Por Galia Bogolasky
Entrevistamos al reconocido actor, presidente de la Fundación Cultural Escena Sur, que organiza FESTTIN, el Festival de Teatro Infantil y Juvenil de Quellón. Bajo el lema “Historias para ser contadas en el confín de Chiloé”, entre el 12 y 15 de noviembre se lleva a cabo la 8° edición del Festival de Teatro Infantil y Juvenil de Quellón. Además de reunir a grupos conformados por niños, niñas y jóvenes, representantes de ocho regiones del país: Antofagasta, Coquimbo, Metropolitana, Ñuble, Araucanía, Los Lagos, Los Ríos y Aysén; esta versión contará, por primera vez, con participación internacional: Bucaramanga, Santander y Sibaté, Cundinamarca, ambas de Colombia; así como Texcoco, Estado de México, México.
Nacido en 2017, al alero de la Fundación Cultural Escena Sur, FESTTIN ha realizado siete ediciones ininterrumpidas. Este año, la iniciativa financiada por el Fondo Cultura Regional 2024 que otorga el Gobierno Regional de Los Lagos (GORE), realizará 24 obras (seis por día) y tertulias teatrales, espacios de diálogo post presentaciones de las puestas en escena, entre actores, actrices, dramaturgos y los elencos que actúan durante las cuatro jornadas de realización.
Esto es lo que el actor nos contó de este festival regional
Cuéntanos cómo se gestó el festival de Teatro Infantil y Juvenil en Quellón y cuál es tu rol dentro de él.
La directora del festival es Mónica Díaz León. Ella es la fundadora y directora de contenidos de Escena Sur, que es la fundación que se creó para facilitar una serie de actividades culturales que se realizan allá en la Isla Grande de Chiloé y particularmente en Quellón. Ella con su equipo de producción, con Katia Clarián, con Marjorie Clarián, con Felipe Lazzaghi, que es el tesorero de ellos, son los que están a la cabeza de este proyecto, junto con otra gente que recluta, Mónica Díaz. Ella es la gran impulsora, la gran gestora de este proyecto. Yo soy parte de las fundación ”Escena Sur” y oficio ahí como presidente, pero la gran gestora de esto es Mónica Díaz, que hace ocho años comenzó con el primer festival infantil a nivel local, más chiquitito, el Festtin, y que tiene como objetivo darle visibilidad a todo el trabajo que realizan a lo largo del país, de Arica a Punta Arenas, los colegios, los monitores teatrales, muchas veces profesoras de lenguaje, que hacen un esfuerzo para que los niños y adolescentes de nuestro país se desarrollen en las artes escénicas, musicales, en la danza. Mónica creyó en un minuto que era importante darle visibilidad a aquello, porque es mucho lo que se hace en teatro, con el teatro en distintos colegios. Me ha tocado viajar por todo Chile, con teatro, con cine, grabando series, o de viajes de turismo. Me doy cuenta de que el movimiento teatral local y anidado en los colegios es tremendamente fuerte en todo el país. La idea es darle visibilidad a aquello y que salieran de su útero protector, que puede ser el colegio, la comunidad local, y que fueran a mostrar sus trabajos a través de una postulación, a la isla grande de Chiloé y en Quellón, donde termina la isla, y que tuvieran contacto con sus pares, que tuvieran contacto con talleres que se les ofrecen, conversatorios, que las mismas monitoras de los colegios, las profesoras que se hacen cargo, muchas veces no tienen las herramientas suficientes, y se les entregan herramientas para que sigan trabajando mejor con los muchachos, con los niños, con los adolescentes, para lograr mejores trabajos. También, de alguna forma, estos grupos, estos colegios, fueran a mostrar sus realidades a través del contenido y la forma en que resuelven sus trabajos teatrales, musicales y de danza, y dar a conocer su territorio en este festival.
