Los afectos se sumerge en el mundo de un inspector de colegio, una figura que es muy local, para relevar la importancia de los afectos en la educación.

Entrevistamos a la dupla de directores, Aníbal Jofré y Diego Ayala Riquelme, quienes nos contaron de su segundo largometraje, que ganó premio a mejor actor para Gastón Salgado en la reciente edición de Sanfic.

La idea de esta película se centra en un contexto de los overoles blancos en 2018 en Chile, con la revuelta en los colegios, con los estudiantes. ¿Cómo surgió la idea? ¿Por qué les llamó la atención este tema?

Aníbal Jofré: Esta idea nace en realidad mucho antes de que partiera los overoles, nace el 2014 como una semilla y, por supuesto, que después los proyectos van mutando de acuerdo al acontecer nacional y a lo que va pasando. Desde nuestras propias experiencias de revueltas, tanto escolares cuando estábamos como pingüinos en el colegio, como la revuelta universitaria de 2011. Teníamos la sensación de un sistema en crisis muy múltiple y teníamos la necesidad de hablar de eso. Nos parecía que el espacio de la educación era un lugar que nos interesaba mucho. Además, a lo largo de nuestras trayectorias, las cosas se van dando, terminamos trabajando de profesores, como parte de nuestros trabajos en docencia universitaria y también con talleres de cine en escuelas, en cárceles, en distintos lugares. Entonces, sentíamos que la escuela era como un micromundo que servía o que movilizaba problemas que eran mucho más grandes y que tenían que ver con una crisis sistémica que estamos enfrentando como país. Nace desde ahí, pero siempre nos interesó que no fuera una mirada sociológica, sino tratar esto desde una escala humana. Esos eran los elementos iniciales del proyecto.

Diego Ayala R: Para complementar lo que dice Aníbal, hay algo en la temática de la convivencia que nos interesaba tratar en la película para nosotros como realizadores. Nuestro objetivo y motivación para realizar la película tenía que ver con eso; cómo convivíamos en los espacios. Siempre nos ha interesado el cine desde el conflicto de clases, que para mí personalmente tiene que ver con eso, con la convivencia y cómo habitamos en la ciudad, cómo nos mezclamos en los espacios, cómo hay lugares donde uno ocupa un lugar en la ciudad de acuerdo a su origen social o a su ingreso. Creo que la ciudad está muy segmentada así. A nosotros nos llamaba particularmente la atención cómo funcionaba la convivencia en los espacios. Ahí llegamos al tema de los colegios como un lugar donde se agrupa la convivencia, se hace importante esa temática. Fuimos decantando al encargado de la convivencia, que le dicen hoy “el inspector”, que era la persona que vendría siendo el eje del embudo, donde se canalizaban las problemáticas de los liceos, no solo con los alumnos, sino con los profesores, los directivos.

Uno tiene la imagen del inspector que está ahí como administrando la disciplina en los patios de la escuela, pero también tiene una labor administrativa con profesores, de ver que estén en su sala, de que tengan los materiales que necesitan, si falta un profesor, cubrir, entonces él es encargado de eso. Fuimos decantando esa gran macro de cómo convivir en la ciudad en este personaje que era el inspector, que era el primero en enterarse de los problemas de todos, de profesores y alumnos.

Me llamó la atención el género, que no es propiamente un musical, pero tiene elementos de musical y tiene como escenas musicalizadas, donde el personaje Iván interpreta canciones de música urbana, con estética de videoclip insertos en las escenas. ¿Cómo se les ocurrió esa idea de insertar escenas musicales?

