Por Galia Bogolasky
Entrevistamos a la protagonista de Un interrogatorio, que se está presentando en Teatro Zoco. La laureada obra del británico Jamie Armitage mantiene en vilo al público durante 72 minutos de tensión dramática. Con un ritmo que no da respiro, la pieza enfrenta a una detective y a un carismático empresario acusado por el crimen de una mujer y la desaparición de otra. Un duelo verbal donde nada es lo que parece y que cuestiona la verdad y los límites de la justicia.
Dirigida por Manuel Morgado y con las actuaciones de Julio Milostich, Fernanda Finsterbusch y Jaime Omeñaca, la obra se desarrolla íntegramente en una sala de interrogatorios, llevando al espectador a un juego psicológico que explora el poder, los prejuicios y la fragilidad de la verdad.
Esto fue lo que la actriz nos contó
¿Cómo fue que llegaste a ser parte del elenco de esta obra dirigida por Manuel Morgado?
Llegué porque me convocó el teatro. Zoko me convocó, y me escribió a través de la productora directamente para hacer un casting. Había una selección de actrices y de ellas, había que ir presencialmente a hacer una prueba. Después, de manera sorpresiva, también me llamaron, y al día siguiente quedé. Entonces, aproveché también que tenía la instancia de tiempo para poder dar este paso teatral, que para mí, como actriz es muy importante, porque creo que otorga una profundidad diferente.
¿Qué te pareció atractivo tu personaje?
Primero porque vi el guion, lo leí, lo disfruté y dije, «Wow, esto es tremendo”, dije: «Si soy capaz de hacer esto, soy capaz de hacer muchas cosas», pensé “es un desafío muy grande”. Además que para hacer mi primera obra, como profesional, era genial saber que era un personaje importante, y no solo quizás una comedia, siendo la hija de alguien, que era lo que me podía imaginar que me ofrecieran, entonces ver la opción de algo más serio, más policial, en este teatro, que lo encuentro hermoso, y que fuera un personaje tan power, la protagonista de la obra, a mi me encantó. Además, que mi personaje Ruth Palmer es corta de genio, tiene bien claro lo que quiere, pero también la sorprende el mundo y creo que eso es lo que a mí me encantó. La sorprende lo manipuladora que puede ser la gente, lo fuerte del machismo en estas áreas de trabajo.
Ruth Palmer sostiene gran parte de la obra, que ocurre en tiempo real. Ella es una detective que interroga a un sospechoso del crimen ¿Cómo fue esa propuesta que te planteó Manuel Morgado para sostener este relato en esta obra que tiene este ritmo y esta intensidad por ser una escena en tiempo real?
Todo esto es muy desafiante, pero creo que la primera premisa es decir, esto no es un interrogatorio normal, sino que de hecho se llama Un Interrogatorio, porque a veces él también me interroga a mí. Entonces es algo particular, es decir, no es solo un hombre que quiere huir, no es solo una mujer que viene a hacer preguntas, sino que hay más sucediendo. Creo que eso es muy interesante porque, por alguna razón, Cameron, no se va en ningún un momento, teniendo la opción de irse todo el tiempo, él busca que lo encuentren, y aún así se siente más inteligente que la policía, lo que le permite seguir con sus actos. Creo que este juego que armamos con Manuel Morgado tenía que ver con armar una conversación que fuera trivial, que fuera cotidiana en cierto momento, para que las pausas tuvieran su propio protagonismo, y así jugar a Sherlock Holmes, que puede ser muy entretenido, pero que todo tuviera intriga se volvía poco interesante también, y me parece que no era así la obra tampoco. Jugamos un poco a otorgarle dinamismo, y que fuera más escalofriante cuando parara, no solamente durante toda la obra.
Esta obra está basada en una obra inglesa de Jamie Armitage ¿Qué elementos tomaron de la versión original de la obra? ¿Qué otros elementos fueron cambiando de la obra original?
