Por Victoria Bustos Arancibia
Paddington en Perú, dirigida esta vez por Dougal Wilson, marca la tercera entrega de la entrañable saga del osito de anteojos peruano (como se llama la raza particular del personaje), que ha conquistado corazones desde su debut en la literatura y luego con su llegada a la gran pantalla en 2014. Después de siete años de la segunda parte, llega esta película rodeada de la expectativa y el cariño que el personaje creado por Michael Bond merece. Con una nueva aventura en su camino, seguimos a la adición más reciente y peluda de la familia Brown en un rescate arriesgado.
La historia parte con los Brown viajando a Perú para visitar a la tía Lucy, quien, según parece, está en una situación complicada emocionalmente en su hogar para osos jubilados. Lo que comienza como un viaje familiar se transforma rápidamente en una travesía por la selva amazónica y las montañas peruanas, donde se develan una serie de misterios, desafíos e incluso se resuelve el enigma detrás de una leyenda local, lo que da el pie a situaciones emocionantes, aunque algo previsibles. La premisa tiene el potencial para ser tan notable como las anteriores, pero la ejecución demuestra que había una cierta esencia personal y artística en la dirección de Paul King, en las primeras dos instalaciones, que no se puede replicar tan fácil.
Este nuevo capítulo en las andanzas de Paddington se siente como un eco de las maravillas que ofrecieron sus predecesoras. El concepto es atractivo y la cinta se posiciona en un escenario exótixo y vibrante, pero la película se encuentra atrapada en un guion que carece de la profundidad más emocional y el encanto que hicieron de Paddington (2014) y Paddington 2 (2017) verdaderas joyas del cine familiar.
Cambiar a la Sra. Brown, quien fue interpretada anteriormente por Sally Hawkins, y ahora en su lugar encontramos a la actriz Emily Mortimer, añade una capa de rareza que no desaparece. Mortimer, aunque competente, no transmite la misma personalidad. Se nota a nivel de guion que hubo un interés inicial de no perder el espíritu de Mary Brown, pero que fue perdiendo objetivo a medida que se incluyeron nuevos obstáculos para que cada miembro de la familia supere, en ese contexto es que se le da un arco súper cliché a Mary para desarrollar su personaje en esta película, y que tampoco está bien integrado en la trama principal. Esto resulta no sólo en que los fanáticos terminen desconociendo por completo su presencia, sino que además sobra y no sirve a los propósitos del largometraje.
Desde que el séquito de los Brown llega al país andino que el ritmo se torna lento, algo repetitivo y tropieza con planteamientos superficiales. La búsqueda de la tía Lucy es una idea con fuerza como nudo del hilo narrativo, pero está rodeado de figuras antagonistas débiles, sin un villano definido ni memorable. Nuevamente es otra desventaja que pone en relieve la capacidad de las producciones anteriores para adaptar las ocurrencias de Paddington, quien en el pasado pudo enfrentarse a rivales derivando en moralejas inteligentes, finales felices y hasta comentarios sociales. Ahí es cuando situar el largometraje en estos parajes pudo dar paso para adentrarse en temáticas como la deforestación, la cual sí fue mencionada en Paddington (2014), el cambio climático o para incorporar aspectos más distintivos de la cultura peruana.
A pesar de todo lo mencionado, Paddington en Perú no deja de tener momentos encantadores y conmovedores, especialmente hacia el final. Las escenas que exploran el vínculo con la familia elegida versus la familia biológica y el lugar de origen, ofrecen destellos de la emotividad transversal que ha hecho a toda una población mundial de fans enamorarse de estas historias. Sin embargo, estos momentos son interrumpidos por una rigidez más comercial, evidencia de la experiencia previa de su director, que puede hacer sentir el producto final más como una del montón del género de las comedias estrictamente infantiles, que como una continuación de una saga aclamada por su singular huella transgeneracional.
Visualmente, el filme es un festín colorido que captura la belleza de Perú, aunque hayan habido fotogramas que se filmaron en Colombia, las imágenes que sí se captaron en la ciudad, junto a la divertida escena de las fotos tipo turista de Paddington con lugareños, pudieron infundir la cinta con el carácter suficiente. Hay además un trabajo a conciencia de respetar los detalles que caracterizan a las ruinas, sitios arqueológicos y elementos estructurales incas. Y a pesar de que se queda bastante en la visión liviana de presentar un lugar más que nada como una postal hermosa, es sólo una muy entretenida película de comedia familiar, con gags, acción, cariño, y una estructura simple que pretende ofrecer una buena tarde en el cine sin romperte la cabeza pensando en significados ocultos o trágicos.
En conclusión, Paddington en Perú no es matemáticamente lo que algunos podrían estar esperando tras la exitosa fórmula ya establecida, pero sigue siendo una opción recomendable para sentarte en las butacas con los tuyos y disfrutar. El pequeño oso, que migró hace ya su buen tiempo al Reino Unido, creció, y ahora lo podrán ver tomar una decisión importantísima que llegará al corazón de varios, volviendo la experiencia de ver la película una que vale la pena en su propio derecho.
Ficha técnica
Título original: “Paddington in Peru: Lost in The Jungle”
Duración: 106 min
Año: 2024
Género: Comedia familiar; Aventuras
País de Origen: Reino Unido
Director: Dougal Wilson
Guion: Mark Burton, Jon Foster, James Lamont. Personaje: Michael Bond. Historia: Mark Burton, Simon Farnaby, Paul King
Reparto: Antonio Banderas, Olivia Coleman, Hugh Bonneville, Emily Mortimer
Música: Dario Marianelli
Distribución: Andes Films
Estreno en salas: 16 de enero de 2025