D.A: La música siempre fue un factor importante en la película. Una de las primeras versiones, el personaje era doble de Sandro y se desenvolvía con otros dobles de artistas. Incluso alcanzamos a hacer unos castings, me acuerdo que hicimos castings al doble de Zalo Reyes y al doble de Luis Miguel. Fue una experiencia divertida, pero nos fuimos alejando de esa idea. Por un tema de presupuesto, era carísimo conseguir los derechos de Sandro y de todas sus canciones. Fue algo que se nos fue saliendo de las manos. Y luego la música fue volviendo desde otro lugar. Empezó a filtrarse por el casting que decidimos tener en la película. Nos llamó la atención trabajar con Gianluca. Siempre pensamos que el personaje Iván era un personaje más bien melancólico, combativo pero melancólico. Entonces nos hacía sentido su energía, la energía que él proyectaba nos hacía mucho sentido con la película. Él entró, primero lo tanteamos como casting, no como intérprete, a lo que él accedió, le interesaba. Luego empezamos a escribir con la canción en la cabeza. Por lo que surge la idea de invitarla a ella también a la película. Ahí nos fuimos dando, teniendo dos músicos. A nosotros igual nos interesa la persona/personaje. En nuestro trabajo anterior siempre trabajamos con actores naturales, y en esas ficciones incluimos parte de esas personas. No sé si son buenos para jugar a la pelota, si son buenos para algo, como incluir en el personaje ese tipo de características para que la interpretación quedara con más verdad, con más peso, con más fuerza. Por lo tanto, cuando vimos que teníamos estos dos tremendos músicos en la película, la idea de hacer escenas musicales empezó a hablarnos, nos empezó a hablar ahí en la oreja: «Oye, probemos, probemos». Hicimos un videoclip con Gian, y también hicimos un teaser donde probamos esta fórmula de incluir un musical. Nos gustó, funcionó bastante bien. Ahí empezó a apoderarse esa idea de la película, y nos dimos cuenta de que nos daba herramientas para hablar de otras capas de los personajes sin ser tan literales en lo que les estaba pasando por dentro. Nos gustó lo que nos daba ese matiz musical en la película, que también comparte otros formatos, tiene imágenes de archivo, también tiene estas escenas musicales. Por lo que la película tenía el espacio para ser bastante punky en su forma, como mezclar varios formatos.

A.J: Siento que los proyectos en algún minuto, cuando van cobrando vida, te van llevando, siento yo. En este caso, como va contando Diego, la música siempre fue importante y en algún minuto ya tomó este giro y siempre nos interesa ir innovando, ir probando cosas, que la posibilidad de hacer cine, que es tan escasa, igual sea un espacio de experimentación, que no sea simplemente un lugar de reproducción de cosas que uno ya sabe que funcionan, sino que también tomar riesgos y buscar nuevas maneras de contar. Siento, que en ese sentido, que el proyecto terminó de cuajar cuando terminamos de apropiar este elemento musical.

D.A.: Tampoco nos interesaba hacer como el musical clásico, como que quizás contando capuchitas, como que no queríamos tener un cuerpo de baile, cortar la calle y no nos sentíamos cómodos haciendo eso. Como que tuvimos que buscar cuál es la forma del musical en esta película. Surge también más desde el cantar que desde el bailar, por ejemplo, fue buscando ese lugar. Son musicales mucho más tranquilos, de alguna manera. Quizás la última escena de la película no. Tuvimos que buscar la forma y empezamos a buscar referentes y cosas. La verdad es que nos costó encontrar cosas, en algún punto buscando cosas igual sentíamos que estábamos medio perdidos, no encontrábamos un referente, algo que nos gustara. Por eso hacer el teaser fue muy clave, porque ahí encontramos nuestra forma, como ya, esto nos gusta, esto está bueno. Decidimos por una técnica también, como la película está hecha cámara en mano, pero los musicales están hechos con Steadycam, ahí hay una diferencia formal en cómo encontramos nosotros esa forma de retratar los musicales.

A.J: Quizá el único musical que nos gustaba de los que vimos antes de filmar era Jeannette de Bruno Dumont. Creo que ese fue lo único que dijimos: acá hay algo distinto, hay algo interesante. No está en esa lógica tan Broadway que sentíamos que no encajaba con el proyecto.

Como referente también en Chile me hizo recordar un poco a Lina de Lima.