Es muy interesante lo que ahí ocurre, ya que los muchachos van a mostrar sus creaciones, muchas veces colectivas, que crean en torno a una realidad, a una necesidad local, a una urgencia local, y la transforman en obra de teatro, en danza o en música también. Ahí se produce un intercambio, una retroalimentación entre los mismos jóvenes, ya que se dan esos espacios de conversación, donde ellos plantean sus inquietudes, sus realidades, sus necesidades, y cómo para ellos el teatro o las artes escénicas son una herramienta, para dar a conocer sus problemáticas. Encuentro tremendamente interesante eso, ya que estos muchachos están forjándose, están creándose como estudiantes, se están formando. Más adelante, si ellos toman otro camino en su vida, en sus opciones más adelante, cuando tengan que elegir una carrera, yo no tengo la menor duda, y nos han manifestado aquello, que esta experiencia, de salir de su localidad y llevar sus proyectos, sus creaciones a un festival como el Festtin, va a estar para siempre con ellos, los va a acompañar como siempre, como experiencia, independiente de lo que más adelante ellos realicen como carrera profesional.
Así que estamos muy contentos de que este año ya hay mayor financiamiento de parte del Estado. Destacar, que el proyecto está financiado por el Fondo de Cultura Regional del Gobierno Regional de los Lagos y acogido también a la Ley de Donaciones Culturales. También destacar que este proyecto Festín, Festival de Teatro Infantil y Juvenil, está muy afincado también a lo local, ya son ocho años. Cuando partió esto, mucha gente lo ve como una quijotada, una locura, “ya bueno, será un año, los niños mostrarán sus cosas”, pero nadie cree mucho, cuando parte. Pero ya hay ocho años en que esto ya se afincó en Quellón. Es un patrimonio local importante y la gente lo ha visto así, sobre todo empresas privadas como Ecomaderas, que aportan con materiales de construcción para construir la escenografía de los muchachos que van a ir para construir el escenario, ya que es un gimnasio que se adapta para teatro, Acuachile, Eurofarma, a través de la Ley de Donaciones Culturales, y la Municipalidad de Quellón también, que está apoyando. A través de los años el equipo de producción, comandado por Mónica Díaz León, ha logrado que estas empresas locales se adhieran y lo tomen como propio el festival, lo hagan propio y consideren que es algo importante que se está realizando desde esta localidad de Quellón hacia el país. Primer año hacia el extranjero, ya que va un grupo desde México y otro grupo desde Colombia a presentar su trabajo.
Lo interesante de este festival es que reúne elementos que son claves en lo que se ha tratado de hacer en cuanto a políticas culturales, que tiene que ver con la descentralización, la territorialidad y la formación de audiencias. ¿Crees que tener esos componentes ha hecho que el festival sea exitoso, se financie y siga creciendo después de tantos años?
Sí, yo creo que es importante lo que tú destacas y la formación de audiencias, porque si bien hay grupos locales, de Castro, de Quellón, de algunas islas aledañas que viajan hacia Quellón a presentar sus trabajos, ellos van como protagonistas de sus obras, de sus creaciones, pero a la vez van como espectadores y los muchachos de allá de la isla de Quellón, de la localidad de Quellón, de Castro, también viajan hacia el festival a presenciar. Se traen desde allá muchachos a través de gestiones con los mismos colegios, los mismos liceos, para que vean los trabajos, y que puedan participar también de algunos talleres, que no necesariamente el festival está centralizado y focalizado también en los muchachos que van a presentar las obras, sino que también en toda la localidad. Hay formación de audiencias, tanto en los muchachos, como en los padres, los apoderados, la comunidad, como te decía anteriormente, que ya está haciendo propio el festival.
Entonces ya es algo importante que está ocurriendo en Quellón una vez al año, en el mes de noviembre, y que no ha cejado, incluso en la pandemia se hizo telemáticamente, eso es muy destacable, que el equipo de producción no quiso frenar el festival, con la pandemia, sino que se realizó vía telemática. Entonces los muchachos tuvieron que evitar esa frustración, de que por la pandemia hemos trabajado todo el año preparando la obra, la obra musical de danza, de teatro, y no vamos a poder ir porque, vino la pandemia, pero existía la opción telemática. De alguna forma también está ese esfuerzo de no frenarlo, de que estos ocho años han sido de manera consecutiva, sin interrupciones, a pesar llevarlo a cabo, llegar a acuerdo con el proyecto, contra viento y marea, así pase lo que pase, se lleva a acuerdo. En algún momento han habido problemas de financiamiento, platas que han tardado en llegar, que incluso han llegado durante el transcurso del festival o después, ver la manera de que se puedan financiar los alojamientos, la alimentación, el transporte y todo lo que implica un encuentro teatral como este.
¿Cuáles crees que han sido los hitos que han marcado el festival? y ¿Cuál es el gran acontecimiento que va a ocurrir este año?
