Entrevista a la directora de “La Mantis religiosa” Alexandra Von Hummel: «En esta obra me interesaba lo que no se ve»

Por Galia Bogolasky

Teatro UC y el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, a través de su línea de Apoyo a teatros universitarios, presentan una nueva versión de La mantis religiosa. Bajo al dirección de Alexandra Von Hummel, la reconocida pluma de Alejandro Sieveking una de sus comedias más populares que trata de la curiosa convivencia entre tres hermanas solteras, su padre enfermo y un secreto oculto en el caserón donde viven.

En un caserón de provincia habitan tres hermanas y su padre. Hoy, la menor presentará al pretendiente que la salvará del destino oscuro y plano que comparte con las mayores, quienes, inquietantemente, han visto morir a sus novios. ¿Será un final escrito para aquellos que se acercan demasiado? Entre el deseo bullente de las mujeres, lleno de sueños y expectativas por el posible matrimonio, se revela una hermana más, o más bien, se oculta forzosamente detrás de la puerta prohibida, donde es alimentada con animales vivos: un monstruo incontrolable a quien no podemos ver. Con esta obra de 1971, Alejandro Sieveking describe una atmósfera opresiva y sobrenatural que, con brutalidad y humor, nos ofrece matices deliciosos de nuestra compleja naturaleza.

Esto fue lo que la directora nos contó acerca de La mantis religiosa

¿Cómo surgió la idea de remontar esta obra? Un clásico de Alejandro Sieveking estrenada en 1971.

Este es un proyecto de la Universidad Católica que está enmarcado en el contexto de los teatros universitarios, este programa nuevo que lanzó el ministerio, donde podían ser escuelas de teatro que tuvieran además un teatro y podían postular con una obra chilena y una obra universal. Entonces, la Universidad Católica mandó este proyecto, eligieron la obra y luego Gabriela Aguilera, que es la directora, me convocó y me preguntó si quería hacerme cargo de La mantis religiosa.

¿Cómo conformaste el elenco y el equipo para esta obra, considerando que incluye actores de la compañía La María (Manuel Peña y Tamara Acosta) y otros nuevos.  ¿El elenco se armó específicamente para este proyecto?

Se armó para esto, porque la idea es que sea teatro universitario. El origen de los teatros universitarios eran el Teatro de la Chile y el teatro del ensayo de la Católica, compañías donde había financiamiento de parte de las dos entidades y elenco estable. Desde ese punto de vista el ministerio decide apoyar e impulsar esta iniciativa. Dentro de eso, la idea era que fuera gente de la Católica. Hablé con Gabriela (Aguilera) y le dije: “Me gustaría trabajar con Tamara (Acosta) y con Manuel (Peña)”. Manuel estuvo en la Católica, solo que lo echaron en dictadura. Luego convoqué a gente que conocía y con quienes ya había trabajado. En el caso de Taís, la actriz más joven, había sido su profesora, igual que de Luciano. En el caso de Vero Medel también la había tenido como alumna hace mucho tiempo y después fue mi ayudante. Entonces, los conocía, y así se convocó el elenco.

¿Qué elementos te parecen atractivos de la obra?

Lo que me parece más atractivo de la obra es el secreto. Hay un personaje que moviliza toda la obra y que no se ve. Nunca aparece. Eso es bien particular, porque es un personaje que está pulsando todo el tiempo, sin embargo nunca se manifiesta, nunca tiene cuerpo. Hay gente que toma la opción de mostrarle y otra gente que no. En el texto solo se escucha al final de la obra, pero yo tomé la opción de que no se escuchara, que fuera solamente Juan, el pretendiente, quien la escucha. Es una presencia que pulsa todo el tiempo, va modificando el desarrollo de la obra, generando un estancamiento.

Me parece lo más interesante, porque es una obra muy comedia, muy graciosa, y sin embargo tiene este otro elemento que contradice la comedia también, como que fluctúa. Es un punto donde poner el ojo. También me interesaba trabajar las transiciones. Las composiciones con las puertas que se cierran, tienen que ver con ese espacio donde hay una casa en la que no se está viendo. Hay un constante mirar lo que otro hace, evaluar, espiar, ir y venir, mirar, ver qué pasa. Son tres mujeres encerradas, lo que genera una relación asfixiante entre ellas, tóxica. Es un poco como Bernarda Alba de Talcahuano.