D.A: Lina de Lima igual abre una puertita ahí con los musicales en Chile de alguna forma, como Gloria Bell para la nueva película de Sebastián Lelio, inaugura un gustillo por innovar en cierta forma en género, que es muy valiosa y arriesgada en su momento.

En el contexto de las revueltas estudiantiles, el instructor del colegio sufre la pérdida de su hija, lo que es muy dramático. Me llamó la atención cómo abordaron este tema, la escena del funeral. ¿Cómo fue incorporar en una escena así, de ese nivel de drama, este tono más lúdico?

A.J: Yo creo que dentro del rodaje fue un momento muy emotivo y de mucha conexión, siento yo, de todos los que estábamos ahí filmando. Porque de alguna manera, esta película, no solo ahora que es mostrada es fuerte, sino igual el proceso de rodaje fue un proceso catártico. Todo el equipo, a medida que iba avanzando el rodaje, iban contando sus propias historias a través de contar la película. Y en las conversas de los pasillos del mismo rodaje, los almuerzos, en el trabajo de mesa, como que se iban removiendo las memorias que todos cargamos, de la violencia policial, de los dolores sociales, de las memorias de acontecimientos personales o colectivos. Entonces hay algo ahí que iba pasando y, en ese sentido, el momento donde filmamos el velorio de esta chica, del personaje, fue un momento muy conmovedor para todos. Lo vivimos con una intensidad que iba más allá de la ficción. Ahí hay algo de eso que es muy profundo y difícil de explicar en palabras, que ocurre en ese momento en la vida real, en el momento que tú estás representando algo, que igual está expiando demonios, está habitando esas sombras, pero que son personales y colectivas. Entonces hay algo ahí que ocurrió en el set, que se traspasa luego a la pantalla. Siempre pensamos que eso tenía que ocurrir sin previo aviso, es decir, que la película cambiara de género sin prepararte demasiado, sin tirarte avisos de que viene esto, sino que había un elemento inesperado, que es tan inesperado como cuando ocurren estas muertes, como que no hay un previo aviso, no hay un antecedente. Es como Gustavo Gatica salió a protestar y de repente vuelve ciego. Eso que ocurre es así, entonces como que el musical nos permitía entrar en otra capa de eso y hacer ese momento algo removedor y reflexivo. Había algo ahí que se abría, que es muy sensible y que justamente las palabras, al tratar de explicarlo, como que se agota, no logra llegar al lugar que sí llega la música, que tiene otras maneras de contar.

Segunda vez que trabajan juntos como codirectores en un largometraje. El primero fue su largo de egreso, Volantín cortao, y ahora en esta ocasión, ¿Cómo trabajan juntos como codirectores? ¿Tienen áreas en las que se enfoque cada uno o hacen todo los dos?

D.A: Nosotros, como estudiamos juntos, somos compañeros, nos empezó a tocar trabajar juntos desde antes, colaborando. Creo que a los dos intuitivamente siempre nos hizo mucho sentido la colaboración. Siempre buscamos esa forma. Nuestra forma tiene que ver mucho con la planificación, conversar todo, con poner en duda todo, cuestionarnos todo antes del rodaje, desde la primera idea hasta el rodaje; ¿Cómo vamos a hacer esto?, ¿Qué te tinca a ti? Vemos cosas, tratamos de ver películas, referentes, conversamos mucho sobre qué intenciones tenemos con las cosas y llegamos muy preparados al rodaje. Porque al ser dos y el cine es un oficio que requiere mucha precisión en rodaje, siempre estás atrasado, entonces también nos preocupamos de que nuestra interacción dual no sea un lastre para el equipo, es decir, no generar demoras innecesarias en ponernos de acuerdo en resolver cosas. En Volantín Cortao, establecimos mecanismos de de situaciones del set, como en cuanto a dirección de actores, en cuanto a dirección del equipo. Nos coordinamos para que podamos ejecutar ciertas cosas con agilidad, para que el equipo pueda trabajar bien, dar instrucciones claras, instrucciones precisas, no estar dando instrucciones que sean contradictorias. Porque podría pasar que alguien dice una cosa, el otro una cosa diferente, entonces tratamos de llegar lo más coordinados posible y establecemos mecanismos de toma de decisiones. En ese sentido, nos damos ciertas prioridades, algunas cosas. Pero en particular en Los Afectos como ya teníamos experiencia previa y estábamos trabajando también con un equipazo muy experimentado, con mucho oficio, entonces a veces nosotros no necesitábamos dar instrucciones, bastaba con mirar al monitor para que la gente se diera cuenta de lo que había que corregir, en términos de arte, de foto. A veces no había que dar instrucciones, sino que solamente teníamos que nosotros conversar un poquito y el equipo, al escucharnos conversar, podía partir a trabajar, hacer sus cosas y tirar la toma siguiente lo más pronto posible, para aprovechar el tiempo.