Para este año lo más destacado es que vienen dos compañías extranjeras. Por primera vez se consigue convocar a dos compañías extranjeras, una que viene de México, otra de Colombia. Eso es lo más destacado, abrirlo al universo latinoamericano y que el próximo año también puedan venir otros grupos de otros países y ahí intercambiar y ver coincidencias entre las temáticas, los contenidos de los distintos países y el intercambio se amplía. Yo veo, a través de viajes que he hecho con teatro, que la realidad de los muchachos en los colegios, la realidad de algunas necesidades, algunas postergaciones muchas veces, coinciden, hay muchas coincidencias.
De alguna manera este festival también se hace como una ventana de visibilización a esa necesidad de los muchachos de mostrar muchas veces su descontento o muchas veces injusticias que se pueden provocar o momentos de alegría. El abanico de presentaciones, el abanico de oferta del Festtin es bastante amplio en ese sentido. Es festivo, es también de alegatos, es de mostrar realidades a veces bastante duras.
El año pasado tuvimos muestras de algunos grupos que venían de Calama, de otros lugares, y había una obra que trataba temas bastante duros que tienen que ver con una realidad sociológica. Estamos viviendo que el suicidio en los colegios está teniendo índices bastante altos y los muchachos haciéndose cargo de eso, siendo tema de discusión también en los conversatorios posteriores. Otras obras que son más festivas, que son más alegres, más comedias, en la música, en la danza, que tienen que ver con tradiciones culturales arraigadas en sus territorios. Eso lo hace un festival bastante atractivo, bastante nutrido, con una oferta diversa.
Las temáticas que le interesan a los jóvenes y a los niños, muchos que tienen que ver con la salud mental, con problemáticas que les aquejan directamente ¿Cómo ves la relación de lo que ellos están narrando en sus puestas en escena, en sus montajes, con respecto a las grandes temáticas también que se abordan al teatro chileno en general?
Yo la veo bastante bien. Son montajes de muchachos que están aprendiendo del teatro, utilizando el teatro como herramienta. Pero son temáticas, que uno podría tomar. Yo veía guiones ahí, que cualquier compañía profesional chilena podría tomar, desarrollarlo, tal vez un poco más, y crear una muy buena obra. Ahí se está dando también muchas veces que hay muchachos que escriben para el montaje que van a presentar, y están muy bien escritas, muy bien desarrolladas, muy bien estructuradas como dramaturgia. Yo creo que ahí hay una fuente, hay un manantial de posibilidades a futuro, si es que algunos muchachos lo manifiestan en los talleres, en los conversatorios, que algunos quieren seguir esta carrera, y ya están desde el colegio obteniendo esa posibilidad. Desde sus espacios educativos, están obteniendo esa posibilidad de desarrollarse más adelante como en la escritura, en el teatro, o en la novela, o como actores, como músicos. Es interesante lo que ahí surge, ya que son muchachos de localidades muy lejanas, algunas muy aisladas que llegan, que ya se les ha desarrollado a través de esta posibilidad del teatro, y de que el Festtin exista, como una posibilidad de ir a mostrar, como una ventana donde, que salgan de su territorio, de su útero territorial, o su localidad tan chiquitita a veces, muy pequeña, a mostrarla. Ahí se dan cuenta de que están mostrando su trabajo de dramaturgia, de actuación, y ahí objetivamente, viendo los trabajos, hay muy buen material. La labor que ha ido en estos años desarrollando también el Festtin de manera paralela son los talleres, para que tanto los monitores, la profesora quese hace encargo de los talleres de teatro, tengan mayores herramientas, y los muchachos obviamente las tengan también, y que si van a volver al festín en un año próximo, muchos se repiten el plato, llegan, ya se ven esos resultados porque llegan con un trabajo ya mejor elaborado en la puesta en escena, en la forma, en el desarrollo escenográfico, en la propuesta estética, de vestuario, se ven los resultados del festín en ese sentido.
Tú has podido trabajar en los distintos formatos, has hecho cine, televisión, televisión en series, en teleseries, radio y teatro. Cuéntame un poco de el proyecto que tienes con Chileactores, el cine para ciegos y de tus otros proyectos.