Es una obra que se puede interpretar como comedia o como drama, depende de cómo la interprete el público ¿Cómo trabajaste con los actores para lograr que la obra pueda interpretarse tanto como comedia como drama, abarcando ese amplio espectro de emociones?

Trabajo probando mucho y tomando decisiones bastante al final. Vamos probando distintas opciones: “Léelo desde este lugar, léelo desde otro”. Más que tomar la decisión el espacio tiene que ser así. Compongo mucho en relación a lo visual, porque me interesa lo visual como otro mecanismo narrativo que dialoga con el texto y a veces lo fricciona. Yo en general no trabajo sabiendo lo que quiero en términos actorales, sino que lo siempre tengo más claro es lo visual, el espacio, donde se va a mover, porque a mi me interesa mucho el trabajo de la composición en relación al espacio, lo visual, porque tiene un espacio narrativo, que va a la par del texto, no traduce el texto, va en simultáneo, y a veces fricciona lo que el texto dice. Con los actores probamos mucho, yo no tomo muchas decisiones antes, pruebo mucho digo: “pruébalo así, pruébalo así”. De repente algo calza, encaja, y tiene que ver con el rol. Yo no creo mucho en la cultura del casting, yo llamo a actores o a actrices que me gustan, que me gusta su energía, su fuerza de su particularidad. Veo cómo se van encontrando, ese rol con ese actor, pero en ese cuerpo, porque sin duda ese rol en otro cuerpo sería totalmente distinto. De repente digo: “Pruébalo así, pruébalo así” De repente hay ideas que salen pésimo, pero probémoslo. A veces funcionan. De repente se va encontrando una tecla: alguien encuentra una tecla, otro se suma, y así se va construyendo un mundo de los personajes. La obra también tira hacia lo grotesco, en términos de roles, no hay mucho donde escapar, muy estereotipo del grotesco, una cosa que es una exacerbación de una manera de ser. Hubo harto trabajo, porque uno se engolosina con eso, entonces hubo harto trabajo de decir: “En esta parte tiene que quedar claro esto y en esta, esta otra cosa, como para que se vaya contando un relato. Como actriz, porque yo soy actriz también, como me parece gozoso ver a un actor o actriz gozando, entonces de repente nos quedamos en el dibujo y en el fondo es un trabajo constante volver, traerlo, retrotraerlo a por qué son así; qué los mueve, qué les duele, qué los conmueve, qué los afecta de esa realidad que tienen que vivir.

¿Cómo trabajaste el desarrollo de los personajes, pensando en las tres hermanas que se ven? ¿Cómo fuiste desarrollando estos personaje en base a la dramaturgia original?

Corté y cambié algunos textos, pero me convocaron a hacer La mantis religiosa, no en hacer una versión de La mantis religiosa. Siempre es una versión porque es una mirada. No era pescar La mantis religiosa y hacer lo que se me diera la gana. Tampoco me pusieron un límite pero es evidente porque el proyecto tiene que ver con el rescate de una dramaturgia chilena. En eso trabajé. En términos de diferenciar a los personajes, no creo en la cultura del casting, y de que yo tengo una idea de cómo debe ser ese personaje y le pido a esa actriz que lo haga de la manera en que yo pienso. Yo convoco a gente que me parece atractiva e interesante, es como un ejercicio de seducción, el trabajo teatral. Un personaje va construyendo al otro: no es solamente que cada actor o actriz construya su rol, sino que cuando uno aparece, el otro también tiene que reaccionar a eso y se van amoldando. Es como si fueran piezas de un puzzle, que empiezan a aparecer, progresivamente

¿Cómo fue pensada la puesta en escena y la escenografía?

