ANTOFACINE Entrevista a directora de Antofacine, Francisca Fonseca: “Los festivales son encuentros y este año ocurrió una magia”

Por Galia Bogolasky

Entrevistamos a la directora de Antofacine, quien hace un repaso de lo que fue esta décima versión del festival internacional de cine de Antofagasta, que se realizó de manera, híbrida, tanto online como presencial.

El Festival ofreció una excelente cartelera de películas y programas de actividades educativas en espacios emblemáticos de Antofagasta y comunas de la región.

Hubo una selección oficial de filmes con cuatro categorías en competencia y cineforos con directoras/es chilenos.

El alcance que ha conseguido Antofacine en los últimos 10 años lo han convertido en un excelente panorama por la variedad de culturas y temáticas que reflejan los filmes que forman parte de la selección oficial del festival organizado y producido por Centro Artístico y Cultural Retornable y presentado por Escondida | BHP a través de la Ley de Donaciones Culturales del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.

Esto fue lo que nos contó su directora.

¿Cómo evalúas esta décima versión de Antofacine?

Terminamos el 29 de noviembre con la última exhibición, que justamente es la conmemoración de cine chileno y vamos a terminar en la plaza de San Pedro de Atacama. Ahí esperamos que vaya público, son comunas que solemos visitar y siempre después del festival, o durante el festival, para llevar extensiones. En este caso seguimos con la película de Jorge Donoso, Parío y criado. Vamos a mostrar dos cortometrajes que, junto a la red de sala, es Los Huesos y Bestia. Va a ser presencial y ese día lunes. Todo lo que ocurrió en Antofagasta, estamos super felices, contentos/as por habernos atrevido a hacer esta versión híbrida, semipresencial, ya que nos dimos cuenta de que efectivamente los cines son espacios seguros. La gente fue con todos los protocolos que debíamos seguir por los espacios. Se notó que aún estamos en pandemia porque, a pesar de haber tenido maravillosas películas, tampoco pudimos llenar sala. Pero está bien, de todas formas. También sentimos la diferencia con otros años normales, el tema con las instituciones educacionales. También, por estar con esta no presencialidad, tampoco podían exigirles a los alumnos a hacer trabajos para acercarse a las salas, cosa que otros años sí ha ocurrido. Tenemos convenio con Periodismo de la Universidad Católica del Norte. Años anteriores, hacen crítica de las obras, les hacemos talleres de crítica de cine previo, durante el festival y posteriormente se publican en nuestra web las mejores notas. Con otras carreras de las universidades de acá y de los institutos que hemos identificado que son nuestros potenciales públicos de industria, por así decirlo, ya que no tenemos escuelas de cine, lo más cercano son escuelas de diseño, diseño gráfico, que solemos hacer el match con talleres de animación; arquitectura con nuevos lenguajes y música, artes escénicas. También solemos traer actividades para gente de la región y de la ciudad, ya que otros años nos desgatábamos con miles de actividades físicas para cineastas de industria. Está todo incipiente aún.

¿Cómo fue para ti organizar esta versión, y tener esta instancia de acercamiento del cine chileno a las audiencias de Antofagasta, del norte de Chile? ¿Cómo has visto la evolución y el acercamiento de este tipo de instancias a las audiencias?

Yo creo que falta todavía, es un trabajo lento, de hormiguita y por eso es importante realizar, durante todo el año actividades, no solamente durante el festival, para ir formando audiencias. El cine chileno, en regiones, no es lo mismo que pasa en Santiago. Sabemos que la Cineteca Nacional suele programar cine chileno, hace muchos años, y allá el público entiende que hay un cine chileno, no solamente político, sino también de género y cada vez más, no hegemónico, un cine más real, más cercano. También un cine más arriesgado, con otros lenguajes, con otras narrativas, sobre todo en no ficción. Solemos irnos asombrando también de estos nuevos estilos de los cineastas chilenos y chilenas. Notamos que, de a poco, se está valorando más el cine chileno, pero no ayuda tener salas comerciales que no se programan. Según los estudios del MINCAP, Antofagasta es una de las regiones que consume más cine. ¿Qué tipo de cine? ¿Qué oferta hay? Porque no hay espacios de exhibición. Nosotros estamos hace poco con este Cineclub Retornable, somos parte de la red de salas de cine de Chile, pero está ahora cerrada. La tenemos en remodelación. Por la pandemia, tuvimos que parar todo. Esperamos en marzo retomar y continuar con este trabajo de acercamiento del cine chileno a las audiencias de Antofagasta. También ocurre que nuestras ciudades, nuestros territorios, son diferentes a otros lugares de Chile. A pesar de que las actividades sean gratuitas, tampoco es que se consuma tanta cultura y tanto arte. Eso es algo extraño, pero es tan extraño como lo que está pasando con las elecciones. El candidato que ganó acá, presidencial, no sabemos de dónde salió y cómo hizo campaña. Es algo muy extraño y que también nos pasa con los públicos.

Te quería preguntar sobre las películas que ganaron. Son películas que han estado sonando en distintos festivales, que ya han estado ganando premios. Por ejemplo, El cielo está rojo o Bestia ¿Cómo ves tú el resultado de elección de los jurados en esta instancia?