Actualmente estoy trabajando con una compañía de teatro que me invitaron, que es una consultora que se llama Moji, y que lleva a teatro con el objetivo de ir a empresas, empresas mineras, y ofrecer un trabajo teatral que tenga que ver con los intereses de cada empresa. Dirigido hacia sus intereses en prevención de riesgo, Ley Karin, que se promulgó hace poco. Estuve trabajando en televisión, haciendo siempre algunos papeles, en teleseries, ahora me invitaron a hacer un papel ahí en un remake que están haciendo desde El Señor de la Querencia. También en cortometrajes también. He estado trabajando harto con estudiantes, me gusta harto trabajar con estudiantes de cine, y trabajar con ellos en sus exámenes finales, que siempre me convocan y me invitan. Para mí es muy atractivo trabajar con los jóvenes, con las nuevas generaciones, trabajar en base a sus puntos de vista, a su visión de la sociedad, de lo que está pasando en Chile, y llegar ahí como un colaborador más, dentro de ellos, llegar ahí como con el bagaje que uno tiene a decir lo que deben hacer y lo que no deben hacer, al contrario. Yo llego a someterme a cómo ellos trabajan, a sus criterios, a sus puntos de vista. Trabajando en el Festtin también, y trabajando en este proyecto que es este proyecto Cine el oído, que lo realizamos a alero de Chile Actores y la Fundación Gestionarte, que pertenece, a una apéndice de Chile Actores, y que tiene esta línea de trabajo inclusivo, y que ha consistido ya desde el año 2017, que empezamos a desarrollar este proyecto, junto a Pablo Striano y Juan Pablo González de Estudios Manart, de convertir películas chilenas al formato de radioteatro. Ir un poco más allá de lo que hace el cine inclusivo, con la audiodescripción, para personas ciegas, convertirlas en un formato de radioteatro, obviamente con la autorización y la anuencia de los directores y productores originales de las películas, para que hagamos esta conversión, ya que tenemos que hacer una pequeña adaptación del guion, basarnos en la película y desarrollar esto con nuevos actores, nuevas voces, y darle un refresh en la película en ese aspecto, en el audio, para que una persona ciega y de baja visión pueda ver una película, literalmente. A una persona ciega le ponemos esta película, hemos hecho la experiencia ya en radio mucho, en cines, hemos ido a festivales de cine de Chile, en La Serena, en Rengo, en Puerto Montt, donde se llevan a las personas ciegas a un cine, y lo que se prende no es la pantalla, sino solamente los equipos de audio. Es muy interesante lo que ellos terminan por ver, ya Taxi para tres, no sé, clásicos como El Chacal de Nahueltoro, Mi mejor enemigo, Julio Comienza en Julio, Historias de Fútbol, La Frontera, Sexo con Amor, la última que hicimos que es una adaptación del teatro de una obra de Sieveking, La Remolienda.
Este proyecto ha sido muy gratificante, ya que de alguna forma es entregar parte del trabajo que uno hace como actor, los directores de cine, guionistas, productores, y que sea una inclusión verdadera. Porque nuestro objetivo, nuestra premisa en el año 2017, junto con Esperanza Silva, la directora de Chileactores, Alejandra Siguiero, la relacionadora pública, Paulo Striano que adapta y dirige los guiones Juan Pablo González de Estudios Manar, el técnico en sonido, y yo como productor, la premisa es ¿Es posible que una persona ciega vuelva a experimentar la experiencia del cine? Esa era la pregunta.
Pero volver a experimentar la experiencia del cine absoluta, total, volver a sentir los aromas, los colores, la emoción de los actores, los movimientos de cámara, todo lo que una película plantea. Dijimos, sí, se puede, con todos los recursos tecnológicos que hay hoy día, es posible, es posible hacerlo. Nos planteamos ese desafío, la primera película que hicimos en el 2017 fue El Chacal de Nahueltoro, que ya es un clásico patrimonio cinematográfico chileno, y lo estrenamos en el GAM, y fue una experiencia bastante importante. Llegaron muchas personas ciegas y de baja visión, gente del Senadis. Fue una experiencia única, independiente de que todo este tiempo también hemos tenido mucha participación y colaboración de las radios, sobre todo en la pandemia. Esta experiencia, para mí como productor de hacerlas en vivo, de llevar a la gente a los cines, llevar a las personas ciegas, llevarlas, que lleguen a un cine, entren a un cine, se instalen en una butaca y después tener una conversación con ellos también, tener ese feedback ahí inmediato, eso es invaluable, para mí al menos como productor del proyecto es invaluable. Así que son pequeños regalos que te hace la vida, de poder entregar tu tarea como actor, no solamente arriba de un escenario, haciendo lo que uno sabe hacer, para lo que uno estudió, o frente a una cámara, para una película, para una serie, una teleserie, sino que también entregar esa vuelta de mano a la sociedad, y hacer ver, que es posible quijotadas y locuras como esa, de lograr que una persona ciega vuelva a emocionarse con una película, vuelva a emocionarse por el hecho de que tuvo un accidente, perdió la vista en un accidente laboral, en un accidente automovilístico, una enfermedad, o gente que nació ciega, y vuelvan, experimenten eso. Es una inclusión concreta y verdadera, para todo el equipo que está detrás de esto, es tremendamente gratificante aquello.
