ANTOFACINE Entrevista a director de “Bestia”, Hugo Covarrubias: “Siempre he pensado que todos tenemos alguna historia para contar”

Por Galia Bogolasky

En Antofacine, entrevistamos al director del cortometraje Bestia, que obtuvo el premio al mejor cortometraje internacional (Junto a Good thanks, you? de la directora Molly Manning).

Inspirada en hechos reales, Bestia se interna en la vida de una agente de la policía secreta en la dictadura militar en Chile. La relación con su perro, su cuerpo, sus miedos y frustraciones, develan una macabra fractura en su mente y un país.

“La película aborda desde una manera arriesgada y muy creativa el horror en nuestra historia política reciente, sumergiéndose en ella de manera muy elaborada desde su factura y materialidad”, dijo el jurado que la premió. Esto fue lo que Hugo Covarrubias nos contó.

¿Cómo surgió la idea del cortometraje Bestia?

Yo venía con la idea de hacer algo un poco más político, con animación siempre, pero podía ser una serie, un cortometraje, andábamos buscando ideas por ahí con la Constanza Wette, que finalmente terminó siendo la directora de arte de Bestia. Queríamos leer algunos libros de algunos personajes oscuros de la historia política reciente de Chile. Al mismo tiempo Martin Erazo nos propuso la idea de hacer una serie basada en algo muy similar. Dijimos: «Estamos con la misma idea con la Coti, así que hagámosla». Yo le dije: «Yo tengo una idea muy similar, así que yo quiero dirigir». Martín me dijo: «Hagámosla, y ahí vemos cómo se van dando las cosas», él también tenía ganas de dirigir.

Pero finalmente, mandamos un proyecto a CORFO para hacer una serie de personajes de la historia política de Chile. Elegimos ciertos personajes y uno de esos personajes era Ingrid Olderock. En el teaser la parte de Ingrid Olderock quedó mucho más desarrollada, le pusimos un poquito más de talento. A mí me resultaba mucho más atractiva esa historia, por sobre otras, porque sus aristas mentales representaban diversas capas de lectura en base a lo que nosotros estábamos buscando, que era reflejar Chile en la historia del mundo de una persona. Encontré que Ingrid representaba eso. Decidimos mandarlo al Fondo Audiovisual unitario como cortometraje, asumiendo como director del corto. Nos adjudicamos el fondo y ahí tuvimos la primera versión, que la escribimos con Martín Erazo. Después de eso yo estaba un poquito inquieto con esta primera versión del guion. Encontraba que le faltaba y ahí decidí darle un vuelco y hablar más de la mente de esta persona y de su mundo interno, de la soledad, la relación con su perro, con su cuerpo, con sus miedos y frustraciones. Todo eso, finalmente termina siendo una radiografía de lo que estaba pasando en Chile en esos momentos, y lo que pasa incluso hasta el día de hoy en base a los derechos humanos. También a la maldad como tal, de dónde viene. Entonces ese giro fue súper importante y ahí apareció la premisa: “Dentro de cada bestia, vive una víctima”. Decidí abordarlo desde ahí, tratar de verla como una persona común y corriente, pero que cometía todas estas atrocidades.

Tú estudiaste diseño gráfico, ¿Cómo llegaste al cine? ¿Cómo fue ese cambio a través de la animación y derivando a las técnicas de stop motion?

Siempre tuve contacto con las cámaras, porque mi papá tenía una cámara de video, desde que éramos muy chicos, con mi hermana teníamos registros familiares. Siempre hubo un gusto por las cámaras y siempre quise estudiar cine y mi familia no me dejó estudiarlo como mi primera carrera, ya que era muy típico en ese tiempo, que te decían: «estúdialo después, primero estudia derecho y después estudia cine», era una tontería.