También hay algo como medio intrínseco en nosotros, que tiene que ver con que nos llevamos bien, como que no nos cuesta ponernos de acuerdo, no hay algo muy forzado. Nunca se sintió forzado colaborar entre nosotros y por eso ha perdurado en el tiempo. Nunca nos hemos cuestionado esta colaboración. Si bien cada uno hace sus proyectos, también como dice Aníbal: «Nosotros jugamos single y doble» en ese sentido colaboramos bien. No nos cuesta tanto, de hecho, yo creo que lo disfrutamos. Esa colaboración la hacemos extensiva al equipo, nos gusta conversar con el equipo, que propone arte, que propone foto, ¿cómo lo harías tú? Yo tengo esta idea con los actores, como: «Yo propongo esto en el guion, pero dime tú cómo te tinca hacerlo, ¿Cómo lo sientes?». Extendemos ese método colaborativo al equipo y obviamente cuando hay que tomar decisiones, las tomamos. Al final, esa es nuestra pega, tomar decisiones; nos hacen un montón de preguntas y nosotros tenemos que decidir y cortar el queque.

Gastón Salgado ganó el premio a mejor actor en Sanfic, que hizo un excelente trabajo. Hay actores profesionales y naturales. ¿Cómo fue el proceso del casting y de formar este elenco?

A.J.: A Gastón lo conocemos desde muy al inicio de su carrera, a través de amigos en común y cortos universitarios. Lo vimos y fue como «manso actor». Después se hizo famoso. Tiene una calidad humana muy increíble, es muy agradable trabajar con él, que creo que es algo muy importante para mí. Desde el inicio del proyecto siempre fue Gastón. El papel lo escribimos para él y le presentamos el proyecto hace muchos años, y se subió al carro porque efectivamente nosotros veíamos en él un potencial, un rango, como un actor tan bueno tiene un rango muy grande y, en general, se le pide o lo castean para personajes más o menos similares, que están en un cierto rango. Mostrar ese lado más vulnerable de él, un lado más sensible, un personaje que lucha contra su propia masculinidad o lucha por cambiar su propia masculinidad, abría otras posibilidades que creo que lo entusiasmaron a él y también nos entusiasmaban a nosotros. Fue un trabajo súper largo, de muchos años. Filmamos dos teasers con Gastón, en el proceso de levantar fondo y de desarrollar la historia. El personaje fue tomando cuerpo con muchos años de trabajo y luego harto trabajo de mesa. Es un actor muy inteligente, le das una instrucción precisa y la absorbe y entrega exacto lo que le estás pidiendo, y propone, es inteligente, rápido y ayuda a los compañeros. Siento que desde el inicio fue el pilar del proyecto y, en ese sentido, me pone muy contento que lo hayan premiado, porque me parece que es totalmente merecido el reconocimiento a su trabajo.