Tú protagonizaste una de las películas más emblemáticas también del cine chileno, que la mencionaste, dentro de las que hacen para los ciegos, que es Taxi para tres ¿Cómo fue tu experiencia? y ¿Cómo ha sido tu paso por haciendo cine?
Ha sido una muy buena experiencia. Una de las características mías desde que empecé a trabajar en el mundo del teatro, los primeros pasos, estoy hablando de comienzos de los años 80, siempre fue como diversificar, hacer de todo, desde teatro en la calle, ir a hacer de comparsa en la ópera, me invitaban a hacer un pequeño radioteatro en alguna radio que todavía se hacía en esa época, yo partía aunque fuera a hacer cuatro voces, teatro infantil, teatro para niños. Siempre fue como ampliar el espectro. Donde pudiera caber mi tarea como actor, ahí ir a realizar, y nunca me había llegado al cine. Me había llegado a fines de los 80 con Juan Carlos Bustamante, me acuerdo que me invitó a un proyecto suyo en el río Maule, hicimos una película. Tenía un rol muy pequeñito, pero a mí me encantó ir a hacer esa película que se llamaba Historia de Lagartos. Yo tenía una participación muy pequeña, pero Juan Carlos generosamente me dijo: “Si tú quieres te quedas a todo el rodaje acá” Yo dije: “¿en serio? ¿y puedo estar ahí mirando?” “Sí, claro” Yo maravillándome detrás de cámara, viendo cómo trabaja el fotógrafo, cómo trabaja el hombre de la cámara, cómo trabaja la directora de arte, cómo trabaja el director, su asistente, la continuista, todo el mundo que rodeaba esa película. Me quedé ahí, y fue un maravilloso regalo que me hizo Juan Carlos Bustamante en ese momento, estoy hablando del año 88. Ahí empecé a entender cómo se trabaja en cine, los lentes, y como un muchacho en esa época, un busquilla, y metiéndome donde no me importa, donde no debería meterme andando preguntando cosas. Entender cómo se realiza, y además, trabajando con el Juan Carlos Bustamante, que él es un fanático de lo estético, buscando, incluso haciendo tomas, con la puesta de sol, me acuerdo todavía, me acuerdo, esperando que el sol viniera bajando para obtener esa luz amarilla, y no conseguirla de manera ficticia con un instrumento de iluminación, fue un verano bastante fascinante ese.
De ahí empezó el asunto, me empezó a gustar este cuento de trabajar frente a cámara. Me empezaron a invitar también de otros proyectos de escuelas, telefilms para televisión, me acuerdo los Cuentos chilenos. Se hacían harto telefilms en esa época, para televisión, hasta que llega esta oferta, como te dije, de Taxi para tres, donde por primera vez yo tenía la posibilidad de hacer un protagónico, la primera oportunidad. Yo estoy muy agradecido de Orlando Lübbert, de haberme convocado, me fue a ver al teatro, estaba haciendo una obra de teatro en ese minuto, y me invitó a protagonizar su película, que ya él venía desarrollando hace bastante tiempo, había tenido varias versiones del guion, y me invita a su película. Yo tuve la posibilidad ahí de entender el trabajo del actor en el cine, ya que tenía de los 35 días de rodaje que duró esa película, en el verano del año 2000, todavía me acuerdo, yo tenía 35 días de rodaje, los tenía todos. Entender cómo funciona un actor en una película. Yo lo había entendido, más o menos, porque había trabajado en cortometrajes, en películas donde tenía roles más pequeños, donde tenía un par de días de citación, que se yo, pero tener un protagonista ya tenía bastante peso, y yo me preocupaba también de apoyarme en el equipo, también entender cómo tengo que vincularme con el asistente de dirección, el gran apoyo que es la continuista en eso. Por ejemplo, un personaje muy importante en un rodaje de una película, es la persona a cargo de la continuidad, no solamente de que si la corbata la tienes para acá o no, si el cigarro es más largo o más corto, sino que la continuidad en el arco dramático del personaje, ya que todo se filma de manera desordenada, porque tienes que optimizar los recursos de producción. Todo está filmado de manera desordenada; filmas la escena 4, después, dos horas después, estás haciendo la escena 68 y terminas el día haciendo la escena 10.