Entonces hice un bachillerato en Humanidades en la Universidad Andrés Bello y después me metí a estudiar diseño gráfico en el Arcis porque no había caso con las leyes y ese tipo de cosas, pero sí con las letras. En ese tiempo, era muy difícil estudiar cine, porque no había cámaras digitales ni nada, pero si había campo para el diseño gráfico, entonces me metí a estudiar diseño gráfico. Siempre he tenido facilidad para las artes plásticas y me gustó mucho estudiar, sobre todo en el Arcis, que es un poquito más experimental y ahí pude hacer unas primeras pruebas de animación en algunos trabajos. Me empezó a gustar la animación desde ahí. Siempre tuve un vínculo fuerte con el teatro, porque un muy amigo mío del colegio es actor. Empecé a trabajar en teatro, haciendo visuales para teatros, algunas animaciones pequeñas y después conocí a Muriel Miranda, fuimos pareja durante 11 años y creamos una obra que se llama Maleza, que mezcla teatro con animación.

No sabía nada de animación, no sabía ni siquiera cómo se llama esa técnica y empecé a averiguar por internet, comprando libros acerca de cómo se hacía. De forma totalmente autodidacta empecé a meterme en el mundo de la animación. Hicimos esa obra y tuvo mucha visibilidad, le fue muy bien, tuvimos nueve temporadas en Chile, viajamos por el mundo, por Europa y Sudamérica. Mucha gente del mundo del cine y del audiovisual empezó a ir a ver la obra. Un ejemplo muy directo es la Maite Alberdi. La conocimos cuando ella era muy chica, era asistente de la Paola Castillo y la llevó a ver nuestra obra, porque le había gustado y estaba la opción de incluir esas animaciones en alguna serie.

Trabajamos en Planeta Pérez Prado, con Muriel, ella como actriz y yo como director de arte, porque hacía animaciones, pero también le di un empuje visual a la serie. Así me empecé a relacionar con gente. Después trabajé en Zumbástico, porque la Cecilia Toro, que trabajaba con ellos antes, cuando era Solo por las Niñas, fue a ver Maleza, nos contactó y dijo: «ustedes son secos, me pidieron hacer un stop motion y yo no tengo ni idea», y ahí nos empezamos a meter en el mundo audiovisual.

Después de estrenar Maleza, hicimos el Almohadón de plumas, que es una adaptación literaria y después La noche boca arriba, que también es una adaptación literaria. Fueron cortos de estudio, nos sirvió para aprender de la técnica y a adaptar guiones.

Con la compañía Maleza hicimos dos obras en la misma línea, que mezclaban animación con teatro, que es Maleza y Un poco invisible, que es un texto de Andrés Kalawski. Después dirigí el Ogro y el pollo, después dirigí Horacio y los Plasticinas, todo esto con Zumbástico. Después nació Puerto Papel, una idea mía, que después desarrollamos en conjunto con Zumbástico y la codirigí con Álvaro Ceppi. Después de eso vino Bestia, ese es todo el camino.

Cuéntame de la técnica que ocupaste para crear los personajes de Bestia, que es una resina que parece cerámica, ¿Cómo fue ese trabajo?

Nosotros teníamos la idea de ocupar juguetes, que después yo la fui limpiando y nos quedamos solamente con los personajes, que era como una muñeca de porcelana, tratando de imitar la estética de las muñecas alemanas de porcelana. Nos dimos cuenta que si las hacíamos de cerámica, iban a quedar muy pesadas e iban a correr el riesgo de que se quiebren, si se nos caen al suelo, porque uno tiene que estar ocupando los muñecos constantemente, cambiándolos de lugar, los ocupas también para presetear luces. Ese ajetreo era muy riesgoso en cerámica y decidimos hacerlo imitación de cerámica. Fue una búsqueda intensa y llegamos a la conclusión de que podíamos hacerlo de varias resinas. Está hecho de resina poliuretano bañado en resina cristal, lo que genera esa textura como de cerámica y también es más liviano, entonces eso permite una manipulación más eficaz.

La ambientación, el fondo, cada objeto, ¿fueron maquetas?

Nosotros trabajamos a una escala de 1 a 7. Son muñecos de 15 cm, 18 cm, 20 cm, el promedio y muros como de 40 cm o de 30 cm y se trabaja con miniaturas. No suelo decirle maqueta, porque la maqueta es como una pre-estructura de algo, como unas previsualizaciones. Estas son miniaturas, son sets en miniaturas y utilerías miniaturas o props. Todo fue hecho con acabado de cartón y con algunos elementos con cierta estructura. Por ejemplo, los muros son de madera forrados con cartón y elegimos puros cartones que sean opacos. Principalmente el cartón piedra, cartón madera, distintos tipos de cartones reciclados también y por el lado más texturado. Si algunos cartones no tenían mucha textura, les sacábamos una capa para que llegara a ese pelito, que es propio del cartón, también hay algunas cosas de papel, pero prima el cartón. Ese tipo de cartón opaco, genera un contraste con la forma y estética de los muñecos, que tienen estas caras brillantes, entonces quisimos generar ese contraste, para que resaltará mucho más la cara de los personajes. También para retratar un poco lo opaco y lo gris que es, en el fondo, Chile y qué era en esos tiempos. Las utilerías son todas hechas de cartón.

