Por Gabriela Bravo Chiappe
Es una tarea difícil hacer una nueva versión de una película existente, en especial cuando la cinta en cuestión marcó una época debido a lo provocador de su contenido. Y sí, estoy hablando de El Beso de la Mujer Araña, que fuera llevada a la pantalla grande por el director brasileño Héctor Babenco en 1985 y que le permitió ganar el Oscar al mejor actor a William Hurt por su interpretación de un homosexual encarcelado durante la dictadura brasileña.
En 2025, el director estadounidense Bill Condon, se aventura a rodar nuevamente El Beso de la Mujer Araña, pero no basándose en la película de Babenco, sino directamente en el libro homónimo del escritor argentino Manuel Puig, publicado en los años 70. Sin embargo, la gran diferencia es que la versión de Condon es un musical protagonizado por artistas latinos- Diego Luna, Jennifer López y Tonatiuh- que se desarrolla durante la dictadura argentina.
El Beso de la Mujer Araña cuenta la historia del encuentro entre Valentín Arregui, un militante político que se encuentra encarcelado por razones ideológicas y Luis Molina, un joven gay que es detenido por su orientación sexual. Encerrados en la misma celda, Molina tratará de hacer más llevadera la privación de libertad contándole a Valentín su película preferida, El Beso de la Mujer Araña, interpretado por su estrella favorita, Ingrid Luna. Reticente en un principio, Valentín se dejará llevar por las fantasías coloridas de Molina, quien le ofrece un poco de liviandad frente a todo el horror que están viviendo.
Bill Condon es un director experimentado en materia de musicales, ya que anteriormente había dirigido Dreamgirls y La Bella y la Bestia live-action; y había participado como guionista en Chicago y El Gran Showman. En 1998 ganó un Oscar al mejor guion adaptado por la película Dioses y Monstuos.
Culturizarte pudo conversar con el director Bill Condon sobre la adaptación de El Beso de la Mujer Araña a la pantalla grande como un musical.
¿Como conoció por primera vez El Beso de la Mujer Araña? ¿Fue a través del libro de Manuel Puig, de la película de Héctor Babenco o del espectáculo musical de Broadway?
Yo era un hombre joven, creo que recién salido de la universidad, en mis veintes, cuando leí esa novela. Quizás fue un poco más tarde, pero definitivamente fue en los setenta, y cuando la leí me pareció maravillosa. Sigue siendo muy contemporánea, no puedes creer lo moderna que es. Para quien no conoce la novela, es básicamente un diálogo con notas al pie que luego terminan apoderándose del libro, y se vuelve disparatada y muy original. Además, reflejaba una sensibilidad gay —supongo que ahora la llamaríamos una sensibilidad queer— sin ningún tipo de vergüenza. Y eso era algo que, como joven gay, cada vez que oías hablar de libros así, los leías. Y luego, obviamente, la volví a visitar a través de la película y del musical.
Y cuál prefieres: ¿La película, el libro o el espectáculo de Broadway?
El libro. Me parece —y esa fue parte de la razón para hacer esta nueva película— que el libro estaba adelantado para su tiempo. Es como si ahora recién lo hubiéramos comprendido; nos ha tomado todos estos años.
En la época en que El Beso de la Mujer Araña fue escrita y llevada al cine, era una obra subversiva, ya que rara vez el público tenía la oportunidad de ver un personaje gay que encarnara un rol protagónico y, aún menos, de un héroe. Entonces, ¿de qué manera crees que tu versión de la historia es subversiva en nuestra época?
Tienes toda la razón, fue subversiva, fue revolucionaria. Fue emocionante para mí, como joven, ver esa película, ver a William Hurt —que estaba en la cima de su carrera, en el punto más alto de su estrellato— asumir ese papel. Todo fue asombroso. Creo que fue tan subversiva como se le permitió ser, pero había elementos que fueron modificados respecto a la novela. Uno de ellos, creo, fue para hacer sentir al público más cómodo en ese entonces: la relación entre los dos hombres tenía un aspecto más transaccional. Así que creo que eso es una de las cosas más subversivas de esta versión, aunque en realidad vuelve a algo que fue escrito hace casi 50 años: que es una verdadera historia de amor. Plantea que, si quitas todas las cosas que nos identifican y despojas a dos personajes de todo, y los colocas en una celda de la que no pueden escapar, donde en cualquier momento podrían morir, se ven obligados a empezar a verse el uno al otro como individuos. Eso los lleva a ir más allá incluso de las cuestiones de identidad sexual, hasta encontrar la bondad y luego el amor entre ellos. Y creo que esa es la idea más subversiva. Creo que, si esa idea realmente tomara una mayor relevancia, los gobiernos podrían caer. Así que pienso que, más que cualquier otra cosa, lo más subversivo es que sea una historia de amor.
