Por Victoria Bustos Arancibia
Con La leyenda de Ochi, A24 da su primer paso en el terreno del cine familiar sin traicionar su sello, así la película emerge como una propuesta visualmente encantadora, marcada por una sensibilidad artesanal y un sentimiento nostálgico que remite a clásicos de los años 80 y 90. El realizador Isaiah Saxon, reconocido por su trabajo en animación y videos musicales, apuesta por una estética orgánica para este universo basada en efectos prácticos, marionetas y trajes.
Ambientada en un pueblo remoto, el largometraje sigue a Yuri, una joven criada bajo el miedo a unas criaturas míticas vecinas, llamadas Ochi. Luego, Yuri decidirá ir en contra de todo lo que le han enseñado hacia un mundo desconocido que se esconde entre las montañas, el bosque y la bruma.
La historia en sí, aunque no es innovadora en sus arquetipos (presenta un personaje infantil rebelde, el guardián endurecido por la vida y a una criatura misteriosa pero adorable), logra destacar por su protagonista, interpretada con madurez y delicadeza por Helena Zengel. El relato de su viaje para reunir a un bebé Ochi con su familia funciona como su propia travesía espiritual tipo coming of age que combina aventura, fantasía y temas universales como la valentía y la protección del medio ambiente.
La película enamora con sus paisajes, filmados en escenarios remotos de los Montes Cárpatos rumanos, donde la luz y el espíritu folklórico que rondan en la zona enriquecen la narrativa. La óptica de Saxon se apoya en una puesta en escena que privilegia la autenticidad visual y la cercanía con el mundo natural, alejándose de los efectos digitales para fortalecer ese toque tangible y la calidez de la historia.
Es destacable la decisión y el trabajo con los muñecos de utilería y los efectos prácticos para dar vida a los Ochis, ya que así se confiere su particular presencia viva en pantalla, como si de criaturas reales captadas por la cámara se tratase. Se pueden notar las inspiraciones en cintas que en su momento impresionaron con sus propios seres mágicos, como El cristal oscuro (1982) o Labyrinth (1986). Este enfoque técnico potencia la experiencia sensorial de la audiencia, aportando una textura visual que refuerza la suspensión de la incredulidad y atrapará la atención de personas de todas las edades.
La dirección de La leyenda de Ochi evoca a obras como E.T. El extraterrestre (1982) o La historia sin fin (1984), apuntando a un sentido generalizado de maravilla digno de un sueño vívido infantil. Y aunque el filme se compone de cientos de referencias cinematográficas, de alguna manera dispone de una mezcla única en la medida en que usa estos ingredientes. El filme encuentra su propia voz gracias al estado del cine familiar contemporáneo, al tiempo que aprovecha el legado de sus antecesoras para unir fórmulas ya probadas. Por ejemplo, es creíble que los Ochi sean bestias indomables que de todas maneras se ganan nuestros corazones debido a que ya existen Baby Yoda y los Gremlins para ponernos a prueba.
Por otro lado, la banda sonora, liderada por David Longstreth, complementa la atmósfera con una mezcla de instrumentos tradicionales de Europa del Este y ajustes sintéticos, creando un ambiente realmente propicio para una aventura mágica llena de la ternura que esta cinta promete. El uso inteligente del silencio y los sonidos de la naturaleza refuerzan la tensión de momentos claves, dejando respirar al lado más inocente de Yuri y trayéndola de regreso a sus preocupaciones más realistas.
Vale mencionar que el punto más bajo del filme es el nulo desarrollo de su elenco secundario, a quienes el guion sólo presenta como decoraciones de la historia, sin proporcionarles mucha incidencia en los eventos que ocurren. Actores reconocidos como Finn Wolfhard y Emily Watson, reaccionan a la perfección con el diálogo que se les ha entregado, pero tanto su talento como su personaje son desperdiciados con tan pocos minutos de presencia, además de que se plantea a grandes rasgos una posible conexión más profunda con Yuri pero que en ninguno de los dos casos se explora.
Es cierto que la película recorre senderos conocidos del género, siendo susceptible a ser vista como predecible, pero resulta en un filme que más pareciera que no busca reinventar su tipo, sino que homenajearlo. La hipnotizante presentación y honestidad emocional favorecen el relato sencillo. Es además un símbolo sobre el cuestionamiento de lo establecido y la capacidad de ver a un otro con compasión, ya sea humano o animal, un mensaje que permanece atemporal e incluso necesario de continuar recalcando en el panorama actual. Con su debut, Isaiah Saxon no solo se establece como un cineasta prometedor, sino también como un narrador capaz de gustar tanto a niños como a adultos.
Ficha técnica
Título original: “The legend of Ochi”
Director: Isaiah Saxon
Guion: Isaiah Saxon
Fotografía: Evan Prosofsky
Producción: A24
Reparto: Helena Zengel, Willem Dafoe, Emily Watson, Finn Wolfhard
Duración: 95 min.
Año: 2025
Género: Fantasía; Familiar
País de Origen: Estados Unidos
Distribución: BF Distribution
Estreno en salas: 24 de abril de 2025