Por Gabriela Bravo desde San Sebastián
¿Qué sucede cuando un matrimonio que lleva varias décadas casado, se separa por las acusaciones de violencia sexual de la madre en contra del padre? Es la pregunta que se hace Alauda Ruiz Azúa, la directora de la miniserie Querer, en selección oficial del Festival de San Sebastián, fuera de competencia.
Querer es una historia de familia aparentemente común y corriente compuesta por la madre, el padre, y dos hijos varones. Sin embargo, un día la madre, Miren, decide denunciar a su esposo por violencia sexual, lo que provoca una enorme fractura en la familia y su entorno.
La directora invita al público al ejercicio incómodo de cuestionarse, qué haría yo en su lugar, es decir qué haría yo si fuera la madre, si fuera el hijo, si fuera el padre, si fuera uno de sus amigos. Sin caer en el voyerismo, Ruiz de Azúa se concentra en el proceso que vive la víctima una vez que hace la denuncia y que decide cambiar de vida. Cómo los lazos familiares y amistosos se rompen o se refuerzan.
La miniserie cuenta con 4 episodios de menos de una hora, que profundizan en el aspecto humano de lo que provoca una denuncia en el seno de una familia. Con actuaciones de alto nivel, la miniserie propone personajes con relieves, atravesados por dudas y afectos, que no tienen claro qué es lo que deben hacer. Sin duda, la interpretación de Nagore Aranburu, como la madre, es una de las más intensas de este relato, ya que sin decir mucho, logra comunicar el enorme dolor y amargura que lleva cargando por años.
Culturizarte pudo conversar con la directora Alauda Ruiz de Azúa y la protagonista Nagore Aranburu sobre este complejo tema
¿Por qué el título Querer, que parece tan diferente de lo que vemos en pantalla?
Alauda Ruiz de Azúa: Precisamente por eso, porque hay mucha voluntad de cuestionarse cosas en toda la serie y una de ellas también es qué entendemos por querer, por amar, qué entendemos también sobre lo que es lo que deseamos, no deseamos, y viene esa voluntad de querer cuestionarnos sobre todo.
¿Por qué elegir solo personajes hombres para plantearse esto de creer o no la palabra de la madre?
A.R.A: Fue una decisión, tuvimos cierta discusión interna, si era una hija o dos hijos, pero la verdad yo sentía que ya teníamos puntos de vista femeninos distintos en la serie, porque hay distintos personajes. Además, muy distintos: la hermana de Íñigo, la pareja de Héctor, la propia Miren, la abogada. Y sentía algo muy intelectual, había algo más intuitivo y más curiosidad casi emocional en ver cómo era el viaje de dos chicos frente a un conflicto así y que lo pudieran vivir desde sitios distintos. Quizás uno más enfocado en la relación con el padre en cuanto a referente, en cuanto a educación afectiva, en cuanto a modelo, y el otro quizás más enfocado en cuanto a la relación con la madre. Esa fue la razón por la que terminan siendo dos chicos.
A medida que vamos viendo los capítulos, vemos una mujer que sufre, pero que a la vez no es una madre cariñosa ni afectiva. Ella es sumamente dura. ¿Cómo se construye este personaje que es muy complejo?
Nagore Aranburu: Porque de guion ya venían todas esas capas posibles. Y Alauda siempre ha tenido claro que la frase era «no queremos una víctima «víctima», una víctima solo sufridora, solo en el llanto». Además, nos pasaba que los hechos no son una cosa concreta en la que hay una reacción muy aguda, son cosas más imperceptibles y pequeñas, más detalles, que eso va llenando el vaso, pero no es un momento concreto. Y el trabajo fue ir creando esas capas, ir creándole la historia, la madurez, que fuese una persona que ya tuviese historia y luego metiéndole capas de emoción. Y transmitir muchas emociones distintas. Yo sí tenía la sensación siempre de que, por una cuestión lógicamente de realismo y de empatía, muchas veces retratamos a las víctimas, en concreto a las mujeres que han sido víctimas de violencia sexual, desde ese sitio del dolor y del llanto. Sin embargo, son procesos muy largos, es una vivencia muy compleja y son personas, y en este caso un personaje que transita todo tipo de estados de ánimo, y algunos incluso un poco que pueden ser cuestionables, o que no pueden ser tan agradables, como que esté frustrada, que esté rabiosa, que esté igual buscando una estrategia legal, incluso, o que no sepa manejarse con los hijos. Pero eso no significa que no sea víctima. También, que el dinero fuera importante. Pero por otro lado, ¿Cómo no va a ser importante? Es que es importante el dinero, incluso en la justicia que te puedes permitir.