Hay muchas cosas que cambiaron. El guion tratamos de utilizarlo al 100% tal cual, además por los derechos de autor que tiene el teatro, pero la obra es bien realista. La propuesta inicial, que de hecho está escrita en el guion, que es con cámaras y nosotros acá no la hicimos con cámaras y eso automáticamente mueve que la obra tenga un poco más de rapidez y de expresión que quizás con una cámara podría ser menos y quizás puede ser más lenta porque la cámara llena. Acá es bien ágil y tenemos que jugar un poco más con la voz también, para que se escuche fuerte.
Julio (Milostich) no quiere por nada en el mundo ver imágenes originales de la obra, porque es su forma, cuando recién terminen las funciones, ahí las va a ver, pero yo muy fan. Yo las vi, a mí me encantó el trabajo de la actriz, creo que tenemos mucho en común y creo que también jugamos con algo que tiene que ver con la edad, pues somos mujeres jóvenes, no muy conscientes de que la gente va a utilizar eso a nuestra contra, o lo va a utilizar. Nos sentimos muy capaces. Pero algo entretenido, que yo, a diferencia de ese personaje, nosotros la hicimos rubia. Al principio Manuel decía como, «Siento que ella tiene que ser como más alternativa”, cuando ya habíamos estrenado, y yo le dije: “Manuel (Morgado), la gente acaba de empatizar con Ruth Palmer si es rubia» Y efectivamente, debido también al sector del teatro, sucede algo que ya deja de ser algo de clase, sino como algo que va más allá y eso creo que es super interesante, algo de los prejuicios visuales, no solamente de un resentimiento de clase. Ccreo que eso, que también nos distanciamos, para mí ha sido bien interesante.
Sobre las características de la personalidad de Ruth Palmer. Los otros personajes la invalidan por ser joven y bonita y no creen en sus capacidades profesionales para llevar a cabo este interrogatorio de manera exitosa ¿Con qué elementos jugaste, desde la interpretación, hasta el guion pudiste rescatar para poder hacerla una mujer ruda y que terminara siendo respetada?
Primero con los permisos. Yo soy una persona muy libre, como en el diálogo, soy muy abierta, y Ruth no tanto, a ella le dura poco la batería social. Ella escucha a su compañero policía, pero le pone límite al tiro. De hecho mis compañeras, cuando vieron la primera función me dijeron “Feña, que raro verte así, porque es muy distinta a tí”. Yo soy un poco más aleatoria con los movimientos, en cambio Ruth Palmer tenía que ser una mujer más asertiva. ¿Cómo hago para dejar de moverme tanto?, para también ser más clara con mis movimientos y con mis decisiones, para poder expresar visualmente que ella tiene algo claro, o que ella tiene una duda, ser bien certera. Es un juego que tiene mucho que ver con el teatro, pero creo que acá, como era un thriller, había que dar mucho en el clavo con eso. Creo que además, hay muchos guiños que uno podría decir enganchan o no enganchan. Él me tira como buena onda y yo engancho o no engancho. Era rol nuestro y del director decir acá engancha o acá no. Que sea pesada. Entonces ahí uno va equilibrando.
Gran parte de la carga dramática está sobre tu personaje ¿Cómo manejaste este tema de la cantidad de texto? Mencionas que es tu primera obra como protagónica ¿Cómo fue ese proceso también para ti para llevar los tiempos y el ritmo?