Para no perderte, obviamente que hay un trabajo previo de mesa, pero la relación, el vínculo que tú tienes que establecer, es muy nutritivo, muy rico con el equipo que conforma esa película y con todos los equipos cinematográficos, sin duda. Así que yo tengo un gran cariño y un gran afecto por Orlando, por haberme convocado a esa película y haberme dado la posibilidad de, por primera vez, realizar un protagónico. Después vino la serie, las teleseries, de hecho, por primera vez, después en el año 2003, tuve la posibilidad de trabajar por primera vez en una teleserie, que es otra cosa totalmente distinta al cine, al teatro, a la serie, es otro ritmo de trabajo, otra manera de entender el rol del actor ahí. Así que manteniendo esa premisa, de tratar de siempre estar haciendo distintas cosas, variadas. Ahora también haciendo este tipo de trabajo con este teatro dirigido hacia las empresas, que es otra cosa también totalmente distinta, que no tiene que ver con el teatro al que uno está acostumbrado a realizar, el que hacíamos con el Bufón Negro, con Mateo Iribarren, lo que hacíamos en La Batuta, y las obras que he dirigido, que es otra manera de hacer teatro, este es otro tipo de teatro donde tienes que elaborar dramaturgias que tienen que ver con una realidad local y cómo esa realidad local se conecta con esa empresa. Ha sido bien interesante, ya hemos tenido varias funciones con esta Consultora Muelle, hemos estado en el norte varias veces, ahora volvemos al norte chico, ahora a la zona de Caldera, así que va muy bien ese proyecto, muy entretenido.
¿En qué formato te sientes más cómodo? Pensando en el cine, en las series, en las teleseries y en el teatro.
Yo me siento cómodo con todo. Uno dice, sí, generalmente se dice el actor está hecho para las tablas y todo eso, cuando estudia el actor, el actor estudia para el teatro, para estar en un teatro, en un escenario, con un gran texto, un clásico. Sí, es verdad, es impagable ese vínculo, pero yo lo paso bien en todo, lo disfruto mucho, me adapto bien a distintas cosas que tengan que ver con la labor del actor. Pero indudable que uno se siente bastante bien en el escenario, con todo lo que ello implica, ese nerviosismo que uno nunca pierde antes de entrar a escena. Pero también, cómodo, porque a mí me tocó Taxi para tres, si no me equivoco, fue una de las últimas películas que en Chile se filmaron en celuloide, no sé si hay otra después, puede que sí, pero me parece que es la última, en 35 milímetros en celuloide. Era caro, había que ensayar mucho, preparar muy bien las escenas y todo. Más adelante llega el digital, donde todo más o menos se relaja, ya tú puedes repetir, puedes equivocarte más, entonces también es cómodo aquello, porque esto le da la posibilidad a muchos directores de repetir muchas veces las escenas, para obtener lo que quieren conseguir. Yo lo encuentro honorable aquello también, que el director tenga esa posibilidad, y uno como actor también, de que ya no es tan grave que te equivoques, ya no es tan serio, no te queda tanta culpa si te equivocas, no importa se repite, y uno va cambiando cosas, y una se le van ocurriendo cosas, a medida que hace la escena. Siento que es un poco como el teatro. Cuando uno trabaja en teatro, con algunos directores, que los ensayos son para ensayos y errores, ensayos y errores, hasta encontrar lo que se busca. A veces uno se conecta con eso, al repetir tantas veces una escena. Hay muchos colegas que les carga eso, que quieren que la cosa salga a la primera y ya vámonos a la otra. Pero es interesante poder ir ahora con el tema digital, que todo se ha alineado bastante en los rodajes, tener esa posibilidad, de que uno como actor pueda, si uno no queda conforme con la primera toma, puede hacer una segunda, y si la segunda dice: “oye podría haber hecho esto o lo otro, ya viene una tercera, oye y podría agregar este texto”, porque se te ocurrió en la tercera, y lo puedes probar en la cuarta. Eso es interesante, yo lo tomo por ese lado entretenido que puede ser aquello para mí también, entretenerse en el trabajo también, de tratar de pasarlo bien, entretenerse con el oficio.
