Crítica de cine “Misericorde”: Tensión psicosexual

Por Juan Marín

El festival de cine francés inauguró este viernes con Miséricorde, la más reciente película de Alain Guiraudie y una de las obras más celebradas de 2024. Su reconocimiento crítico ha sido notable: figura en numerosos listados de lo mejor del año y fue situada en el primer lugar del ranking de las diez mejores películas de 2024 por la prestigiosa revista Cahiers du Cinéma. Una distinción que le hace justicia pues se trata de una de las propuestas cinematográficas más relevantes de ese año.

La película sigue a Jérémie, quien regresa a su pueblo natal para asistir al funeral de su antiguo jefe en una panadería. Lo que inicialmente parece una visita breve se prolonga cuando decide quedarse unos días en casa de la viuda. Sin embargo, la misteriosa desaparición del hijo del difunto, la presencia de un vecino inquietante y la figura anómala de un sacerdote transforman esta estancia que parecía tranquila en una experiencia progresivamente extraña e incómoda.

Guiraudie ha construido a lo largo de su filmografía un cine capaz de articular el thriller y la comedia negra desde una mirada provocadora y audaz, con una fuerte impronta psicosexual. Ya en L’Inconnu du lac, probablemente su obra más reconocida y la que consolidó su nombre dentro del cine francés contemporáneo, exploraba el deseo de forma explícita y fatal. Miséricorde, en cambio, adopta un tono más austero e irreverente, sin abandonar el minimalismo característico del director. Aquí, el deseo no se manifiesta de forma frontal, sino como una fuerza latente, reprimida, que circula subterráneamente entre los habitantes de un pequeño pueblo. La película se aparta de las convenciones del thriller y evita el erotismo explícito, optando por una exploración mucho más contenida y ambigua.

El entorno rural en el que se desarrolla la historia refuerza una atmósfera fría y otoñal que remite inevitablemente a As bestas de Rodrigo Sorogoyen: un microcosmos aislado donde la llegada de un forastero altera el frágil equilibrio de la comunidad. Asimismo, la película dialoga con Teorema de Pier Paolo Pasolini, en la medida en que la figura del intruso funciona como catalizador del deseo y como agente de disolución de la moral colectiva, aunque en Guiraudie esta operación carece del marco marxista que estructuraba la obra de Pasolini. También pueden encontrarse resonancias con Tom à la ferme de Xavier Dolan: un joven que llega a un pueblo para asistir a un funeral, se instala en la casa de los familiares y se ve envuelto en un entramado de secretos, violencia oculta y deseo homosexual reprimido.

Miséricorde es una película inquietante, deliberadamente confusa y atravesada por un humor sutil y absurdo que nunca se desborda. Su provocación es esencialmente discreta: se siente opresiva, y construye una tensión sexual subyacente que actúa como motor emocional del drama y del misterio. La atracción homoerótica y el deseo impulsivo construyen la trama, mientras que la exploración de la culpa y la búsqueda de redención evocan, aunque de forma distanciada y filtrada por el humor negro, ciertas resonancias de la literatura de Dostoievski.

El guion resulta excepcional, no solo por su tratamiento perverso y angustiante del deseo, sino por la precisión con la que están delineados sus personajes, cada uno aportando una dosis específica de intranquilidad y comicidad. Jérémie, cuya presencia se prolonga en el pueblo y se infiltra en la intimidad de la familia del difunto, es el detonante de los principales conflictos. Martine, la viuda, se presenta como una figura benévola y enigmática. El hijo del difunto, cargado de ira, se opone a la permanencia de Jérémie, convencido de que pretende acostarse con su madre, lo que conduce a un enfrentamiento fatal. Walter, el vecino amenazante, introduce un contrapunto cómico inesperado. Y, por último, el sacerdote del pueblo emerge como el personaje más provocador y memorable: una figura central que se involucra de manera insólita en el conflicto, ofreciendo una coartada a Jérémie a cambio de afecto (romántico o sexual). Su presencia resulta clave en el tono iconoclasta del film, al insinuar la homosexualidad de un representante de la Iglesia y subvertir radicalmente su autoridad moral, destacando una escena particularmente brillante en la que los roles de confesión se invierten.

Desde un tono abiertamente satírico, la película quiebra la moral convencional de la Iglesia católica mediante una irreverencia claramente anticlerical. Guiraudie desacraliza lo religioso al introducir el disparate y la ironía, permitiendo que lo sagrado sea objeto de burla sin caer en la estridencia ni perder el control del relato.

En definitiva, Miséricorde es una tragicomedia que se inscribe entre las mejores películas de 2024. Su elección como filme inaugural del festival resulta especialmente acertada, anticipando una programación de alto nivel que incluye clásicos como La haine (El odio) que cumple 30 años y estrenos como Nouvelle Vague de Richard Linklater, centrada en el rodaje de Sin Aliento de Jean-Luc Godard. Una de las grandes sorpresas de ese año, y una experiencia cinematográfica que confirma la vigencia y audacia del cine de Alain Guiraudie.

Ficha técnica

Título original: Misericordie 

Dirección: Alain Guiraudie 

Guion: Alain Guiraudie

Reparto: Félix Kysyl, Catherine Frot, Jacques Develay, Jean-Baptiste Durand, David Ayala

País: Francia 

Duración: 104 min

Año: 2024 

Vista: Festival de cine francés (Centro Arte Alameda)

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