Yo me preguntaba cuándo iba al ensayo y yo decía: “¿Los actores llegarán con el texto totalmente aprendido o no?”, a ese nivel, como cuando ya era el teatro profesional. Y dije: “En el texto aprendido no hay cómico malo, así que yo, por lo menos, esto me lo voy a hacer”. A la segunda semana, ya me quería saber todo. Entonces, además, tengo buena memoria y soy ágil con los textos, y como el texto está tan bien escrito, es muy fácil memorizarlo. Entonces, la segunda semana yo tenía aprendido casi el total del texto y, para los ensayos, para mí era más fácil. Cuando uno ya se los sabe, porque no tienes que estar en otro lado, sino solo en presente. El problema es que uno, estando en el escenario, es distinto, porque uno se lo puede saber, pero tú dices: “¿Y si se me va un texto? Digo: “Esto ya lo dije, ¿lo retomamos o no?”. Una leve confusión. No hay mucho quien te pueda salvar. Es un coro, entonces es cero coral en ese sentido. Entonces, tiene el rigor de yo estar ahí y decir: “Ok, no se me puede olvidar nada”. Para mí es bien desafiante. Cuando el otro actor, Julio, o alguien me tira un pie que va más adelante, yo digo: “Oh, no me puedo saltar nada”. Entonces es muy estresante, pero tengo mucha fe de que. Llevamos dos semanas de funciones, entonces tengo mucha fe de que no se nos va a olvidar nada nunca, y para adelante no más.
La obra es un thriller psicológico que nos remonta a alguna escena de una serie de True crime que están de moda en las plataformas, como Adolescencia, por ejemplo. ¿Tomaron alguna referencia de alguna serie?
Totalmente, tienes toda la razón con el capítulo de Adolescencia, porque esa fue nuestra referencia. Una de nuestras referencias con respecto a la creación de los personajes, porque, de hecho, yo no entendía mucho a qué se refería, porque yo no lo había visto, y me decía que fuera bien fluido. Y yo decía: “Ya, pero llega un punto en donde uno no quiere pasar por encima de las cosas”, porque las cosas igual uno las tiene que pensar. Y él me dice: “Ve el capítulo”. Llego al día siguiente y salió al tiro, y dije: “Esto, esto es”. Rapidito, así como que por acá no pasa nada y, de repente, uno construyó algo. Entonces sí, ese fue uno de nuestros capítulos madre.
¿Cómo fue el trabajo con Julio Milostich y Jaime Omeñaca? Actores con larga trayectoria y tu teniendo menos experiencia teatral. ¿Te hicieron alguna recomendación para el trabajo en el escenario?
Al principio igual era un poco escalofriante la sensación de saber que venía justo de grabar una serie dirigida por una mujer, con la productora mujer, que era una relación de dos mujeres, a pasar al día siguiente a hacer una obra dirigida por un hombre, asistida por un hombre, todo muy masculino y con dos hombres grandes. Entonces era como: “wow, esto es muy distinto”. Para mí el contraste fue muy drástico, con respecto a los tonos de voz, a muchas cosas, entonces dije: “ya, vamos con todo”. Y además al personaje Ruth Palmer le pasaba exactamente lo mismo. Así que dije: “ok, bueno, no me está pasando nada que no le pase a mi personaje, así que vamos desde ahí, vamos a ver qué me sirve”.
Los dos tienen personalidades muy distintas. Jaime (Omeñaca) es un chiste, él anda haciendo reír a la gente todo el día. Entonces, desde ese sentido, tomábamos el break del ensayo y corríamos a ver quién llegaba primero al ascensor. Ese es Jaime (Omeñaca), y alguien que también se me acercaba mucho para dar más consejos: “Fer, ocupa esto”. Yo soy muy ordenada, muy matea, en el sentido de que si a mí me dicen algo corrigiendo mi trabajo, yo voy al tiro, lo intento, porque tengo claro que, para lo pequeña que soy al lado de ellos —tengo 25—, uno tiene mucho que aprender. Entonces, lo que me digan lo entiendo, trato de ver desde dónde lo ven y trato de hacerlo. También hay ciertas cosas que uno puede decir: “mira, lo estoy intentando y, sabes qué, más que esto tampoco puedo, no lo entiendo ahora”. Julio (Milostich) es distinto, Julio es como alguien un poco más introspectivo, más misterioso también, y que le cuesta más opinar del trabajo del otro. Es un poco torpe también cuando lo intenta, pero yo me sentí muy acompañada por dos colegas que querían que yo lo hiciera bien. Hasta el día de hoy, partimos, y Jaime (Omeñaca) me dice: “Ruth Palmer, eres increíble”, “Ruth, eres la mejor”, “Me insegurizo al lado tuyo”. Puras cosas como para que uno se sienta bien y con la seguridad de salir a flote. Así que súper bien, he aprendido un montón.