¿Hay algún personaje que te haya marcado, aparte del de Taxi para tres, en cine o en teatro?
Sí, muchísimos, por ejemplo, Nadie es profeta en su espejo, una obra de teatro que hicimos a fines de los años 90, con Alejandro Goic, con Mateo Iribarren, una obra escrita por Jorge Díaz. En cine también, fue una buena experiencia lo que hicimos con Andrés Waissbluth, en Los Debutantes, del año 2002, 2003. Esa fue una muy buena experiencia, con un muy buen guion, donde yo me sentía obligado y también con un personaje que tenía características psicológicas y psiquiátricas bastante particulares. Tenía que hacer cosas aberrantes en esa película, que iban absolutamente a contrapelo con mi naturaleza. Fue una exigencia atractiva, porque la película tenía que funcionar en base a que el personaje se comportara de esa manera. Tú te das cuenta ahí que te están convocando a un personaje dentro de una estructura de guion, que tiene que tener esas características, y si no funciona ese personaje de esa manera, la película no funciona.
También recuerdo experiencias con Marcelo Ferrari, por ejemplo, cuando hicimos Subterra, que si bien tenía un personaje secundario, más bien pequeño, la experiencia de estar filmando en el Chiflón del diablo es una experiencia vivirlo, porque ahí no había sed, no había reconstrucción de una mina, de lota, en el siglo XIX, con todo lo que implicaba ese duro trabajo, de esos hombres que tenían que sumergirse en estos túneles, que se metían por debajo del mar, debajo del lecho marino, estaban estos túneles, y todo lo que podía significar aquello, de estar metido. Yo con una especie de claustrofobia galopante, que siempre la he tenido, y dije: “Voy a tener que meterme acá, chuta, cómo lo voy a hacer”, pero afortunadamente lo logré superar, y esa fue una experiencia hermosa, también dura, fuerte, y al tener el apoyo de los mineros que trabajaban ahí, que ya la mina estaba cerrada para esa época, cuando filmamos la película, y se abrió para la película, la mina se abrió. Se abría en ese minuto también para turismo, de hecho, la película generó mucho turismo, ya que quedaron los set armados ahí en Lota, y los sindicalistas, que quedaron ahí, los mineros que quedaron administrando este atractivo turístico, el Chiflón del diablo, hacen todo un recorrido por la historia de la minería del carbón en Lota, y a la vez también un recorrido por lo que fue la filmación de la película Subterra de Marcelo Ferrari. Entonces, interesante la amalgama y la comunión que se produjo entre estas dos cosas, el legado histórico, de lo que significaron esas minas ahí, y literario, de parte de Baldomero Lillo, en su novela Subterra, y la película. Ahí hay algo interesante que ocurre ahí también, y que me deja muy buen recuerdo, que se haya producido esa amalgama ahí, con eso, que no haya sido solamente una película, sino que la película haya tenido sus consecuencias sociales en la zona de Lota, y que todavía está instalada, todavía están las pulperías, están los barracones, está todo, como un pequeño museo donde la herencia identitaria de la minería de Lota se amalgama ahí con lo que dejó la película.
¿Qué opinas de lo que se está haciendo en cuanto a políticas públicas de la artes? ¿Qué crees que falta para que las distintas artes, tengan mayor convocatoria, mayor difusión, mayores audiencias?¿Qué crees que falta a nivel de políticas culturales?
