Por Victoria Bustos Arancibia
La revisión de Edgar Wright de la novela de Stephen King —firmada como Richard Bachman— decide no “rehacer” la The Running Man de 1987, sino que readaptar a la pantalla grande con el material literario como base fundacional de la historia, y no sólo como una inspiración. Así se propone abrazar una realidad menos caricaturesca y más reconociblemente derivada de nuestras tensiones contemporáneas.
Glen Powell interpreta a un héroe distinto al de Arnold Schwarzenegger en los 80s: igual de enojado con las injusticias de la vida pero, por en cambio, aporta una nueva dimensión al personaje, vulnerable, sarcástico y ocasionalmente torpe. Su físico no define al personaje, aquí es más bien un detalle que viene con ser una de las estrellas del cine actual. Su Ben Richards es un hombre que ante las escasas opciones laborales, una esposa sobreexplotada y una bebé crónicamente enferma, toma la oportunidad de participar en un programa que, recordando a Los juegos del hambre (2012-2015), ofrece riquezas a cambio de poner la vida en juego. Wright filma a Powell en perpetuo estado de fricción, con el entorno, con su propia moral, con la cámara, convirtiéndolo en un representante de frustraciones sociales, y no en un arquetipo musculoso.
La cinta se sitúa en una sociedad donde el control total de los medios y la vigilancia omnipresente se esconden en el paisaje urbano: una realidad distópica que ya hemos visto antes. En su retrato se mezclan señales de alarma sobre los vicios de la sociedad y la hiperpolarización de clases, temas que el cine viene representando desde hace décadas, esta vez presentándolos desde una mentalidad actual, incluyendo la cultura del reality show, las élites corporativas, el entretenimiento de vitrinas digitales y avances tecnológicos que permiten la participación remota. Visualmente, y aunque la fotografía y el diseño de producción le vienen perfecto a la trama, el resultado de este universo no es innovador, ni tampoco memorable.
El cineasta evita caer en sermones por gran parte del metraje para entregar un espectáculo atractivo, sumido en el suspenso, hasta que ya no puede evitarlo, y entonces el guion retoma los discursos filosóficos y éticos en forma de diálogo, sin sutilezas, enralentizando el tercer acto y disminuyendo la potencia dramática del final. Cuando este filme decide que quiere hablar es cuando tropieza, en ritmo y entrega, porque la manipulación informativa y la explotación de la miseria son ideas poderosas, el mensaje no es discutible pero sí su forma de manifestarse, demasiado ansioso por transmitir una idea que ya estaba clara desde el primer acto y sólo necesitaba terminar de desplegarse con delicadeza.
Otra falla que se atribuye al guion es su incapacidad de integrar bien al reparto secundario en sacrificio de tanta fidelidad a la novela de King. Mientras que un de personajes de soporte son coloridos e interesantes, la mayoría proyecta trasfondos más grandes de lo que se llega a observar en pantalla, con arcos argumentales apresurados o que se quedan cortos, perdiendo potencial para profundizar en la crítica social que la premisa sugiere.
Sin embargo, donde más destaca el largometraje es su capacidad de mantener la atención de la audiencia de principio a fin, demostrando además el talento de Edgar Wright en las escenas de acción, frenéticas y dinámicas. Se suma una banda sonora que incluye temas de Iggy Pop, Miles Davis, Tom Jones y hasta The Rolling Stones, y una edición ágil.
El sobreviviente de 2025 intenta mantener tanto la rebeldía como el entretenimiento puro, creando una dicotomía sólo posible de parte de un producto que es tanto hollywoodense en estilo y presupuesto, como lo es crítico y extranjero a la maquinaría en su corazón y creación. El juicio sociocultural es efectivo, limitado, aunque como complemento obtenemos un panorama divertidísimo, lleno de ironías y humor. No es la bomba incendiaria antisistema que algunos esperaban, pero sí un blockbuster atípico, con política y adrenalina. Y finalmente, es una película que cumple ampliamente con adaptar otra historia de uno de los autores literarios más prolíficos y estimados del mundo.
Ficha técnica
Título original: “The Running Man”
Dirección: Edgar Wright
Guion: Michael Bacall, Edgar Wright. Novela: Stephen King
Fotografía: Chung Chung-hoon
Montaje: Paul Machliss
Música: Steven Price
Producción: Complete Fiction, Genre Films, Paramount Pictures
Reparto: Glenn Powell, Josh Brolin, Colman Domingo
País: Reino Unido
Año: 2025
Duración: 133 minutos
Género: Acción distópica; Ciencia ficción
Distribuidora: Andes Films Chile
Estreno en salas de cine: 27 de noviembre de 2025
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