En el caso de Gian y Sara, estábamos buscando a este joven que fuera Iván y, en algún minuto, fui a ver a Gianluca tocar y como que vi que podía ser el personaje desde un lugar de intuición. En paralelo a la Vale Roblero, que es la productora de esta película, también pensó lo mismo y ahí se cuajó eso y probamos, y la cosa fue andando. Por otro lado, también el director de casting del proyecto con el que trabajamos y buscamos a todos los otros personajes, Sebastián Roblero, hizo también un trabajo muy bueno para encontrar a muchos otros personajes y completar el elenco. Honestamente, me siento muy privilegiado del elenco con el que trabajamos. Está María Paz Grandjean, que hace un personaje brillante, que es Pilar, que es la jefa de inspectoría, que es como la jefa directa de Benjamín. Claudia Cabezas, que es la directora del liceo, Loreto y el René, que era el protagonista de Volantín, ahora en otros roles. Catalina de Ríos, que hace de Karina, que también es un hallazgo, una actriz muy joven y que rápidamente ya ha salido en varias películas, es la protagonista de Sariri también. Es lindo el equipo que se formó. Se me están quedando un montón de actores.

D.A: Nos encontramos también con actores muy generosos, porque de alguna forma, el proceso de casting hubo poco como tal de pedirle a la gente que probara escena, sino que más bien fuimos eligiendo gente y le fuimos ofreciendo papeles en concreto porque trabajamos con gente con mucha experiencia. Todos los que nombra Aníbal, más Gonzalo Robles, Rodrigo Pérez, que era hablar con esos monstruos de la actuación para decirle: «Tengo un personaje para ti, pero es una escena». Puede ser complicado a veces, porque tú dices como ¿por qué yo? Y no un extra calificado, si es solo una escena, pero entendían que esos personajes requerían una profundidad, que eran personajes importantes. Nos topamos con esa generosidad de parte de ellos de aceptar este desafío, de leerse el guion y querer estar en solo una escena, que son escenas muy claves de la película. Fueron gente que se enamoró del guion un poquito y quiso estar con nosotros, a pesar de que su participación quizá no estaba acorde con su currículum, pero fueron muy generosos en querer estar y subirse. Todos lo hicieron con mucho cariño y dedicación. Muchos comentarios como: «¡Qué increíble la escena de Gonzalo, qué increíble la escena de Rodrigo!». Salen una sola vez, pero como que quedan ahí inolvidables.

Esta película fue parte de la competencia nacional de Sanfic ¿Cuándo se estrena en salas? ¿Qué se viene para la película?

A.J: El 3 de octubre vamos a estrenar en salas comerciales a lo largo del país, para que estén atentos y atentas. Los invitamos a todes a seguir nuestras redes sociales, Los afectos Chile en Instagram, para que se vayan enterando de novedades. Espero que se corra la voz, que nos ayuden en esta misión de contar nuestra historia y encontrarnos en la sala de cine, que tiene una experiencia colectiva que me parece que es incomparable.

D.A: La música de la película en verdad se aprecia de manera muy notable en una sala de cine. La experiencia musical y atmosférica de la película quedó muy bonita, de muy alta factura ahí con las casas postproductoras, Yagán, Colour House, también hicieron un trabajo impecable, considerando el desafío, de que la sonoridad musical es particularmente importante, entonces creo que verla en una sala es altamente recomendable.

Ficha técnica
Título: Los afectos
Año: 2024
Dirección: Aníbal Jofré y Diego Ayala Riquelme
Guion: Aníbal Jofré y Diego Ayala Riquelme
Elenco: Gastón Salgado, Gianluca Abarza, Catalina Ríos, Sara Hebe, María Paz Grandjean, Claudia Cabezas, Gonzalo Robles, Rodrigo Pérez
Montaje: Camila Mercadal
Dirección de fotografía: Paolo Tamburini
Dirección de arte: Carla Molina
Producción: Francisca Mery, Valentina Roblero
Sonido: Camila Pruzzo, Carlos Pérez
Música: Gianluca Abarza, Daniel Comparini, Sara Hebe
Casa productora: Orioncine
Duración: 81 minutos
Programación oficial SANFIC20

 

 

 

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