Artistas rusa y chilena rescatan la belleza del paisaje en expo de acuarelas

Tatiana Zentsova y Pascal Caruz protagonizan “Recolectoras de la belleza”, muestra que reúne imágenes del sur de Chile, Valparaíso y nocturnos. La exhibición será inaugurada el 9 de mayo en la Sala El Farol de la UV.

Si hay algo que une a las artistas Tatiana Zentsova y Pascal Caruz es su pasión por la belleza. Tanto así que la artista y arquitecta rusa y la joven acuarelista chilena decidieron reunir sus obras en una exposición titulada “Recolectoras de la belleza”, que será inaugurada el viernes 9 de mayo, a las 12.00 horas, en la Sala El Farol de la Dirección de Extensión de la Universidad de Valparaíso, en conjunto con galería de arte Bahía Utópica.

“Me gusta la idea de rescatar y compartir la belleza que vemos”, señala Zentsova, quien expondrá acuarelas y óleos con temática de paisajes naturales y urbanos; en tanto, Pascal Caruz exhibirá un conjunto de delicadas acuarelas, inspiradas en Valparaíso. El sur de Chile, presente también en estas obras, es otro elemento en común entre ambas artistas, pues Zentsova emigró desde Valparaíso hacia Cochamó mientras que Caruz dejó su natal Puerto Varas para residir en la zona central.

“La pintura es algo muy natural para mí, es la forma que aprendí de relacionarme con el mundo, de sentirlo, pensar y compartir lo que voy descubriendo. Percibo que la imagen es más directa que la palabra”, señala Tatiana Zentsova. Nacida en Siberia, la artista emigró en los 90 a Chile y ha demostrado un pulcro oficio en óleos y acuarelas, donde el paisaje asoma como su temática principal.

Esta misma ofrecerá en la exposición “Recolectoras de la belleza”, donde confluyen tenues paisajes costeros y rurales del sur de Chile, así como rincones de Valparaíso. “El paisaje, si es de la naturaleza, siempre conlleva mi admiración total por la belleza, la sabiduría y la magia de las transformaciones que se producen. Realmente disfruto pintando la naturaleza, no deja de impresionarme. En el paisaje urbano también hay belleza, pues a la naturaleza se suma la creación humana con todo su ingenio”, comenta la artista rusa.

-Actualmente resides en el sur de Chile, ¿cómo ha influido este entorno en tus obras?

-Todavía estoy en la etapa de impregnarme del sur, de su color verde, de sus nubes, de sus cielos, del aire puro y el agua mágica, cambiante, efímera y poderosa. Al vivir en un lugar solitario y alejado del “ruido artificial” siento que hay más tendencia a la reflexión, lo que influirá en mis obras futuras.

-En esta exposición hay algunas obras de rincones más urbanos, como bares o restoranes, con figuras humanas. ¿Qué refieren estas obras?

-La búsqueda de lo esencial del Valparaíso, pasar de lo que fue llamativo a primera vista para luego indagar más profundo. Valparaíso no se deja descubrir tan fácilmente. Se escapa. No suelta. Es una ciudad inagotable a la que quiero mucho.

-En esta muestra hay acuarelas y óleos, ¿en qué técnica te sientes más cómoda?

-En acuarela, pero la técnica que elijo para cada cuadro no depende de eso. Me gustan los desafíos. Lo que propongo como logro dicta la técnica que uso. La acuarela la asocio con la poesía, es espontánea, y el óleo con una obra más meditada, aunque a veces juego con esto, intercambio, experimento, desafío. Lo importante es disfrutar pintando.

ACUARELAS NOCTURNAS

Pascal Caruz llegó a Valparaíso después de la pandemia y en la galería de arte Bahía Utópica conoció la obra de dos grandes paisajistas: Tatiana Zentsova y Juan Pablo Neira, quienes la inspiraron para desarrollar su carrera como artista, enfocada principalmente en la acuarela y en la pintura “au plein air” (in situ o al aire libre), que impulsaron los artistas europeos a mediados del siglo XIX. Desde entonces no ha dejado de pintar y aprender en una técnica delicada y difícil como es la acuarela. En la exposición “Recolectoras de la belleza” destacan sus nocturnos de nostálgica belleza y brumosos contornos.

-¿Cómo se origina tu vínculo con la acuarela?

-Me encontré con la acuarela cuando estaba estudiando. Me gustaba mucho viajar en ese tiempo y sacaba muy malas fotos, entonces la pintura comenzó como una manera de registrar esos lugares, buscando más su sensación que su descripción. Pronto me di cuenta lo difícil que es pintar del natural y comencé a buscar cómo aprender. Ahí di con maestros y maestras que me enseñarían e inspirarían todo lo que sé en Valparaíso, que es una cuna de generosos pintores.

-¿Cuáles son los temas que inspiran tu obra?

-Pinto puros paisajes. Urbanos y últimamente naturales. En cuanto a Valparaíso, tal vez no tiene que ver tanto con la arquitectura sino con la geografía, el color, la luz, su excéntrico ordenamiento, a modo de ejercicio compositivo y, por otro lado, creo que la ciudad y su trajín tiene un efecto meditabundo y sentimental. Pienso que los paisajes no son solamente un testimonio de lo real, sino también de un clima emocional. La “atmósfera” de un lugar y, especialmente Valparaíso, cambia tremendamente en un día de verano o un gris y húmedo día de invierno. O una tardecita rosa, o la expectación de un viernes al atardece. Todos esos ambientes afectan y configuran un ánimo que se me contagia fácilmente. Respecto al sur, pienso que lo pinto desde una mirada muy personal y desde el recuerdo. En realidad no lo pinto porque sea bonito, sino desde la añoranza de la infancia, no necesariamente como un lugar feliz. Me gustan más los paisajes grises. Es como una tristeza bella.

-En tus obras se aprecia un trazo bien granuloso…

-Existe una técnica que se llama “húmedo sobre húmedo”, en donde se pinta con el papel mojado y no existe tanto control del trazo. Entonces el agua participa, colabora y propone. A veces hace lo que quiere. Puede ser muy frustrante, pero también una conversación. El granulado tiene que ver con el papel, que normalmente es texturado. Esto permite lograr diferentes tipos de manchas e intensidades y se da este bonito efecto brumoso o difuminado, que permite crear esa atmósfera de un lugar húmedo u oscuro, en el caso de los nocturnos.

-Expondrás con Tatiana Zentsova, ¿cuál es tu relación con ella?

-Tatiana para mí es una maestra. Conocí su pintura en Bahía Utópica. No solo es una maestra del dibujo y del color en temas técnicos, sino también una idealista y ese optimismo se contagia. Eso a veces es necesario. También como referente mujer, cosa que no es fácil en ningún aspecto de la vida y menos en el arte, siento una gran admiración en su fortaleza personal y convicción con la belleza no solo de la pintura sino también de la vida. Así que estoy muy contenta y honrada de exponer con ella en esta oportunidad.

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