La verdad es que me encantó. No dejan de asombrarme los jurados todos los años. Elegimos con mucho cariño personalidades de distintas áreas, desde la docencia, la crítica, la realización, otras áreas de la cadena audiovisual. En Competencia Internacional, super felices por las películas que ganaron. Por un lado, la película peruana, Mujer de soldado, que visibiliza, lamentablemente, una violencia de género que ha ocurrido en los pueblos originarios de nuestros países, la impunidad de esta violencia y abusos contra la mujer. Fue una película que pensamos que quizás no iba a causar tanta sensación o que no iba a gustar tanto, de las narrativas más tradcionales, sin embargo, ganó junto a una película argentina, Una escuela en Cerro Hueso, que es una película de ficción. Habla sobre el autismo, que es un tema que nos interesa como festival y como sociedad aportar a través del cine a naturalizar la diversidad funcional o la discapacidad. Son películas que nos dejan super felices que hayan ganado en la Competencia Internacional. Como me dijo Ignacio Agüero: «No tiene que ver con los temas, tiene que ver con las formas de narrar». Tiene que ver con un montón de elementos que tomaron en cuenta los jurados. También el tema de las películas de cortometrajes, con Bestia o una película de Reino Unido que habla sobre el abuso hacia las mujeres que también hizo match con el jurado joven. El jurado oficial, con el jurado joven, votaron casi igual, nos llamó mucho la atención. Todas las películas eran muy buenas y de distintos temas. Nuevos lenguajes es una categoría que siempre nos gusta programar. Sabemos que es super arriesgada, ya que en Chile no se conoce mucho o no hay muchos circuitos donde ver este tipo de películas. Tuvimos a un montón de autores muy maravillosos, que admiramos y seguimos hace años. Tener de jurado a María Cañas desde España, a Ricardo Greene. A todos los que estuvieron este año, creo que fueron muy acertados los ganadores. En Competencia Nacional, El cielo está rojo es una película que habla de una forma muy inteligente sobre una realidad y un abandono del estado que aún vivimos hace muchos años.

¿Cuál crees que fue el mayor desafío del festival este año?

Invitar a las personas que fueran a la sala, eso es un desafío todos los años. Además, el financiamiento, convencer a nuestros gobiernos regionales, a nuestras autoridades lo importante de la salud mental y que las artes y el cine son fundamentales que no desaparezcan. Somos personas que trabajamos todo el año, somos trabajadores de las artes y la cultura, no somos artistas. Ha costado, son dos años muy complejos para mantener los equipos, mantener sus honorarios como corresponde. No es nuevo, pero es un poco más complejo ahora en pandemia. El otro desafío fue el tema de circulación de las obras, por el cobro de los derechos de exhibición. Varios festivales, que no somos los tradicionales, en el sentido de que llevamos menos años, no pagamos derechos de exhibición cuando están en competencia. Ahora, postpandemia, sí nos pedían pago de fee, porque sus películas estuvieron paradas y los festivales vienen a cubrir una parte de eso económico, que de alguna forma tienen que tener retribución de sus inversiones. Eso fue complejo, la negociación con las películas. No somos FicValdivia y otros festivales que sí pueden recursos como ellos. También convencer algunas películas que sí deberían estar virtual, a pesar de que estuvieran presencial, ya que es una oportunidad de Chile, en este caso, de poder ver o rever películas que no alcanzaron en otra oportunidad o que ya se circularon por otros festivales este año.

Te quería preguntar sobre este formato híbrido de las películas que estuvieron online ¿Cómo fue el acceso a las películas online?  ¿Crees que poder acceder a festivales a través de estas plataformas, democratiza más el festival, lo hace llegar a otros territorios?

Descentralizamos, por así decirlo. Porque tuvimos estrenos nacionales que pasaron solo por aquí, otros latinoamericanos y de la zona norte. Sin embargo, la virtualidad no fue como nosotros pensábamos. Pero eso ya lo veíamos venir, porque el año pasado teníamos muchas expectativas, pero, por el tema de la pandemia, nos hemos dado cuenta de que ha así el consumo virtual. Tiene que ver con desconfinamiento, confinamiento, con las fases que hemos vivido, tiene que ver con la saturación de los contenidos online, con el cansancio de los seres humanos de estar frente a una pantalla, es algo antinatural. Siento que llegamos a otros lugares, pero también nos preparamos de que no fuera tan bien como hubiésemos querido. Teníamos como 200 tickets por película, algunas 50. Cada vez hemos ido bajando, el año pasado teníamos creo que 300 por película, una barbaridad, porque si son casi 80 películas es bastante ambicioso pensar que 300 tickets se puedan ver en tan pocos días, porque finalmente el festival duró cuatro días. Siempre es un desafío. Lo interesante es que estas plataformas te dicen de dónde son, de qué lugar de Chile y ahí en esos análisis pudimos ver gente del sur y de otras comunas de la región pudieron disfrutar también del festival.

¿Qué se viene a futuro? Ya están pensando en lo que se viene para el 2022, ustedes trabajan todo el año en el festival ¿Cómo se empieza a armar la próxima versión?

La próxima versión comenzamos en enero y febrero, marzo más fuerte. Porque ahí viene todos los procesos de postproducción, el cierre de proyectos y de rendiciones. Lanzamos en marzo las bases y continuamos con las cuatro categorías que tenemos. Yo pienso y deseo que sea casi todo presencial. Algunas actividades formativas funcionan de manera virtual. Hay masterclass que son necesarias que uno no puede traer a alguien desde otro lugar y sí puedes llegar a sus conocimientos. Vamos a tener que ir evaluando cómo viene el próximo año, pero estamos con las pilas super cargadas para la edición XI. Será en noviembre y casi todo más presencial y esperamos que las salas estén operativas.

Quiero gradecer a toda la gente que pudo acceder a las películas, como ustedes, que nos están apoyando. No estamos al lado de Santiago y, sin embargo, tomaron un avión, vinieron, compartieron con nosotros y eso es maravilloso. Los festivales son encuentros y este año ocurrió una magia. Así que solo agradecer a todos y todas.

 

 

 

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