Ese es mi mayor goce: la composición, cómo están los cuerpos en el espacio, qué se ve y qué no. En esta obra me interesaba lo que no se ve, porque en esta obra lo particular es el personaje que no aparece jamás es el protagonista, es que el que desata, el que desencadena todo. Siempre me pareció que esta obra estaba llena de recovecos, como una casa donde todo el tiempo hay un espacio de estar mirando, espiando, tratando de inmiscuirse en la vida de otro. En la medida que no salen, ese es su único universo. Toda esa parte fue el espacio de qué es lo que pasa en esos momentos donde no hay texto, el previo al texto, ese momento donde veo relaciones y veo cómo esas personas, en esta obra, y en otras obras los textos narran atmósferas o dan cuenta de estados, pero este texto es del 71 narra una historia. Entonces también me parecía interesante ese espacio de verlas y verles a todos en un espacio de ese lugar, como habitan esta casa. Desde ese lugar quise trabajar cosas cotidianas. Me importa la composición, como te relacionas con el espacio en el que vives, y ahí salen cosas como el gas, la basura. Hay sola otra cosa, que tampoco tengo mucha claridad, de qué significan pero a mi me evoca algo, algo me ocurre con eso, que es como un continuo, un repetir, un algo que está ocurriendo constantemente, pero la elección de por qué balones de gas Cosas simples que, al codificarse, generan otra cosa. Por ejemplo, los balones de gas, porque de repente apareció un balón de gas en un ensayo, salimos y vimos a alguien pasar con uno. Elías Cohen estuvo asistiendo con algunas cosas de composición, y estábamos afuera, salimos entre medio del ensayo y vimos a alguien con un balón Abastible y yo dije eso es muy bonito. También las decisiones son un poco así, son un poco aleatorias, Yo creo mucho en la inteligencia del deseo, que tiene que ver con el deseo. Luego, cosas que yo no puedo articular de por qué fueron esas decisiones, de alguna u otra forma toman sentido, en la puesta en relación con otras cosas. No sabía cómo explicarlas, y tampoco querría explicarlas, porque creo que eso depende de cada quien, y cada quien imaginará lo que quiera. Para mí, cuando yo soy espectadora, y voy a ver una obra, para mi el goce de ser espectadora, el goce de coser sentidos, de imaginar una cosa con la otra y levantar un sentido que es personal.

¿Podrías invitar a la gente a ver la obra? ¿Por qué no se la pueden perder?

Invito a todas las personas a ver La mantis religiosa en el Teatro de la Universidad Católica, de miércoles a sábado a las 20hrs hasta el 13 de septiembre. Es una obra muy entretenida, es una obra para gozar. Me sorprende la gente cómo se ríe, cómo la goza, cómo comenta, cómo hace “Uhh”, ese tipo de cosas, pero al mismo tiempo empiezan a ver elementos extraños que hacer que el espectador también tenga que involucrarse de manera activa, en imaginar qué es eso que está pulsando, que es aquello que está ahí. Se vuelve un co-creador de un sentido, y eso yo creo que es algo muy entretenido. Es una obra muy entretenida, entretenida en el mejor sentido, te tiene, te “entretiene”, te tiene, te agarra. Están todos super invitados, lo van a pasar muy bien, dura una hora y media, es corta, hay locales cerca para compartir después, para pasarlo bien, compartir, disfrutar  en estos días de frío y lluvia, el teatro está calentito.

Ficha técnica

Título: La mantis religiosa

Dramaturgia Alejandro Sieveking

Dirección Alexandra Von Hummel| 

Elenco Tamara Acosta, Verónica Medel, Thais Zúñiga, Manuel Peña y Luciano Reinoso

Asistente de Dirección Melchor Pino

 Diseño de Escenografía y vestuario Laurene Lemaitre

 Diseño de iluminación Gloria Allendes

Caracterizadora Margarita Nilo | Música Mario Avillo

Composición escénica Elías Cohen

Producción Teatro UC.

Coordenadas

Temporada

Desde el 14 de agosto al 13 de septiembre de 2025.

De miércoles a sábados a las 20:00 horas.

Sala Eugenio Dittborn, Teatro UC: Este espacio no cuenta con acceso para personas con movilidad reducida y silla de ruedas.

Encuentro con el público: miércoles 10 de septiembre.

Duración: 90 minutos.

Edad recomendada: Mayores de 16 años.

Accesibilidad
En momentos puntuales de la obra hay sonidos fuertes y sorpresivos, sonidos bajos retumbantes y música en un volumen fuerte.

Entradas
Disponibles en Ticketplus y boletería del teatro (revisar horarios aquí).

Boletería $14.000 general; $7.000 estudiantes y personas con discapacidad; $8.400 personas mayores; $9.800 súper jueves. Consultar otros descuentos y convenios válidos en compras presenciales aquí.

Club La Tercera: 50% descuento sobre la entrada general.

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