¿Sabías algo sobre las dictaduras en América Latina, y en especial de Chile?
Conozco Chile, lo conozco por las películas, debo decirlo, más que nada. Por supuesto, leí más sobre Argentina. Pero creo que es interesante porque Puig nunca señaló un lugar, eso es algo que cambiamos del libro. Como saben, cuando Babenco hizo su película, la ambientó en Brasil, porque tristemente esta historia puede resonar en muchas culturas. La película podría haberse hecho en Uruguay: muchas personas del equipo tenían tíos o primos desaparecidos, así que vivieron su propia versión de esto. Pero lo interesante de la novela es que Puig nunca la sitúa en Argentina. No la sitúa en ningún lugar concreto: simplemente la plantea como una idea de opresión política en Sudamérica.
Creo que para mí siempre hubo esa sensación de que, aunque la hicimos justo en plena temporada electoral, había un sentido de que esto también podría pasar aquí (en Estados Unidos). Así que tenía una cualidad de universalidad. Hice algo de investigación, pero no quise hacerla tan específica. En general, la parte de la prisión en la película sigue teniendo su propio tipo de realidad intensificada.
¿Por qué hacer un musical sobre un tema tan complejo como el encarcelamiento político?
Eso fue idea de Manuel Puig. Cuando John Kander y Fred Ebb, compositor y letrista respectivamente, dijeron “creo que esto sería una buena idea”, fueron a hablar con él. Trabajamos en el musical durante un año, y yo pude hacer una especie de gran excavación arqueológica, leyendo las versiones que él había escrito. Pero a él le encantaba la idea de que fuera un musical. Su primera novela se llamaba La Traición de Rita Hayworth, y precisamente Rita Hayworth fue, más que nada, nuestro modelo para Aurora en esta película. Debo decirte que lo sentí sobre mi hombro como un coautor todo el tiempo; realmente traté de ser fiel a todo lo que le interesaba, y sabía que los musicales eran algo que él amaba.
La estética de la película es extremadamente importante. ¿Podrías contarnos sobre tu inspiración?
Diría que la inspiración… si tuviera que reducirlo a una sola persona, sería Vincent Minnelli. En la forma en que en sus películas —sus musicales, sus melodramas, sus dramas, películas tales que Como un Torrente (Some Came Running)— usaba el color, la cámara, el diseño y, obviamente, la interpretación, todo eso servía para contar una historia que ocurría bajo la superficie. Douglas Sirk es otro gran ejemplo. Pero la expresividad visual es lo que más busco en la parte musical de la película. Aunque también pienso que la parte de la prisión es, en sí misma, un género: intentamos realmente habitar ese mundo tenso y claustrofóbico de Sydney Lumet, de los años 70 y 80. Y me encanta el hecho de que esos dos géneros choquen y luego empiecen a superponerse.
¿Puedes contarnos cómo eliges a tus actores y cómo trabajaste con ellos?
Diego Luna y Jennifer López fueron las primeras opciones. Jennifer, como una de nuestras grandes divas contemporáneas, interpretando a una diosa, una diva. Y Diego, nuevamente, era el Valentín que estaba buscando: un humanista, inteligente, con un corazón abierto. Así es Diego Luna. Luego hubo una gran búsqueda mundial para encontrar al Molina, y fue un proceso largo. Finalmente se hizo evidente que Tonatiuh podía transmitir todos los diferentes niveles emocionales, todo el viaje interno que ese personaje atraviesa.
Si un genio se te apareciera y te dijera “voy a darle a uno de tus personajes el poder de acabar con la guerra o con las injusticias del mundo” ¿a quién elegirías: Molina o Valentín?
Qué gran pregunta. Dios mío… sentimentalmente diría Molina, pero en realidad, Valentín. ¿Por qué? Porque, en primer lugar, lo que amo de Molina es que es un poco de derecha. Es alguien que nunca se ha interesado por la política, así que solo repite lo que ha escuchado por ahí. Obviamente se radicaliza durante la historia, pero creo que la devoción de Valentín por la acción política, y su esfuerzo por entender cómo podría generar un cambio, lo convierten en una persona más valiosa a quien entregarle esas llaves.
Ficha técnica
Título: Kiss of the Spider Woman/ El Beso de la Mujer Araña
Género: Musical
País: Estados Unidos
Año: 2025
Duración: 128 minutos
Director: Bill Condon
Elenco: Diego Luna, Tonatiuh, Jennifer López
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