¿Cuánto tiempo tardó todo el proceso?

Desde que empezamos con la preproducción del cortometraje, una vez adjudicado el fondo, nos demoramos como 3 años y medio. Partimos el 2018 y terminamos este año. En realidad, yo creo nos deberíamos haber demorado dos años, pero ahí el estallido social hizo que se retrasaran las cosas e hizo que se me juntara con otro proyecto. Yo hice la dirección de arte de Zander, de la productora Tres Tercios. Yo hice la dirección de arte, con Kike Ortega, que es el director. Esta es su primera serie, entonces yo hice su dirección de arte. Se juntó con ese proyecto, después vino la pandemia y finalmente nos demoramos tres años, el cortometraje lo terminé a principios de año, como en marzo o febrero el rodaje, los últimos planos y la post producción se hizo en abril-mayo.

Cuéntame sobre las temáticas que aborda la película, sobre la historia de Ingrid Olderock y los CNI. ¿Cómo crearon estos personajes y qué temáticas quisiste enfatizar en el cortometraje?

Lo que me llamó la atención de este personaje Íngrid Olderöck que es una mujer encargada de adiestrar personas y perros, para cometer tortura, en un sistema muy patriarcal y machista, en donde ella también tenía una inclinación sexual, que no era aceptada en ese tiempo. Toda esa mezcla de cosas hizo que finalmente uno pudiera mostrar muchos rasgos de una sociedad completa. También todo este conjunto de cosas que la definen como persona, la hacían una persona súper sola, entonces esa rutina diaria, irla repitiendo todos los días, esa monotonía, finalmente igual termina volviendo loca a una persona. Sin defenderla, obviamente, uno trata de quedarse al lado de ella, a ver cómo es en el día a día. Esa fue una decisión importante, tratar de abordar esta historia desde otro lado y no de un lado tan biográfico, sino que tratar de abordarla desde un lado más psicológico.

Después de eso, es algo muy siniestro, muy terrorífico todo lo que uno puede descubrir en la vida de ella, las entrevistas que se le hicieron. Ella deja entrever muchas cosas, muchos desequilibrios mentales que finalmente terminan siendo los desequilibrios mentales de todo un Gobierno, de todo un aparato represivo, representados en una mujer que la ocupan como objeto para no cometer estos delitos ellos mismos. Tienen estas bestias que perpetúen estos actos. Es muy difícil que una persona, sometida a todo ese nivel de presión, termine bien de la cabeza, sería muy extraño. Algo mal debe haber en esa cabeza. Eso es lo que busca el cortometraje, lo que busco es tratar de meterme dentro de esa cabeza para tratar de entender de dónde viene este mal. Este cortometraje es como si fuera un pequeño ensayo acerca de la maldad y no tanto una biografía de ella. Hay momentos en los que me basé en la realidad, y hay sucesos que realmente ocurrieron. Hay elementos de la realidad que están en el cortometraje, pero hay otros elementos que son ficción, que son todas las imágenes mentales. No tenemos cómo saber cómo ella soñaba o cómo se frustraba. A mí me interesaba mostrar su reacción frente a ciertas frustraciones. Por ejemplo, cuando la cambian de trabajo, ella se frustra mucho y siente que todo se desmorona, pero después perfectamente puede continuar con su vida, pero esa vida ya está fracturada.

¿Cómo fue el proceso de investigación? ¿Recogieron material de los archivos públicos?

