Por Victoria Bustos Arancibia
Hace un rato que Mike Flanagan se consolidó como el director de preferencia para adaptar a Stephen King. Con La vida de Chuck (2025), Flanagan se atreve a alejarse de los terrores sobrenaturales que tanto le caracterizan para adentrarse en un tipo distinto de miedo: el que todos compartimos ante el paso del tiempo, la muerte y el olvido. El resultado es un drama medio fantasioso que se mueve entre la melancolía y la celebración de lo cotidiano.
Basada en el cuento homónimo incluido en la antología La sangre manda (2020), la cinta se estructura en tres actos presentados en orden anacrónico. La historia arranca con el fin del mundo, al menos de una versión del mundo que pareciera ser el nuestro, distinto por la ocurrencia de terremotos, servicio de internet inexistente, socavones, incendios y más catástrofes a la vez. Y es entremedio de todo aquello que aparece el rostro de un desconocido, Chuck Krantz, quien invade con su sonrisa y apariencia sencilla en pantallas, letreros y hasta el cielo, como una especie de Dios menor que está siendo despedido, como si del contador o secretario del Olimpo se tratara. Pero ¿quién es Chuck y por qué su partida coincide con el final de todo?
Esa es la pregunta que se plantea durante toda la primera parte, aunque han dejado en claro desde el inicio del metraje que en realidad se trata del tercer acto de un relato más grande. Así, a destiempo, conocemos parte de la vida de Chuck, como adulto (Tom Hiddleston), como joven (Jacob Tremblay), como niño (Benjamin Pajak), y hasta de infante (Cody Flanagan) a través de porciones de momentos aparentemente insignificantes, pero que ayudaron a formar su persona y todo lo que ello implica. El punto es claro, pero dado que su moraleja no ha logrado encontrar una resonancia emocional tan universal, es mejor omitirlo para al menos apelar a la sorpresa.
Visualmente, La vida de Chuck es una obra cuidada, y aunque poco ambiciosa, bien lograda. La música de los hermanos Newton acompaña con sensibilidad, subrayando los momentos emotivos cuando debe, siguiendo la tradición del espectro de películas esperanzadoras tipo En busca de la felicidad o Forrest Gump.
Hiddleston encarna un rol poco exigente y hasta ausente en su propia historia, su pequeño pedazo de película se limita a transmitir con la mirada y el cuerpo que detrás de este hombre hay algo mucho más allá que lo que se ve a primera vista, pero justo cuando la audiencia se ve enganchada por una increíble secuencia de baile, y se permiten sentir curiosidad por Chuck, es cuando la dirección decide abandonar a Chuck, al menos su etapa de contador y padre de familia. En cambio, Chiwetel Ejiofor captura la atención de todos con ese enigmático y desgarrador inicio del largometraje, cargando con la incredulidad y vulnerabilidad de un hombre enfrentado a la desaparición de la humanidad como la conoce, aunque tampoco lo conoceremos tanto a su personaje, ya que, como indica el título, esto no se trata de él. Finalmente de quién se trata, es de Chuck, más que nada del Chuck preadolescente quien se roba los corazones de los más sensibles en las butacas del cine. Karen Gillian, Matthew Lillard, Mark Hamill y Mia Sara completan un reparto sólido, actores tremendos, pero de apariciones episódicas y secundarias aquí.
El gran problema de La vida de Chuck no es su ambición existencialista ni su tono nostálgico (ambos bienvenidos), sino su tendencia a lo superficial. Flanagan comprende el mensaje, que la vida merece ser celebrada aunque no seas nadie particularmente especial, pero en su ejecución cae en lugares comunes, rozando en ocasiones el cliché motivacional, además de ser una presentación de tropos bastante desordenada. Al igual que los numerosos mensajes de despedida para Chuck Krantz al comienzo de la cinta, la mayoría de las reflexiones son entregadas de forma pulcra y con distancia que con mayor profundidad psicológica. Esto no quiere decir que dichas meditaciones sobre el significado de la vida o de cómo vivirla no tengan importancia o fuerza real, es sólo que su rendición de corte clínico alcanzará las mentes de algunos como una campaña publicitaria, mientras que a otros, les tocará fibras más internas.
Cuando al final, Chuck descubre uno de los mayores misterios de su vida, y de allí emprende un camino marcado por lo que vio, el momento debería ser desgarrador, potente y vital, sin embargo se siente abrupto, casi forzado. Hay ideas poderosas en el relato, no obstante, todas flotan como Hiddleston bailando en el cosmos en el póster oficial. No siempre logra sostener su promesa de totalidad emocional, pero es una historia que cree genuinamente en la bondad del ser humano en distintos ámbitos, en los pequeños minutos que justifican la existencia, y para muchos, eso basta como eje central la película y como motivo de conmoción.
Ficha técnica
Título original: “The Life of Chuck”
Dirección: Mike Flanagan
Guion: Mike Flanagan. Historia: Stephen King
Fotografía: Eben Bolter
Montaje: Mike Flanagan
Música: The Newton Brothers
Producción: Intrepid Pictures, Red Room Pictures, QWGmire
Reparto: Tom Hiddleston, Chiwetel Ejiofor, Benjamin Pajak, Mark Hamill
País: Estados Unidos
Año: 2024
Duración: 110 minutos.
Género: Drama; Ciencia ficción; Realismo mágico.
Distribuidora: Diamond Films Chile
Estreno en salas de cine: 4 de septiembre de 2025