¿Puedes contarme un poco más de la serie de la que venías de trabajar? ¿De qué se trata? ¿Qué serie es?
Grabamos una serie increíble, que hasta ahora para mí ha sido el trabajo más lindo que he hecho, que se llama El peligro de quererte. Es una serie que se va a estrenar el próximo año, en TVN, la cual protagonizo junto a Carmen Zabala. Ella es la dueña de un burdel en los años 60, en Valparaíso. Yo soy una mujer médico, de las pocas que había en esa época. Es un romance y es hermosa la obra. Esta es una serie que tiene seis capítulos y es espectacular.
¿Quién la dirige?
Katherina Harder. Está tremenda la serie. Se ve hermosa, he visto unos planos y me quiero derretir, quiero verla. Tuvimos ensayos de baile, de mambo, de lentos. Tenemos unas escenas también más íntimas, que fueron tratadas con mucho cuidado, con mucho amor, con unos looks y unos vestuarios que eran para sacarse el sombrero. Un equipo muy profesional, muy bueno en lo que hacen, con un ojo artístico muy grande. Además, hacer un protagónico en una serie, yo decía: “Para la edad que tengo, jamás pensé que a esta altura iba a protagonizar una serie”. Es algo que quizás uno nunca se imagina en su vida, y está bien también. Muy agradecida.
Invita a la gente a ver la obra. ¿Por qué no se la pueden perder?
Yo invito a toda la gente que está leyendo a que vaya a ver la obra. Primero, porque es un gran panorama, es un buen horario: es a las 7,30pm de jueves a sábado y el domingo a las 6pm. Después se pueden tomar una cosita, porque afuera está lleno de restaurantes, el estacionamiento es liberado y es un gran plan para ir con un grupo o en pareja, porque está muy entretenida la obra. Es una obra que pasa rápido, no se van a quedar dos horas y media, sino que dura 1 hora 10 min. Está entretenida, estoy yo, está Julio (Milostich), está Jaime (Omeñaca) y lo damos todo.
Decirles que la vayan a ver, que la disfruten y que aún quedan funciones, pero pasa rápido, así que no se la pierdan. Voy a sumar algo, cuando salgo, la gente me habla. Muchas veces hay adultos mayores y últimamente me detienen muchas mujeres y también hombres, que están sorprendidos porque jamás pensaron, porque esta obra juega mucho con las apariencias y es muy escalofriante para mucha gente que está presente y me dice: “Quedé con miedo, quedé asustada, porque no sé quién es quién”, porque uno está acostumbrado a establecer juicios en su cabeza, de que este es el tipo de gente que roba. Entonces, cuando eso se da vuelta, tú dices: “mira, y hace mucho sentido también”. Quizás cuántas veces uno no sabe, uno ve. Me decía una señora: “uno ve caras, pero no corazones”. Buena la obra. Julio lo hace espectacular como villano, así que bien.
Ficha técnica
Título: Un interrogatorio
Dirección: Manuel Morgado
Traducción: Pablo Schwarz
Elenco: Jaime Omeñaca, Julio Milostich, Fernanda Finsterbusch
Asistente de dirección: Raimundo Stevenson
Diseño de escenografía: Manuel Morgado
Diseño de vestuario: Zorra Vargas
Diseño de iluminación: Cristóbal Manríquez
Composición musical y diseño sonoro: Gonzalo Hurtado
Realización de escenografía: Miguel Pichulman
Maquillaje y peinado: Margarita Nilo
Fotografías: Daniel Corvillón
Coordenadas:
Funciones de jueves a sábado a las 19:30 horas / domingo a las 18:00 horas.
Dónde: Teatro Zoco (Avenida La Dehesa 1500, Lo Barnechea).
Entradas en Punto Ticket y en la boletería del teatro el mismo día de la función.
Estacionamiento liberado.