Hay de todo un poco. Hay cosas públicas, hay investigaciones y notas de prensa que hablan de la Venda Sexy, que hablan de quién es Ingrid Olderöck. Después me compré el libro de Nancy Guzmán, que es el más completo, que contextualiza muy bien acerca de lo que pasó en dictadura y de lo que estaba pasando durante los años en que ella trabajó en la DINA. Están las entrevistas que ella le hizo a Ingrid Olderöck, la podemos leer a ella hablando y la forma en que hablaba devela una mente totalmente desquiciada y muy perseguida, tenía delirios de persecución, mucha paranoia.

También leí Los malos, un relato de Alejandra Matus, que está dentro del libro Los malos, donde hay malos de toda Latinoamérica. Además, algunas entrevistas a algunos torturados o a personas que pasaron por la Venda Sexy y otros centros de tortura, a quienes preguntamos ciertas cosas, que tienen que ver más con la atmósfera. Por ejemplo; qué hacían como para poder ver a través de las vendas que les ponían en los ojos. Ese tipo de cosas nos ayudaban también a representar ciertos momentos de la película.

¿Qué festivales han recorrido y qué premios han ganado?

Este cortometraje se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Animación de Annecy en Francia. Tuvo una muy buena recepción, se me acercó una casa distribuidora, que es Miyu, una distribuidora francesa, les interesó el cortometraje y quisieron distribuirlo, antes de estrenar en Annecy, porque ellos ven los cortometrajes antes de que se estrenen obviamente. Una vez que quedamos seleccionados, ya se lo empiezan a mostrar a distribuidoras y a canales de televisión. También se nos acercó también el Canal Arte de Francia, que es francoalemana y nos compró el corto antes de que se estrenara. Ya teníamos casa distribuidora, de hecho, la mejor distribuidora de animación de Europa. Después de eso estrenamos, tuvo una muy buena recepción del público, nos vio mucha gente, nos ofrecieron otras distribuidoras, pero nosotros ya teníamos. Nos ganamos un premio, que es el premio Festival Connection, que es el premio de la red de festivales de Francia. Eso nos permitió entrar en un circuito de festivales en Francia.

Después de eso estrenamos en Chilemonos, donde ganamos también «Mejor corto» y eso nos dejó en carrera al Oscar. Después ganamos Stop Motion out feast en Buenos Aires, ganamos Imaginaria en Italia, Anima Latina, Anima Córdoba en Argentina. En Argentina nos ha ido muy bien. Ganamos una también en Big Bang también en Buenos Aires, ganamos un premio en Corea, en un festival bien importante en Corea, ganamos el primer premio también. Ganó «Mejor cortometraje» en Guadalajara y ayer ganamos un festival en Madrid. En Chile, ganamos en Viña, en PoloSur y en Antofacine.

¿Cómo ves esta carrera por el Óscar? Ahora está en la etapa de primera preselección y después viene el shortlist.

Es súper incierto, porque todos sabemos que los Óscar es un premio a la producción cinematográfica, entonces son productos mucho más digeribles. En la animación siempre son cortometrajes que son más familiares, más accesibles y digeribles por todo tipo de gente. Bestia no es el corto que represente todas esas características que requieren los Óscar. Estoy súper consciente de eso porque es un corto bien crudo, bien duro, es sórdido, tiene imágenes chocantes. Es difícil que a lo mejor pueda ganar el Oscar. Pero sí a lo mejor podría tener posibilidad de quedar en la shortlist y también lo digo por un tema de la visibilidad que ha tenido el corto. Ayer me llamaron las chicas del Festival de Madrid y ellas están súper bien conscientes de los premios que se ha ganado Bestia y me dijeron: «La están rompiendo en Europa». Eso es un buen indicio, que ojalá podamos llegar a la shortlist, no es suficiente, pero ya se generaría harta visibilidad para el cortometraje.

Nos queda por lo menos un año más de recorrido en festivales. Creo que sería bueno que cortos como este, pudieran llegar a la selección oficial de los Óscar o ganar los Óscar, porque son cortos que son súper necesarios, no son cortos que te van a dejar con alguna cuota de esperanza, sino todo lo contrario. Creo también es bueno visitar esos lugares, que se valore también. En términos de visibilidad también creo que es súper importante.

¿Qué proyectos tienes a futuro?