¿Te basaste en alguna persona en concreto?
N.A: Lo que me pasa es que en el trabajo, las referencias no me caen bien, no las asimilo bien, porque empiezo a ser racional, empiezo a pensar mucho. En este personaje eso me venía fatal. Es más, intenté ponerme en la piel del dibujo que hay en el guion. Y empezar a pensar, pasar tiempo como habitando a la mujer y empezar a pensar: ¿Cómo pasearía? Yo me acuerdo que ensayamos y luego me iba por Bilbao a pasear, veía mujeres y me cuestionaba cosas y decía: «Pues esta mujer tendrá una información. Si fuese mañana el momento en que tuviese que ir al juicio, paseaba y sentía una soledad». Decía: «Yo tengo una cosa, me está pasando», no es esa cotidianidad, esa rutina.
Esta serie habla sobre violencia de género, pero también habla mucho sobre las familias. ¿Puedes hablar sobre esta conjunción de estos dos temas fundamentales?
A.R.A: Sí, para mí era muy bonito hacerlo desde la familia, llevar el conflicto a la familia, no solo a la sala judicial, porque nuestras primeras referencias afectivas están en la familia, nuestros modelos de cómo nos vamos a querer, los aprendemos en la familia. Luego también había un viaje que a mí siempre me interesa mucho, que es ese momento en el que ya eres un poco más adulto y te das cuenta de que has heredado cosas y has aprendido cosas de tus padres, pero no eres tus padres. Te enfrentas a esa decisión que enfrentan, yo creo, los dos hijos de: «Si no soy mi padre, ¿quién soy y quién voy a ser?».
¿Cuál es la importancia de llevar a la pantalla un tema como este?
A.R.A Sentíamos cierta responsabilidad, aparte de que, creativamente, es muy interesante desde el punto de vista narrativo, cinematográfico, político, creativo. Yo sí sentía responsabilidad en cuanto a la honestidad de la propuesta y en cuanto a que no… También piensas, en algún momento lo va a ver mucha gente, pero también lo va a ver gente que igual está en una situación delicada, mujeres que están en una situación delicada, y quieres que de alguna manera lo que toque, lo toque en una buena dirección, que las preguntas que genere sean en una buena dirección. Si nos ayuda a identificar violencia, si nos ayuda a pensar sobre nuestro propio deseo, si lo expresamos, si no lo expresamos. Si nos ayuda a pensar en qué clase de relación queremos, una en la que no vemos al otro, si le vemos. Que todo eso estuviera de alguna manera, no muy evidente, muy explícita en la serie, pero creo que son preguntas a las que puedes llegar después de ver la serie.
Sí, me parece necesario. Me parece que son cosas que ya se empiezan a aparecer en la sociedad, preguntas que están ahí y que los creadores se tomen ese tiempo para mostrarnos… Es que muchas veces ver un ejemplo o ver una situación concreta te da la posibilidad de reflexionar, de analizar, pero con tiempo, con tranquilidad. Ese reflejo a mí a veces me ayuda muchísimo más que lo dicho, el juicio, la opinión, lo categórico. La ficción al final es un espacio muy seguro, yo creo, para ir a sitios que pueden ser incómodos o que pueden ser dolorosos. Es muy seguro porque sabes que es mentira, no eres tú, puedes sentirlo como tuyo, pero no eres tú. Ojalá este espacio, esta ficción que es una mentira pero que cuenta verdades, en ese sentido sí toque a alguien.
Ficha Técnica
Título original: Querer
Año: 2024
Duración: 212 min
País: España
Dirección: Alauda Ruiz de Azúa (Creadora), Eduard Sola (Creador), Júlia de Paz (Creadora)
Guion: Alauda Ruiz de Azúa, Júlia de Paz, Eduard Sola
Elenco: Nagore Aramburu, Pedro Casablanc, Miguel Bernardeau