Faltan cosas, pero yo lo único que espero, lo único que espero en este minuto, es que no se hagan eco de lo que está pasando en la Argentina, porque ya he escuchado voces, ya que somos tan repetitivos en este país, nos gusta tanto imitar y mirar para afuera, el cacareo que se está imponiendo en la Argentina, ojalá ellos tengan la fuerza, el valor y el coraje de poder frenar esta iniciativa, de cortar este apoyo del Estado, que tanto le ha costado a Argentina y que tanto beneficio le ha hecho a Argentina, y que tantas maravillas cinematográficas han salido de ese país en estos últimos 50, 60 años, que no se hagan eco acá. Que no se hagan eco de esas barrabasadas, que se están divulgando en Argentina. Yo he leído por acá, ya que las redes sociales dan para todo, hay gente que ya está cacareando ese tipo de aberraciones. Faltan cosas, siempre faltan, siempre el desarrollo cultural nuestro, particular, siempre está al debe en cuanto a financiamiento, pero está, pero existe, no se elimina. Ya se está afianzando, siempre falta, siempre va a haber reclamos, porque somos un país que necesita mucho la cultura, hay mucha gente que hace cultura, el concepto cultura es tan amplio. Siempre se asocia estrictamente como a lo artístico, a lo teatral, a la danza, al cine, a financiar algunos productos televisivos, series, miniseries, pero la cultura es tan amplia, es tan vasta. Desde una persona que te atiende bien en un hotel, desde una persona que te ofrece un plato de comida cuando vamos de gira y quiere invitarte a su casa, porque fue tan importante en un periodo de su vida, un trabajo que hiciste en una teleserie, o en una película, y para esa persona fue un momento reconfortante, porque estaba viviendo un momento duro de una pérdida, de un duelo, o de un momento de salud difícil, y que uno, con su talento, la hizo reír, la hizo pasar un buen momento, y eso también es cultura. Ese agradecimiento de esa persona, que a mí me pasa mucho, porque últimamente he estado viajando mucho por Chile, la gente te invita a su casa, te invita a comer, y uno llega y comparte con ellos, y eso es cultura, recibir esa retroalimentación también es cultura. Falta mucho, hay cosas que de repente uno se asombra, que puedan pasar, cosas como entrecruzadas, como que en el Ministerio de Educación se determine si se puede sacar historia, saquemos filosofía, entonces tú dices: “¿Por qué? ¿Por qué eliminar la historia? ¿Qué pasa?” Ya es precaria, es precaria el tipo de historia que se enseña en los colegios, ya es precario que se tengan que aprender fechas, memorizar monumentos, ya es precaria, pero ya es algo, pero querer eliminar eso, lo poco que hay, y querer eliminar filosofía, el pensamiento crítico, son cosas con las que hay que tratar de batallar día a día y dar la pelea.
A través de trabajos como el del radioteatro, del cine para ciegos, lo que se hace en Festtin también, de alguna forma está combatiendo esa inercia de tratar de eliminar ese tipo de cosas de la formación de nuestros jóvenes a futuro, que es tan importante. Pero siempre va a faltar, siempre la cultura va a estar al debe por el apoyo que tenga que tener el Estado, porque se necesita, es importante, un grupo de teatro, de jóvenes, que reciba un financiamiento para viajar con su obra de teatro por Chile, esos muchachos están creando, están haciendo patria. Ya que es un concepto tan utilizado y tan verbalizado y tan cacareado de este último tiempo, que todos se llenan la boca con la patria aquí, la patria allá, eso es hacer patria, un grupo de muchachos que llega con una obra de teatro a una localidad pequeña, financiados por el impuesto de todos nosotros, para llegar a un lugar donde viven 600 personas. Eso es invaluable, y si no lo hace ese grupo de muchachos financiados por el Estado, no lo hace nadie.
¿Puedes hacerles una invitación a las personas para que vayan a ver el festival Festtin?
Solamente invitar a toda la gente de allá de la localidad de Quellón, de Castro y alrededores a que vayan al Festtin, desde el lunes, son 5 días de festival, va a estar muy entretenido, talleres, conversatorios, obras de teatro, musicales, danza. Va a ser un encuentro muy interesante y muy importante para la localidad de Quellón para que lo sigan haciendo parte y se refuerce aquello, que Quellón se haga parte del festival y se apropie de él y lo considere propio y algo importante para su territorio.
COORDENADAS
12 al 15 noviembre
martes a viernes, 9 a 13.30 hrs
Gimnasio Escuela Alla Kintuy (Cruce Yaldad S/N, Quellón, Chiloé).
GRATIS
VIDEO REFERENCIA
https://drive.google.com/file/