Tenemos ganas de retomar la idea de hacer esta serie, pero a lo mejor puede que sea una serie de cortos, que a lo mejor pueden ser cuatro que conformen una línea. Es difícil que tengan el nivel de acabado que tiene Bestia, porque nos demoramos mucho tiempo, entonces tendríamos que trabajar por unidades. Estamos tratando de levantar fondos para realizar algunos cortometrajes de otros personajes, guiados a mundos de la oscuridad del lado sociopolítico de Chile, estas subtramas de la oscuridad política chilena. También tengo la idea de hacer un largometraje, estoy en ideas iniciales de guion, una escaleta. Es un largo un poquito más autobiográfico, pero también tiene componentes políticos y sociales, porque es una especie de viaje por el tiempo de un niño de una familia de clase media, con inclinaciones políticas de derecha, donde tiene que armar su camino y tratar de entender el mundo de la forma más «correcta». Se va encontrando con ciertas cosas, que le van truncando deseos que tenía, de conocer algunas personas, que no pudo conocerlas por su inclinación sexual y está basado en cosas que me pasaron. Por ejemplo, la muerte de un tío que era travesti, como se decía en ese tiempo, se murió de SIDA y yo no lo pude conocer, lo habré visto cinco veces, pero mi papá lo negaba un poco, igual lo invitaba a veces, pero le daba vergüenza. Mi papá nos hablaba de él, pero tampoco lo veíamos mucho, entonces la sociedad completa lo tenía vetado. Él también se autoexiliaba diariamente, porque la sociedad era así y sigue siendo así. Quiero hablar de cuando yo empecé a tener una visión política más de izquierda, estando en una familia de derecha, cuando me doy cuenta de que los malos son estos otros. La muerte de mi papá, que fue muy importante. Hay una serie de sucesos que han ocurrido en mi familia, que me parecen muy interesantes como para retratar una realidad. Yo siempre he pensado que todos tenemos alguna historia para contar. Si todos nosotros hiciéramos algo autobiográfico, contaríamos algo del país, creo que puede ser el momento en que me toque a mí.

¿Cómo enfrentó tu familia ver el cortometraje Bestia?

Mi mamá sigue siendo derecha, mi papá está muerto. Ella no es de derecha extrema. Lo vio y dijo que le había gustado, porque yo había abordado el tema desde un lado que no era panfletario. A veces uno tiene que escuchar igual al contendor, y decir: «sí, en realidad, creo que hay otras formas de tratar ciertos temas sin ser panfletario y sin caer en una ideología partidista o sesgada, solamente por seguir una masa». Es tratar de entender ciertos temas, como si uno fuera una persona común y corriente que no tiene ninguna inclinación política.

Considero que eso se notó en el corto, habla de una persona que está muy mal y de una mente que está muy mal, pero tampoco hay un texto, un diálogo que incite a la generación de odio. Te deja planteado un tema, y a mi mamá le gustó, porque lo encontró distinto al cine político, que a ella le carga. Tiene que ver con muchos factores, tiene que ver con la estética, tiene que ver con el cuidado de las escenas, con el cuidado del guion. Creo que perfectamente una persona de derecha podría verlo y entender que lo que se estaba haciendo en esos tiempos, no tenía ninguna justificación. El cortometraje es como un caballito de Troya, entra por la visualidad y después te empieza a mostrar una pesadilla súper oscura, que termina siendo muy real, ahí ya te atrapó el corto y no te soltó. Te puedes hacer una idea después, pero no hay indicios directos que te pateen y que te echen de ver el corto, sino que te vas involucrando de a poco y es como una forma más sutil  de entrar a ciertas cabecitas.

Título: Bestia

Director: Hugo Covarrubias

Productor Ejecutivo: Trébol 3 – Tevo Díaz

Idea Original y Guion: Martín Erazo, Hugo Covarrubias

Diseño de Producción: Hugo Covarrubias

Directora de arte: Constanza Wette

Producción: Cecilia Toro

Animación: Hugo Covarrubias, Matías Delgado

Director de Fotografía: Hugo Covarrubias

Asistente de Dirección:  Zyanya Salcedo, Cecilia Toro

Edición:  Hugo Covarrubias

Postproducción: Diluvio, Cristóbal León, Niles Atallah

Diseño de Sonido: SONAMOS, Roberto Espinoza, Roberto Zúñiga, Pablo Bahamondez

Distribución: Miyu Distribution, Luce Grosjean

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